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El lobby

Los dueños van por todo antes de que sea demasiado tarde

Se avizora una renta extraordinaria que el Presidente avisó que blindará de cualquier intento de gravarla para repartir los sacrificios que impone la crisis.

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La semana de fiesta que vivieron los mercados expuso al nuevo bloque de poder económico que respalda a Javier Milei, beneficiario de la masiva transferencia de recursos que les retacea a universidades y jubilados. La disparada de acciones y bonos de la deuda se produjo ante la evidencia de que el Gobierno está dispuesto a pagarles a los acreedores a cualquier costo. Pero más allá del síntoma, con una montaña de vencimientos por U$S20.000 millones en el horizonte inmediato y un riesgo país todavía demasiado alto como para pensar en refinanciarlos, lo que sostiene la pax cambiaria es la expectativa de un ingreso masivo de dólares por exportaciones de materias primas en los próximos años y una contracción inédita en los ingresos populares, en un mercado interno deprimido que dejó de consumir y de invertir pero al cual se le puede seguir sacando el jugo de distintas formas, de la mano de nuevas tecnologías y viejas prácticas oligopólicas.   

Es una economía empantanada donde brillan tres sectores que, por diferentes razones, se autonomizaron de la dinámica recesiva e incrementaron sus tasas de ganancia: el sistema financiero (beneficiado por las políticas de esterilización monetaria y de tasas de interés), las empresas hidrocarburíferas (favorecidas por el aumento del precio interno de los combustibles y por el incremento de los saldos exportables) y ciertas firmas asociadas al consumo interno en sectores de alta concentración, que tuvieron espaldas suficientemente anchas como para gestionar a su favor la dinámica inflacionaria. Lo muestran nítidamente los balances que vienen presentando en las últimas semanas las compañías líderes de esos tres nichos ante la Comisión Nacional de Valores (CNV). 

También hay casos puntuales que descollan y que explican comportamientos extravagantes, como la violenta verborragia de Marcos Galperín en redes sociales y su fervor mileísta. No es solo el crecimiento sostenido del e-commerce y de los pagos online que lo llevó a vender un récord de 20 millones de productos en agosto mientras el comercio físico minorista se hundía en una debacle sin precedentes ni recuperación a la vista. El gran salto adelante que pegaron durante la pandemia MercadoLibre y todas sus vinculadas puede quedar chiquito al lado del zarpazo que prepara para 2025, gracias al negocio de los pagos con QR en el transporte público y -si consigue imponer su lobby- también de jubilaciones y salarios. 

Los magnates del petróleo y el gas, mucho más discretos que Galperín, también acarician un 2025 venturoso: se preparan para el primer año comercialmente superavitario de la “nueva pampa húmeda” enterrada bajo Neuquén, en la roca de Vaca Muerta, y ya saborean ingresos récord que se inflan al calor de la guerra de Medio Oriente. El crudo Brent, después de los bombardeos de Irán y mientras el mundo aguarda por la respuesta israelí, quedó un 10% más caro que en la meseta de fines de septiembre. Las conversaciones entre las petroleras y el Ministerio de Economía para trasladar esa suba al público ya comenzaron. 

Es una renta extraordinaria que el Presidente avisó que va a blindar ante cualquier intento futuro de gravarla para repartir mejor los sacrificios que impone la crisis. Y que ya empezó a visualizarse en los balances del sector al calor del reseteo mileísta de la economía. El resultado neto de YPF en términos reales, por ejemplo, duplicó entre enero y junio de este año el del mismo lapso del año pasado. Las privadas grandes también ganaron más: Pampa (Mindlin) incrementó su ganancia de 257.203 a 312.937 millones de pesos (a precios de julio) y PAE (Bulgheroni) de 252.852 a 354.925 millones. La que sobresalió fue Tecpetrol, de Paolo Rocca, cuya ganancia semestral saltó de 39.212 en la primera mitad de 2023 a 206.896 millones de pesos en la primera mitad de este año. 

Cobrarle al futuro

Nada está exento de conflictos. La pelea por las más jugosas rentas del futuro tuvo su ring en un evento que reunió a todos los actores del mundo fintech, el martes, en Vicente López, organizado por la revista “Nuevo Dinero” por su décimo aniversario. La vicepresidente senior de MercadoPago, Paula Arregui, dijo que el holding de Galperín se prepara para “un 2025 divertido e intenso” y fijó sus metas: “Estamos esperando hacer con las jubilaciones lo mismo que ya hacemos con los planes sociales. Y está el gran tema de los sueldos, donde hicimos una primera aproximación en diciembre de 2023 y después quedó ahí por una cuestión de lobby”. 

Este año, gracias a un convenio que databa de 2019 pero que el Frente de Todos luego demoró, MercadoPago empezó a ejercer como boca de cobro de programas de asistencia social. Arrancó con 24.000 beneficiarios en abril, pero el mes pasado ya liquidó 320.000 planes Potenciar, AUH y otras prestaciones. “Es tal el placer de cortarles el curro a los gerentes cooperativistas de la pobreza y los piquetes que lo hacemos gratis”, tuiteó Galperín ante los primeros cuestionamientos que enfrentó. Más allá de que no cobra comisiones por el pago de las asignaciones, su negocio son los ‘casos de uso’ que se generan a partir del pago. Sobre todo la posibilidad de prestarles dinero a esos beneficiarios a tasas de interés altísimas. 

El lobby al que apuntó Arregui es el de la Asociación de Bancos de la Argentina (ADEBA), que agrupa a la banca local, con la cual Galperín libra una batalla en todos los frentes. Los bancos consiguieron frenar la desregulación que inicialmente intentó Milei mediante el DNU 70/23 para habilitar el pago de sueldos y jubilaciones vía billeteras virtuales. Argumentaron que podían dispararse los casos de fraude, algo que la propia Arregui admitió el martes que “se está tornando un poco fuera de control” en el ecosistema digital. Pero la ejecutiva de MercadoPago también acusó abiertamente a los bancos de impedir el libre flujo de dinero de unas cuentas a las otras. “Hacen lo que pueden para entorpecer el flujo de dinero hacia las cuentas remuneradas porque saben que la gente quiere que la remuneren”, señaló. Un dato estructural que confirman todas las encuestas y que la banca tradicional todavía no supo organizarse para contrarrestar.

El negocio de los boletos también promete polémica. El director del Banco Central encargado del tema, Pedro Inchauspe, anticipó en ese mismo evento el martes que para fin de año se van a poner en marcha sistemas piloto en Rafaela y Río Cuarto, que van a permitir el pago del boleto con el celular, tanto con tecnología NFC (que hoy ya opera SUBE digital) como con QR, más masivamente utilizada. “Nación Servicios va a seguir como operador de transporte y el adquirente va a ser el Banco Nación”, precisó Inchauspe. Y detalló que las nuevas terminales de cobro en los 30.000 ómnibus que van a tener que renovarlas “las va a instalar el sector privado” por “un acuerdo entre la industria y los actores involucrados”. 

Los competidores de MercadoPago, sin embargo, advierten que el Gobierno porteño también inclina la cancha a su favor. En NaranjaX, que utilizan más de 7 millones de personas todos los meses y que pulsea de igual a igual con MercadoPago en las ciudades más pobladas del interior, subrayan que por un convenio que ya firmó SBASE con la compañía de Galperín, los protocolos informáticos del subte no están abiertos como para que cualquiera desarrolle su propio sistema de pago con QR. La “adquirente” para los pagos con QR va a ser MercadoPago, mientras OpenPass y PayWay lo serán para los pagos con tarjeta. Parece algo menor pero no lo es. Si una billetera sirve para pagar el colectivo pero no el subte, obviamente, pierde atractivo. Eso promete darle otra vez -artificialmente- la ventaja del innovador a MercadoPago, en un negocio en el que adelantarse apenas un par de meses puede cambiar la ecuación. 

Son discusiones clave, como mostró la pulseada entre Brasil y Twitter, donde el Supremo Tribunal Federal (STF) terminó por imponer sus condiciones al magnate Elon Musk. También tiñen la campaña estadounidense. Ahí, tal como destaca esta semana una crónica en The New Yorker, el “criptopower” y las Fintech están invirtiendo millones de dólares para influir sobre las campañas de demócratas y republicanos por igual. 

Sin fondo

La economía real, mientras tanto, sigue hundida en un espiral descendente. La recaudación fiscal hasta septiembre refleja una caída sin fin, en línea con la recesión económica, la caída de los salarios y la pérdida de empleo. Hasta ese mes, el impuesto PAIS y los derechos de exportación habían mitigado parcialmente la disminución de los recursos fiscales. Ahora los compensan las moratorias y regularizaciones impulsadas por el reciente paquete fiscal. Lo destaca el IPyPP de Claudio Lozano: “La caída del 3,9% interanual en la recaudación tributaria oculta una disminución real del 12% al excluir el impacto de la nueva ley, que ha generado un adelanto de ingresos o una entrada extraordinaria de fondos que no se mantendrá en el tiempo”. 

¿Por qué se mantiene igual la pax cambiaria? ¿Es solo por el efecto del blanqueo de capitales, de tal magnitud que llegó a disparar una devaluación del peso uruguayo por los fondos que se repatriaron desde la vecina orilla atraídos por lo ventajoso de sus condiciones? ¿Por qué el mercado “empieza a verla”, como dice el último informe de la consultora 1816? Hay un combo de razones. Influye la expectativa de ese flujo futuro de dólares pero también la certeza de que el Fondo Monetario va a apoyar a Milei, gane quien gane el 5 de noviembre en Estados Unidos. La rebaja de los sobrecargos que decidió el Directorio el viernes, pensada para aliviar la carga sobre Ucrania y colaborar con sus esfuerzos bélicos contra Rusia, fue solo el principio. 

¿Llegará dinero fresco? Todo sugiere que algo habrá. Washington sigue viendo al Presidente como una terminal amigable en el contexto regional hostil de los Lula, los Boric, los Petro y los Arce. El segundo ciclo progresista latinoamericano también exhibió esta semana sus debilidades: el colombiano Petro denunció un golpe de estado en su contra, Evo Morales rompió definitivamente con Luis Arce y Lula perdió en las elecciones municipales de medio término, aun cuando Jair Bolsonaro tampoco ganó. 

La situación presagia una puja cada vez más dura entre estados y corporaciones en toda América latina. El nuevo bloque dominante argentino ya se pertrechó y no oculta su apuesta por Milei. La novedad es cómo empezaron a secundarlo otros actores que procuran proteger su capital político y pecuniario, como sindicalistas y gobernadores. Aun cuando todavía no se haya dirimido cuánto le tocará a cada uno de la riqueza que pueda generar en ciertos nichos un modelo que empobrece a la mayoría. Aun cuando no se sepa cuánto puede durar la estabilidad, precaria, que festejan los mercados como si no hubiera un mañana. 

 

AB/DTC

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