Relaciones con China e India

Una parte de América Latina se defiende de Trump: más comercio interno y nuevos horizontes de exportación

Bernardo Gutiérrez

Río de Janeiro —

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El tarifazo del gobierno de Estados Unidos empieza a volverse en su contra. El pasado 28 de abril, un influencer chino publicó un video mostrando navíos brasileños descargando soja en el puerto de Ningbo-Zhoushan, próximo a Hangzhou y Shangai. “Después de que China redujera las compras de Estados Unidos, navíos con soja brasileña están apareciendo uno detrás del otro”, afirmó en la plataforma Weibo. Tras el revuelo, Chao Chenxin, vice-director de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma del gobierno de China, se vio obligado a dar una conferencia de prensa para confirmar que la soja brasileña estaba sustituyendo a la estadounidense, tal como recoge un artículo de la Cámara de Comercio de Desarrollo Internacional Brasil-China. “Incluso sin la adquisición de cereales y de granos oleaginosos de Estados Unidos, el suministro doméstico continuará estable”, declaró Chao Chenxin.

El pasado mes de abril llegaron al puerto de Ningbo-Zhoushan 700.000 toneladas de soja brasileña, un 32% más que en el mismo mes de 2024. Mientras tanto, las exportaciones estadounidenses a China se desploman. La segunda semana de abril China compró 72.800 toneladas de soja a Estados Unidos, mientras que en la tercera semana apenas fueron 1.800, según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos. La previsión de importación de granos por parte de China desde abril hasta finales de junio representa un récord histórico, según Bloomberg: treinta millones de toneladas, provenientes principalmente de Brasil, Argentina y Uruguay.

Las alarmas estallaron en el interior de EE.UU. Los agricultores estadounidenses empiezan a alzar la voz contra la política arancelaria del presidente Donald Trump. “Los productos comprados por China de nuestros competidores en Brasil o Argentina no tienen el arancel extra de los estadounidenses. China recurrirá primero a América del Sur y sólo comprará soja de Estados Unidos cuando sea absolutamente necesario”, afirmó Caleb Ragland, presidente da Asociación Americana de Soja y productor en Kentucky, a CNN.

El eje México-Brasil se rebustece

Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, aprovechó su visita a la investidura de Claudia Sheinbaum como presidenta mexicana el año pasado para estrechar las relaciones económicas con México. Lula lanzó la propuesta de instaurar un foro económico bilateral permanente y de realizar dos grandes eventos empresariales, uno en cada país. Desde entonces, el eje México-Brasil está robusteciéndose. Sheinbaum viajó a la cumbre de presidentes del G20 en Río de Janeiro. Fernando Haddad, ministro de Economía de Brasil, acaba de reunirse en México con la presidenta y empresarios de ambos países para trabajar conjuntamente la transición energética e integración de la región. “Hasta ahora, México era considerado un país de economía orientada a las exportaciones a América del Norte, pero poco integrado con los vecinos del sur. Esto va a cambiar con la política aislacionista de Trump”, argumenta el analista político Alexander Busch en un artículo. 

Leonardo Paz, investigador del Núcleo de Prospección e Inteligencia Internacional de la Fundação Getúlio Vargas (FGV), asegura que la reacción latinoamericana al gobierno Trump está siendo más económica que política. “No veo movimento de integración en la región. Para que eso ocurra tienes que tener un país liderando eso. Brasil ocupaba ese papel en los años 2000. Brasil y Argentina, en este momento, son países, básicamente, antagonistas en un sentido ideológico”, afirma Paz.

El investigador reconoce que aunque el tarifazo de Trump produce el efecto colateral de aumentar el comercio interno latinoamericano, la mayoría de los países “están buscando una solución fuera de la región”. El cambio, según el investigador, está ya ocurriendo. “Los países latinoamericanos están moviendo sus cadenas de producción hacia otros lugares. Básicamente, desplazas a otros mercados la ruta de los flujos comerciales, para que la cadena tenga más eficiencia económica. Brasil, por ejemplo, está dejando de comprar una serie de productos de Estados Unidos”, asegura Paz.

La vía asiática

Colombia se incorporó el pasado mes de mayo a la Franja y la Ruta, conocida popularmente como la Nueva Ruta de la Seda, un ambicioso proyecto de integración global de China en el que ya participan 140 países. Como contrapartida, China ofreció a Colombia una línea de financiación de 8.250 millones de dólares y prometió aumentar sus importaciones del país.

El ingreso en la Nueva Ruta de la Seda de Colombia, aliado histórico de Estados Unidos, desequilibra aún más la guerra comercial entre Pekín y Washington en América Latina. Brasil, que a pesar de tener una relación comercial privilegiada con Pekín no forma parte de la Nueva Ruta de la Seda, acaba de cerrar acuerdos billonarios con el gigante asiático en economía digital e Inteligencia Artificial.

Por su parte, Chile, que ya forma parte de la Nueva Ruta de la Seda, está en un proceso acelerado de aproximación económica al gigante asiático. La inversión china en Chile creció un 1.370% entre 2016 y 2023, según Invest Chile, especialmente en infraestructuras.

A pesar de que Panamá no renovó el memorándum con China, después de presiones directas de Estados Unidos, la Nueva Ruta de la Seda tiene pilares sólidos en América Latina: veintiun países de la región forman parte del proyecto.  

Por otro lado, la nueva política comercial de la Casa Blanca está provocando en América Latina otro efecto colateral con sabor asiático: el estrechamiento de relaciones comerciales con India. El pasado abril, Nueva Delhi fue sede del encuentro empresarial India-América Latina con el objetivo de garantizar el acceso del país a los minerales estratégicos para su cadena productiva. Durante la visita de Gabriel Boric a India, la chilena Codelco, mayor empresa de cobre del mundo, firmó un acuerdo con la estatal india Hindustan Copper. El año pasado, India firmó un acuerdo con Argentina para la explotación conjunta de litio entre las empresas públicas Khanij Bidesh India y Catamarca Minera y Energética Sociedad del Estado.

Los múltiples acuerdos recientes de India en la región, detallados en un artículo de Folha de São Paulo, vienen de la mano de la apertura de nuevas embajadas. La última, en Bolivia, país rico en litio. La vía asiática de América Latina se redondea con el acuerdo de libre comercio entre Mercosur y los Emiratos Árabes, de aprobación inminente.

Por si fuera poco, los impuestos por la Administración Trump también acercan a la economía latinoamericana a Europa. No solo facilitando la posible aprobación definitiva del acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, sino propiciando una aproximación histórica con la European Free Trade Association (Efta), bloque comercial formado por Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza. En julio concluyeron las negociaciones del acuerdo de libre comercio del Mercosur y la Efta. El acuerdo se firmó oficialmente en Río de Janeiro el pasado 16 de septiembre y busca crear una zona de libre comercio que abarca a unos 300 millones de personas. El tratado entrará en vigor una vez que sea ratificado por los parlamentos de cada país miembro.

Mientras el presidente norteamericano despliega su guerra comercial, la caza de brujas a los inmigrantes y su propaganda, la diplomacia silenciosa de Brasil aleja a América Latina de las garras del Tío Sam. El candidato apoyado por Estados Unidos para presidir la Organización de Estados Americanos (OEA), creada en 1948 y con sede en Washington (EUA), retiró su candidatura por la falta de apoyos. El candidato de Lula –el progresista Albert Ramdin, exministro de asuntos Exteriores de Surinam– presidirá la organización hasta 2030. La OEA vuelve a mirar al sur.