La guerra de Gaza sacude toda la región de Oriente Medio, desde Siria hasta Yemen, donde Estados Unidos y el Reino Unido han abierto otro frente de batalla atacando directamente a los rebeldes hutíes, que integran el llamado “Eje de la Resistencia” contra Israel. La ofensiva israelí contra la Franja –que ha causado más de 23.700 muertos, según las autoridades locales– ha elevado la tensión no sólo entre Israel y los palestinos, sino entre los Gobiernos y grupos armados que se declaran enemigos de la “entidad sionista” y su principal aliado, Washington.
Por ello, el Ministerio de Exteriores de Jordania ha denunciado que “Israel está llevando toda la zona a más conflicto, tensión y guerras mediante su agresión brutal contra Gaza y su intento de abrir nuevos frentes y arrastrar a Occidente para alargar la vida política del presidente del Gobierno (israelí, Benjamín Netanyahu)”, que no ha cedido ante los llamamientos de la Casa Blanca para limitar sus brutales ataques contra los civiles y permitir la entrada de más ayuda humanitaria al territorio bloqueado.
El viernes de madrugada, EEUU y su aliado transatlántico, Reino Unido, se han dejado arrastrar por esa tensión que recorre toda la región y han lanzado decenas de ataques contra objetivos de los rebeldes yemeníes, después de semanas de amenazas más o menos explícitas por parte de la Administración de Joe Biden. La última advertencia formal fue el 3 de enero, cuando Washington y 13 de sus socios emitieron una declaración en la que aseguraban que los hutíes “asumirían la responsabilidad de las consecuencias” si continuaban atacando las embarcaciones que transitan cerca de las costas del Yemen, en el Mar Rojo y el Golfo de Adén.
La respuesta de EEUU y Reino Unido
“La respuesta de la comunidad internacional a estos ataques imprudentes ha sido unida y decidida”, ha afirmado el presidente estadounidense que, además del apoyo británico, ha contado con el respaldo de Australia, Bahréin, Canadá y Países Bajos. Londres ha defendido la operación conjunta con las fuerzas de EEUU, contra “objetivos cuidadosamente seleccionados a fin de limitar de manera eficaz las capacidades de los hutíes y evitar más ataques”, según la Agencia EFE. El Gobierno británico ha argumentado que los ataques de los rebeldes continuarían “a menos que se tomen medidas para disuadirlos”, aunque el ministro de Defensa, James Heappey, ha señalado que no prevé que vaya a haber más operaciones “inmediatamente”.
Desde principios de año los insurgentes habían ampliado sus ataques, forzando la intervención de las fuerzas navales estadounidenses y británicas desplegadas en la zona. En Nochevieja, los combatientes asaltaron un buque portacontenedores, el Maersk Hangzhou, empleando cuatro pequeñas lanchas; helicópteros de EEUU hundieron tres de las embarcaciones y mataron a sus tripulantes. Al día siguiente, Biden convocó a su equipo de seguridad nacional para discutir las opciones, según The Guardian. El periódico británico relata que el presidente ordenó a los diplomáticos que se centraran en lograr un consenso en la ONU para que el Consejo de Seguridad aprobara una resolución en la que se defendiera el derecho a la libre navegación y se condenaran los ataques de los hutíes.
El martes de esta misma semana, los rebeldes lanzaron uno de sus mayores ataques, con más de 20 misiles y drones, que fueron interceptados por EEUU y Reino Unido. “Tan pronto como el ataque fue derrotado, el presidente convocó de nuevo a su equipo de seguridad nacional y se le presentaron opciones militares para una respuesta colectiva junto con socios cercanos”, ha explicado a The Guardian un alto funcionario del Gobierno estadounidense. Al término de la reunión, Biden dio luz verde a los ataques que se lanzarían unas 48 horas después.
El comandante de las operaciones aéreas estadounidenses en Medio Oriente, el teniente general Alex Grynkewich, ha detallado que fueron alcanzados 60 objetivos en 16 puntos de Yemen, utilizando más de cien proyectiles guiados de precisión, según la agencia Reuters.
“Un fracaso de la disuasión”
Para Jesús A. Núñez, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), “los ataques de EEUU y Reino Unido son el reconocimiento de un fracaso, en primer lugar, porque no han conseguido un efecto disuasorio” con la misión naval 'Guardián de la Prosperidad', que Washington anunció hace menos de un mes ante los crecientes ataques de los hutíes contra embarcaciones supuestamente vinculadas con Israel, en represalia por la matanza de palestinos en Gaza. “Guardián de la Prosperidad no ha disuadido a los hutíes, sino que estos han reiterado sus ataques contra buques como una señal clara de que no se sienten intimidados por esa operación liderada por EEUU”, agrega Núñez.
“Los ataques que se han producido contra las bases de lanzamiento, los sistemas de radares y los centros de mando de los hutíes no van a resolver el problema y lo único que hacen es implicar aún más a EEUU en la guerra de Yemen”, explica a elDiario.es el militar retirado, recordando que “el objetivo de EEUU era salir del pantano de Oriente Medio y de está forma se está implicando más”. El conflicto yemení dio comienzo en 2015, cuando los rebeldes hutíes expulsaron al Gobierno de la capital Saná y el Ejecutivo pidió exilio y ayuda militar a Arabia Saudí, que lanzó una gran operación aérea, marítima y terrestre en el país vecino con el beneplácito y asesoramiento de Washington.
“Si en lugar de realizar los ataques, EEUU, Reino Unido y otros se dedicaran a ponerle límites a Israel [en Gaza], eso desmontaría el argumento de los hutíes”, asegura Núñez, quien considera que los insurgentes no se solidarizan con los gazatíes de forma genuina sino que “instrumentalizan la causa palestina” para mejorar su posición en Yemen y en la mesa de negociaciones con Arabia Saudí, donde buscan alcanzar un acuerdo de paz que les beneficie. El experto señala que no hay que olvidarse de la relación de los hutíes con el régimen iraní, al que “le interesa activar a todos sus peones regionales para crear problemas a Israel y a EEUU”.
Teherán ha criticado los bombardeos de los aliados atlánticos y los ha vinculado al apoyo de EEUU y Reino Unido a los “crímenes de guerra del régimen sionista contra el pueblo palestino durante los últimos cien días”. También ha advertido de que esos “ataques arbitrarios no tendrán otro resultado que alimentar la inseguridad y la inestabilidad en la región”, según un comunicado del portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Naser Kananí.
Riesgo de escalada regional
El codirector del IECAH no cree que Irán vaya a intervenir directamente en el conflicto, sino que “está activando a sus peones” en Líbano, Irak y Yemen para que mantengan la tensión elevada, sin involucrarse directamente. “Existe un discurso incendiario por parte de Irán y del (grupo chií libanés) Hizbulá, pero ninguno de los dos tiene voluntad de implicarse en un choque frontal con Israel, porque eso supondría la implicación también de EEUU”, detalla.
El riesgo, en opinión del experto, es que todos están “jugando con fuego y ninguno es capaz de controlar los incendios” que están avivando en varios puntos de Oriente Medio. “Ninguno quiere la escalada pero, alimentando el fuego, puede descontrolarse la situación y pueden verse metidos en una escalada regional que realmente no desean”, concluye.
Precisamente, tras los ataques de EEUU y Reino Unido, nadie se ha abstenido de echar más leña al fuego. Todos los países y actores no estatales que integran el Eje de la Resistencia han condenado los bombardeos aliados, pero ninguno ha respondido, excepto un grupúsculo de de milicias iraquíes llamadas Resistencia Islámica (respaldado por Irán), que ha asegurado haber atacado un “objetivo vital” en la ciudad de Eilat, en el sur de Israel –cuyo Ejército no ha confirmado esta información–.
El grupo palestino Hamás, que Tel Aviv ha prometido eliminar después de que matara a unas 1.200 personas y secuestrara a más de 200 en suelo israelí, ha denunciado que Oriente Medio “es testigo de una militarización estadounidense y británica que vino a proteger la ocupación nazi-sionista [de Israel] y a encubrir sus crímenes contra el pueblo palestino y toda la región árabe”.
Los propios hutíes han acusado a Washington y a Londres de “apoyar los crímenes israelíes en Gaza”, y han asegurado que seguirán operando para impedir la navegación de barcos comerciales vinculados a Israel o de toda embarcación que se dirija a los puertos israelíes a través del Mar Rojo. El portavoz militar del movimiento rebelde, Yahia Sarea, ha prometido a través de X (antes Twitter) al “enemigo estadounidense y británico” que su agresión “no quedará sin respuesta ni castigo”.