“¿Qué pasa con mis ”chicos“ y, en algunos casos, mis 'chicas'?”, se pregunta Donald Trump. Lo que les pasa es que, después de hacer campaña con la zanahoria de la conspiranoia en torno a Jeffrey Epstein, su Administración ahora se desentiende del asunto. “¡Todos van tras la Fiscal General, Pam Bondi, quien está haciendo un trabajo fantástico! Estamos en el mismo equipo”, afirma en un post en Truth Social este sábado por la tarde. Pero, claro, resulta que buena parta del MAGA está pidiendo la dimisión de Pam Bondi, incluso han circulado noticias de posibles dimisiones en la cúpula del FBI por esto, porque Dan Bongino, el director adjunto, parece estar muy enfadado con la gestión del asunto.
“Kash Patel [director del FBI] y el FBI deben centrarse en investigar el fraude electoral, la corrupción política, ActBlue, las elecciones amañadas y robadas de 2020 y en arrestar a matones y criminales, en lugar de pasar mes tras mes revisando solo los mismos documentos de siempre, inspirados por la izquierda radical, sobre Jeffrey Epstein”, ha insistido: “Las elecciones de 2020 fueron amañadas y robadas, e intentaron hacer lo mismo en 2024. Eso es lo que está investigando la Fiscal General, y mucho más. Mantengamos las cosas así y no perdamos tiempo ni energía en Jeffrey Epstein, alguien a quien nadie le importa”.
Pero la cosa no parece tan sencilla. Hasta el punto de que el propio presidente de EEUU, de quien dijo su ex amigo Elon Musk que estaba en los archivos, ha tenido que salir a intervenir.
Contra la Fiscal General por Epstein
La conspiranoia no fue una cosa alimentada por cuatro tuiteros con 200 seguidores. Si no por cuatro personas que ahora ocupan importantes puestos en la Administración Trump: J.D. Vance como vicepresidente, Pam Bondi como fiscal general, Kash Patel como director del FBI y Dan Bongino como su adjunto.
“¿Seguimos hablando de ese pervertido de Epstein?”, preguntó Trump el martes. Incluso plantear el tema era una “profanación” de la memoria de las víctimas de las inundaciones de Texas. La respuesta a un periodista del afín New York Post era también un mensaje a su gente: Trump estaba pidiendo al mundo MAGA que dejara de hablar de Epstein.
Pero lejos de enterrar el debate sobre Epstein, lo que están haciendo los influencers MAGA es pedir el cese de Bondi.
Es más, una de las principales figuras del mundo MAGA, Laura Loomer, publicaba este viernes en X que la crisis estaba afectando a la cúpula del FBI: “El director del FBI, Kash Patel, y el adjunto, Dan Bongino, están furiosos con Pam Bondi por el informe del Departamento de Justicia y la falta de transparencia con respecto a los archivos de Jeffrey Epstein. Una fuente me informa de que Dan Bongino se tomará hoy el día libre y se especula sobre si volverá o no a su puesto en el FBI. Bondi ha avergonzado al presidente Trump, a JD Vance, a Bongino y a Patel, y ha mentido al pueblo estadounidense. Kash Patel y Dan Bongino deberían pedir la renuncia de Bondi para salvarse y para presionar por la transparencia en los archivos de Epstein. Alguien debe ser despedido por esto. Darle a Bondi la cortesía de renunciar es más de lo que merece, Trump debería simplemente despedirla”.
Axios también afirmaba que Bongino se ha tomado el viernes libre, y explica que es fruto de un enfrentamiento en la Casa Blanca con Bondi por su gestión de los archivos de Jeffrey Epstein. Según Axios, la ausencia de Bongino ha alimentado la hipótesis de que había renunciado, si bien el medio asegura que fuentes de la Administración afirman que sigue en el cargo.
En el epicentro de la discusión está el video de vigilancia del exterior de la celda de Epstein, publicado por el gobierno esta semana como prueba de que nadie había entrado en la celda de Epstein antes de que se suicidara. El vídeo de 10 horas contenía un minuto en blanco, lo que alimentó las teorías conspirativas en el mundo MAGA sobre un encubrimiento.
El “minuto perdido”, según las autoridades, se crea por un antiguo sistema de grabación de vigilancia que se desactiva cada día a medianoche para reiniciarse y grabar de nuevo. Ese proceso tarda un minuto en ocurrir, lo que significa que 60 segundos de cada día no se graban.
Liz Wheeler, otro referente en redes del mundo MAGA pedía esta semana el despido de la Fiscal General y alertaba al presidente Trump de que no se le había votado para esto: “La razón por la que a la gente le importa esta historia no es necesariamente porque les importe Epstein, la persona en sí. No es porque les importe la lista de Epstein en sí. Es por lo que representa. Votamos al presidente Trump porque queremos justicia. Queremos justicia para el Rusiagate [la investigación de la supuesta injerencia rusa en 2016 a favor de Trump]; por la censura; para el 6 de enero; para la COVID; para los ataques del FBI contra padres, católicos y provida; por el falso juicio político por Ucrania; para todos estos atroces abusos de poder y el uso del gobierno federal como arma. Nos han hecho daño defendiendo al presidente Trump y la agenda de ”América Primero“ que compartimos con él; y queremos justicia. Y justicia no es dejar atrás estos crímenes y simplemente seguir adelante. Justicia significa rendición de cuentas, identificar a las personas que cometieron los crímenes, acusarlas, arrestarlas y llevarlas a juicio. En estos temas cruciales no hemos visto la justicia por la que votamos, y por eso resuena profunda y visceralmente en su base porque este no es el camino correcto para él”.
Los defensores de MAGA señalan fundamentalmente a la Fiscal General porque se sienten engañados por quien carecía de vínculos profundos con el movimiento antes de unirse a la Administración Trump y prometió máxima transparencia sobre el caso Epstein, y dio a entender en una entrevista en FOX en febrero que tenía los documentos incriminatorios en su mesa para ser revisados.
Los podcasters Tucker Carlson y Saagar Enjeti, importantes referentes también para la familia MAGA, también han denunciado el supuesto encubrimiento por parte de la Administración Trump, y lanzan una nueva teoría: la CIA y el Mossad están involucrados.
“El actual Departamento de Justicia, bajo el mando de Pam Bondi, está encubriendo delitos muy graves”, decía Carlson: “¿Por qué lo hacen? Solo se me ocurren dos posibles explicaciones. La primera es que Trump está involucrado, está en la lista y tienen grabaciones de Trump haciendo algo horrible. Pero no lo creo por dos razones: primero, he hablado mucho con Trump sobre el tema y él no es así, sean cuales sean sus pecados, no creo que sea ese tipo. Pero lo más convincente, creo, es que si toda esta información la tenía la administración Biden y si hubiera habido pruebas de que Trump hubiera estado involucrado en actividades sexuales ilegales, ¿crees que quienes inventaron el caso Rusiagate no lo habrían hecho bien?”
Y concluye: “Así que la única explicación alternativa que se me ocurre es que los servicios de inteligencia están en el centro de la historia, tanto estadounidense como israelí, y están siendo protegidos. Creo que es la más obvia”.
Crisis MAGA
Steve Bannon es más trumpista que Trump. Y esta semana resumía muy bien lo que está pasando en la base política del presidente de EEUU, el mundo MAGA, una familia política propia y hegemónica en el Partido Republicano. “No digamos, Oh, Dios mío, es ir a la guerra en Irán; ser abducido por Ucrania; la amnistía [a migrantes]; es Epstein. Sí, es todo eso, y tal vez más. Pero estamos en el Club de la Lucha, y ¿qué hacemos? Luchamos, no nos acurrucamos en posición fetal. No nos chupamos el dedo. No decimos, Oh, esto es terrible”.
Y Bannon, que fue un asesor clave en la primera victoria electoral de Trump y que luego pasó por la cárcel condenado por fraude en una recaudación para construir el muro con México, sabe que la política tiene mucho que ver con la correlación de fuerzas, también dentro del movimiento trumpista: “El presidente Trump, el líder de nuestro movimiento, tiene presión de todo el mundo, donantes, corporaciones, Putin, Netanyahu...”
Pero las justificaciones de Bannon tienen un recorrido limitado. La familia MAGA no entiende que, después de tanto tiempo haciendo campaña sembrando dudas sobre el suicidio de Jeffrey Epstein y sobre la existencia de documentos incriminadores de relevantes demócratas, ahora el FBI y la Fiscal del Estado, Pam Bondi, hayan anunciado que no, que no hay nada relevante en sus papeles y que Epstein no fue asesinado.
Igual que no entienden el giro ahora hacia la causa ucraniana, que aleja a EEUU del aislacionismo que reivindican, como ocurrió con el bombardeo de Irán. Y también están en alerta ante los anuncios de Trump de buscar una fórmula para atender las demandas de los lobbys de granjeros, hoteleros y el sector del ocio para no dejarles sin trabajadores con las deportaciones masivas.
De la bronca a las armas a Ucrania
Las bases MAGA aplaudieron la suspensión del envío de armas decretado por el Pentágono la semana pasada. Ellos llevan al pie de la letra el América Primero, y se revolvieron contra los bombardeos en Irán de la misma manera que celebraron desentenderse de la guerra en Ucrania.
Pero Trump ha pasado del colegueo con el presidente Putin y de abroncar a Volodímir Zelenski en la Casa Blanca a decir cada día que está decepcionado con él porque todo queda en buenas palabras y que hablar con él “no sirve de nada”, al tiempo que asume que los ucranianos “tienen que poder defenderse”. Pero, claro, una guerra sin fin a la vista con la participación de EEUU pondrá a prueba la base de MAGA, que ya está protestando por el anuncio del envío de más armas a Ucrania.
“Van a pasar cosas”, ha dicho Trump este viernes, después de adelantar que hará “un anuncio importante” sobre Rusia el próximo lunes.
Natalie Winters, comentarista del War Room de Bannon, decía esta semana: “Cuando voté, lo hice para que se auditaran las elecciones [de 2020], no el programa nuclear de Irán en nombre de países extranjeros como Israel, o armando aún más a Ucrania”.
Y la congresista republicana por Florida, Anna Paulina Luna, afirmaba: “No votaré más financiación para Ucrania. Zelenski canceló las elecciones. Se venden armas estadounidenses en el mercado negro. Le faltó el respeto a nuestro presidente y vicepresidente. Miles de millones de dólares se han blanqueado allí. Pusieron a periodistas estadounidenses en una lista negra. La paz es la única opción. Eso no se logra dándoles más armas”.
Dan Caldwell, quien fue destituido por el Signalgate como asesor principal del secretario de Defensa, Pete Hegseth, publicó en X al calor de la suspensión del envío a Ucrania: “Estas eran las opciones: o priorizar el equipamiento de nuestras propias tropas con una munición cada vez más escasa o proporcionársela a un país donde hay intereses estadounidenses limitados”. Incluso escribió un artículo en el Wall Street Journal defendiendo la decisión de suspender el envío de armas.
El influencer de extrema derecha Jack Posobiec, otro fervoroso MAGA, hablaba esta semana con el senador ultracapitalista republicano Rand Paul, que votó en contra de la megaley fiscal de Trump, sobre el envío de armas a Ucrania. Y llamaba la atención sobre el hecho de que Trump “estaba usando estos valiosos misiles de alcance medio en Oriente Medio, en el Mar Rojo y otros lugares” lejos de EEUU. A lo que respondía Paul: “Si vamos a enviar más misiles a Ucrania, ¿quién los va a pagar? ¿Ucrania nos va a pagar? Claro que no. Es un regalo. Pero nada en la vida es gratis. Tenemos que pedir prestado dinero a China para comprar armas y enviarlas a Ucrania. Eso no suena a priorizar a Estados Unidos, ni a que lo haga más fuerte. Muchos han señalado que nuestra deuda es, de hecho, la mayor amenaza para nuestra seguridad nacional. Por lo tanto, endeudarnos aún más para darle armas a Ucrania no creo que sea bueno para nuestra seguridad nacional. De hecho, nos hace menos seguros”.
Y publicó una encuesta entre sus seguidores sobre el envío de más armas a Ucrania, solo apoyado por el 13,4% de los 45.812 que votaron.
De las deportaciones masivas a la ¿amnistía?
Amnistía es una palabra que está frecuentemente en los medios MAGA. Se refiere a la posibilidad de que la Administración Trump relaje las reportaciones en sectores como la agricultura y el sector servicios, donde la mayoría de las personas trabajadoras son migrantes y, además, son empleos que no serán reemplazados fácilmente por ciudadanos estadounidenses. Más aún teniendo en cuenta que la tasa de paro del país está en el 4,1%. ¿Quién va a trabajar en el campo, en los hoteles, en los restaurantes y en los bares si son deportados los migrantes?
El origen de todo está en algo que dijo Trump hace diez días cuando inauguró el campo de detención de Alligator Alcatraz: “Mantenemos una postura firme en las fronteras, pero también defendemos a los agricultores y a la industria hotelera, etc. Son situaciones similares. Estamos trabajando para lograr que los agricultores se responsabilicen de algunas de las personas que tienen, y tienen personas que llevan 10 o 15 años y que conocen muy bien. Los haremos responsables y les emitiremos una tarjeta o documento, y la granja será responsable de estas personas. No tendrán ciudadanía, pero trabajarán y pagarán impuestos. Necesitamos que nuestros agricultores tengan a las personas que necesitan. De lo contrario, no podrán cultivar sus tierras. Vamos a poner a nuestros agricultores y a otros empresarios a cargo de las personas que tienen empleadas. Conocen a la gente, y creo que va a salir muy bien. Vamos a cuidar de nuestros agricultores y vamos a echar a los criminales”.
Dos días después añadió: “Los agricultores han tenido gente trabajando para ellos durante años y vamos a hacer algo que, de alguna manera, pondrá a los agricultores al cargo. Y si un agricultor ha estado con una de estas personas que trabajan tan duro, que se agachan todo el día, y no tenemos mucha gente que pueda hacer eso, y dispuesto a respaldar a estas personas de alguna manera, tendremos que decir simplemente que va a ser bueno. No queremos que todos los trabajadores salgan de las granjas, queremos que a las granjas les vaya bien: estamos trabajando en la legislación, porque hay casos personas que han trabajado en una granja durante 14-15 años y son despedidos brutalmente, y no podemos hacerlo. Tenemos que trabajar con los agricultores y con los propietarios de hoteles y negocios de ocio”.
Y la bola de la supuesta amnistía no ha dejado de crecer. “Veo la amnistía que acaban de anunciar”, aseguraba este jueves Bannon: “Creo que Joe Rogan [comentarista de la lucha libre UFC] regresó y cenó con el presidente Trump. Es un gran defensor de la amnistía, todos esos tipos en Los Ángeles, todos los multimillonarios, grandes defensores de la amnistía. Y créanme, están de vuelta, los lobistas van a volver y pueden llamarlo de otra manera, pero es amnistía. No puede suceder. Deportaciones masivas ahora. Amnistía nunca... Hay que recuperar el país y conseguir los empleos para los estadounidenses”.
Bannon dice eso dos días después de que su presidente y líder dijera en la reunión del gabinete de esta semana que “no es una amnistía” y que lo que está haciendo es implementar “un programa de trabajo”, “pero no una amnistía”.
“No hay otro tema que apasione más a la base conservadora que la inmigración”, escribía el comentador MAGA Charlie Kirk: “En tan solo unas décadas, el ciudadano estadounidense ha visto cómo su país se transformaba en una nación de desconocidos. Debemos implementar deportaciones masivas, no amnistías”.
El MAGA está revuelto porque en seis meses se le acumulan los incumplimientos de Trump, desde el carpetazo al caso Epstein, al giro pro Ucrania, pasando por el plan para limitar deportaciones en las granjas, los bombardeos a Irán o la megaley fiscal que dispara el déficit y la deuda.