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Elecciones presidenciales en EEUU - Análisis

Es oficial: Joe Biden le dará revancha a Donald Trump en 2024

Joe Biden se baja del helicóptero. Desciende en la base militar Fort Lesley J. McNair en Washington, DC. El presidente n°46 de EEUU desde el 20 de enero 2021, antes vicepresidente n°47 desde el 20 de enero de 2009 hasta el 20 de enero de 2017, anunció oficialmente el martes 25 que buscará la reelección. Si triunfa en las elecciones de noviembre de 2024 como candidato del partido Demócrata, en enero de 2025 jurará a sus 82 años por un segundo mandato, después de vencer por segunda vez al mismo candidato presidencial del partido Repúblicano. Sólo que esta vez será el desalojado Donald Trump quien desafíe como opositor, y será Biden el oficialista que aspire a retener cuatro años el nquilinato de la Casa Blanca. En 2023, Biden ya supera en edad a todos los anteriores inquilinos del n°1600 de la avenida Pennsylvania; en 2025, el récord será todavía más absoluto, después de un posible triunfo bis.

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Desde el golpe de Estado de 1989, en Paraguay la elecciones presidenciales aseguran cada cinco años que cambien las caras pero no los dueños del poder paraguayo. Todo invita a creer que en las presidenciales del último domingo de abril volverá a gobernar el presidente colorado Horacio Cartes, pero con el rostro del joven candidato colorado triunfante Santiago Peña. En las elecciones de EEUU del primer martes de noviembre de 2024, el poder no cambiará de dueño ni tampoco rejuvenecerá su cara, si el candidato démocrata se impone en las presidenciales como lo hizo en 2020. A cuatro años exactos de cuando anunció su precandidatura para aquel duelo de 2020 en que habría de enfrentar al presidente republicano Donald Trump, Joe Biden anunció el martes 25 que buscará un segundo mandato. Esta vez no es precandidato, ni habrá primarias, ni hay pandemia. Esta vez, Biden tiene 80 años: el que fuera el senador que con menos edad se sentó en una banca de la Cámara Alta es hoy el político que con más edad ejerce el Ejecutivo en la Casa Blanca.

En la madrugada de EEUU, un video de 3' publicado en línea, por el propio Joe Biden, hacía oficial el anuncio. El slogan de campaña es Let' s Finish the Job!

Las generales de la ley, o todos los Presidentes piden bis

Biden sigue una regla general. Todo presidente busca un segundo mandato. (O casi todos: sólo seis no aspiraron a la reelección). Generalmente, quien busca los votos para un segundo períódo, los consigue. Trump fue en 2020 una excepcíón notable a la estadística histórica de EEUU, como en 2022 Jair Messias Bolsonaron lo fue en otra democracia federal, Brasil.

En su segunda postulación como candidato presidencial demócrata, Joe Biden tiene 80 años: el que a los 32 años fue el senador con menos edad se sentó en una banca de la Cámara Alta es hoy el político que con más edad ejerce el Ejecutivo en la Casa Blanca.

Hay otra justificación, menos visible, y aun invisibilizada por el video: el buen éxito relativo, en el balance, de lo dos años de Biden en la Casa Blanca. Relativo, porque debe hacerse un promedio entre catástrofes exteriores y desastres de RRPP y logros menos fáciles de formular de manera memorable en títulos o videographs, en buena medida porque son dinámicas puestas en marcha antes que acontecimientos redondeados y fechables. Después de décadas de inmovilismo político, Biden puso en la agenda y en marcha reformas económicas, sociales, medioambientales, sanitarias, educativas, penales.

Una campaña de reacciones liberales, una batalla por el alma de EEUU en peligro

“Hace cuatro años presenté mi candidatura porque estábamos librando una batalla por el alma de EEUU (en inglés, siempre America), y es el mismo combate que ahora seguimos peleando” -oímos al presidente decir en su video-: “para saber si en los próxímos años tendremos más o menos libertad, más o menos derechos”.

El eje de la campaña electoral, o el fundamento y el vértice de la motivación para seguir esa batalla, es liberal. “Libertad” es la primera palabra que dice Biden en su video, mirando a cámara. El presidente n°46 declara que lo que está en juego es la definición de la libertad, en especial de la libertad personal. Es una consigna 'reaccionaria', porque ve amenazadas las libertades básicas de la ciudadanía, las que protege la Constitución de 1787, las que prometió perseguir la Declaración de Independencia de 1776. Aunque es cierto que aggiornadas. Unida a la pareja defensa de la igualdad ante la ley, y la igualdad de oportunidades. Esta es la Democracia del demócrata. La libertad es política, en economía es socialdemocracia socialcristiana: impuestos a los ricos, Estado de bienestar para los pobres, Dios nos bendice.

Los primeros fotogramas muestran el asalto al Congreso del 6 de enero de 2021 y una manifestación en defensa del derecho al aborto. Siguen los libros prohibidos en las escuelas, los derechos civiles, la restricción al derecho al voto (o más precisamente, las restricciones y dificultades acumuladas para el ejercicio del sufragio), la homofobia (que rehusa una 'libertad de mar', no hay pistas de matrimonio igualitario o derechos identitarios). En suma, un conjunto de derechos que en las dos presidencias de Barack Obama, pero aún ya en las dos de su predecesor el republicano George W. Bush, lucían, si no debidamente reconocidos, al menos tolerablemente incontestados.

Biden vs Trump, la Defensa azul vs el Sitio colorado

Detectar la prioridad que estas libertades reclaman en un plan de disputa por la 'americanización' de la convivencia social fue muy fácil para la campaña de Biden. Tanto más fácil porque basta con enumerar una por una aquellas libertades que atacan, de a una por vez, o todas promiscuamente a la vez, unos enemigos que no hay ninguna duda a la hora de señalar con el dedo, uno por uno. Integran las huestes, los liderazgos, y las camaraderías de ruta de la coalición extremista MAGA (Make America Great Again). Vale decir, el extremismo derechista que domina el partido Republicano y que es la 'vanguardia militar o paramilitar' del candidato Trump. Sin embargo, esta estridencia superior es eficaz y marginal a un tiempo: ni guía ni lidera al trumpismo en su conjunto, donde vibran resonancias variadas y diversas, sin las cuales el partido Republicano jamás contaría con electorados suficientemente amplios como para conformar, como logró, una mayoría con capacidad de victoria.

En el video se ve a la congresiste ultra derechista, creyente, fabricante y víctima de teorías de la conspiración izquierdista, Marjorie Taylor Greene. También se ve un apretón de manos de Trump con el gobernador de Florida, Ron DeSantis. Esta imagen es particularmente sagaz. Auna al candidato republicano de 2024, Trump, y a quien anunció su interés en desafiarlo como precandidato en primarias. Para los demócratas, no hace falta insistir, ya piensan que son lo mismo, que sólo los separa la ambición y el oportunismo. Para los republicanos, es la síntesis de su encrucijada sin mucha salida. Desde Ronald Reagan, el partido Republicano quiere como candidato al tough guy, al más duro. Trump probó de sobra su dureza. Para competir con él, De Santis debería igualarlo en rudeza. El principal inconveniente, que advierte con precisión, para esa ofensiva, es que significaría ensuciar a Trump, y alienarse el voto de trumpistas que forman parte de su electorado propio, y que no querrían ver correr la sangre de esas puñaladas.

Ausente sin aviso, y presente cuando toman lista

Otras dos conclusiones pueden inferirsde del video de Biden.

La guerra en Ucrania, que fue el hecho maldito en el país burgués de su mandato, como el covid en el de su antecesor, no figura aludida. El Biden del primer discurso del Estado de la Unión era un presidente de guerra. El Biden del video reeleccionista es el del segundo discurso del Estado de la Unión. En febrero, ante las dos Cámaras reunidas del Capitolio, exhortó 17 veces Let' s Finish the Job!

Desde el principio del video vemos a Kamala Harris, la vicepresidenta, sonriente, deportiva, asertiva, aquiescente. Al final, la vemos en la fórmula presidencial demócrata 2024 Biden-Harris. Los rumores de que Biden podría preferir otra figura como acompañante, disipados.

AGB

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