Estados Unidos

Los republicanos frenan el escándalo sexual de Epstein para proteger a Trump y evitar que el caso vuelva a la agenda

elDiarioAR

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El presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el republicano Mike Johnson, anunció este martes que el recinto se va de receso veraniego. La decisión, aparentemente rutinaria, llega justo cuando crece la presión para avanzar con nuevas revelaciones sobre el caso Jeffrey Epstein, un escándalo sexual de alcance global que incomoda nada menos que a Donald Trump.

No es casual. El receso congela durante semanas cualquier votación o discusión parlamentaria. Y los líderes republicanos lo saben: abrir ese expediente ahora podría volver a poner en primer plano una historia turbia que incomoda al oficialismo, genera división interna y alimenta la paranoia de las bases trumpistas.

¿De qué se trata el caso Epstein? Jeffrey Epstein fue un millonario con vínculos con el poder, acusado de liderar una red internacional de abusos sexuales a menores. Reclutaba adolescentes con falsas promesas y, con la complicidad de su expareja, la británica Ghislaine Maxwell, las sometía en mansiones de lujo en Florida, Nueva York y el Caribe. Fue detenido en 2019 y murió poco después en una cárcel federal, mientras esperaba juicio. La versión oficial habló de suicidio, pero las circunstancias fueron tan irregulares que rápidamente surgieron teorías sobre una ejecución para silenciarlo.

Desde entonces, el caso fue capturado por la narrativa conspirativa: una supuesta lista de clientes poderosos, encubrimientos del Estado profundo, vínculos con Hollywood, el Partido Demócrata... y también con Donald Trump, que conocía a Epstein y compartió eventos con él en los años 90 y 2000. Hay registros fotográficos, testimonios y hasta declaraciones públicas de Trump describiéndolo como “un tipo fabuloso”. Aunque más tarde dijo haberse distanciado, la posibilidad de que Epstein supiera secretos incómodos sobre figuras del poder, incluido el expresidente, lo vuelve un tema delicado para la Casa Blanca.

Por eso, cuando los demócratas intentaron introducir enmiendas vinculadas al caso en el Comité de Reglas de la Cámara baja, los republicanos maniobraron para bloquearlas. Lo hicieron dos veces en una semana, y cada voto negativo encendió la furia de las bases más radicalizadas del movimiento MAGA.

El problema es doble: por un lado, esas bases exigen saber “la verdad” sobre Epstein y castigar a los responsables. Por otro, la dirigencia republicana teme que el escándalo termine salpicando al propio presidente o a figuras cercanas. La tensión es tan evidente que el propio Trump salió a pedir calma: dijo que el caso ya fue cerrado y que sus seguidores deberían dejarlo atrás.

El FBI y el Departamento de Justicia lo acompañaron: afirmaron hace pocos días que no existe ninguna lista de clientes y que no habrá más publicaciones sobre la investigación.

En ese contexto, Mike Johnson confirmó que Trump está de acuerdo con el receso. En una conferencia de prensa, justificó la decisión:

“El presidente quiere transparencia, pero también insiste en que no sometamos a más exposición pública a personas que ya fueron víctimas de crímenes horribles”.

“Tenemos la responsabilidad de exponer la maldad de Epstein y de todos los que participaron en sus crímenes. Pero también de proteger a las víctimas. Y eso no es fácil”, añadió.

Ese argumento —la necesidad de proteger a las víctimas— aparece como una forma de enfriar el tema sin pagar el costo político de cerrarlo por completo. Johnson intentó reforzarlo:

“Vamos a hacerlo con rapidez, pero bien”.

Pese a la maniobra del receso, la presión no desaparece. Algunos congresistas republicanos, como Thomas Massie o Tim Burchett, reclaman que se avance cuanto antes con la difusión de documentos y con nuevas citaciones judiciales.

Para calmar la bronca interna, el Departamento de Justicia anunció una próxima reunión con Ghislaine Maxwell, la cómplice de Epstein que cumple una condena de 20 años. Su testimonio podría aportar detalles cruciales sobre cómo operaba la red de trata, quiénes sabían y quiénes participaron.

Pero de momento, el liderazgo republicano elige ganar tiempo y mantener el caso en pausa, en una carrera contra la agenda electoral, las demandas de sus votantes y los fantasmas que todavía rondan el nombre de Epstein.

JJD, con información de EFE.