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“Mi país no volverá a ser el mismo”: la dramática carrera por salir de Rusia para huir de la censura y el aislamiento

Pjotr Sauer

Moscú —

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Alexei Trubetskoy supo que tenía que irse en cuanto se despertó y miró su teléfono la mañana en que Rusia invadió Ucrania. “Me levanté, repasé las noticias con incredulidad y me di cuenta de que tenía que irme lo antes posible”, dice. Trubetskoy, que dirige una escuela de inglés en Moscú, compró ese mismo día un billete con destino a Sri Lanka. “Tenía claro que la horrible invasión cambiará Rusia para siempre”.

Un número cada vez mayor de rusos decidió abandonar su país tras la decisión de Vladimir Putin de invadir Ucrania por el temor de las consecuencias económicas y políticas que la operación traerá consigo. “Espero regresar al país que amo, pero no está nada claro qué pasará. Me arrebataron mi futuro, mi país no volverá a ser el mismo”, dice Trubetskoy.

Rusia ya tomó medidas severas contra los que se oponen a la invasión. Hasta ahora, más de 8.000 personas en todo el país fueron detenidas en las protestas contra la guerra, según la plataforma de seguimiento independiente OVD-Info. Varios medios de comunicación independientes también se vieron obligados a cerrar.

Pero quienes se van también temen la incertidumbre económica a la que se enfrenta el país ahora: el rublo ruso y los mercados financieros se desplomaron esta semana después de que Occidente aplicara sanciones drásticas. Asimismo, Moscú fue sido testigo de un éxodo masivo de empresas occidentales, como Ikea, Apple, Nike y Zara.

Las analíticas de Google muestran que las búsquedas de la palabra “emigración” se dispararon en la última semana. Al mismo tiempo, se crearon innumerables canales de Telegram en los que rusos preocupados hablan de formas de abandonar el país.

Andrei Kolesnikov, miembro del Fondo Carnegie, dice que se espera que el país sea testigo de un éxodo de su “fuerza de trabajo cualificada”, que siente que “no hay futuro” para ellos en Rusia. “Este éxodo acabará degradando el país. Rusia no cuenta con una gran reserva de personas con talento. Sin ellos, el país no puede desarrollarse”.

Miedo a la ley marcial

El éxodo se vio impulsado esta semana por los rumores de que las autoridades podrían declarar la ley marcial. Tal medida no tiene precedentes en la historia moderna de Rusia y podría implicar la movilización masiva de la población masculina, así como el cierre de las fronteras, de acuerdo con un documento oficial que describe la ley.

“Reuní a mi familia después de que un amigo en la ‘cúpula’ me llamara para contarme lo de la ley marcial. El martes compramos billetes para el primer avión disponible y volamos a un país al azar en el que nunca había estado”, dice Antón, un alto directivo de una importante empresa rusa de petróleo y gas. “No pienso luchar en esta guerra que, para empezar, no decidí yo”.

Tatyana Stanovaya, una destacada analista política rusa y fundadora de R.Politik, tuiteó el miércoles por la noche que la introducción de la ley marcial sería un “escenario lógico”. “La declaración de la ley marcial permitirá a las autoridades introducir la censura militar, aumentar el secretismo de las actividades del Estado y las acciones de los órganos locales”.

En una sesión informativa con periodistas el jueves, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, desmintió las especulaciones sobre la introducción de la ley marcial. Una fuente de alto nivel que trabaja en uno de los tres principales aeropuertos de Moscú también dice a The Guardian que es “poco probable” que se cierren las fronteras. “No nos informaron de nada. Creo que es poco probable. Aun así, estamos en guerra, así que ya veremos”.

Censura y salida de medios

La Duma aprobó este viernes enmiendas al código penal que permite sancionar hasta con 15 años de cárcel a los periodistas que informen sobre la guerra en Ucrania utilizando esta nueva legislación supuestamente contra la “información falsa” sobre el Ejército ruso y sus operaciones. La consecuencia inmediata de la aprobación de la ley fue la marcha o el cierre de medios nacionales e internacionales.

La BBC anunció la interrupción “temporal” de sus operaciones en Rusia para proteger a sus reporteros. Tim Davie, el director general de la BBC, dijo que la legislación “parece criminalizar el proceso del periodismo independiente”. La CNN y Bloomberg retiraron a su personal de Rusia y el Washington Post decidió dejar de firmar los artículos desde Rusia. También se marcharon de Rusia los periodistas de RTVE, la Agencia EFE y otros medios españoles.

Entretanto, la televisión rusa independiente TV Rain se dejó de emitir, despidiéndose durante unos segundos con El Lago de los Cisnes, una referencia al ballet utilizado por la televisión de la Unión Soviética cuando quería evitar dar noticias políticas en momentos en que el líder podía caer. La radio Eco de Moscú, propiedad de Gazprom, pero crítica con el Gobierno, terminó su emisión con un mensaje sobre la censura que fue interrumpido bruscamente. El periódico Novaya Gazeta, dirigido por el Premio Nobel de la Paz Dmitri Muratov, tuvoque borrar contenido e intenta sobrevivir evitando las palabras vetadas por el Kremlin como “guerra”, aunque explicitando que no pueden usar la palabra si alguien la menciona en las entrevistas.

El periodista Alexey Kovalyov, del medio independiente Meduza, contó en Twitter que había tenido que salir del país y había cruzado la frontera caminando.

Interrogatorios para salir del país

Pero a medida que aumentaban las especulaciones, desde este jueves en Moscú se respiraba un ambiente febril. Quienes quieren salir se enfrentan a la grave escasez de vuelos disponibles después de que los países occidentales hayan cerrado su espacio aéreo a las aerolíneas rusas. Moscú también cerró su espacio aéreo a gran parte de Occidente como respuesta.

Los vuelos a Ereván, Estambul y Belgrado de los próximos días están completamente agotados, mientras que un billete de ida a Dubái tiene un precio superior a 3.627 euros, frente a los 302 euros en tiempos normales, según el motor de búsqueda de vuelos Skyscanner. Los billetes de tren de San Petersburgo a Helsinki también se agotaron el jueves y el viernes.

Algunos de los hombres que salieron a principios de esta semana dicen que fueron sometidos a un extenso interrogatorio en la frontera rusa. Andrei, un director de cine radicado en Moscú, dice que fue retenido en el aeropuerto moscovita de Sheremétievo antes de embarcar en un vuelo a Bakú (Azerbaiyán). Su equipaje fue inspeccionado y un agente revisó sus chats privados en diferentes aplicaciones de mensajería.

“Tomó mi teléfono y se pasó una hora revisándolo todo. Por suerte, había borrado todos los chats de Telegram y Signal en los que hablaba de mi oposición a la guerra”, dice Andrei. “Me preguntó si amaba 'de verdad' a mi país y si estaba en contra de la guerra. Me preguntó por qué quería ‘huir’ y por qué leía medios independientes como Meduza. Fue uno de los momentos más escalofriantes de mi vida”, dice Andrei, a quien finalmente se le permitió embarcar en su vuelo.

En medio de la creciente incertidumbre, la directora del banco central, Elvira Nabiullina, instó a sus compatriotas rusos a mantener la calma. “Sin duda, saldremos adelante. Amigos, recordemos que muchas cosas dependen de nosotros, tenemos que dejar atrás cualquier disputa y, simplemente, ayudar a nuestros amigos”, dijo Nabiullina en una inusual declaración pública emitida por la televisión estatal rusa.

A principios de semana, Rusia también introdujo nuevas leyes para estimular el sector de las tecnologías de la información en el país. Es probable que muchos rusos que trabajan en el sector tecnológico estén considerando abandonar el país, ya que sus conocimientos se valoran en el extranjero.

Pero, a pesar de los esfuerzos de las autoridades por transmitir una sensación de estabilidad, incluso algunos de los más altos funcionarios del Gobierno ruso evacuaron a sus seres queridos. “Toda nuestra familia voló a un país al sur de Rusia a principios de esta semana. Nos aconsejaron que nos fuéramos lo antes posible”, dice la hija de un alto funcionario ruso que se reunió con Putin en múltiples ocasiones. “Vamos a capear el temporal aquí”.

Traducción de Julián Cnochaert.

Este artículo fue actualizado por elDiario.es para incluir los detalles de la ley aprobada el viernes y la reacción de los medios en Rusia.