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El volcán de Cumbre Vieja tendrá picos y valles de intensidad difíciles de predecir “con exactitud”

El volcán desde Los Llanos.

Cristina Armunia Berges / Sofía Pérez Mendoza

elDiario.es —

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El volcán de La Palma, que entró en erupción el domingo pasado, inició su fase más explosiva hasta el momento. La intensidad con la que han comenzado a salir cenizas y piroclastos de su interior obligó a la cancelación de vuelos en los aeropuertos de La Palma y La Gomera y a la evacuación de los vecinos de Tajuya, Tacande de Abajo y la parte que no estaba evacuada de Tacande de Arriba. Las autoridades también desalojaron a los periodistas que se encontraban narrando lo ocurrido en la zona. 

Los expertos consultados aseguran que, en los volcanes de tipo estromboliano, las fases de “valles” y “picos” de la actividad eruptiva “son normales” pero también difíciles de “predecir con exactitud”. El mayor riesgo ahora se concentra no tanto en las coladas de lava, sino en los piroclastos –fragmentos de lava– que expulsan las bocas del volcán a gran distancia y en la onda expansiva que genera el temblor en los edificios, explica José Luis Barrera, volcanólogo del Colegio de Geólogos, en conversación con elDiario.es. “No se sabe qué explosiones va a haber dentro de diez minutos. Desalojar es una medida acertada”, añade. 

El Instituto Geográfico Nacional constató un aumento exponencial del tremor a través de su medición en una estación sísmica cercana a la erupción hasta bien entrada la tarde del viernes. Después, se redujo. La gráfica atestigua el comportamiento de picos y valles que explican los científicos.

Pero, ¿por qué cambia la intensidad explosiva? “Si varía la cantidad de gases, si varían las características del magma, cambia su temperatura, cambia su viscosidad, o si cambian alguno de sus parámetros, entonces en el interior de la chimenea las explosiones pueden ser más o menos violentas y lo que sale al aire es más o menos cantidad de ceniza”, explica María José Huertas, petróloga del Departamento de Petrología y Geoquímica de la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid.

Volver a la casilla de salida

La experta insiste además en que “es muy difícil de saber” cuánto puede durar una fase más explosiva o cuándo cesará la actividad volcánica. Para hacer un cálculo solo sirven los registros, que indican que el volcán podría seguir expulsando lava entre 24 y 84 días. “En cualquier momento puede venir un nuevo curso de magma más fresco que rellena la cámara y aquello se autoalimenta y vuelve a tener lugar un ciclo más explosivo, como si volviéramos otra vez a la casilla de salida”, añade Huertas.

En cuanto a las fases más explosivas del volcán, Huertas comenta que puede deberse a que la lava se ha encontrado con un obstáculo, al contacto con gases o al toparse con agua. Según Barrera, las nubes blancas indican que el magma ha entrado en contacto con el agua. “Es un proceso muy vivo. A lo largo de una hora puede estar cambiando todo continuamente. Es una cosa muy dinámica. Que cambien los gases, que se caiga un trozo de roca o no te quiero contar nada si encima se encuentra con agua [como en Islandia]”, completa Huertas. 

El volcán quedará inactivo cuando el conducto por el que en estos momentos está saliendo la columna eruptiva con la ceniza y las fuentes de fuego termine por taponarse. “El conducto en estos momentos, por así decirlo, está vacío porque está saliendo la lava, cuando cese lo que quede en el interior se acabará enfriando y consolidándose”. Saber cuándo se producirá esto es una incógnita.  

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