SOY GORDA (ESEGÉ)

De la guerra y el amor

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Mientras Tamara Tenembaum le da las últimas puntadas a su segunda obra teatral -inspirada en el mito judío de el dibuk- que tituló El día más largo del mundo, y cuyos ensayos están avanzados, hablamos sobre Las Moiras, la dramaturgia inaugural de la serie de piezas que creó.

Las Moiras son las diosas que hilan la vida, el destino y la muerte. Pero, ¿qué pasa cuando una parte de la humanidad cuestiona el trazado de ese dibujo?  Justamente la obra trata sobre la oposición entre una generación que reivindica el deber ser y otra que se rebela contra las imposiciones conservadoras de los adultos. Ese tira y afloje está representado por tres esposas de rabinos ortodoxos, en un lado del ring y por los jóvenes de la comunidad, en el antagónico.

Las Moiras propone otras maneras de pensar el judaísmo, distinta a la que propusieron ofertas como Poco ortodoxa y Shtisel. En ese sentido, hay algo muy trabajado con la lengua ídish que representa una forma más nómade y diaspórica que la del hebreo, el idioma de la Torá.

Y aunque la sonoridad dulce del ídish le da su especificidad judaica, el conflicto trasciende las fronteras de una religión o una etnia. Es universal, No se trata acá de la forma del cuerpo, gordo, flaco, alto, bajo, sino del mandato social que no considera el deseo sino sólo el disciplinamiento para la reproducción económica y el mantenimiento de una forma de ser, una identidad fija, cristalizada. Pero, ¿todo deseo es válido? ¿Y qué pasa con los límites, con la ley, cuando se vive en comunidad? Estas son algunas de las preguntas que abre la propuesta escénica dirigida por Mariana Chaud.

Con produccion de la Compañia Teatro Futuro, puede verse en la sala Caras y Caretas con la actuación de Analía Couceyro, Luciana Mastromauro, Flor Piterman -las celestinas- y Fiamma Carranza Macchi, la muchacha que desiste de casarse y es poseída por un espíritu masculino, en medio de jadeos, suspiros, gritos de placer y ganas de más.

El mundo femenino es clave en el universo Tenembaum, que ancla en la tradición crítica, humorística e intelectual de las mujeres y los hombres de la cole. “Estamos hablando de una obra que tiene 100 años y del mito de posesión, que tiene muchos más. Este espíritu errante que se apodera de mujeres jóvenes tiene que ver con el retorno de lo reprimido, con la irrupción del deseo sexual en donde no se lo espera. Esas chicas haciéndose las locas intentan evitar que las casen con tipos que no les gustan”, explica la autora.

La dramaturga, docente y licenciada en filosofía y columnista de elDiarioAR se formó en un hogar ortodoxo, aunque luego se alejó de ese sector de la comunidad. Es profesora de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Nacional de las Artes. Su madre es médica y su padre, abogado, murió durante el atentado a la AMIA, cuando ella tenía cinco años.

Cuenta sobre Las Moiras: “La chica que desafía la autoridad de las casamenteras del barrio de Once quiere hacer una reforma ordenada del sistema, pero no puede porque el amor no tiene que ver con la pareja y la familia burguesa, sino con enamorarse de un espíritu, lo mas antisocial que hay”. 

En la puesta aparecen los personajes con sus cuerpos y sus transformaciones físicas. La irrupción del Dibuk es la puesta en escena del anhelo erótico y el goce,  aquello de lo que no se habla. A contramano de con quién quieren vivir, quién se casa con quién o quién se quiere casar, aparece la cuestión del deseo.

Es interesante pensar que Las Moiras hoy resuena particularmente porque “la rebeldía no es solo patrimonio del feminismo sino también de la derecha. La obra refiere a esta idea de que la juventud viene a proponer un cambio y el cambio nos toma por asalto, no es el que estábamos esperando.  Eso es lo que pasa ahora en el mundo y quizás así fue siempre”, arriesga. “Las transformaciones son mas desordenas y complicadas de lo que parecen. Las revoluciones no son lineales, las conquistas son frágiles, se pueden perder”.

Tenembaum adscribe a un judaismo laico y pluralista “al que estoy orgullosa de pertenecer y que tiene mucho para decir de nuestro pueblo argentino y de todo lo que pasa en el mundo, más allá de nosotros mismos” 

Es inevitable que, entre dos judías, se tematice lo que está ocurriendo en Medio Oriente, específicamente lo que sucede en la franja de Gaza desde el 7 de octubre, cómo desapareció el diálogo como herramienta, cómo irrumpió la violencia. “No sé si estamos en un momento de falta de lenguaje porque estamos bombardeados con información sobre la guerra. Pero me pregunto mucho por los efectos que provoca la circulación de noticias en redes, donde ves un par de zapatos, después un niño asesinado, luego la imagen de un amigo de vacaciones, más tarde otro niño asesinado...”

“Es de una gravedad inédita lo que está sucediendo. La guerra no puede continuar. Lo que esta pasando en Gaza es terrible. Hablo acá porque estoy en mi diario, pero la gente es injusta. Soy hija de una víctima del atentado a la AMIA y aunque muchos judíos se llenan la boca con la idea pluralista de que donde hay dos judíos, hay tres opiniones, luego sostienen que hay una sola posición legitima, quye siempre es la propia.”

“Yo no acuso a nadie de ser un buen o mal judío por tener una posición que no comparto, no pido carnets ni lo haría jamás. Soy humanista, no creo en Dios, pero ajusto las cuentas con mi ética y espero que los demás hagan lo mismo, en vez de decir cuál es la posición correcta. Sería ideal un cese del fuego y el retorno de los civiles y de los rehenes, pero no está claro si las partes invlucradas están dispuestas a esa negociación. No soy experta, es todo muy complejo pero hay que parar con la muerte de tanta gente cada día. Lamentablemente, todo indica que las cosas van a continuar tal como están porque quienes deciden no tienen intererés en ponerle punto final. Si la guerra concluye ahora, Netanyahu se tiene que ir y Hamas quedaría desacreditado”

La ensayista y narradora enarbola las banderas de la izquierda israelí, las mismas que levanta Eva Illouz, “una socióloga que me cambió la vida con su libro Por qué duele el amor. También adhiero a la postura pacifista que circula fuera de la comunidad y que elige una salida sin agresión”.

LH/MF