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Podcast - Ágora

¿Hay realmente un voto antisistema en Argentina?

MEC: Finalmente estamos entrando en clima electoral, retrasadamente, en un año muy especial. Es probable que este año la campaña sea corta, pero muy intensa.

AM: Chiquita pero poderosa. Y vos tenías ganas de hablar de los antisistema, de los que vienen por afuera.

MEC: Ayer leía una nota del diario El Cronista que me pareció bastante interesante, que mostraba una encuesta que decía que el 63% de los que votaron a Juntos por el Cambio o al Frente de Todos en 2019 manifestaba que podían o estaban seguros de votar a las mismas fuerzas, lo que es un dato bastante alto, aunque aún hay un 30% que se manifestó desencantado. ¿Qué va a hacer toda esa gente en las próximas elecciones? Y es probable que todo este proceso que se vio en estos días refuerce esas sensaciones de desencanto.

AM: La insatisfacción es latente, se siente, se mide. Lo que no vemos es explosión, porque la impresión es que el sentimiento prevaleciente es desesperanza, tristeza, es negativo, es desmovilizador. No es rabia, no es por ahora indignación, aunque las fotos recientes podrían ayudar a la indignación. Y la pregunta es si la indignación va a llevar a que la gente cambie de lado, lo que sabemos que es bastante improbable, porque la grieta es rígida. O a que salga del sistema. Y hay muchas maneras de salir: una es quedándose en casa, otra es anulando el voto y la tercera es buscando terceras opciones. En Argentina, hasta ahora, buscaban el centro, la ancha avenida del centro, que nunca fructificó. Como tampoco fructificaron las opciones duras de ideología, como los partidos de izquierda, que a veces tiene candidatos muy decentes, pero raramente tienen una votación decente. Y están apareciendo los que amenazan hace tiempo, los libertarios, Milei y Espert. ¿Qué chances tienen de recolectar la insatisfacción reciente?

Lo que no vemos es explosión, porque la impresión es que el sentimiento prevaleciente es desesperanza, tristeza, es negativo, es desmovilizador. No es rabia, no es por ahora indignación, aunque las fotos recientes podrían ayudar a la indignación.

Andrés Malamud

MEC: Vi algunas encuestas recientes y es muy interesante lo que pasa con lo que podemos llamar “derecha libertaria”. Las encuestas le dan una intención de voto relativamente importante, es decir, entre un 7% y un 10%, inclusive un poco más de un 10% en la Ciudad de Buenos Aires, que es su centro. En las encuestas los dan doblando o más que doblando a la izquierda. Esa es otra pregunta interesante: ¿por qué la izquierda en este momento parece estar teniendo muchos problemas para capitalizar esa sensación de descontento, cuando en otros momentos, como en 2013, llegó a sacar 5% el FIT, lo que no parece estar pasando ahora? Parece que ese descontento se va a ir a opciones por derecha. ¿Qué va a pasar con ese voto? También es cierto que en 2019 las encuestas también le daban a Espert y a Gómez Centurión un 7% y eso se fue desgranando en el camino hasta la elección final. De hecho, perdieron muchos votos entre las PASO y la elección final y terminaron sacando el 1,5%. Entonces, me pregunto qué va a pasar. 

AM: Fijate que estás destacando una excepcionalidad argentina dentro de la región. Porque en la América antes española lo que vemos es que los estallidos derivan en la canalización del voto hacia la izquierda: Chile, Perú, Ecuador, Bolivia, o hacia la derecha, como el caso brasileño. En Argentina no va para ninguno de los dos lados, ese 5% del FIT es importante para la izquierda argentina, pero es cualquier cosa menos disruptivo. Ahora los libertarios, por derecha, parece que estarían asomando, apuntando a los dos dígitos. Pero de nuevo, 10, 11% está lejos de ser disruptivo, sobre todo porque se concentra geográficamente. Y esto me parece importante destacarlo: en la región más privilegiada del país, la capital federal es el núcleo de la prosperidad en Argentina, es donde viven los más ricos. Quiere decir que este voto insatisfecho no es un voto de los desclasados, no es un voto de los desfavorecidos, es un voto de la oligarquía, de la aristocracia. O vamos a ser más suaves: de la gente que es blanca, que es joven y que va a escuelas privadas, que se enoja con el sistema. Es notable, son los incluidos los que protestan.

MEC: Me parece absolutamente fascinante lo que estás diciendo y te agrego una cosa: mirando datos de elecciones pasadas, uno de los que me resulta más interesante es que hay un núcleo del 10, 12 o 6% de un voto que podríamos decir que tiene una raíz libertaria. En la década del 80 estaba la UCEDE, en la década del 90 y tempranos 2000 estaba Cavallo, hay que recordar que en el 2003 López Murphy obtuvo el 16% de los votos. En la elección del 89 la tercera fuerza fue la UCEDE. No estoy diciendo que sea exactamente lo mismo, pero hay una especie de hilo subterráneo, hay una identidad que va buscando expresiones y claramente el centro de esa identidad es la Ciudad de Buenos Aires y la zona metropolitana. 

Mirando datos de elecciones pasadas, uno de los que me resulta más interesante es que hay un núcleo del 10, 12 o 6% de un voto que podríamos decir que tiene una raíz libertaria.

María Esperanza Casullo

AM: La localización territorial de este voto justifica tu argumento. Esa demanda electoral está siempre en el mismo lugar. Por lo tanto, es posible pensar que, si no es la misma gente, son los hijos de esa gente. Responde a una clase social que está territorialmente localizada. Y algo que me parece importante: en el pasado, esa gente se ubicaba hacia afuera, aplaudía golpes de Estado. Ya no. Por eso, cuando hablamos de estos votos antisistema y a veces los tomamos un poco para la risa me parece importante destacar que fueron procesados por un sistema al cual, a pesar de un discurso agresivo, defienden. Porque en el fondo están optando por la voz, diría Hirschman, y no la salida. No están optando por el golpe, ni por la emigración, ni por deslegitimar el sistema político. En realidad lo que están diciendo es: “el voto sirve, dámelo a mi”.

MEC: Es interesante lo que decías en otra conversación que tuvimos, de que en la lista a diputados del partido de Milei tuvieron que salir a buscar mujeres, porque la legislación electoral te impone que tenés que tener paridad en las listas. De un espacio partidario que está muy masculinizado y con un discurso que roza la misoginia por momentos.

AM: Y encontraron lo que en los medios llaman “la Ofelia Fernández de los libertarios”, que es una chica de 18 años transicionando entre la secundaria y la facultad, que tiene también esta característica del desparpajo, que es fundamental en un período en el cual se moviliza más a través de las redes que de los medios y donde la juventud es el bocado a seducir. Están todos los partidos preocupados por esto. Ayer confirmaba unos datos de que el kirchnerismo está perdiendo a la juventud, así como Juntos por el Cambio está perdiendo a la tercera edad. Estos votos duros se están ablandando. Pero, en medio de la pandemia, el voto juvenil es más apetecible porque probablemente asista a votar en mayores niveles que la gente mayor. 

MEC: Para cerrar con una nota de optimismo, que es algo que caracteriza a este podcast, creo que estos datos te muestran la plasticidad que tiene el sistema político representativo. La plasticidad para cambiar y buscar nuevas formas de representación e incorporar nuevos sectores, que no son necesariamente con los que uno está ideológicamente de acuerdo. Pero, como vos decís, en la famosa frase de Adam Przeworski: “La democracia sigue siendo ‘the only game in town’”, el único juego que se juega en esta ciudad. 

AM: Fijate la fuerza que tiene esta democracia que supimos conseguir en la década del 80 que nadie la cuestiona. Este discurso contra la casta en el fondo es un discurso inclusivo. Son los que están afuera de la casta y quieren entrar. Y tocan la puerta, pero no la de los cuarteles, sino la del cuarto oscuro.

MEC/AM/CB

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