OPINIÓN

Primera vuelta: centro a la olla o taco, toque y gambeta

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Centro a la olla: Pase de larga distancia que no tiene destino fijo, más que el de llegar cerca del arco contrario.

Mientras me dejaba atrapar por la trama de Paradise, la distópica e inquietante película alemana que por estos días emite Netflix, no podía dejar de pensar en una de las más taquilleras propuestas del candidato Javier Milei, la compra y venta de órganos. En la película, las poblaciones más vulnerables de la sociedad, venden su tiempo de vida a una compañía que a su vez lo vende a sus clientes pudientes. Por ese mecanismo una mujer de 30 años pasa en minutos a tener 70, al tiempo que una de 70 se convierte en treintañera. Lo que determina, en la película, estar de un lado o del otro del quirófano, es la situación económica de las personas. ¿Podría esta ficción convertirse en realidad en nuestro país? Según lo expresado en esta entrevista por Alberto Benegas Lynch, mentor intelectual del candidato con mayor intención de votos para la primera vuelta de octubre, si, podría. ¿Hay un público ultra segmentado para abrazar una propuesta como esta? Si, hay.

El día martes 6 de septiembre pasado, el presidente de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires cedió ese recinto para que la candidata a Vicepresidenta de LLA hiciera lo que todos sabemos que hizo. Mientras veía por televisión las hasta hace muy poco tiempo inconcebibles imágenes de un acto de esas características en un edificio representativo de nuestra democracia, no podía dejar de pensar que alguno de los presentes en esa convocatoria debían tener información sobre el paradero de los casi 400 niños, ahora adultos, que aún siguen privados de su identidad. ¿Hay un público ultra segmentado en nuestra sociedad para abrazar un pensamiento como el de la candidata a vicepresidenta? Si, hay. 

Mientras tanto, en el diálogo de esa fuerza política, con un público no tan masivo, la casta en los hechos, dejó de ser casta, la dolarización empezó a diluirse y hasta se mencionan candidatos a presidir el Banco Central que hasta hace muy poco iban a implosionar. El desquicio va dejando lugar al aplomo y la ira a la amabilidad, que ese público ultra segmentado reclama. ¿Es posible compatibilizar intereses opuestos e ideologías antagónicas detrás de un mismo candidato? Está visto, que haciendo sintonía fina, con pases cortos, taco, toque y gambeta, sí, es posible. Públicos ultra segmentados, discursos ultra dirigidos: los desencantados, los negacionistas, los ultra liberales, los ultra conservadores, los jóvenes que buscan diferenciarse, los que están por debajo de la línea de la pobreza, la clase media devenida en baja, la familias cuyos hijos emigraron, los profesionales que no pueden ejercer sus profesiones, los que están fuera del sistema, los trabajadores precarizados y un larguísimo etcétera, constituyen grupos de votantes que, con un mismo voto, votan distintas cosas.

En el canal de LN + escucho a Jonathan Viale preguntarle a Patricia Bullrich: “¿Me lo trajiste a Melco?” Percibo que a la candidata a presidenta no le hace gracia quedar nuevamente como la segunda (marca), ahora de su nuevo compañero de fórmula, pero hace un esfuerzo y disimula todo lo que el rictus se lo permite. Cuando le llega el turno al candidato a ministro de economía de extemporáneo bronceado, explica que sabe muy bien lo que se debe hacer porque hace dos años que junto a su equipo vienen diseñando las políticas que van a implementar el día uno. Hasta ahí lo esperable.

Pero cuando el periodista profundiza y le consulta por las políticas concretas, el candidato a ministro matiza la anterior respuesta y dice que él y su equipo tienen la cabeza abierta y que los miembros de su equipo viajan, consultan, investigan, estudian todo el tiempo porque están dispuestos a seguir aprendiendo. Es probable que yo esté corto de entendederas, pero al final ¿Tienen un plan o están aprendiendo? Me imagino a los estrategas de campaña de Bullrich recalculando. Ya hicieron un cambio, metieron un 9 de área, salieron de la posición defensiva y pasaron al ataque. ¿Será suficiente con un solo delantero que reciba todos los pelotazos y centros a la olla? ¿Estarán pensando en meter otros cambios? Se verá.

La semana pasada el gobierno anunció una serie de medidas para contrarrestar los muy perniciosos efectos de la devaluación del 14 A. Según el informe elaborado por Pablo Manzanelli y Leandro Amoretti y publicado por CIFRA la semana pasada, las ramas altamente concentradas de la economía aumentaron sus precios mayoristas 15,1% por encima del IPC entre 2016 y el primer semestre de 2023, en tanto que las ramas en las que predominan los grupos económicos lo hicieron 25,6% por encima de los precios minoristas. En ambos casos, estos aumentos contrastaron con la evolución de sus costos salariales que se redujeron 24,1% y 32,9%, respectivamente ¿Quién puede estar en desacuerdo con otorgar a los trabajadores una suma de 30 mil pesos por dos únicas veces? Por cierto, el segundo pago, ajustados por inflación, equivaldría a 26 mil pesos.

El total de las ayudas implementadas por el gobierno según el decreto 438, en acuerdo general de ministros, alcanza la cifra de 729 mil millones de pesos, el 0,5% del PBI. La situación de las pequeñas empresas, como bien se sabe, es muy diferente a la de las grandes, especialmente, las que operan en ramas concentradas de la economía o son grupos económicos. Las pequeñas empresas no sólo no han trasladado a precios el incremento de la inflación sino que han sufrido una disminución en las cantidades vendidas. La caída, según este informe de CAME, llegó al 4,1 % interanual en agosto. Si el Gobierno hubiera compensado a las empresas pequeñas el total de la suma fija, tal como lo hizo con las microempresas, el costo total de las ayudas hubiera sido el 0,52% en lugar del 0,50%. Solo para tener un orden de magnitud, este incremento no llegaría ni al 1% del total de desembolsos que nuestro país debe realizar al FMI en lo que resta del año. Es fácil, dada la situación que estamos atravesando, que todo suene a muy poco. Es tan poco lo que se le otorga a los trabajadores, como lo que faltó otorgar a las pequeñas empresas. Aquí se aprecia el sobre esfuerzo de quien tiene que gambetear, patear el centro, y al ver que no hay nadie en el área, salir disparado a cabecear.

Segmentar públicos y diseñar discursos y propuestas a medida de cada uno de ellos es una habilidad que no a todos se les da de la misma manera. Es hacer una sintonía ultra fina que se pone más difícil cuando todos los públicos exigen énfasis, contundencia y credibilidad. Para muestra, Larreta.

Seguramente la razón por las que alguien del decil más alto de ingresos vota a un candidato, es distinta a la razón por las que a ese mismo candidato lo vota alguien del decil más bajo. En un razonamiento extremo y teórico podríamos afirmar que hay tantas razones de votos como electores. Imagino que se vienen tiempos de mayor sofisticación, direccionamiento y precisión en las propuestas, de mayor contundencia en el alcance y de mayor claridad en las explicaciones. Imagino más jugadores dotados y habilidosos y menos picapiedras. El centro a la olla, la generalidad, las definiciones laxas, los discursos para todos, el pase sin un destino fijo, tal vez permiten agarrar un rebote y pegarle desde dentro el área chica, pero esa pelota tiene tantas chance de pegar en el palo y entrar, como de salir.

Al final, si querés convencer de todo a todos, terminás por no convencer de nada a nadie.

MS