TRIBUNA ABIERTA

Tercer triunfo

Presidente de la Auditoría General de la Nación —

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Argentina celebró su decimonovena elección de renovación legislativa desde la inauguración democrática de 1983. Esa saludable rutina democrática fue afectada por la pandemia, que ya se cobró más de 116 mil fallecidos, pero no impidió el libre ejercicio del derecho a elegir de los ciudadanos.

La primera comprobación es la confirmación de un “ bicoalicionismo imperfecto” compuesto por una fuerza -Juntos Por el Cambio (JxC)- que compite por cuarta vez consecutiva a nivel nacional y el oficialismo del Frente de Todos (FdeT), actual nombre de fantasía del Movimiento Nacional Justicialista y aliados menores.

Otra resultante de la elección es que JxC obtiene, con una recurrente representación de alrededor del 40 % del registro electoral, su tercer triunfo y se convierte en un decisivo estabilizador del sistema político.

Al ser capaz de superar la derrota de la última presidencial y mantener su cohesión interna, JxC primero conjuró la ruptura alentada desde el oficialismo y luego evitó la fragmentación del arco opositor, experiencias que muestran sus negativas consecuencias en la situación política de nuestros vecinos Chile y Perú, por ejemplo.

Esa positiva situación es consecuencia de la defensa del mantenimiento de las reglas de juego vigentes, las PASO, a pesar de los intentos del oficialismo de su eliminación y de algunas desacertadas opiniones internas de la propia coalición de JxC.

A continuación, algunos indicadores del resultado electoral:

• A nivel país, alrededor de dos de cada tres votantes eligieron candidatos opositores; JxC superó al FdeT por 8,4 puntos porcentuales.

• JxC ganó en 13 de los 24 distritos electorales.

• JxC triunfó en 6 de las 8 provincias que eligieron senadores y eso deriva en una composición del Senado donde, por primera vez desde la inauguración democrática, el PJ no tiene quórum propio.

• En la Cámara de Diputados se verifica un virtual empate, FdeT 118 bancas y JxC 116 bancas, y en el Senado una ligera ventaja para FdeT con 35 escaños frente a 31 de JxC.

• JxC ganó en 16 de 23 ciudades capitales de provincias, además de la Ciudad de Buenos Aires.

• El FdeT perdió 5 millones de votos en relación a los obtenidos en el año 2019. Eso significa que redujo alrededor del 40% de los votos conseguidos en ese año.

Es altamente probable que el resultado electoral impacte en cada uno de los integrantes de ese “bicoalicionismo imperfecto ”.

En el oficialismo, seguramente serán motivo de análisis los siguientes datos:

• Obtuvieron la menor representación en los 75 años de historia del peronismo, con el 33% de los votos, y con el agravante de estar en ejercicio del gobierno nacional.

• Salieron terceros en varias provincias: Misiones, Córdoba, Santa Cruz, Neuquén y Río Negro, algunas de ellas gobernadas por el PJ.

• Perdieron por más de 20 puntos porcentuales de diferencia en Jujuy, Corrientes, Mendoza, Ciudad de Buenos Aires y Entre Ríos, cuatro de ellas gobernadas por JxC.

En JxC será objeto de reflexión que:

• Quedó a menos de dos puntos porcentuales, si se reiteraran los últimos resultados, de ganar en primera vuelta una elección presidencial.

• Si se repitieran los resultados en dos años, donde se renuevan los senadores de 8 provincias (Buenos Aires, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones, San Juan, San Luis y Santa Cruz) habría empate con el FdT en la cámara alta, 33 a 33, y se convertiría en primera minoría en la Cámara de Diputados.

• Obtuvo un resultado homogéneo a nivel país ya que ganó o llegó segundo en los 24 distritos electorales.

Extravagancia, populismo y candidatos antisistema

Además de estas comprobaciones, es pertinente comentar dos aspectos cualitativos: el extravagante festejo del oficialismo y la muy comentada presencia de las terceras fuerzas.

Con relación al primer punto, no debería llamarnos la atención porque los gobiernos de raigambre populista -aferrados a su fe- niegan los datos, rechazan las evidencias y no atienden cuestiones elementales para el ejercicio de la democracia como reconocer la victoria del rival que es, en definitiva, la consecuencia de la voluntad popular.

Sin ir más lejos, Donald Trump aún no reconoció, después de un año, el limpio triunfo del Presidente Joe Biden y, desde la Presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro anticipa el fraude en la próxima elección frente a una eventual derrota en las urnas.

Es, en esencia, la misma conducta que empañó una transición normal en el final del mandato de la Presidente Cristina Kirchner cuando se negó a entregar los atributos del mando al presidente electo.

Con referencia a los resultados de las terceras fuerzas, es bueno recordar que, en situaciones de crisis con justificadas razones para la insatisfacción social, es esperable la aparición de candidatos “antisistema”. Así sucedió en la crisis de inicios del siglo cuando una fuerza que promovía las llamadas asambleas populares y rechazaba la democracia representativa, obtuvo cerca de 20% de los votos en la Ciudad de Buenos Aires y consiguió ocho legisladores locales y cuatro diputados nacionales. También esa fuerza se proclamaba defensora de la libertad, nada más que se reivindicaba trotskista.

Una referencia a la UCR

Es un dato de la realidad que, en la PBA, a diferencia de lo sucedido en la Ciudad de Buenos Aires, JxC obtuvo más votos que la suma de las listas que compitieron en las PASO. Es la consecuencia de un proceso virtuoso que se inicia con el triunfo de la lista encabezada por Maxi Abad en la interna partidaria donde concurrieron a las urnas más de 113 mil afiliados.

Ese triunfo habilitó la candidatura de Facundo Manes que expresó una oxigenación de la vida partidaria cuestionando, de paso, a los que hacen política con la antipolítica. En otros términos, actuó siendo un “ cortafuegos” de los antisistema.

Esa estrategia partidaria, continuación de la acertada decisión de la Convención Nacional de Gualeguaychú -ratificada y con mayorías más amplias en La Plata en 2017 y en Parque Norte en 2019-, tuvo sus frutos.

Hoy la UCR de la Provincia de Buenos Aires, producto de un proceso ordenado y programado de renovación dirigencial, puede mostrar su resurgimiento, tan necesario para la relevancia nacional de la UCR: 6 diputados nacionales, 13 diputados provinciales, 6 senadores provinciales, 31 intendencias, 314 concejales en todos los municipios de la provincia y 196 consejeros escolares.

En el mismo sentido, un radicalismo revitalizado en todo el país, promovido por las exitosas gobernaciones en las tres provincias administradas por radicales, hizo posible que la UCR liderara las listas en 4 de las 6 provincias que JxC ganó en la renovación del senado y en 7 de los 13 distritos donde JxC triunfó en la categoría de diputados.

Para terminar, en un presente lleno de incertidumbres sociales y, también, de miedos y angustias personales, la UCR tiene la obligación de ofrecer un horizonte de certidumbre y esperanza para superar las consecuencias de la pandemia y del desgobierno que ejerce el oficialismo nacional. En esa línea debe asumir el compromiso de competir en JxC con candidatos propios en todas las categorías y en todas las jurisdicciones, en el convencimiento de que ese es el camino para ampliar desde la base social la representación política de nuestra coalición.

Para ello debemos evitar caer en algunos vicios y desviaciones de la sana acción política: tenemos la obligación de desterrar el sectarismo, el dogmatismo y el individualismo, verdaderos virus que pueden contaminar la imprescindible contribución de la UCR en esta hora decisiva de nuestra vida como nación independiente.

JR/MGF