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Entrevista

Graciela Draguicevich: “Si hay algo que realmente muestra al pueblo argentino es que tiene mucha calle”

Graciela Draguicevich, presidenta de la Asociación Mutual Sentimiento

Diego Genoud

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Graciela Draguicevich es ex presa política y activista social con muchos años de experiencia. Preside la Asociación Mutual Sentimiento, que ofrece desde hace veinte años alimentos a precios accesibles a través de la feria agroecológica que funciona en El Galpón de Chacarita, donde productores y consumidores se vinculan sin intermediarios. La escalada inflacionaria actual está dificultando considerablemente esa labor.

Draguicevich comenta también los obstáculos que enfrenta su organización, que tiene una historia de más de dos décadas, para reabrir una farmacia que durante mucho tiempo ofreció medicamentos genéricos hasta un 600% más baratos de lo que se pueden conseguir en algunas farmacias.

Además, recuerda la época del trueque en el 2001 y analiza la posibilidad de que la actual crisis económica vuelva a poner en agenda este tipo de iniciativas.

-Uno de los espacios más importantes que se crearon en el marco de la Mutual Sentimiento, en ese edificio que está frente a la Pizzería Imperio, en Chacarita, es El Galpón - Centro Comunal de Abastecimiento Agroecológico. ¿Cómo están viviendo este shock inflacionario en ese espacio que busca conectar al productor con el consumidor sin intermediarios para abaratar costos?

-Ya pasamos un par de veces por esta locura inflacionaria y siempre la navegamos bien. El problema es que antes que esto nos pasó el gobierno de (Horacio Rodríguez) Larreta con la reurbanización de la Villa del Playón de Chacarita, que la verdad que como obra social y arquitectónica es muy buena. Aunque había que hacer viviendas para 1.500 familias e hicieron para 500. Estamos hablando de la parte de Avenida Triunvirato, la nueva, que ahora tiene toda vivienda nueva. Toda esa edificación nos la comimos nosotros en El Galpón y de muy mala manera. No cuidaban nada. A pesar de que teníamos convenios firmados con anterioridad, nos cruzaban unas gigantescas máquinas. Cuando los consumidores querían ir o los productores bajaban la mercadería, se la llenaban de Portland, de tierra. Fue una cosa espantosa durante toda la construcción. No era solo porque se estaba construyendo, sino que era con mala leche. En realidad tuvimos una lucha bárbara para que sostuvieran El Galpón ahí en el medio, porque lo querían pasar por arriba. Estuvimos muchos meses en la calle, peleando en la Legislatura, hasta que conseguimos que El Galpón figurara en la ley de reurbanización. Pero entonces fueron por otro lado. No podían por el lado legal, fueron por el “hagámosle de todo a ver si desaparecen”.

-Es un espacio que tiene casi 25 años.

-La Mutual tiene 25 años exactamente. Y El Galpón va a cumplir 20 años.

-El edificio fue entregado por el gobierno de Menem en los últimos días, ¿no?

-Sí, él nos dio el edificio. Nosotros somos sobrevivientes de la dictadura militar, en general ex presas y ex presos políticos de la última dictadura. Habíamos armado una mutual que se llamaba Mutual Sentimiento, pero no teníamos sede. Entonces como el presi decía todos los días, dos meses antes de irse, “yo fui preso político” (imita acento riojano), nosotros le escribimos una carta diciéndole: “Al igual que usted, señor Presidente, somos presos políticos. No tenemos sede”. Nos tiramos el lance. Nos recibió a los 20 días. Y nos dio el edificio.

-¿Cómo siguió la iniciativa?

-Después vino el trueque. Nosotros fuimos la sede más grande de trueque de Capital. Teníamos cinco pisos. Eran alrededor de 5.000 trocadores y trocadoras, lo que nos hizo muy famosos. No solo acá, sino que venían de afuera a ver. Nos hicieron viajar varias veces a Europa a explicarles, pagándonos todo, cómo hacemos el trueque, porque se venía la debacle de Europa también. Ellos lo sabían y estaban interesados en qué era el trueque. Y cuando la gente hacía cola afuera para ingresar -estábamos abajo de la lluvia, frío, calor, lo que fuera-, un día pasó una CEO de una empresa de ferrocarriles, América Latina Logística, creo que se llamaba. Vio todo eso y preguntó. Era una contadora, me llamó a hablar con ella. Fui con otro compañero porque pensé que era una trampa. Y nos dijo: “Estoy viendo toda la gente a la intemperie, les voy a dar este galpón”. Que es El Galpón. Nos lo dio una multinacional. Yo siempre digo que las organizaciones sociales, además de ser autogestivas, independientes, autónomas, no tenemos que tener prejuicios y tenemos que pedirle a todo el mundo. Al gobierno de Milei también le vamos a pedir, porque así es como hicimos las cosas. Después fue Ricardo Jaime el que nos hizo el último convenio. A ver, si algo nosotros teníamos como mandato cuando armamos la Mutual, era ver si servía una experiencia que no fuera con tanta pata dentro del sistema. Siempre dijimos que lo que queríamos hacer -en general, todos habíamos sido miembros de las organizaciones armadas de los años 70- era de alguna manera seguirla en democracia. Dijimos: no vamos a tener solo consignas. Si tenemos una consigna, la llevamos a la práctica. Y así hicimos. Tratamos de mostrar que había otra manera de hacer las cosas, que eran lindas, que eran legales, que eran preciosas, que eran ricas y que se podían hacer y eran autogestivas. Eso es lo que estamos demostrando hace 25 años. El Galpón fue el primer galpón agroecológico que hubo en Buenos Aires y en los alrededores. Estamos hablando casi 20 años atrás, cuando nadie hablaba de agroecología, de orgánico, de agrotóxicos, de la soja transgénica y del glifosato. Todo el mundo nos miraba como que éramos locos, pero llamábamos la atención y la verdad que era tan distinta esa verdura, esa carne, esa fruta, esos huevos, la leche, tan distinta a la que se conseguía en los supermercados, tenía tanto sabor y caía tan bien, que no necesitamos hacer mucha publicidad. Vinieron solos.

-¿Cómo es hoy? ¿Cómo se accede?

-Hoy es un desastre porque hemos navegado contra tormentas infernales. Una fue esta que les cuento de la reurbanización del barrio que prácticamente no se podía pasar. Hasta que nos abrieron la única calle por la cual se ingresa. Encima nos robaron hace poco. Además, en un momento nos tocó una máquina de esas topadoras, sin querer, entre comillas, una punta del galpón. Son galpones de más de 100 años. Y se nos empezaron a caer los techos. Entonces tuvimos plata para arreglar la mitad del galpón y con eso estamos trabajando. O sea, contra viento y marea, ahí estamos. Pero tenemos la satisfacción de que a partir del camino este que nosotros marcamos con tanto esfuerzo y sacrificio, no solo tuvimos mucho éxito porque teníamos1.500, 1.000 personas por fin de semana, sino que ahora florecieron estos emprendimientos y hay miles.

-¿Cómo es el trabajo de vincular directamente al productor, a las organizaciones de campesinos, en muchos casos con el consumidor?

-Antes de abrir, dos años antes, estuvimos recorriendo el país. Lo que buscábamos no solo era la producción agroecológica, sino de dónde se inflacionaba de tal manera el alimento que ni el que lo estaba produciendo ni el consumidor tenían algún beneficio. Y ahí empezamos a descubrir la intermediación. No solo la intermediación necesaria como es traerlo hasta Buenos Aires y todo lo demás, absolutamente remarcado, sino la intermediación ociosa, es decir, aquel que pone la guita para sostener los camiones, para sostener los silos, para pagar por anticipación al productor para que tenga algún algún mango, para poder luego cosechar, etcétera, etcétera Toda esa intermediación que es como una rueda financiera, que sigue estando, pero por lo menos nosotros la pudimos sacar a la luz en ese momento y dijimos: esto es lo que hay que cortar. Si el productor está produciendo maíz, nosotros tenemos que ver la manera de que el maíz se venda directamente, solo pagando un flete. Es decir, no puede haber otra intermediación. Y así conseguimos que no se nos inflacione permanentemente el mercado. Contamos con otra cosa que es muy importante y que habría que tenerla en cuenta: el productor no está todo el tiempo pensando en dólares. En lo único verde que piensa es en su huerta, pero en realidad no le cabe esto de estar todo el tiempo aumentando. El productor nuestro de huevos y de pollos hace dos meses y medio, casi tres, que no aumenta los precios.

-¿Cómo se pueden comunicar con ustedes?

-Estamos en todas las redes y en la web www.elgalpon.org.ar También tenemos un WhatsApp 1127377438. El Galpón está solamente abierto los días sábados de 9 a 18 horas. Si ustedes piden, nosotros los subimos a un listado de WhatsApp que es Consumidores del Galpón. Y ahora, en esta crisis tan profunda que estamos viviendo, en general nos movemos mucho con pedidos, pero si ustedes van igual van a encontrar mercadería. Estamos como empobrecidos, pero hay de todo un poquito.

-¿Y ahí qué pueden conseguir?

-Verduras, frutas, lácteos únicamente ahora por encargo, porque como están realmente tan caros en todos los lugares, nosotros tenemos que tener todo el tiempo capital como para ir comprando. No llegamos a comprar la cantidad de mercadería y muchos productores ya no pueden ni venir por el tema de la nafta, porque nosotros teníamos los puestos, estaban los productores vendiendo directamente al consumidor, salvo los que eran de Corrientes, de Misiones, de Tucumán, que teníamos un nodo, que se llamaba Productores Lejanos, y se hacía esto de pagar un flete, por ahí compartido, hasta que llegara. Ahora ni siquiera los del primer y segundo cordón quieren venir.

-¿Y hoy qué necesitan para poder funcionar en El Galpón con esta inflación?

-Lo primero que necesitaríamos es que algún gobierno se dé cuenta de que no puede no trabajar con gente como nosotros, porque nosotros en realidad somos como una frutilla del postre. No le salimos un peso a nadie, pero brindamos servicios. Ahora, eso sí, claro, conscientizamos gente. Eso no les va a gustar. No les va a gustar que estemos hablando mal en contra de Mastellone o de Aceitera Deheza. Y eso lo hacemos siempre. No les va a gustar que digamos que la soja transgénica está alimentando en una pequeña parte las cosas del país, pero que en realidad está matando a miles de miles de personas en los campos y enfermando a los niños. Eso no les va a gustar. Y por ahí no se acercan también por eso. Seguramente.

-Son productos de primera calidad. ¿Son más accesibles?

-Yo siempre le digo a la gente cuando me pregunta: mirá, tenemos precios tipo chino, el supermercado chino. Pero tenemos la garantía que todos esos productos no contienen venenos ni conservantes. Y además son de emprendimientos familiares. Es decir, es de esta gente que no se está fijando en los dólares. Es de esta parte del país que tendría que brotar como hongos, que es lo único que nos va a salvar. Que piense como nosotros en el país, en nuestros hijos, en nuestros nietos, en el planeta, en dejarle algo vivo a los chicos que vienen por detrás. Mi nieto más chico tiene siete años. Es horrible lo que le vamos a dejar. La crisis climática a full. El peor de todos los pronósticos para tempestades, terremotos, tornados.

-Por un lado está El Galpón agroecológico y después hay otro lugar que siempre fue también emblemático. Hoy no está funcionando, pero también tiene que ver con una cuestión central hoy, que es el precio de los medicamentos. Durante mucho tiempo funcionó una farmacia en el de la Asociación Mutual Sentimiento, donde se vendían medicamentos genéricos.

-La cerró Larreta. Es un edificio de Nación y una farmacia que depende del Ministerio de Nación, nada que ver con Ciudad de Buenos Aires. Pero la gente de Larreta tenía unos amigos de la empresa Chemovet Sociedad Anónima, que es una multinacional que fabrica oncológicos veterinarios. Ocho o diez farmacias cerraron junto con la nuestra en la ciudad de Buenos Aires. Después salió el famoso médico (Juan Enrique) Romero y planteó todo el problema a Alberto Fernández y Alberto Fernández sacó un decreto de necesidad y urgencia diciendo que las farmacias podíamos vender medicamentos de humanos para animales de compañía sin ningún problema. Porque nos hicieron juicios penales. En el medio de esos juicios, fue la agencia de control a exigirnos que habilitáramos la farmacia en Ciudad. Pero no es posible porque nuestra farmacia tiene 23 años y en esa época ni siquiera había comunas, es decir, ni siquiera estaba ni el organismo de control este, no había nada, entonces nadie sabe cómo habilitarla. Ahora con el cambio de Gobierno no pudimos todavía retomar el tema.

-O sea que ustedes ofrecían medicamentos genéricos a precios muy accesibles.

-A veces 600% más barato. Son medicamentos legales, es decir, que salen de laboratorios, tienen registro, hasta el último detalle estaba anotado. Simplemente no le gustó a esta empresa que nosotros vendiéramos esos medicamentos 600% más barato que lo que lo vendían ellos. Les doy un ejemplo: un medicamento oncológico que nosotros teníamos en aquel momento, hará seis meses atrás, a 3.000 $, ellos lo vendían a 200.000 y pico de pesos.

-Ahora es materia de debate eso, porque el gobierno de Milei también fue y vino con el tema de los genéricos, la prescripción médica, que los médicos puedan o no nombrar medicamentos.

-Porque están las multinacionales atrás.

-Los laboratorios tienen un poder muy grande.

-Acá todo se compra y se vende. Y mientras sigamos así vamos a la debacle absoluta.

-O sea, los que intentan dar una alternativa, como en el caso de ustedes, desde un pequeño lugar, alternativo, tienen que enfrentar un montón de obstáculos.

-De los grandes poderes. Y como gobierno ninguno de los gobiernos, ni el del Flaco Kirchner, ni los de Cristina, ninguno salió a defender estas cosas. Siempre nos tuvimos que abrir camino solitos y guerreando contra todo el mundo. Y si no, que la gente busque desnudos en Plaza de Mayo, año 2009. Esos somos nosotros. En pleno gobierno de Cristina nos quisieron desalojar.

-Sos alguien con una historia de muchos años de militancia, que participaste de distintas experiencias colectivas. ¿Qué tipo de costos les trajo a ustedes la autonomía que decidieron tener durante los años previos a la llegada de Milei?

-Estábamos y seguimos totalmente decididos a hacer eso. Como siempre digo, nosotros no somos ni farmacéuticos, ni verduleros, ni carniceros, no somos nada de eso. Somos militantes, militantes de la vida, que seguimos adelante con lo que pensamos que hay que hacer. Entonces, sí, los costos fueron grandes, porque en el momento en que asume el primer gobierno de Kirchner, el campo popular se divide absolutamente. Y nosotros quedamos pataleando en el aire porque no somos troskos. No nos fuimos con los partidos de izquierda, pero tampoco nunca fuimos kirchneristas. Quedamos en la mitad de la nada, en Narnia, como dicen los chicos ahora, viendo de qué palo nos íbamos a agarrar. Y la verdad que fue un momento muy difícil, pero sacamos adelante el emprendimiento a como dio lugar. Entonces cada vez que cambia el gobierno no vienen del todo contra nosotros, porque saben que nosotros no éramos del gobierno anterior, ni del anterior, ni del anterior. Eso no va a ser así ahora con Milei. Milei es una figurita. Es decir, alguien que lo han empoderado de esta manera, que lo peinaron y le hacen hablar de esta manera. Me parece un Cavallo con peluca.

-¿Por qué la mayor parte de la sociedad argentina elige a Milei?

-Primero y principal es la bronca. Hay una bronca en la calle, pero una bronca, una cosa tremenda, porque se hizo mucha bulla con que eran gobiernos muy progresistas, sumamente populares, pero no lo eran. Eran gobiernos que estaban todo el tiempo arreglando con los mismos poderes que nos encontramos ahora (...) Siempre me acuerdo una cosa que decía el Chacho Álvarez: este sistema sin la corrupción no podría existir. Y es verdad. Entonces es algo que viene con este sistema. La corrupción está, es endógena.

-¿Pero en qué acertó Milei? ¿Acertó en algo?

-Acertó en darle el look necesario a la juventud para que lo apoye. ¿Y sabés por qué? Porque la juventud quiere rebelión, pero no tiene líderes. Está Milei porque no hay un líder de izquierda que les plantee cómo sacarnos de encima a toda esta caterva de gente que nos vive explotando, expoliando, oprimiendo, que todo el mundo sabe pero que no sabe para dónde salir porque no hay nadie que se plante. ¿Entonces quién viene? Uno por derecha, por ultraderecha, como Milei, que con unos pelos, con una motosierra, gritando que él es un león y te mete una mina que es defensora de los genocidas. Te traen de nuevo lo más perverso del sistema que son todos estos bichos que estamos viendo uno tras otro.

-¿Con el menemismo es comparable? Vos que lo viviste.

-No, es distinto. Está aggiornado a las nuevas generaciones, pero es parecido. Siempre van para el mismo lado, son los mismos los que juntan. Todo lo que nos sacan a nosotros se lo lleva alguien. La plata en el mundo es una sola. Si te la sacan a vos, alguien la tiene.

-Luis Caputo decía hace poco: es la primera vez que con estas ideas un candidato llega a la presidencia porque antes esto lo votaba el 5% de la población. Más allá de que Milei dijo “el ajuste lo va a pagar la casta” y mintió, porque lo está pagando la base de la sociedad. Pero es cierto que dijo: “Vamos a hacer un sacrificio, vamos a hacer un ajuste brutal”.

-Pero la gente no entendió eso. Nosotros hablamos con muchos jóvenes. Lo primero que entendió la gente era que si dolarizaban en vez de cobrar en pesos iban a cobrar en dólares. Eso fue un gran engaño y fue muy bueno como engaño, porque ellos tenían un recuerdo de lo que había sido el 1 a 1 de Menem. Habían hablado con sus padres, con sus abuelos y les dijeron: “cuando estaba el Turco acá era 1 a 1”. Y ellos dijeron: “1 a 1. Gano 150.000 pesos, voy a ganar 150.000 dólares”. Hubo mucha gente confundida. Pero hubo un punto clave para eso. Él logró concentrar el odio generalizado que hay en la población. No sé por cuánto tiempo. Muy probablemente ese odio se le dé vuelta. Por eso está pidiendo la entrada de tropas extranjeras. Volvió a pedir ahora que él solo, con su firma, pueda volver a entrar tropas extranjeras. En un momento donde el mundo está buscando alimentos y está buscando agua y está buscando un montón de cosas que en la Argentina sobran.

-Mencionabas los clubes de trueque en el año 2001. ¿Te recuerda ese momento? ¿Pensás que pueden volver?

-Estamos hablando ese tema y ya estamos teniendo varios contactos con el tema de los clubes de trueque, porque hay varias monedas del campo popular. Una es la MIA, de (el Movimiento Nacional de) Empresas Recuperadas, del (Eduardo) “Vasco” Murúa.

-¿Cómo funciona?

-Esa es una moneda impresa. Es como un billete.

-¿Que podés comprar con esa moneda?

-Tenés que ser del círculo. Yo creo que Empresas Recuperadas se está moviendo. Suponete, tienen fábricas recuperadas de dulce de leche, entonces con eso compran azúcar y leche y se hace un circuito más que nada interno. No ha salido todavía para afuera, pero capaz que es un momento también para salir. Habría que verlo. Y después está la moneda PAR, que es una moneda electrónica. Esa venía rodando hacía tiempo y viene como con algún tipo de expectativa, pequeña, pero a nosotros nos parecía bastante piola.

-¿Entre quiénes circula esa moneda?

-Y también tiene circulaciones muy pequeñas, muy endógenas. Pero, bueno, el trueque la otra vez empezó así.

-¿Y qué es lo que buscaban a través de PAR? ¿Cuál era la intención?

-La misma de siempre. Es decir, poder comercializar por fuera del dinero. Nosotros en la época del trueque teníamos el 70 o el 80% a veces de la economía familiar solucionada con el trueque. No es poco. Teníamos muchísimas cosas que venían del trueque, sobre todo alimentos, zapatillas, mochilas. Muchas cosas se habían logrado. Por eso nos tiraron tan fuerte abajo. Nos tiraron con todo.

-Es un momento distinto, porque por un lado, obviamente después del estallido de la convertibilidad de 2001, el Estado primero con Duhalde, después con el kirchnerismo, desplegó una red de contención muy grande. Esa red cada vez pesa menos por la inflación, porque cada vez se licuan más los ingresos. Entonces ya no alcanza para lo que alcanzaba hace diez o 15 años.

-No, no alcanza. Y aparentemente Milei no quiere saber más nada con eso. Habría que ver después en qué termina. Porque para cacarear somos todos buenos. Yo supongo que va a haber movilizaciones permanentes. El pueblo argentino, si hay algo que realmente lo muestra, es que tiene mucha calle. Cualquier cosa vamos a la calle. Tengo mucha confianza en eso. Esto se resuelve en las calles, como se resolvió siempre. Lástima que los muertos los vamos a poner de nuevo nosotros. Siempre vienen de nuestro lado.

-¿Y a vos este este momento te hace más acordar a la crisis de 2001 o, como otros piensan, te resuena más parecido a lo que pasó en el 89?

-A mí me resuena algo distinto a todo y te voy a explicar por qué. Porque acá sobramos muchos en el planeta y esto está profundamente relacionado con la crisis planetaria que estamos viviendo. Para seguir manteniendo este sistema, sobramos gente. Lo han dicho muchas veces y todo el mundo se sonríe y dice: esto es una locura. No es una locura. Hace años vienen trabajando en franjas que tienen que quedar fuera del sistema. Quedar fuera del sistema es morirte. Hoy, mañana, pasado, pero no vas a sobrevivir. Entonces ellos apuntan a que esas grandes franjas de población se vayan de este planeta lo antes que se pueda. Hace muchos años vienen trabajando con un sistema perverso que expulsa, porque se quieren quedar con el aire acondicionado prendido todo el día, con la pileta climatizada todo el día, con autos de distinto color todos los días, con las terribles contaminaciones que hacen por ejemplo en el desierto de Atacama con toneladas de ropa que nunca se usó o, como vemos en partes de Europa o de Asia, miles de millones de autos que nunca se vendieron y nunca se van a poder vender. Ellos saben que esto implosiona. Tienen los mejores científicos. ¿Qué es lo que tienen que hacer para seguir viviendo así? Que seamos menos. Para mí es eso. Y Milei viene a representar eso.

Entrevista realizada por Diego Genoud en su programa Fuera de Tiempo (Radio Con Vos).

DG/CRM

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