“No puedo aceptar que el espacio peronista lo hegemonice Massa, alguien que le hizo daño a Bergoglio, una persona que pertenece a la derecha”, provoca Juan Grabois desde la pantalla de C5N. 10 minutos después, Sebastián Galmarini, armador del Frente Renovador y cuñado de Sergio Massa, le responde por Twitter: “Mentiroso, delirante e inútil. Nunca ganaste ni una sociedad de fomento”. El episodio podría haberse desarrollado en 2023, en la previa de la interna presidencial del Frente de Todos, pero no. Sucedió el lunes a la noche, cuando faltan 10 días para el cierre de las alianzas nacionales para la elección de medio término.
Dos años después de la PASO presidencial de Unión por la Patria –que terminó con la victoria de Massa y, luego, su derrota en el balotaje frente a Javier Milei– los dos ex candidatos vuelven a protagonizar la guerra de extremos del peronismo frentista. El disparo de largada lo dio Ofelia Fernández hace una semana, y Grabois se encargó de oficializarlo desde la televisión, en un mensaje teledirigido a Cristina Fernández de Kirchner: “Yo voy a ser candidato en la Provincia sí o sí. Si es con lista propia o no depende de los genios de la política que manejan las cosas”.
En Patria Grande explican la aventura independentista de Grabois como una respuesta al cierre de listas bonaerenses, que terminó con Fuerza Patria al borde de la ruptura. “Si el dispositivo continúa siendo el mismo, en 2027 vamos a terminar enterándonos a último momento de que el candidato es Massa. Y esa película ya la vimos”, explica uno de los operadores políticos de Grabois, que cuestiona la dinámica de acuerdo de “cúpulas” que, advierte, solo funciona como una “repartija del poder interno”.
En la superficie, Grabois plantea un ultimátum: si Massa encabeza la lista de diputados nacionales, él jugará por afuera. Es por ello que solo el massismo salió a responderle directamente, con Galmarini acusándolo de jugar a favor del Gobierno: “Podrías explicar como haces oposición tan dura que no cortas una vereda desde el Gobierno anterior. Y que pensas ir por afuera para dividir el voto y que gane Milei”, lo cruzó el director del Banco Provincia, quien había integrado la mesa política bonaerense en nombre del FR.
El resto de las tribus, en cambio, optaron por guardar silencio. Solo Gabriel Katopodis, otro de los integrantes de la mesa político en nombre del kicillofismo, así como el primer candidato de la Primera sección, se refirió al conflicto ponderando la unidad: “Yo vi el esfuerzo de Axel, Sergio, Máximo y Cristina para lograr una lista de unidad. No había margen para otra cosa, ahora hay que ponerle un freno a Milei”, afirmó, en declaraciones radiales.
En Patria Grande, sin embargo, le quitaron peso a las palabras de Katopodis: están convencidos de que Kicillof debería estar “contento” si ellos juegan por afuera, ya que sumaría masa crítica a su proyecto presidencial. Un proyecto que, imaginan, chocará inevitablemente con las pretensiones presidenciales del propio Massa.
El cristinismo, en cambio, no dijo ni pío. “Siempre nos fue bien juntos. A veces ganamos, a veces perdimos, pero cuando perdimos fue por poco”, desliza, conciliador, un dirigente de La Cámpora. Por lo bajo, sin embargo, coinciden con el diagnóstico del massismo de que el ultimátum de Juan responde, como suele suceder, a una paritaria encubierta por los lugares en las listas que competirán en octubre.
El liderazgo de CFK, desde San José
Grabois espera poder reunirse en los próximos días con CFK en su domicilio. El líder de Patria Grande es uno de los pocos dirigentes que integra el listado de personas autorizadas por la Justicia para visitar a la ex presidenta en su departamento en la calle San José. Otra de esas personas es Massa, quien mantiene hace ya un tiempo un diálogo casi diario con su ex rival política.
CFK se figura así, una vez más, como la mediadora que tiene que intervenir para evitar una ruptura que habilite una fuga de votos por izquierda. Ya sucedió en 2023, cuando habilitó que Grabois fuera a una PASO contra Massa, y ahora puede suceder de nuevo. O eso es lo que esperan en Patria Grande, en donde no responden a la jefatura política de CFK, pero se ilusionan con un gesto de la ex presidenta que ordene el tablero político.
A diferencia de lo que ocurrió en el cierre bonaerense, en el que ni el mismo Máximo Kirchner tuvo una presencia activa en las negociaciones –las conversaciones quedaron en manos de Mayra Mendoza, Facundo Tignanelli y Emmanuel González Santalla–, CFK tendrá el protagonismo del armado nacional. Fue al acuerdo tácito al que se llegó con Axel Kicillof luego de que demostró que no daría marcha atrás con el desdoblamiento: la campaña bonaerense la encabezaba el gobernador, pero la elección nacional sería liderada por Cristina.
En total, el peronismo renueva 15 bancas en PBA: 4 son del kicillofismo, 4 son del Frente Renvoador y 7 son del cristinismo. Entre los nombres fuertes de cristinismo que finalizan su mandato están Vanesa Siley, Leopoldo Moreau y Sergio Palazzo: tres diputados que CFK pretende volver a ubicar en la boleta nacional que compita en octubre. La duda sobre quién encabezará la lista, sin embargo, no está resuelta. Y este es el motivo del movimiento independentista de Grabois.
No hay dudas de que la encargada de designar la cabeza de lista será CFK. Hasta hace un mes, había cierto consenso interno de que Massa ocuparía ese lugar, pero en los últimos meses el tigrense empezó a deslizar que podría no ser candidato este año. Algunos dirigentes del peronismo analizan que, si compite, le podría dejar servido en bandeja a Milei la impugnación por los últimos meses de inflación del Frente de Todos, durante los cuales Massa fue ministro de Economía.
En el entorno del tigrense advierten, mientras tanto, que Massa está “para ayudar”. El líder del FR se muestra satisfecho de haber logrado posicionarse como un garante de la unidad de Fuerza Patria, y trabaja para sostener este rol de mediador entre Kicillof y CFK hasta 2027. Quienes lo conocen hace años, sin embargo, sospechan: “Quiere competir, quiere ser presidente”, desliza un dirigente bonaerense.
Si no es Massa, el cristinismo viene analizando la posibilidad de posicionar como candidato a un dirigente de más bajo perfil pero que logre sintetizar a los diferentes espacios del peronismo, como el intendente de Pilar, Federico Achaval. “Mejor uno inapelable impoluto sin muertos en el placard e ir con la marca de Fuerza Patria y hacer eje en ‘todos contra Milei’”, analiza un dirigente cristinista, que admite que tal vez no sea la marca que más convoque, pero sí la que tiene mayores posibilidades de evitar rupturas.
Desde su prisión domiciliaria en San José 1111, CFK deberá tomar una decisión. Una decisión que no es solo un nombre, sino la definición de la estrategia que adoptará el peronismo como oposición en la campaña contra Milei.
MC/MG