La crisis en el Gobierno

Silvina “La Griega” Batakis, una eco-ministra “poco ortodoxa”

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Para mí todavía el techo de cristal no está roto. Todavía nos falta mucho como sociedad para romperlo. Tampoco está desarticulado el piso pegajoso que te retiene desde abajo”, decía hace dos años a Página/12 la designada ministra de Economía, Silvina Batakis. Su nombre fue mencionado el sábado entre otros para el cargo. Pero no fue remarcado como sí los masculinos. Hasta que sonó el vidrio y la anunciaron. Batakis, que había sido ministra de Economía bonaerense durante el Gobierno de Daniel Scioli, deja el puesto de secretaria de provincias del Ministerio del Interior para asumir en reemplazo de Martín Guzmán.

Tiene una sólida formación académica. Se licenció en Economía en la Universidad Nacional de La Plata en 1994. Hizo un posgrado en Ambiente, Economía y Sociedad, en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO. Es magíster en Economía ambiental, por la Universidad de York, en Inglaterra, y magíster en Finanzas Públicas Provinciales y Municipales, por la UNLP. En 2016 se doctoró en Desarrollo Económico en la Universidad de Quilmes. Le sobran certificados de posgrados, congresos y seminarios. Trabaja en territorio bonaerense desde 1992

Es docente de Economía Ambiental en la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Tiene varios libros publicados. El último es una coautoría titulada Re-enfocando las Finanzas Públicas. Reflexiones sobre el quehacer argentino (Universidad Nacional de Avellaneda, 2020) y el anterior, Las finanzas públicas de la Provincia (Siglo XXI y Universidad Nacional de Quilmes, 2019). 

Silvina Batakis, La Griega, 53 años. Nació en Río Grande, Tierra del Fuego. Practicó boxeo. Es socia de Boca y tiene platea en la cancha. Fanática del rock, sencilla para vestirse. Tiene mucha provincia encima. Y también tiene un hijo pequeño. Viven en los alrededores de La Plata. Los gobernadores la estiman. Lleva los números fiscales en la cabeza. Se formó y admira a Remes Lenicov. En las reuniones comparte caramelos. “Una mina macanuda”, dicen. Peronista y feminista. “Aguerrida”, dicen también, característica que no resulta una afrenta para la vicepresidenta Cristina Kirchner.

Entre 2012 y 2013, durante el gobierno de Scioli en la Provincia, tomó el timón del barco en plena tormenta. La relación entre Cristina, entonces Presidenta, y Scioli, era tensa y esa tensión era pública. Ella los privaba de los fondos de coparticipación de la Nación al tiempo que retaba al gobernador por tevé. Para febrero, cuando los sindicatos docentes amenzaban con no empezar las clases, Batakis le buscaba la vuelta. “Colaboraba, pensaba distintas propuestas. No se plantaba, sino que buscaba opciones para destrabar esos conflictos”, cuenta alguien que trabajó con la nueva ministra.

Scioli la quiso siempre en su equipo. De hecho, era su elegida para Hacienda de ganar la presidencia, en 2015. La otra “ventaja” de Batakis es que era aprobada por los paladares cristinistas. Durante el gobierno de Mauricio Macri, fue asesora del Directorio del Banco Ciudad y asesora de la Intendencia de Florencio Varela. En ese periodo se distanció del sciolismo y se acercó, de a poco, a Cristina. Con la venia de la vicepresidenta, cuando Alberto Fernández asumió la Presidencia, Wado de Pedro la sumó al Ministerio del Interior. Hasta la noche del domingo, Batakis fue el nexo económico con las provincias. De la renuncia de Guzmán se enteró, como todos, por redes sociales.

Se jacta de conocer casi todos los pueblos y ciudades del país y su lugar en el mundo es Taco Pozo (no, no es una novela) un caserío en el impenetrable donde vivió cuando era chica y al que vuelve seguido.

Batakis llega al ministerio de Economía en medio de las negociaciones que mantiene el país con el Fondo Monetario Internacional, con una corrida cambiaria y con una inflación descontrolada. Ella, a diferencia de Cristina, apoya el acuerdo que logró el ministro saliente con el Fondo y cree que evitó una tragedia financiera. Pero también tenía diferencias, hechas a reserva, con Guzmán. elDiarioAR pudo saber que en los últimas meses advertía a los suyos la falta de un plan económico contra la inflación, más producción para más oferta y disponibilidad de dólares. Viene con una receta para combatir la inflación que implica vincular demanda con costos. Y no tendría problemas en tocar las retenciones: ¿conflicto con el campo en puerta? 

VDM/