El vínculo entre José Luis Espert y el espacio de Mauricio Macri quedó retratado en el libro No va más — La Argentina que destruyeron (Penguin Random House, 2020), que el excandidato del Frente Despertar publicó junto a Luis Rosales, su compañero de fórmula en 2019.
La obra fue escrita durante el primer año de la pandemia, meses después de que Espert recibiera la transferencia de US$200.000 de parte de Federico “Fred” Machado constatada en el expediente judicial de Texas, y mientras aguardaba completar el contrato. Por entonces, Machado estaba bajo el foco de los fiscales estadounidenses bajo sospecha de narcotráfico, pero todavía sin pedido de captura. Su nombre estaba fuera del radar de Argentina.
El texto combina memorias e ideas de Espert y Rosales con preguntas y respuestas que se formulan entre ellos. El objetivo queda explicitado de entrada. Los autores ponen el acento en casos emblemáticos de presunta corrupción de la familia Macri, critican sin paliativos a dirigentes del PRO y a otros exponentes liberales y conservadores, y brindan detalles sórdidos sobre cómo Juntos por el Cambio intentó —según su versión— destruir la candidatura del Frente Despertar, mediante aprietes, sobornos y campaña sucia.
Espert y Rosales se atribuyen el papel protagónico de una travesía griega. Cuando Espert pergeñó la postulación presidencial, lo primero que preguntó quien sería su compañero de fórmula fue si “tenía algún muerto en el placard”. “No tengo problemas, que abran el placard. Vayan y vean lo que tengo guardado”, respondió el economista. “Asumiste el riesgo. Fue una audaz revelación de tu personalidad”, reflexiona Rosales en la página 32.
Según Espert, quien lo impulsó a emprender la candidatura presidencial en el trimestre final de 2018 fue el empresario periodístico Daniel Hadad, propietario de Infobae. El dato sintoniza con otro que se conoció recién este año. Meses despúes, en febrero de 2019, Machado acudiría a través de un intermediario a Pablo Deluca, director de relaciones institucionales de Infobae, para que le presentara al economista que había anunciado su candidatura presidencial en en el programa de Alejandro Fantino.
A partir del anuncio de la postulación, el Gobierno de Macri desató una cacería con el fin de evitar una competencia que dividiera el voto de la derecha, cuentan Espert y Rosales en el libro publicado hace cinco años.
Rosales denuncia directamente un intento de soborno, apenas maquillado. “Hubo un particular interés del Gobierno para que renunciáramos a la candidatura. Ya sin disimulo enviaron emisarios, presidentes de fundaciones liberales, presidentes de think tanks con edulcoradas (itálica del original) propuestas. El hilo conductor fue el mismo en todos los casos: que no participáramos de las elecciones para que Mauricio Macri tuviera más chances de ser reelecto”.
Unas páginas más adelante, Espert narra que Federico Salvai, entonces jefe de Gabinete de María Eugenia Vidal, fue el encargado de “sacarnos del juego” en la provincia de Buenos Aires, con el mismo fin: eliminar a un competidor por derecha. “El plan de Salvai se cumplió tal cual lo había vaticinado nuestra fuente”, concluye Espert. El libro narra cómo Juntos por el Cambio habría fraguado la inscripción de candidaturas provinciales del Frente Despertar. De hecho, la autoridad electoral de la provincia de Buenos Aires detectó múltiples irregularidades en las listas y el frente de Espert debió retirar las postulaciones en el tramo de gobernador y legisladores provinciales.
“Todo tiene precio”
La dupla detalla otra presunta operación clave del Gobierno de Macri a través de Alberto Asseff, histórico titular del Partido Nacional Constitucionalista-UNIR.
Explican los autores: 'En el Sistema, todo tiene precio. Tiempo después se dijo en versiones no confirmadas que el pase de Asseff a Juntos por el Cambio habría ‘costado’ US$500.000, de los cuales sólo habría cobrado la mitad'
Espert hizo un pacto con esta formación en marzo de 2019, en la misma semana en que estableció los primeros contactos con Machado. El “alquiler” del sello de Asseff —así lo mencionan en el libro— serviría como estructura legal con la que se presentaría el Frente Despertar.
Entre varias descalificaciones al dirigente nacionalista, escribió Espert. “En ese bazar persa me encontré con camellos de cuatro jorobas, dinosaurios vivos y serpientes que hablaban. Uno de esos animales exóticos fue Alberto Asseff”.
Pese a la desconfianza que Espert manifiesta haber sentido de entrada por este veterano político, el acuerdo con el PNC-UNIR fue ineludible dado que el Gobierno de Macri le bloqueaba cualquier otra alternativa más razonable en el mundo liberal-conservador, como la histórica UCeDé, a la vez que le birlaba nombres que sospechosamente cambiaban de camiseta, entre los que los autores citan a Darío Lopérfido y a Yamil Santoro.
Ocurrió que Asseff retiró el soporte del PNC-UNIR a Espert y Rosales el 21 de junio de 2019, apenas 24 horas antes de la inscripción de candidaturas presidenciales ante la Justicia Electoral. Con escaso margen de reemplazo, la movida podía resultar letal para el objetivo de anotar una postulación a la derecha de Macri. En el acto, sin disimular el motor de su brusco giro, Asseff acordó su candidatura a diputado nacional en el puesto once por la lista de Juntos por el Cambio en la Provincia de Buenos Aires. El paso se consagró con una foto del nacionalista conservador junto a Cristian Ritondo y Miguel Ángel Pichetto.
Explican los autores: “En el Sistema, todo tiene precio. Tiempo después se dijo en versiones no confirmadas que el pase de Asseff a Juntos por el Cambio habría ‘costado’ US$500.000, de los cuales sólo habría cobrado la mitad, ya que el success fee no ese hizo efectivo”.
Sobre la hora, Espert y Rosales se las ingeniaron para salvar su inscripción gracias al acuerdo con el partido UNITE, a cargo de José Bonacci, dirigente santafesino que se autodefine como un fascista herbívoro.
Más adelante (página 199), Espert saca pecho por haber “vapuleado a sopapos limpios a Cristian Ritondo” en un almuerzo televisivo con Juana Viale, en Canal 13. “Motivos sobraban para maltratar al ahora líder de la bancada de Juntos por el Cambio en Diputados... Ritondo fue —entre otras tropelías— el brazo ejecutor del transfuguismo a último minuto de Alberto Asseff”, escriben.
“En la pesada mochila de Ritondo habría que cargarle la jugada traicionera de voltearle a nuestra fórmula la lista completa en la provincia de Buenos Aires”, afirman los autores. Espert y Rosales hacen chanzas y el primero dice no saber si Ritondo era “un perverso o un boludo”.
Asseff niega terminantemente haber sido comprado o haber traicionado a Espert y Rosales. Por el contrario, explica que se dio cuenta de que el Frente Despertar había sido creado para beneficiar a la fórmula que resultaría ganadora, Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner.
También hay varios fragmentos dedicados a Marcos Peña, quien es descripto como el cerebro detrás de todas las operaciones para perjudicar al Frente Despertar. “En el tramo final de la campaña, Marcos Peña probó la efectividad de viralizar fake news a través de Whatsapp”. Una difusión transmitida días antes de las elecciones acusó a la fórmula del Frente Despertar de ser financiada por el Grupo América, de Daniel Vila, José Luis Manzano y Eduardo Eurnekián, y por Jorge Brito, todo supuestamente para favorecer al kirchnerismo y perjudicar a Macri.
Títulos de capítulos son inequívocos sobre los odios y rivalidades de los autores. “De Mendiguren, el depredador” (capítulo tres), “Moyano, la bestia” (cinco), “Pichetto, el Frank Underwood criollo (cuatro). ”Odio lo que representa Pichetto“, afirma Espert. Lo asocia a la figura de Charles Mauricie de Talleyrand-Périgord: ”el prototipo del político desleal, traidor, pérfido, taimado y felón por naturaleza. Desde la cuna hasta el cajón“.
El evidente encono que Espert mostraba en 2020 contra casi todo el espectro de Juntos por el Cambio —una excepción, Horacio Rodríguez Larreta— envejecería más cuando poco después el economista se sumaría a esa alianza y debería interactuar con los criticados con enjundia en el libro.
“Cuando ya habíamos dejado atrás la ola negativa del affaire Asseff, vendría otra forma de amedrentarnos: el ataque a nuestra camioneta de campaña en Retiro” (página 48).
“No creo que haya sido un ataque para matarnos, pero sí para asustarnos. Algo así como ‘no pudimos bajarlos de la carrera sacándoles a Asseff; se las ingeniaron para conseguir otro sello, bueno, entonces les mandamos un par de tiritos para asustarlos'”
Dos tiritos
Los autores pasan a narrar el presunto ataque recibido en la camioneta Jeep Cherokee cuando se dirigían a una entrevista en Crónica TV, el 6 de agosto de 2019, a una semana de las primerias que ganarían Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Afirman que el chofer, un “experimentado” expolicía, les informó que había recibido disparos. El relato adquiere una secuencia dramática, con llamados a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y al vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli.
Espert no duda sobre la autoría intelectual del ataque: “No creo que haya sido un ataque para matarnos, pero sí para asustarnos. Algo así como este mensaje. ‘No pudimos bajarlos de la carrera sacándoles a Asseff; se las ingeniaron para conseguir otro sello y estar en las boletas, bueno, entonces les mandamos un par de tiritos para asustarlos'”.
Finalmente los autores no terminan de dilucidar si la camioneta recibió dos piedrazos o dos balazos, pero no hacen ninguna alusión a un dato fundamental.
El vehículo, patente OIO592, era propiedad de Fred Machado. Aunque haya sido el menos costoso de los aportes, fue la punta del ovillo que derivó en que hoy el empresario argentino emprenda rumbo a Texas para ser juzgado por presuntos fraude y narcotráfico, y Espert, tras creer que se encaminaba a la cúspide, haya quedado fuera de carrera y esté imputado por lavado en un juzgado federal de San Isidro.
“Nunca antes había metido los pies en el barro de la política y tampoco había visto sus miserias tan de cerca”, rememora Espert sobre la aciaga experiencia de 2019 en la página 54.
SL
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