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SALUD

Dormir con o sin almohada, ¿cuál es la mejor opción?

Almohada cervical

Marta Chavarrías

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Cuando se trata de dormir, cada persona es un mundo y tiene necesidades concretas que no tienen por qué servir a otra persona. La almohada se ha convertido en un objeto imprescindible para muchas personas a la hora de dormir. ¿Realmente es necesaria para tener un buen descanso? ¿Cuándo deberíamos usarla y cuándo no? 

El principal objetivo de una buena almohada es mantener la columna alineada en distintas posiciones para dormir y prevenir el dolor de cuello, hombros o espalda. Acostados en una superficie plana como es el colchón, el uso de una almohada nos permite seguir la curva natural del cuello. 

Sin embargo, muchas personas duermen en la almohada incorrecta (lo más probable es que no tenga el grosor adecuado para ella ni para su postura al dormir). Esta mala elección fuerza el cuello a una posición antinatural, provocando distensión muscular y malestar.

Aunque en muchos casos la almohada se convierte en un gran aliado de nuestro sueño y nos permite mantener una postura correcta, elegir la mejor almohada es la clave para evitar problemas. Usar una almohada demasiado alta puede desalinear el cuello con la columna y las extremidades inferiores, lo que se convierte en dolor cervical o lumbar.

Cómo debe ser una buena almohada

Cuanto más débiles tengamos las cervicales, más importante es la almohada para dormir porque tiene que dar un buen soporte del cráneo con la columna. Una buena almohada es, según los expertos, aquella que: 

  • Permite una buena respiración.
  • Mantiene la columna recta: es recomendable escoger una almohada con una altura de unos 10-15 centímetros (en función de la postura).
  • Alivia las presiones cervicales y mandibulares.

Según la National Sleep Foundation, el objetivo de una buena almohada es mantener la cabeza en una posición neutral para que descanse sobre los hombros y no quede ni demasiado atrás ni muy hacia adelante.

Deben evitarse materiales como el látex o las plumas para prevenir alergias. Los fisioterapeutas aconsejan también usar una almohada auxiliar de fibras huecas para colocar entre las rodillas si dormimos de lado, o bajo las rodillas si lo hacemos boca arriba. De esta manera evitamos flexionar la columna.

La mejor almohada también es la que se adapta a nuestra forma de dormir:

  • Dormir boca abajo: la almohada debe ser muy delgada para aliviar la tensión en el cuello. Esta postura sería el único caso en el que una persona podría beneficiarse de no usar almohada aunque esta manera de dormir provoca tensiones en la zona cervical porque nos obliga a girar el cuello.
  • Dormir boca arriba: la almohada debe ser delgada para evitar que la cabeza se eche demasiado atrás. Es recomendable una de espuma viscoelástica o una con una base más gruesa y un medio más delgado para mantener el cuello alineado. Una almohada mediana (12-13 cm) de dureza media es ideal para esta postura.
  • Dormir de lado: la almohada debe ser firme con una profundidad adicional que ayude a sostener la cabeza y salvar la distancia entre la oreja y el hombro. Es recomendable para esta postura una almohada medio-alta (15 cm) porque permite mantener la cabeza y el cuello bien alineados con el eje de la columna.

Las almohadas no son solo para la cabeza

Como hemos visto, una almohada no sirve solo para la cabeza. En función de la posición que tenemos al dormir, el uso de una almohada adicional puede ayudar a mantener la columna vertebral en la posición adecuada. Una almohada para el cuello demasiado alto puede colocar el cuello en una posición que cause tensión muscular en la espalda y los hombros.

Si dormimos boca arriba es recomendable colocar una pequeña almohada debajo de las rodillas para apoyar la curva natural en la zona lumbar. Dormir boca abajo, en cambio, puede crear tensión en la espalda; colocar una almohada plana debajo del estómago y la zona de la pelvis puede ayudar a mantener la columna alineada. 

Las personas que duermen de lado pueden colocar una almohada extra entre las rodillas para evitar que la parte superior de la pierna desalinee la columna y reduzca la tensión en las caderas y la zona lumbar. También nos puede ayudar a mejorar el sueño si colocamos almohadas en los espacios entre el cuerpo y el colchón. 

Dormir sin almohada

Ya hemos visto que prescindir de la almohada no es algo que pueda hacer todo el mundo. Antes de eliminarla de nuestra cama, es recomendable reducir de manera gradual la altura para que nuestro cuerpo se vaya acostumbrando poco a poco. Además, es importante elegir el colchón adecuado para mantener la alineación de la columna.

Solo sería recomendable dormir sin almohada en el caso de que tengamos la costumbre de dormir boca arriba. 

Por tanto, el hecho de dormir con o sin almohada nos lleva a considerar varias cosas. En lugar de preguntarnos si realmente necesitamos una almohada para dormir, la pregunta debería ser cuál es nuestra posición para dormir y si esta requiere una almohada como apoyo. Lo más importante es escuchar nuestro cuerpo y elegir la mejor manera de dormir que nos permita un eficaz descanso. 

MCh

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