La crisis de Twitter

Twitter pago, segundo intento: la hora de la verdad para Elon Musk

Carlos del Castillo

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Hace seis meses que Elon Musk se puso el tocado de plumas de “tuitero jefe”. El multimillonario quería revolucionar la red social clave en el discurso sociopolítico occidental, pero su llegada trajo mucho más drama que cambios efectivos en la experiencia de usuario de Twitter. Musk es la segunda persona más rica del mundo y de puertas afuera trata la red social como un juguete personal. Puertas adentro Twitter es una compañía por la que pagó un cuarto de su fortuna total y que se desangra: el empresario admitió que “va directa a la quiebra” y que ya vale la mitad de lo que le costó.

Twitter siempre fue una empresa deficitaria. El plan de Musk para revertirlo incluía reducir lo máximo posible los costos y aumentar los ingresos. Lo primero lo logró con una salvaje reducción de plantilla que dejó en la calle a casi un 80% de sus 7.500 trabajadores. El problema es que de momento la segunda parte es un completo fracaso, lo que se ve agravado por la huida de buena parte de los grandes anunciantes de Twitter por el caos que impera en la plataforma, que basaba su negocio en la publicidad.

Este sábado Musk lanzó su segundo intento para poner a funcionar la máquina registradora de Twitter. Al igual que el primero, la clave son las marcas azules de “cuenta verificada” que la plataforma concedía a determinados usuarios con “notoriedad”: el empresario tiene entre ceja y ceja convertirlas en una de las características premium para los usuarios de pago que quiere (necesita) que aseguren la supervivencia de la compañía.

La factura de ese Twitter de pago son unos 10 euros al mes para usuarios rasos y 1.200 para organizaciones. Los datos apuntan a que menos del 1% de los usuarios lo paga. Musk no reveló cómo marcha el plan, pero según el último informe de la firma de inteligencia especializada en plataformas digitales Sensor Tower, Twitter tiene unos 380.000 suscriptores. Dejaron unos ingresos de 11 millones de dólares en el último trimestre. En el segundo cuatrimestre de 2022, el último del antiguo régimen, Twitter ingresó unos 1.200 millones de dólares en total.

Para impulsar las suscripciones, Musk cree que necesita retirar las marcas azules de las cuentas que la obtuvieron por medio del antiguo sistema. Antes de la llegada de Musk, Twitter colocaba la marca azul cuando podía confirmar la identidad de políticos y partidos, ONG y activistas, periodistas y medios de comunicación, académicos y universidades o empresas y cargos de relevancia. Su función era facilitar que el resto de usuarios supieran que sus mensajes son auténticos y no vienen de perfiles falsos.

Musk piensa que la marca se ha convertido en un símbolo de estatus y cree que puede sacar dinero de ella. Cuenta verificada para el que la pague. Sin embargo, el cambio implica ofrecer un servicio a una minoría a cambio de perjudicar la experiencia de la inmensa mayoría de usuarios de Twitter, que solo entran a consumir. Según uno de los últimos estudios al respecto, el 75% de los miembros de Twitter es pasivo y solo escribe el 3% de los tuits.

El método de verificación tradicional no era perfecto, ya que Twitter era una de las plataformas más vulnerables a las campañas de manipulación y los ataques de bots. Pero sí mostró su valor para controlar bulos y suplantaciones. La mejor prueba es el desastre originado cuando el multimillonario decidió forzar el cambio al nuevo sistema poco después de hacerse con el control de la red social, con perfiles verificados de Joe Biden hablando de felaciones o de multinacionales atacando sus propios intereses comerciales.

Esta cuenta podría estar pagando o podría no estar pagando

Twitter había seleccionado este 1 de abril como el momento en el que iba a volver a intentar la retirada de las verificaciones por “notoriedad”. Como tantos otros anuncios de la red social en la era Musk, no se cumplió.

En vez de eliminar la marca azul, la plataforma optó por reformular la información de las cuentas verificadas en el antiguo régimen para decir que podrían estar pagando la suscripción de pago. “Esta cuenta está verificada porque está suscrita a Twitter Blue o porque es una cuenta verificada según el sistema antiguo”, reza el nuevo aviso.

La primera consecuencia es que muchas cuentas relevantes que no pagan por Twitter y que tienen una verificación heredada del antiguo sistema han querido aclarar públicamente que no pagan la suscripción ni piensan hacerlo, con la consecuente mala publicidad para el servicio que Musk quiere colocar a los usuarios. “¿Alguien sabe cómo puedo contactar con Twitter para que me quiten la marca azul? Por favor, señor Musk, no quiero que la gente piense que soy un patético busca-famas”, tuiteó Kevin Kruse, historiador y profesor de la Universidad de Princeton con casi medio millón de seguidores.

La segunda es que los propios usuarios están intentando saber quién paga por la marca. En este momento es posible conseguirlo haciendo una búsqueda determinada en la plataforma. “Entiendo perfectamente a artistas, artesanos y incluso pequeños negocios que pagan el servicio de Twitter Blue. Es más, yo mismo hubiese pagado por un servicio premium de Twitter”, expresaba el usuario que ha compartido el método. “Pero se implementó tan mal, Elon lo hizo de una manera tan extremadamente ineficiente, liosa, caprichosa y que da pie a tanto abuso, que me genera una repulsión tremenda”, añadía.

Según reveló el Washington Post, el motivo de que Twitter no aclare si los usuarios verificados son suscriptores o ya lo estaban antes de Musk es que el sistema no permite hacerlo automáticamente. Como las antiguas verificaciones se hacían manualmente, tendrían que retirarse manualmente, explicaron trabajadores despedidos al citado medio. elDiario.es preguntó a Twitter por esta cuestión, pero su correo electrónico para consultas de prensa devolvió una respuesta automática con el emoji “💩”, como lleva haciendo varias semanas.

Este interés por saber quién está apoyando el sistema de pago de Musk puede ser una consecuencia directa del modo en el que el empresario está utilizando el cambio para atacar a enemigos personales. Uno de ellos fue el periódico The New York Times, que fue el único gran medio estadounidense que perdió la marca azul. El multimillonario no dio ningún motivo concreto para esta decisión más allá de la animadversión que siente por la organización periodística, cuyas publicaciones en la red social comparó con una "diarrea" este domingo.

Lo que desató la ira de Musk fue que el Times fue uno de los varios medios de EEUU que adelantaron que no piensan pagar la suscripción. Tampoco lo harán el Washington Post, la CNN o Los Ángeles Times. “En el futuro, una marca de verificación ya no significará que eres un periodista verificado. En su lugar, simplemente significará que estás pagando por beneficios como tuits más largos y menos anuncios. The New York Times no pagará para que te suscribas a Twitter Blue”, comunicó este medio a sus periodistas.

Pese a ello, estos medios pasaron a tener una señal de verificación dorada que indica que “esta cuenta está verificada porque es una organización oficial en Twitter”.

La decisión de Musk ya provocó que The New York Times comience a sufrir suplantaciones de identidad en la plataforma por cuentas que pagan la suscripción al Twitter de pago.