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Celeste siempre Celeste y una canción diferente

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En el universo del jazz, los standards son esas canciones clásicas que los músicos se permiten tocar una y otra vez, no como un homenaje a su compositor -a veces ni saben a quién pertenecen estas piezas- sino como una hoja de ruta conocida para poder desplegar sobre esa base su propia impronta como intérpretes.

El tema Una canción diferente, tal como su nombre indica, tiene la particularidad de sonar de manera distinta con cada nueva interpretación. Luego de aquella primera versión, incluida en el disco debut de Celeste y cantada junto a David Lebon, la canción fue parte del repertorio del dúo que conformó con Sandra Mihanovich a fines de los 80 y para 2012 fue grabada otra vez junto a JuanseAhora Celeste se carga sola al hombro el peso de su propio tema y demuestra que los cuarenta años que lleva cantando le aportaron aún más claridad a su voz y confianza para pararse en cualquier escenario.

Mi encuentro con la música de Celeste Carballo no fue tan claro y virtuoso como el que experimenté con muchos otros artistas de su generación como Fito Páez o Andrés Calamaro. Cuando tuve mi despertar a la música en general y muy puntualmente al rock argentino -a partir de la década del 90-, no había demasiadas luces apuntando a proyectos de mujeres. Se le concedió un rato de atención al suceso de Fabiana Cantilo con Mi enfermedad, pero esa capa mainstream de la música argentina era todavía bastante masculina, por no decir machista. En los años 80, por un momento pareció que se abría la puerta a las propuestas de mujeres como Celeste o las Viudas e Hijas de Roque Enroll, pero rápidamente ese foco de atención se corrió.

El testimonio de ese breve tiempo en que el rock mainstream argentino se dejó impactar por el perfume de mujer se puede encontrar todavía en algunos videos que circulan por YouTube, tomados de programas de televisión de la época. El encuentro con ese material de archivo fue lo que cimentó mi camino personal hacia el mundo de Celeste como artista y agitadora cultural en los años 80 y comienzos de los 90. Me bastó ver solo un par de actuaciones y entrevistas en algunos programas de Juan Alberto Badía y especialmente en los livings de Mirtha Legrand y Susana Gimenez para caer rendido a sus pies y darle la atención que durante tantos años le había negado.

El tránsito de los músicos por los estudios de televisión nunca es del todo relajado. La corrida permanente de los productores tiende muy fácilmente a chocar con la sensibilidad de los músicos y puede convertir una simple entrevista, un mini show o hasta la grabación de un playback en una delicada zona de hostilidades. Celeste Carballo, como todas las figuras históricas del rock argentino, empezó a recorrer con frecuencia los estudios de televisión en la década del 80. En esa década en que el rock argentino alcanzó la masividad, la televisión todavía se mostraba bastante acartonada. Incluso un espacio como el de Badía y Compañía -que fue un verdadero hogar para toda esa generación- no había forma de esquivar el reglamentario traje con corbata del conductor y sus colaboradores ni el tono de locutor con la voz bien impostada.

Y es precisamente por ese contraste entre lo acartonado de la televisión y lo desfachatado de varias figuras de aquella escena, lo vuelve tan irresistible a ese material. Celeste estuvo presente en varios ciclos de Badía y de hecho fue en alguna conversación al aire con él donde hubo algo parecido a una salida de closet: las canciones que hacían juntas Sandra y Celeste llevaban naturalmente a hablar de amor entre mujeres. Pero no fue allí donde asomó lo mejor de Celeste en televisión sino en su encuentro con Mirtha Legrand y Susana Giménez, las dos grandes divas de la televisión que vivieron por aquellos años sus picos de popularidad.

El aire de campo que traía Celeste de Coronel Pringles mezclado con todo la información que había recogido en Buenos Aires y puntualmente en el ambiente del rock la dotaron de una gran soltura para la charla en cámara. Celeste encontró siempre el modo de abordar a este tipo de figuras de manera amena y respetuosa pero sin dejarles pasar aquello que no le cerraba. La semana pasada volvió a la televisión Mirtha Legrand, con quien Celeste tuvo un muy interesante cruce allá por el año 1992, en los clásicos almuerzos de las tardes de Canal 9. La polémica del momento era la versión del Himno Nacional que había presentado Charly García algunas semana antes.

MIRTHA: Qué éxito está teniendo Charly.

CELESTE: Nuestro Carlitos.

MIRTHA: Para nuestra generación, Carlitos era otro. ¿Qué pensás de la versión del himno que hizo Charly?

CELESTE: Me encanta que por fin alguien haya hecho una nueva versión, porque esa del disco, la del colegio, ya estaba antigua, rayada. Nadie se acordaba la letra.

MIRTHA: Pero no es la música exacta. Lo que pasa es que los jóvenes no se animaban a cantarlo. Ahora lo cantan con Charly, pero cuando había que cantarlo, no lo cantaban.

CELESTE: Pero era una versión muy antigua, toda rayada, toda fea.

MIRTHA: Pero la música que hace Charly no es la auténtica, está un poquito desvirtuada

CELESTE: ¿Vos te acordas cuando Billy Bond hizo la marcha de San Lorenzo? A mí me encantaba.

MIRTHA: Pero una cosa es el himno y otra cosa es una marcha.

CELESTE: Para mí es tan sagrada la marcha de San Lorenzo como el himno.

MIRTHA: Yo te doy mi opinión: a mi me duele que los chicos no cantarán antes el himno y lo canten ahora con la versión de Charly.

CELESTE: Pero Charly es el nuevo Carlitos.

MIRTHA: No. Carlitos nunca se bajó los pantalones. Nunca se los hubiera bajado.

CELESTE: Bueno, en el escenario, no. Pero igual se los habrá bajado. Si no, ¿cómo hacía?

MIRTHA: ...

CELESTE: ¿O sea que vos estas en contra de mi amigo Carlitos?

MIRTHA: Me encanta su música, pero hay muchas cosas de él que no me gustan.

Aquel almuerzo terminó con Celeste sentada en el piano haciendo una versión inspiradísima de Cuatro brazos cuatro piernas, otro clásico de su repertorio, publicado por primera vez en el disco Algo mejor de Fabi Cantilo.

Al living de Susana, Celeste acudió en la etapa final del dúo con Sandra. En aquella ocasión no hizo falta decir demasiado sobre el vínculo que las unía, ni tampoco nadie les preguntaba esto de forma muy explícita. Nada que pudieran decir, nada que les pudieran preguntar iba a ser tan contundente como la versión que hicieron aquel día del tema Mujer contra mujer. Ahí, en ese modo de mirarse mientras cantan -Sandra un poco tímida y Celeste yendo siempre para adelante- estaba dicho todo lo que había que saber.

HS

En el universo del jazz, los standards son esas canciones clásicas que los músicos se permiten tocar una y otra vez, no como un homenaje a su compositor -a veces ni saben a quién pertenecen estas piezas- sino como una hoja de ruta conocida para poder desplegar sobre esa base su propia impronta como intérpretes.

El tema Una canción diferente, tal como su nombre indica, tiene la particularidad de sonar de manera distinta con cada nueva interpretación. Luego de aquella primera versión, incluida en el disco debut de Celeste y cantada junto a David Lebon, la canción fue parte del repertorio del dúo que conformó con Sandra Mihanovich a fines de los 80 y para 2012 fue grabada otra vez junto a JuanseAhora Celeste se carga sola al hombro el peso de su propio tema y demuestra que los cuarenta años que lleva cantando le aportaron aún más claridad a su voz y confianza para pararse en cualquier escenario.