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Sobre este blog

Punto de Encuentro es un espacio de Amnistía Internacional para amplificar las voces y miradas de periodistas, comunicadoras y fotógrafas que trabajan en temas relacionados con mujeres y disidencias.

En un contexto de violencia creciente contra activistas de derechos humanos y ante la reducción de estas agendas en muchos medios masivos de comunicación, Amnistía Internacional y elDiarioAR se unen para dar un espacio destacado a contenido federal e inclusivo. 

El rol de periodistas feministas ha sido clave en los avances de los últimos años y el ejercicio profesional riguroso y libre es clave para garantizar esas conquistas que son para toda la sociedad. 

Punto de Encuentro pretende ser precisamente un espacio de coincidencia, pero también de debate constructivo. Porque no se puede ser feminista en soledad.

“Acá desaparecí”: el esfuerzo por mantener el reclamo por la desaparición de Luciana Muñoz en la capital de Vaca Muerta

Lila Aguerre, mamá de Luciana. “Lo que más extraño es su presencia, su risa. No saber es lo peor”

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En Neuquén, capital de Vaca Muerta, desapareció hace un año y dos meses Luciana Muñoz. Fue vista por última vez caminando por el barrio Gran Neuquén Norte, la madrugada del 13 de julio de 2024, tenía en ese momento 20 años. Fuentes judiciales de la causa dicen que tenía consumos problemáticos. Su familia y amigas dicen que fumaba marihuana y tomaba alcohol de vez en cuando. Una de las líneas de investigación, y la sospecha de su entorno, es que sea un caso de trata de personas.

La mamá de Luciana se llama Lila Aguerre. Tiene 36 años, a Luciana la tuvo a los 14. Vivieron siempre en Gran Neuquén Norte, en la zona oeste de la ciudad, donde se asentaron y se asientan los barrios más populosos y también los más pobres. Habla despacio, contiene las lágrimas, el cansancio, la rabia y la impotencia de no saber qué pasó con su hija. “¿Sabes qué? Volviendo para atrás, unos meses antes había empezado a salir con un chico y cambió muchísimo. Luciana estaba yendo a la escuela, estaba bien, se juntaba con sus amigas. Yo no tenía ni idea al principio de que el tipo vendía. Me enteré unas semanas antes de que desapareciera, porque ella me lo dijo. Entonces yo en un momento me enojé y le dije ‘Luciana, ese tipo no te conviene’, porque la vez que ella iba -a su casa- no la dejaba hablar por teléfono. Ya me había venido con la cara media ‘moreteada’, acá en el ojo”, cuenta Lila, mirando hacia la calle. Lo último que sabe de su hija es que el 13 de julio a la madrugada se fue a la casa de un amigo a tomar unos tragos, y que ese amigo dijo haberla acompañado alrededor de las 7 de la mañana hasta dos cuadras antes de su casa. Ese recorrido es el que hicieron sus amigas apenas no supieron nada de ella, se movieron hasta conseguir las filmaciones de las cámaras de seguridad donde aparentemente se la ve a Luciana cruzar la rotonda de 1 de mayo y Novella. En ese lugar, al cumplirse un año de la desaparición colocaron un cartel de madera que dice: “Acá desaparecí”.

Ahí se para Lila, con la foto de su hija, a color y plastificada, para que no se arruine de tanto mostrarla. “Lo que más extraño es su presencia, su risa, todo el tiempo. Falta eso en la casa, capaz que estábamos re callados, y venía ella a los gritos. Yo como mamá la siento en mi corazón, siento que ella está todavía con vida. El no saber es lo peor ¿Quiénes son los que están atrás de lo que le pasó a ella? ¿Por qué hay tanto silencio? ¿Por qué cuando vos hablas de ella la gente se pone incómoda? ¿Qué hay detrás de la desaparición de mi hija?”, se pregunta, sin encontrar todavía respuestas.

Filmaciones de cámaras de seguridad muestran a Luciana cruzar la rotonda de 1 de Mayo y Novella la madrugada del 13 de julio de 2024. Sus compañeras y familiares recorrieron el mismo camino para reconstruir qué pasó con ella

La investigación

La causa está a cargo del fiscal Andrés Azar, quien asegura que hay varias líneas de investigación pero que no puede brindar detalles para no entorpecer la búsqueda. Sin embargo, confirma que una de las hipótesis es la trata de personas: “Estamos en ese punto. No sé si sería prematuro hablar de trata en este momento, pero sí hay ciertos puntos relacionados con la prostitución”. Al ser consultado sobre la activación de un protocolo nacional de búsqueda de Luciana afirma que “tiene que haber evidencia y evidencia que se pueda respaldar, para activar un protocolo de trata, no sospecha, tenemos que tener pruebas” aunque a la vez sostiene que “casos de desaparición tenemos un montón pero que haya pasado tanto tiempo sin que aparezca no”. En la región hay dos antecedentes que marcan la memoria colectiva: el de Florencia Penacchi, una estudiante neuquina que vivía en Buenos Aires, que desapareció sin dejar rastros en marzo de 2005, y se sospechó que era un caso de trata de personas; y el de Otoño Uriarte, una adolescente de Río Negro que estuvo desaparecida durante seis meses, la encontraron muerta en un canal de riego y también su familia denunció que había una trama de poderes vinculados a la trata y a la prostitución.  

Ante la falta de certezas Azar sostiene que “es una causa de desaparición que está atravesada por varias vulnerabilidades y que ha complicado la pesquisa y la investigación desde un comienzo. Tenemos una persona (Luciana), y acá una vulnerabilidad económica, que no tenía teléfono celular, y desgraciadamente un consumo problemático de estupefacientes, y esto ha generado que se haya visto inmersa en un submundo. Sus contactos, sus amistades, no quieren hablar con la policía, no quieren acercarse a la Fiscalía. Por eso es muy difícil”. El único imputado hasta el momento es el ex novio, pero por falso testimonio, al comprobarse que había mentido en dos oportunidades sobre si había estado con la joven los días previos y sobre lo que hizo esa noche.

“Hay una estudiante desaparecida”

Nancy Antilef es la directora del CPEM 76, donde asistía Luciana. Es un secundario para personas jóvenes y adultas, de 600 estudiantes aproximadamente, y con una importante movilidad ya que la mayoría trabaja y busca terminar sus estudios. Todavía consideran a Luciana parte de la escuela: no abandonó, está desaparecida, y por eso desde la institución tramitaron su promoción.

“Las compañeras de Luciana la estaban acompañando en sus exámenes porque ella tenía que rendir materias previas entonces estaban muy atentas. La preocupación de ellas fue inmediata, llamaron a la secretaria de la escuela y ella nos avisa: ‘hay una estudiante desaparecida’”, recuerda Nancy. “Ellas hicieron el recorrido antes que la policía, salieron con la abuela a buscar las cámaras por donde había andado. Y son las que aportan las pruebas después a la Fiscalía”, agrega.

En el CPEM 76 donde estudiaba Luciana la siguen esperando. Todavía la consideran parte de la escuela y aclaran: “no abandonó, está desaparecida”

Todo ocurrió durante las vacaciones de invierno, pero aún así la comunidad educativa se movilizó: sacaron comunicados en la cartelera, fueron al gremio docente, empapelaron el barrio con la cara de Luciana. “Para la vuelta a clases organizamos un cambio de actividades para informar sobre la situación y trabajamos el protocolo de qué hay que hacer cuando una persona desaparece. Después pegatineamos toda la escuela para que todos sepan y que salga en los medios que esta escuela empezaba las clases sin una estudiante”. Con el paso de los días, también se abordaron los prejuicios: “pensar que si la estudiante consume no hay que buscarla, no se merece el respeto, ni de derechos, ni garantías, o decir ‘por algo habrá sido’, es volver a esa conceptualización de la dictadura, entonces trabajamos en romper esos prejuicios, desnaturalizar que una persona puede desaparecer y que nadie la busque o que a nadie le interese, hablamos de la problemática, aunque hay un silencio abismal atrás”. Además, sobre lo que pudo haber ocurrido sostiene la hipótesis de la familia: “hay grupos de poder vinculados, entre ellos la policía, hay una red de poder que sostiene una práctica de trata, de prostitución, de consumo”.

“Ella te decía ‘llego en 5 gordita’, y después del receso no llegó más”. El recuerdo es de Yanet Scalona, una sus compañeras. Dice que su grupo de amigas todavía espera que aparezca por el pasillo. “Nos conocimos en primer año, en 2023. Era muy pizpireta, como cualquier pibita de su edad. Estaba en esa transición de la adolescencia a la vida adulta, de compromiso, de trabajo, de querer estudiar, de querer formarse en algo”, cuenta Yanet. Tiene 47 años. “La Lu” -como le dicen sus amigas- podría ser su hija pero que se hicieron compinches. Recuerda haber compartido las lecturas de los libros “Tuya” y “Perros de nadie”. “Andaba con problemas de amor, pero típico de cualquier chica de su edad”, agrega.

Tanto Lila, como Nancy y Yanet aseguran que Luciana fumaba marihuana de vez en cuando y tomaba alcohol, pero que no era algo recurrente en su vida. “Si fuese como la quieren pintar, ella no habría estado preocupada en dar una lección, en entender un libro o ver cómo se hace alguna ecuación”, afirma Yanet.

El abandono

El llamado “narcomenudeo” es el tráfico de drogas y estupefacientes en menor escala, una modalidad que crece en las zonas populares y más aún en épocas de crisis y ajuste. Nancy advierte que es algo que está presente en el barrio. La escuela está emplazada en Melipal, al lado de Gran Neuquén Norte, donde vivía Luciana. “Veníamos de una balacera en la esquina de la escuela, porque hay una disputa por los kioscos narcos. Hay un abandono al oeste en relación al narcomenudeo, hay un ‘dejar hacer’”, asegura.

Decidieron trabajar con el impacto que implica la desaparición de una alumna: hablar de las condiciones sociales del barrio donde hay experiencias de narcomenudeo, prostutución y vulnerabilidad

Nancy destaca que la desaparición de Luciana destapó debates, puso sobre la mesa la necesidad de hablar de los consumos de sustancias, y también sobre los cuerpos de las mujeres y sus vínculos sexo-afectivos. “Tenemos estudiantes que reconocen vender su cuerpo, y que consumen sustancias y hablan abiertamente de esa situación, también de los riesgos. Ante esto ¿cómo contenemos?”, se pregunta la docente. Se abre ahí otro debate sobre el rol actual de la escuela, que trasciende lo meramente formativo. “Tal vez tengamos que habilitar más la escucha”, aventura Nancy. Desde el Consejo Provincial de Educación, afirman que “las escuelas no cuentan con protocolos específicos dado que la competencia frente a situaciones de esta naturaleza excede al ámbito educativo”.

Lo visible

En los últimos años Neuquén ha sido noticia nacionalmente por la explotación de gas y petróleo no convencional en la formación Vaca Muerta. No tienen la misma visibilidad las contradicciones y desigualdades que genera una economía de enclave petrolero. Entre ellas está lo que sucede con el comercio sexual en contextos extractivos. La antropóloga mapuche Melisa Cabrapán Duarte en una investigación publicada en 2018 ya abordaba cómo en los últimos años “la prostitución en estos entornos pasó a ser leída como trata de personas con fines de explotación sexual, que es la modalidad sexoeconómica más coercitiva y violenta dentro del comercio sexual –aunque no la única”. Además, sostiene que el comercio sexual en zonas petroleras de la Patagonia es “representado desde el sentido común como un espacio que promueve casi exclusivamente la trata de personas, a pesar de que exista una diversidad de experiencias o de grados de consentimiento”. En este contexto, de tramas de poder y modos de consumo extractivista de uso y descarte que instala la industria hidrocarburífera, no solo en su núcleo central sino sobre todo en los márgenes, hace más de un año falta Luciana.

¿Qué casos se vuelven masivos? ¿Qué desapariciones impactan? La comunidad de Luciana pelea contra la estigmatización que condiciona su búsqueda

“Cuerpos que importan”

“¿Quién les enseña a ser sujetas de derechos?” La pregunta se la hace Paola Gómez, médica del sistema público de Neuquén, referente del dispositivo de día Casa de Mujeres “Las Resilientes” destinado a embarazadas o puérperas con consumos problemáticos de sustancias. Desde su experiencia analiza: “si una mujer se considera sujeta, y quiere comercializar su cuerpo, es una discusión, y ahí podemos dar ciertos debates, ahora cuando no hay opción y cuando es la única manera para obtener plata, casa, drogas…No hay una sujeta ahí”. Paola no habla puntualmente del caso de Luciana sino que hace referencia a las condiciones de vida estructurales de una población vulnerable, marginada, que muchas veces repite patrones porque no conoce otros modos de vincularse y de transitar las existencias.

Lila, Nancy, la abuela de Luciana y una integrante de “la Asamblea por Luciana”, formada desde su desaparición por amigas y familiares, viajaron a Buenos Aires a fines de agosto para visibilizar la búsqueda. Fueron a la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, marcharon junto a los jubilados y jubiladas, hicieron ruido. “Volvimos y no tuvimos ningún llamado de la Justicia, ninguna novedad”, dice desilusionada Lila. Marchan cada mes que se cumple sin Luciana, en la escuela organizaron un taller sobre trata el 8 de agosto, pegan carteles. Se preguntan cómo cambiaría el reclamo en la sociedad, y si la respuesta por parte del Estado sería distinta si la desaparecida hubiese sido de otro estrato social.

La familia de Luciana está convencida de que no se fue por decisión propia. Reclaman que la sigan buscando y piden atención para el caso

En los 90, la filósofa Judith Butler postulaba la noción que existen “cuerpos que importan” y otros que son excluidos, por lo general aquellos que se alejan de la norma por su disidencia sexual o por su estado social. Cuerpos, vidas, que quedan a la deriva, que “se dejan morir” desde la perspectiva biopolítica, es decir que no hay políticas públicas que los incluyan, que les habiliten posibilidades, que los contengan.

Lila se resiste a la idea de no saber, de dejar morir, de dejar hacer. “El silencio se vuelve impunidad”, denuncia. Nancy también: No podemos naturalizar que una estudiante esté desaparecida, la escuela tiene que tener un rol protagónico en visibilizar la situación cuando vemos que los medios estigmatizan, que no aparece en búsquedas permanentes o quedó como una noticia atrasada”. Yanet resume el dolor que comparten: “cuando una persona está desaparecida no se puede hacer un duelo, estás continuamente con ese dolor ahí. Estás esperando volver a verla, sus amigas todavía esperan que vuelva por ese pasillo”.

Si sos víctima o conocés una situación de trata de personas podes hacer la denuncia en el número gratuito 145. Si tenes algún dato de Luciana Muñoz comunicate con la Policía de Neuquén al 299 4422821 / 266 154017882. 

MF / MA

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El rol de periodistas feministas ha sido clave en los avances de los últimos años y el ejercicio profesional riguroso y libre es clave para garantizar esas conquistas que son para toda la sociedad. 

Punto de Encuentro pretende ser precisamente un espacio de coincidencia, pero también de debate constructivo. Porque no se puede ser feminista en soledad.

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