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Nutrición al diván, libro Lecturas
Seis claves para un cambio de alimentación: cómo hacer para mejorar tu sistema

Buena alimentación

Matías Marchetti

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Los autos no son lo mío. Entiendo mejor la mecánica del cuerpo humano que lo que sucede entre las bujías, correas y demás piezas del motor de un vehículo. Por eso, nunca pude seguirle demasiado la conversación a Nacho, fierrero de ley. Pero sí me resultó hermosamente didáctica su explicación sobre los combustibles, cuando de un modo muy perspicaz relacionó nuestra mala alimentación con las naftas de bajo octanaje.

“Te compraste un auto fabricado para ser utilizado con naftas premium y, al principio, fuiste prolijo e hiciste siempre la cola para el surtidor correcto; pero pasado el tiempo, por ahorrar —o porque no estás realmente informado sobre los beneficios de ese combustible— decidiste usar una nafta de menor calidad. A simple vista, no pasó nada; el auto siguió funcionando, pero por dentro entró en una decadencia pau- latina: depósitos de carbón en las válvulas y en la tapa de cilindro, suciedad en el aceite, pistoneo, catalizadores tapados… hasta que un día, fundiste el motor, mucho antes de lo que estaba previsto que se agotara su vida útil”.

¿No es una maravilla esta analogía para entender lo que nos está sucediendo como especie? Tenemos un cuerpo genéticamente moldeado para alimentarse con productos naturales al que, luego de millones de años de agasajar con una bellísima batería de nutrientes, en los últimos trescientos años decidimos menospreciar con productos industriales que nos están matando de a poco.

“¿Y qué pasa, Nacho, si al auto lo compro y lo dejo guardado en el garage?”, le pregunté. No te puedo transcribir el comienzo textual de su respuesta, pero les voy a decir algo parecido: “Lo hacés bolsa. Las baterías necesitan el movimiento para mantenerse cargadas, los rulemanes para no perder la lubricación, las mangueras y las correas, para no secarse. El auto está diseñado para rodar”.

No hace falta que te explique (aunque, cuando hablemos de actividad física voy a hacerlo, porque es más fuerte que yo) que fuimos y deberíamos seguir siendo seres de movimiento. Pensá en los vikingos o, más cerca, en tu abuelo que hacía trabajos manuales en una fábrica. Y pensá en vos, frente a una computadora todo el día.

No te digo todo esto para lamentarnos o quejarnos, sino para accionar. Pensemos juntos en el motor de ese auto y en nuestro propio cuerpo. Podemos volver atrás, sanear las malas decisiones y elegir el surtidor correcto. ¿Me acompañás?

Las seis claves del cambio

¿Qué giro creés que fue más importante en la historia de Julia? ¿Sortear los prejuicios culturales o reducir sus porciones de comida? ¿Y en la de Esteban? ¿Aprender a ser protagonista de su cambio o bajar la ingesta de carbohidratos? ¿Y en la de Nacho? ¿Empezar a leer las etiquetas o incorporar más frutas y hortalizas en su dieta?

Todas las respuestas son correctas. Porque somos un entramado maravilloso de causas y consecuencias, y en esa diversidad de filamentos que componen nuestra telaraña está la clave del cambio. Si no alineamos el cuerpo, la mente y el espíritu, algo siempre se va a correr del eje y nos hará reiniciar el camino. ¿Cuántas veces? Las necesarias hasta que descubramos cómo hacer ese trabajo integral.

Digo y diré, hasta el hartazgo, que somos seres individuales, distintos al otro, únicos. Sin embargo, como profesional de la salud no puedo dejar de ver que hay patrones que se repiten. Patrones, no personas. ¿Qué quiero decir con esto? Que todos somos inigualables, pero que suelen pasarnos las mismas cosas. El picoteo entre comidas es casi universal; la falta de tiempo y de organización, también. La preocupación por la opinión del otro, un clásico. Y el cansancio crónico y la inflamación, ni hablar. Como respuesta a todas esas problemáticas que escucho a diario, nació este sistema, corazón del Método #MarchettiRules, con las seis “patas” fundamentales que creo que todos, en mayor o menor medida, tenemos que trabajar. Ellas son: la organización, la nutrición, la actividad física, la puesta en acción, la dupla mente/emociones y la comunidad.

Puede llamarte la atención que, en este gráfico, el concepto que engloba a todos los otros sea la organización, y no la nutrición, o que esta última sea un concepto más, junto a las emociones o la comunidad.

Sin embargo, esas ubicaciones tienen un porqué. La nutrición es el comienzo de todo, de la vida misma. ¿O qué es, sino un combo hermoso de nutrientes, la leche materna? Sin embargo, las comidas no son lo primero a revisar cuando proyectamos un cambio de hábitos. Sí lo es la organización, porque todo cambio requiere planificarse adecuadamente. A partir de ahí, sí llegará el momento de trabajar en una mejor nutrición, en aprender a escuchar y decodificar nuestras emociones, en dejar de lado el sedentarismo y en aprender a hacer equipo con quienes nos hacen bien, en lugar de prestar tanta atención a los mandatos que nos corren del camino.

La idea de conectarte con este sistema es que puedas ir, paso a paso, punto por punto, desarmando todo lo que sentís que no funciona, lo que necesitás redibujar porque ya no te identifica. Que puedas, además, conectarte con nuevas técnicas para llevar cada uno de estos seis aspectos a un lugar superador.

Para eso, el movimiento inicial tiene que ser un trabajo exhaustivo de autoobservación. Cuando hablamos de la telaraña predictiva y de cómo una escucha activa y una mirada integral eran fundamentales por parte del profesional, estamos hablando de todos los aspectos de este sistema. La diferencia, en este punto, es que llegó el momento de que esa suerte de escáner se sitúe en tus ojos. Vamos a ver cómo hacerlo.

Pensar en imágenes

¿Escuchaste hablar del visual thinking? Es una técnica que nos permite comprender conceptos complejos a través del uso de dibujos sencillos. Voy a darte un ejemplo: en la imagen que ves a continuación están plasmados los pasos más relevantes del Método #MarchettiRules, en lo que a nutrición se refiere. De todos ellos, de una forma u otra, ya hablamos a lo largo del libro. Sin embargo, seguramente los internalices de un modo distinto a partir de ahora, por haberlos visto ordenados estratégicamente para comprenderlos con solo una mirada.

¿Por qué funciona la metodología de pensar en imágenes? El cerebro humano está dividido en dos hemisferios: el derecho opera de un modo más visual, creativo, intuitivo; mientras que el izquierdo es más verbal, metódico, racional. Bajar las ideas a un dibujo o gráfico obliga a ambos hemisferios a trabajar en conjunto, desarrollando todo su potencial. Aprendido esto, te propongo que tomes una hoja en blanco y dibujes el gráfico del sistema con sus seis conceptos principales. Y que, a partir de allí, empieces a jugar con flechas, palabras e imágenes en cada uno de ellos, plasmando las primeras sensaciones que te vengan a la mente.

¿Cómo están tus emociones? Ponelo en colores. ¿Tenés que mejorar tu nutrición? Redondeá ese concepto y escribí o dibujá lo que te gustaría cambiar. ¿Tu traba principal suele ser la vida social? Ponete un ícono de alerta frente a la palabra “comunidad”.

Bajar todo eso a papel va a hacer que valores cada uno de estos conceptos por separado y que los traigas a un plano consciente. Y, sobre todo, que te obligues a sacarlos de abajo de la alfombra, que descubras que existen y que pueden frenar o impulsar un cambio.

Puede ser que sientas que no va a funcionar este ejercicio, y no hay que hacerlo sí o sí. Lo que me gustaría que tengas en cuenta es que es condición sine qua non preguntarte por cada uno de estos seis conceptos troncales para poder emprender un cambio revolucionario y verdadero para con vos mismo. ¿No es en dibujo? Puede ser en palabras, con una birome azul sobre un block de notas liso y llano. O en diálogo con vos mismo, tumbado en la cama. Como te resulte, ¡pero es hora de accionar!

Descubrir las propias incomodidades y fortalezas es la primera jugada. Solo desde allí puede diseñarse algo distinto, una planificación realmente personalizada. Un sistema propio que nos dé cobijo, para que ya no tengamos la necesidad de buscar resguardo en el sistema reinante. Deconstruir para construir, esa es la cuestión.

MM

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