El lado B de la SIDE libertaria: espías en Paraguay, lobby en Miami y conexiones con la vieja guardia de Stiuso

La escena fue tan inusual como reveladora. El martes de la semana pasada, la Comisión Bicameral de Inteligencia del Congreso sesionó dentro del edificio oficial de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), sobre la calle 25 de Mayo 11. Diputados y senadores ingresaron al corazón del organismo más opaco del Estado para escuchar a su titular Sergio Neiffert dar explicaciones acerca del nuevo Plan de Inteligencia Nacional (PIN), el documento reservado que rige los objetivos, métodos y prioridades del espionaje argentino. Su filtración había generado polémica en la opinión pública: el texto autoriza a la SIDE a vigilar a actores sociales que puedan “erosionar la confianza en los funcionarios públicos”, una forma discreta pero eficaz de legitimar tareas de seguimiento interno.
Sin embargo, lo que Neiffert no dijo en su oficina lo expuso afuera un personaje insospechado: la diputada mendocina Lourdes Arrieta, exintegrante de La Libertad Avanza. Pocos días antes, el 18 de junio, había presentado un escrito ante la Bicameral en el que solicitaba investigar al propio jefe de los espías, a su hijo Lautaro y al empresario Leonardo Scatturice, por presunto tráfico de influencias, negociaciones incompatibles, uso indebido de fondos reservados y vínculos oscuros con operadores paraguayos y lobbistas internacionales. También exigía que sean convocados a declarar.

La presentación pone bajo la lupa los movimientos de Lautaro Neiffert, de 25 años, accionista de la firma de seguridad SEGUR&PROTECCIÓN S.R.L.. Según registros oficiales, el hijo del “Señor 5” ingresó al menos seis veces a la Casa Rosada entre junio y agosto de 2024, en ocasiones acompañado por su padre, y otras autorizado por el asesor presidencial Santiago Caputo. El 4 de junio fue su primera entrada, al sector “Asesores SP”; el 6 de agosto, su último ingreso registrado, figura acompañado por una mujer identificada como “Sra. Jenifer”, sin documento, al área “Pre-Privada SP”.
La trama incluye una empresa estadounidense: Tactic Global LLC, registrada en el estado de Florida y dirigida por Scatturice. Según consta en el sistema FARA del Departamento de Justicia de Estados Unidos, la compañía fue contratada por la SIDE para actuar como “enlace estratégico” entre el gobierno de Javier Milei y sus contrapartes en Washington, a razón de 10.000 dólares mensuales. El contrato, firmado en abril de este año, no pasó por licitación ni fue difundido oficialmente. La diputada Arrieta pidió identificar qué partida del presupuesto de inteligencia financia ese gasto.

Consultado en su última conferencia de prensa sobre el tema, el vocero presidencial Manuel Adorni respondió sobre el vínculo entre el Gobierno y Scatturice. El periodista de MDZ Online, Nicolás Palermo, le preguntó por qué una tarea diplomática entre la Argentina y Estados Unidos fue delegada a una empresa privada como Tactic Global, con base en Miami, y no a través de la Embajada. También quiso saber por qué la contratación fue canalizada por la SIDE. Adorni replicó que “todo lo vinculado es materia de seguridad nacional” y sostuvo que “no hay ninguna irregularidad ni motivo para sospechas”. Y cerró con ironía: “Algunas respuestas podés encontrarlas en Google”.
La figura de Scatturice es cada vez más resonante. Empresario argentino radicado en Miami, con pasado en el mundo de inteligencia y conexiones con el trumpismo, su fondo de inversión, COC Global Enterprise, acaba de tomar el control accionario de la aerolínea Flybondi. Para algunos funcionarios, la operación combina capitalización empresarial, red de rutas y logística paralela para el oficialismo.
Su nombre ya había circulado en diciembre de 2024, durante el desembarco de CPAC Argentina en Buenos Aires, cuando fue mencionado por la CEO local, Soledad Cedro. Un mes más tarde, recibió en Florida a Santiago Caputo, a su hermano Francisco (responsable de la Fundación Faro) y al dirigente con pasado PRO Manuel Vidal, en una gira cuyo destino final era la asunción de Donald Trump.

Pero la polémica terminó de estallar en marzo, cuando el diario La Nación señaló a Scatturice como el propietario del jet N18RU que trajo a Aeroparque a Laura Belén Arrieta —exazafata devenida ejecutiva— con valijas que no habrían pasado por controles aduaneros. La aeronave permaneció sospechosamente una semana en Buenos Aires antes de partir rumbo a París.
Un dato no menor en toda esta historia: el empresario con pasado y presente en la SIDE no puede salir de los Estados Unidos por problemas migratorios. Por eso, según pudo saber elDiarioAR, cualquiera que quiera reunirse con él debe volar a Miami. Incluso algunos postulantes a cargos en el organismo de inteligencia están obligados a emprender ese viaje, siempre con el riesgo de finalmente no quedar seleccionados. Lo que se dice toda una apuesta.
Polémica paraguaya
La denuncia de Arrieta sorprende por su nivel de detalle. La diputada no integra la Bicameral de Inteligencia ni había mostrado antes interés público por el funcionamiento de los servicios secretos. ¿Por qué ahora, entonces, y con tanta información? ¿Tendrá algo que ver su flamante incorporación al espacio Transformación, liderado por el legislador porteño Eugenio Casielles, de estrecho vínculo con el exjefe de la SIDE Miguel Ángel Toma y conocido por haber sido uno de los miembros fundadores de La Libertad Avanza?

La mención más sugestiva de toda la trama delineada por la diputada es la que hace refencia al espía Ignacio “Nacho” Jiménez. Arrieta afirma que fue él quien organizó una reunión con un comisario paraguayo de nombre Nimio Cardozo en el restaurante Il Ombú —una trattoria italiana ubicada en el barrio porteño de Parque Patricios, de la que Jiménez es dueño— fuera de cualquier canal diplomático formal. Según las declaraciones de la legisladora, el restaurante funcionaría como una suerte de “base operativa paralela” de “la Casa”, como se conoce al organismo en la jerga del espionaje.
“La SIDE es una estructura civil. No hay razón para que interactúe directamente con policías. Y si lo hace, queremos saber por qué”, cuestionó Arrieta en una entrevista con ABC Paraguay, en referencia al cónclave entre Cardozo y Jiménez, actual número dos en la Agencia Nacional de Seguridad, área de la SIDE dedicada a las operaciones interiores y dirigida por el excomisario Alejandro Cecati. Hijo del otrora vicepresidente de Racing, Miguel Jiménez, el nombre de “Nacho” figura entre los operadores que mantienen línea directa con Santiago Caputo y que, según distintas fuentes, conforman una red informal de poder que se mueve por fuera de los organigramas oficiales.

En su presentación ante la Bicameral, Arrieta pidió que el Congreso tome cartas en el asunto y solicitó a la Comisión que además verifique los viajes al exterior del titular de la SIDE, así como los movimientos del propio Jiménez, a quien señala abiertamente como el nexo con la Policía paraguaya y con otros actores del circuito político y diplomático no formal.
Una de las hipótesis que planteó la diputada es que esa estructura de inteligencia podría estar vinculada al exsenador Edgardo Kueider, hoy preso en Asunción tras ser detenido con 200 mil dólares no declarados al cruzar desde Brasil. “Nos preguntamos si este dinero [por los fondos reservados] va a parar a Paraguay, si está ligado a inversiones inmobiliarias, y qué papel juega la SIDE en todo esto. Hay demasiadas coincidencias”, deslizó Arrieta, que niega que su presentación esté vinculada a algún tipo de interna política. “Yo ya no soy de La Libertad Avanza”, repite, a modo de escudo.
La respuesta paraguaya a sus declaraciones no tardó en llegar. El ministro del Interior del país vecino, Enrique Riera, reconoció públicamente la comunicación entre Cardozo y autoridades argentinas, aunque defendió al comisario. Lo hizo luego de asegurar haber recibido una llamada del propio Neiffert, en un intento de bajarle el tono al conflicto por parte del jefe de la SIDE. Cardozo, por su parte, también se hizo eco del asunto y negó haber cobrado dinero, pero admitió los nexos. “Nunca nos transfirieron fondos. Trabajamos con Argentina porque compartimos investigaciones”, dijo el comisario a medios locales, revelación que Arrieta calificó de “preocupante” al afirmar que deja expuesta una “vulnerabilidad en el sistema de inteligencia argentino”.
Pero Jiménez no es ningún improvisado. Según pudo confirmar elDiarioAR de fuentes del organismo, se trata del funcionario que está al frente de los movimientos operativos de la SIDE en la zona de la triple frontera, en Misiones, una de las regiones más sensibles desde el punto de vista de la seguridad regional y el monitoreo internacional. Quedó a cargo de esa delegación hace poco más de un mes, luego de imponerse en una interna y sacar del juego a otro grupo.

Lejos de las formalidades, su rol trasciende el mero protocolo: “Nacho” es considerado uno de los principales articuladores entre el nuevo esquema comandado por Caputo y actores históricos del submundo de los espías. Es que no faltan quienes lo vinculan con el ex Director de Operaciones Antonio “Jaime” Stiuso, a través del abogado Lucas Nejamkis, secretario privado del hombre fuerte de la Secretaría de Inteligencia (SI) durante el kirchnerismo. En ese entramado de relaciones también aparece el ministro de Seguridad porteño, Waldo Wolff, cuya esposa figura como socia de Jiménez en otro de sus emprendimientos gastronómicos, un circuito donde conviven el fervor culinario y la afinidad por la información clasificada.
Mientras tanto, todo parece irse volviendo cada vez más evidente. En los márgenes del organigrama estatal, algo asoma: es una estructura paralela de favores, contratos reservados y operadores que —como Scatturice y Jiménez— orbitan alrededor del círculo íntimo del poder libertario. La denuncia de Arrieta, más allá de sus motivaciones reales, deja expuesta una trama que combina el secreto y los negocios internacionales con nombres que hasta hace poco se movían en las sombras. Si la Bicameral decide avanzar, no será la primera vez que los integrantes de ese sottogoverno se vean empujados a tener que dar explicaciones. Aunque en la práctica nunca suceda.
PL/JJD
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