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Perfil político

La mujer que hizo arrodillar al PRO: quién es Pilar Ramírez, la mano derecha de Karina Milei en la Ciudad

Pilar Ramírez junto al presidente Javier Milei.

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El golpe de gracia al PRO en la Ciudad no lo dio un Milei, sino una mujer que hasta hace dos años era una desconocida fuera del microclima político. María del Pilar Ramírez, presidenta del bloque libertario en la Legislatura porteña y principal armadora de Karina Milei en el distrito, fue la encargada de cerrar el pacto que resignó al partido fundado por Mauricio Macri a competir en octubre bajo la boleta violeta y el sello de La Libertad Avanza (LLA). En el reparto final, el PRO se quedó apenas con los lugares quinto y sexto en la lista de diputados nacionales, sin presencia en la categoría de senadores y con la conducción política concentrada en manos del oficialismo libertario. Para Jorge Macri y el macrismo porteño, acostumbrados a jugar de locales en su propio bastión, fue una rendición en toda la línea.

El entendimiento fue el corolario de semanas de negociaciones discretas, marcadas por un antecedente reciente: la dura derrota de Silvia Lospennato frente a Manuel Adorni en las legislativas locales de mayo. Aquella caída histórica para el macrismo debilitó su capacidad de presión y allanó el terreno para que Karina Milei impusiera sus condiciones: que los candidatos amarillos votaran a libro cerrado las iniciativas de Javier Milei y que la boleta porteña mantuviera sello, color y nombre bajo control de LLA. Fue Ramírez quien llevó la voz de la secretaria general a la mesa y selló el acuerdo con los Macri, mientras los armadores históricos del PRO quedaban al margen.

Pilar Ramírez y Karina Milei.

La historia de esa relación con la hermana presidencial no empezó en una reunión formal de campaña, sino en las oficinas del empresario Darío Wasserman, actual vicepresidente del Banco Nación y marido de Ramírez. Karina lo visitaba en plena campaña presidencial —Wasserman fue uno de los financista de esa aventura electoral— y, mientras lo esperaba, conversaba con su esposa. La afinidad fue inmediata: meses más tarde, una vez asumida su banca, la elegiría para encabezar el bloque de legisladores porteños de La Libertad Avanza y confiarle la llave del armado local.

Abogada por la Universidad del Salvador y con un posgrado en Políticas Públicas en FLACSO —su tesis la dirigió el actual diputado Daniel Arroyo—, Ramírez se fogueó en el peronismo porteño. Fue jefa de asesores de la senadora María Laura Leguizamón entre 2004 y 2006, pasó por el Banco Provincia en tiempos de Daniel Scioli y dio su salto más importante en 2008, cuando la estatización de Aerolíneas Argentinas la llevó a la Gerencia de Publicidad y Marketing. Allí manejó, bajo la gestión de Mariano Recalde, un presupuesto anual de 16 millones de dólares en acciones de comunicación, hasta que fue despedida en 2016 durante la administración de Mauricio Macri, en medio de sospechas de manejos irregulares que nunca se denunciaron formalmente.

Tras un paso por el sector privado, Ramírez reapareció en 2023 como candidata a legisladora porteña de LLA, tercera en la boleta que encabezó Eugenio Casielles, hoy corrido completamente del espacio libertario. Su cercanía con Karina Milei le permitió, tras la elección, desplazar a Ramiro Marra de la presidencia del bloque y convertirse en la principal operadora libertaria en la Legislatura. Desde allí disputa espacios clave como la Comisión de Planeamiento Urbano, por donde pasan las reformas al Código Urbanístico y las excepciones inmobiliarias más relevantes de la Ciudad.

Postal de campaña de Pilar Ramírez junto a Ramiro Marra, candidato a jefe de gobierno de La Libertad Avanza en 2023.

En ese frente, la sociedad política con su marido es evidente. Wasserman, además de vice del Banco Nación, es un desarrollador inmobiliario con vínculos sólidos en el macrismo y una caja política propia. Condujo la aseguradora Garantizar durante el gobierno de Macri, bajo la órbita de Francisco “Pancho” Cabrera, y en 2021 consiguió un convenio urbanístico que le permitió duplicar la superficie constructiva de una torre en Arcos al 1800, con una ganancia estimada en 10 millones de dólares. También presentó un proyecto para construir una torre en Córdoba y Reconquista que no pasó el filtro legislativo.

En la Legislatura que comenzará a funcionar a partir del próximo 10 de diciembre, Ramírez y Wasserman colocaron tres de los primeros cuatro lugares en la lista libertaria: la directora del Banco Nación, Soledad Pelayo; el titular de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), Nicolás Pakgojz; y la asesora de la propia Ramírez, Andrea Freguia. Entre ambos manejan, de mínima, esas tres bancas y una porción sustancial de la agenda legislativa local.

Es que la influencia de la armadora también se hizo sentir en el cierre de listas local, en marzo: bloqueó el desembarco de Martín y Eduardo “Lule” Menem en la Ciudad, así como de los referentes de Las Fuerzas del Cielo, la agrupación referenciada en el asesor Santiago Caputo que luego también fue corrida de la definición bonaerense. El matrimonio Ramírez-Wasserman consolidó así un dominio casi exclusivo del armado porteño del karinismo, mientras la hermanísima les confiaba la relación con la administración de Jorge Macri para negociaciones legislativas, aunque ese vínculo nunca fue bueno.

Darío Wasserman, vicepresidente del Banco Nación y pareja de Pilar Ramírez.

“Le falta falta gestión y un plan. Esperemos poder conocerlo en algún momento y entender cuál es la ciudad que Jorge Macri quiere y que no nos siga ‘conurbanizando’”, llegó a arremeter Ramírez contra el jefe de Gobierno porteño, en febrero pasado, en diálogo con LN+. Y a modo de chicana, durante esa entrevista, agregó: “Él viene del conurbano, por ahí recuerda eso”.

En la interna libertaria, el tándem Ramírez-Wasserman es sinónimo de control territorial y disciplinamiento político. Con el acuerdo con el PRO consumado, Karina Milei fortalecida y la Ciudad bajo su órbita, Pilar Ramírez afronta la campaña de octubre como la arquitecta invisible del desembarco libertario. Su ascenso meteórico, que empezó en una charla casual en un despacho y hoy la ubica como la figura más influyente del karinismo porteño, es también una muestra de cómo se construye poder en el ecosistema Milei: con acceso directo a la cima, manejo quirúrgico de las listas y un ojo siempre puesto en los negocios que pasan por la Legislatura.

PL/MG

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