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ESPAÑA El beso del escándalo

Caso Rubiales: la hora de la justicia deportiva

Luis Rubiales, en el Palacio de la Moncloa

Daniel Sánchez Caballero

elDiario.es —

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La Selección Femenina de Fútbol de España hicieron todo lo que estaba en su mano. El Gobierno, con una cautela que en distintos círculos se critica como exasperante, está agilizando el proceso. A nivel internacional, la FIFA ha inhabilitado a Luis Rubiales de manera provisional. ¿Y en España? Tras la tormenta inicial y después de que el viernes quedara claro que el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, no se va a ir voluntariamente, todo está en manos de la justicia deportiva, ya que el Gobierno local aseguró que el movimiento de la FIFA no detiene el proceso nacional.

El encargado es el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), el único organismo que lleva la resolución de las sanciones deportivas en España. El TAD cuelga del Consejo Superior de Deportes (CSD), la institución del Gobierno que se ocupa de los asuntos deportivos, pero más allá de que sus siete miembros sean nombrados por el CSD, actúa de manera independiente. Solo el TAD puede actuar ante este caso al margen de la justicia ordinaria, otra vía que podría activarse pero que depende sobre todo de que Jennifer Hermoso denuncie.

La RFEF es un organismo privado en su naturaleza (aunque de facto no lo sea del todo) y el Gobierno no puede entrar directamente en su gestión ni echar a nadie de su cargo. Lo máximo que puede hacer el Ejecutivo, como ha hecho a través del CSD, es inhabilitarlo temporalmente si el TAD le abre expediente por una supuesta falta “muy grave”. Para ello, el Consejo ha elevado una “petición razonada” al TAD por la vulneración de los artículos 76.1.a de la ley del Deporte y el 14.h del Real Decreto 1591/1992 sobre Disciplina Deportiva. El primero supondría cometer abuso de autoridad. El segundo se refiere a “los actos notorios y públicos que atenten a la dignidad o decoro deportivos, cuando revistan una especial gravedad”. Ambos están calificados como faltas “muy graves”.

De momento, y siguiendo los estatutos de la RFEF, Rubiales ya no está en el cargo y ha sido sustituido por su vicepresidente de confianza, Pedro Rocha, que ha convocado una asamblea para la tarde de este lunes con el objetivo de analizar la situación que se abre ahora. De momento, al estar suspendido provisionalmente, los estatutos de la RFEF no exigen acción alguna. Si es apartado del cargo definitivamente tendrá que convocar elecciones.

Pendientes del TAD... ¿y la justicia ordinaria?

En el caso de que el TAD coincida inicialmente con el Gobierno y le abra expediente para determinar si se han cometido faltas “muy graves”, como le acusa el CSD, es entonces cuando este organismo puede inhabilitar cautelarmente a Rubiales, según recoge el artículo 62.2.6 de la Ley del Deporte. El destino definitivo del presidente de la RFEF, sin embargo, seguiría dependiendo de la calificación final de los hechos que haga el TAD.

Eso queda fuera de las manos del Gobierno. Pero lo que sí puede hacer y ha hecho el Ejecutivo es tratar de agilizar al máximo el proceso. El presidente del CSD, Víctor Francos, le pidió al TAD que se reuniera de manera extraordinaria este lunes (habitualmente lo hace los jueves), una cuestión que, según fuentes del CSD, a última hora del domingo seguía sin estar confirmada. En el escenario más rápido, si el tribunal atiende a la petición del Gobierno y decide incoar expediente por una infracción “muy grave”, el CSD podría convocar ese mismo lunes una reunión. La normativa del organismo gubernamental exige un mínimo de dos días entre la convocatoria y la realización de la reunión, recordó Francos. Por tanto, el primer día posible para que el Gobierno inhabilite (temporalmente) a Rubiales sería el miércoles. Si no, será dos días después de que se reúna el TAD.

Pero la FIFA ya ha inhabilitado al presidente de la RFEF. ¿Cómo afecta esto a su situación? El Gobierno sostuvo el sábado que por su parte de ninguna manera. El proceso en España sigue, aseguró Víctor Francos: “La decisión de la FIFA es en aplicación del reglamento de una entidad privada. Eso en ningún caso es óbice para que el Gobierno de España remita, como remitió ayer por la tarde, al TAD una denuncia analizada concienzudamente”, explicó.

Además, la sanción de la federación internacional es provisional, con una duración de 90 días mientras dilucida el expediente que le ha abierto. Entre las posibles sanciones que la FIFA puede imponer a Rubiales está la “prohibición de ejercer actividades relacionadas con el fútbol”, lo que supondría el final de Rubiales en la RFEF.

El otro frente que podría abrírsele al ya expresidente de la RFEF es el judicial. Las denuncias por su beso forzado a Hermoso se acumulan tanto en la Fiscalía General del Estado como en la de Madrid, que han remitido algunas de ellas a la Audiencia Nacional al entender que es este organismo el que debe gestionarla por haberse producido los hechos fuera de España. La Audiencia Nacional por el momento no ha comunicado decisión alguna. En cualquier caso, juristas recuerdan que aunque el beso que Rubiales dio a Hermoso sin consentimiento puede considerarse una agresión sexual, sin denuncia de la jugadora el asunto no tendrá recorrido judicial. En este plano todo depende de Jennifer Hermoso.

Una estrategia ¿confusa?

¿Y Rubiales? Desde fuera su estrategia puede parecer confusa: después de agredir a Hermoso, insultó a todo al que le criticó por ello, luego hizo un vídeo intentando pedir perdón para finalmente poco menos que echarle la culpa a la jugadora el pasado viernes. En la asamblea de la RFEF dijo que el beso fue “espontáneo”, pero también que le pidió permiso. Con su situación personal ha sido un poco parecido: al principio estaba enrocado en no dimitir, más tarde filtró que lo iba a dejar y acabó desencajando la mandíbula de todo el país con su homenaje a Jordan Belfor (el Lobo de Wall Street) en la asamblea de la RFEF.

Pero en medio de ese aparente caos también ha ido maniobrando, asesorado por dos personas que conocen el negocio: El secretario general de la RFEF, Andreu Camps, que fue miembro precisamente del Tribunal Administrativo del Deporte, y Tomás González Cueto, del equipo legal.

Ese mismo viernes, antes de no dimitir, Rubiales había convocado al núcleo duro de la federación, los presidentes de las territoriales. Y en esa previa reestructuró a su antojo la Junta Directiva de la RFEF –los estatutos le otorgan esa autoridad– para dejar arreglada su sucesión en los términos que más le favorecen. Destituyó a todos los vicepresidentes y dejó a uno solo: Pedro Rocha, responsable de la Federación Extremeña de Fútbol y persona de su máxima confianza. De esta manera, Rubiales evitó que fuera toda la anterior Junta Directiva, en la que había personas disconformes con sus actos (varios presidentes regionales han dimitido), la que quedara al mando. Tras la inhabilitación de la FIFA, Rocha se queda ahora como máximo responsable de la federación y ha convocado a las territoriales a una reunión en la tarde del lunes para analizar el escenario que se abre ahora en la RFEF y los siguientes pasos a dar.

Porque mientras no haya sanción permanente la actual dirección de la RFEF no necesita tomar acción alguna y podría mantenerse en el cargo hasta 2024, cuando concluía el mandato de Rubiales y tocaba convocar elecciones. Lo explicita el punto 31.7 de los estatutos de la federación, que especifica que “En supuestos de (...) cualquier otra causa que impida transitoriamente desempeñar sus funciones, el Presidente será sustituido por los Vicepresidentes, en su orden (...)”. El 8 ya aclara qué pasa si esa imposibilidad de ejercer el mando es permanente: “Si el Presidente cesara por causa distinta a la conclusión de su mandato, la Junta Directiva se constituirá en Comisión Gestora y convocará elecciones para proveer al cargo; el que resulte elegido ocupará el cargo por tiempo igual al que restase por cumplir al sustituido”.

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