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La polémica sobre el sistema tributario

La Argentina, en el puesto 43º en el ranking mundial de los países donde más se pagan impuestos

Una inspectora de AFIP

Alejandro Rebossio

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¿En la Argentina se pagan muchos impuestos, como se repite tanto en el debate público? La cuestión ha vuelto al candelero esta semana después de que desde la Unión Industrial Argentina (UIA) y Juntos por el Cambio se hicieron eco de un nuevo informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), que dirige el ex funcionario cambiemita Nadin Argañaraz, llamado “165 tributos entre los niveles de gobierno nacional, provincial y municipal”. Después, el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), que conduce otro ex funcionario pero kirchnerista, Hernán Letcher, le contestó con un reporte que advierte que el Iaraf no sólo incluyó tributos sino también 41 tasas municipales, 27 derechos y 26 contribuciones que al menos en teoría siempre tienen una contraprestación de un servicio, cánones de concesiones de servicios públicos, el aporte extraordinario y por única vez de las grandes fortunas, fondos que se financian con gravámenes y los aportes de los trabajadores y las contribuciones patronales a la Seguridad Social (es decir, a la futura jubilación y a la obra social). Pero el informe del IARAF reconoce que contabiliza impuestos, tasas, derechos y contribuciones. Letcher también advierte que el impuesto a las ganancias aparece cuadruplicado por sus cuatro categorías, al tiempo que recuerda que parte del monotributo no es tributo sino que financia la Seguridad Social. Por eso, concluye que sólo son impuestos el 36% de los 165 mencionados por Argañaraz.

Pero más allá de la discusión sobre cuántos gravámenes hay, aquí planteamos la pregunta de si en la Argentina se termina pagando mucho en impuestos. Para ello, la respuesta está en el nivel de ingresos tributarios en relación al PBI, que es la medida que adoptan desde el Fondo Monetario Internacional (FMI) hasta la liberal Heritage Foundation. Así se llega a la conclusión de que la Argentina se ubica en el puesto 43º sobre un total de 181 países relevados. A nivel latinoamericano aparece cuarta, detrás de Cuba, Brasil y Uruguay, a donde se marchan muchos millonarios argentinos porque no tributan por sus bienes en el exterior, pero donde sí se abonan impuestos en cantidades mayores que aquí.

El ranking

El top ten está encabezado por Francia (donde la recaudación tributaria supone el 46,2% del PBI), seguida por Dinamarca, Bélgica, Suecia, Finlandia, Italia, Austria, Cuba (40,6%), Grecia y Países Bajos (38,8%). Del puesto 11º al 20ª figuran Luxemburgo, Croacia, Noruega, Bosnia Herzegovina, Hungría, Islandia, Alemania, Serbia, Montenegro y Eslovenia (36%). Del 21º al 30º aparecen República Checa, Portugal, Ucrania, Polonia, Chipre, España, Reino Unido, Moldavia, Estonia y Eslovaquia (32,9%). Del 31º al 40º están Israel, Malta, Brasil (32,2%), Canadá, Nueva Zelanda, Barbados, Seychelles, Uruguay (30,9%), Djibouti y Japón (30,6%). En el puesto 41º llegan las Islas Salomón, seguida por Letonia y la Argentina (30,3%). La mayoría de los países que anteceden al nuestro son desarrollados. Pocas naciones ricas cobran menos impuestos que la Argentina: Suiza (28,5%), Australia (27,8%), Estados Unidos (27,1%), Corea del Sur (26,9%), Irlanda (22,8%) y Singapur (14,1%), nada más. La inmensa mayoría de los países con menos tributación que la nuestra son de ingresos medios y bajos, o sea, en vías de desarrollo o subdesarrollados.

Otra discusión válida es si la Argentina gasta mucho o si lo hace en forma eficiente. En el ranking cuantitativo de las erogaciones públicas, la Argentina figura en el puesto 38º, el segundo de Latinoamérica, con un 40,5% en relación al PBI. La clasificación está encabezada por Kiribati (125,7%), Libia (105,8%), Cuba (64,8%), Micronesia (63,2%) y Francia (56,4%). Italia gasta el 48,8%; Alemania, el 43,9%; España, el 41,5%; Reino Unido, el 41%, Canadá, el 40,5%, pero Japón, el 30,6% y Estados Unidos, el 27,1%.

Darío Rossignolo, profesor de las universidades de Buenos Aires (UBA) y Córdoba, opina que “para analizar si se paga mucho o poco debe establecerse respecto de qué indicador”: “La presión tributaria en la Argentina creció en los últimos dos años en términos del PBI, pero sin llegar a los niveles de 2015, estando entre las más altas de América Latina. Sin embargo, si el gasto público aumentó proporcionalmente más, la recaudación se utilizó en parte para financiar el gasto y el aumento del déficit se financió con emisión monetaria y endeudamiento. En consecuencia, en este caso lo que hay que analizar es el nivel de gasto público, que determina que la presión impositiva aumente para financiarlo. En general, se verifica que en los países de menor nivel de desarrollo las administraciones tributarias son menos eficientes en recaudar impuestos, con lo cual existen en esos países mayores impuestos o tasas que compensen las necesidades de gasto”.

IVA, sin distinción

Otra docente de la UBA, Magdalena Rua, no cree que en la Argentina se paguen muchos tributos: “Las grandes empresas y personas con altos patrimonios logran minimizar el pago de impuestos a través de maniobras complejas y vericuetos legales gracias a que cuentan con los servicios de profesionales de cuantiosos honorarios, los facilitadores, mientras que las pequeñas empresas no pueden evitar el pago de sus tributos, al igual que los asalariados, que sufren retenciones del impuesto a las ganancias en sus recibos de sueldo y del IVA en sus compras. La supuestamente tan elevada presión tributaria de la Argentina no es tal para grandes empresas y patrimonios. Los datos no sólo muestran que la presión tributaria argentina está por debajo del promedio de los países avanzados, sino que gran parte de la riqueza de las personas de alto patrimonio se encuentra en el exterior y una gran porción de ésta no estaría alcanzada por el fisco argentino, teniendo en cuenta las estadísticas oficiales de AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos) e INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos)”.

Adrián Falco, coordinador de la Fundación SES, coincide con Rua: “En la Argentina, el impuesto que más se paga es el IVA, impuesto regresivo que pagamos todos sin distinción de ingresos y el que menos se paga es Bienes Personales, impuesto progresivo que apunta a los que más tienen. Bienes Personales se paga en base a declaraciones juradas. Eso sin fiscalización potencia la contabilidad creativa y fomenta declaraciones dibujadas”. Sin embargo, reconoce que “es cierto que hay que trabajar en un ordenamiento y simplificación del sistema tributario, pero los únicos que tienen el asesoramiento para pagar menos, declarar menos y crear estructuras para falsa facturación no son la mayoría”.

El informe del IARAF admite que el 91% de la recaudación proviene de sólo 12 de los 165 gravámenes computados. Los otros 153 recolectan sólo el 9%. El contrarreporte del CEPA se concentró en los impuestos y advirtió que el 36,7% de la recaudación nacional proviene del IVA, seguido por Ganancias (26,6%) y las retenciones a la exportación y los aranceles a la importación (que en total suman el 15,1%). En cuanto a los ingresos provinciales, el 75,4% proviene de Ingresos Brutos, seguido por el de Sellos (8,7%), el Inmobiliario (8,1%) y el Automotor (6,1%). El centro que dirige Letcher advierte que “se coloca el eje en la presión fiscal para ocultar el debate de fondo: la regresividad de nuestro sistema tributario” y recuerda que en Europa los impuestos que gravan a los más ganan (Ganancias) y los que más tienen (al patrimonio) suponen el 55% de la recaudación, contra el 38% en la Argentina.

AR

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