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Entrevista

Diego Montón, referente de la nueva Mesa Agroalimentaria: “El rol del campo es que el pueblo argentino tenga una alimentación saludable”

Diego Montón, referente de la Mesa Agroalimentaria.

Alejandro Rebossio

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Este miércoles en una finca recuperada de Mendoza se lanzó otro espacio del campo que busca disputarle representatividad a la Mesa de Enlace, que reúne a la Sociedad Rural, las Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), la Federación Agraria y la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro) y que representa a los grandes y medianos productores que concentran la exportación de este sector clave de la economía. Se llama Mesa Agroalimentaria Argentina, su lema es “el campo que alimenta y construye soberanía alimentaria” y agrupa a tres entidades: la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT, que ha ganado espacio mediático en los últimos años con sus verdurazos y sus bolsones agroecológicos), el Movimiento Nacional Campesino Indígena Somos Tierra (MNCI-ST) y la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe). Desde Mendoza, el referente del MNCI-ST Diego Montón dialogó con elDiarioAR.

A primera vista, uno puede pensar que la Mesa de Enlace representa a más productores con más tierras y con casi todas las exportaciones del sector, pero la Mesa Agroalimentaria Argentina reúne a muchos pequeños productores y campesinos pero con fuerte peso en algunas producciones que están presentes en la mesa de los argentinos como la verdura. ¿Es así?

La Mesa Agroalimentaria Argentina viene a plantear que un solo campo con un solo tipo de intereses es una visión incompleta, el campo argentino tiene una diversidad enorme. No es tan sencillo el análisis de situación ni de políticas para salir de esta crisis que atravesamos. Nuestro espacio crece con otros que antes eran de la Federación Agraria, no sólo con la agricultura familiar sino con las cooperativas pequeñas, medianas y grandes, incluso con productores que exportan soja y maíz. Justamente, la apertura de la mesa fue en conexión virtual con Silvio Antinori, presidente de la Cooperativa Agrícola Ganadera de Armstrong, Santa Fe, y tesorero de Fecofe. Su cooperativa tuvo que vender un molino por la deuda que no les pagó Vicentin. Venimos de dos años de este tipo de experiencia de trabajo conjunto entre la agricultura familiar y las cooperativas. Es difícil poner números a cuántos representamos. Pero ni la Mesa de Enlace ni el Consejo Agroindustrial Argentino representan a todos los sojeros.

¿Qué los une?

Hay una historia de cooperativismo, de solidaridad, de arraigo que no está en la Mesa de Enlace. Hay pymes que coinciden en que es posible trabajar por el mercado interno, construir soberanía alimentaria y que a la vez se exporte. Por ahora somos el MNCI Somos Tierra, la UTT y Fecofe, pero después del lanzamiento hemos recibido más apoyos. Hay necesidad de un espacio. Antes la Federación Agraria cubría un espectro que hoy no tiene voz.

¿Cuáles son sus principios orientadores?

El primero es que el rol del campo es que el pueblo argentino tenga una alimentación saludable. El segundo es el rol del estado: creemos en la necesidad de una intervención en el mercado interno y en la cadena de valor, con políticas segmentadas, algunas para las necesidades de financiamiento, otras con control regulatorio. Tenemos un plan nacional de abastecimiento frutihortícola, otro plan ganadero, no sólo bovino sino también porcino, caprino, de llama, del sector lácteo. Tercero, coincidimos en que hay un uso especulativo de la tierra, hay que actualizar ley de arrendamientos, hacer un relevamiento y una regularización de la tenencia de la tierra.

¿Ustedes representan la mayor producción de verduras del país?

En producción frutihortícola seguro que tenemos una mayor representación tanto en producción como en productores, pero también en el ganado caprino, ovino. En el bovino tenemos una incidencia importante en la cría. En la cebolla, el zapallo, el tomate, la papa, que son lo que más se consume, son los componente del guiso, es fundamental la agricultura familiar, produce el 70% del total. Aún quedan muchos tambos chicos que están más cerca de nuestra concepción, aunque la industria esté monopolizada.

¿La fruta no está más concentrada?

Tenemos cooperativas de peras y manzanas del Alto Valle del Río Negro y Mendoza. También productores de durazno, ciruela, uva, cuyo consumo crece más allá del vino. Los críticos, como la mandarina, la naranja y el limón, quizá son los más concentrados. También estamos produciendo bananas en Salta y Formosa, que con el acompañamiento del Estado en el financiamiento y la logística podrían reemplazar a las de Ecuador, que vienen con enfermedades. 

¿Están a favor de la agroecología?

Hay un punto de acuerdo en la transición hacia la agroecología, que ha tenido aceptación incluso en lugares como Córdoba porque hoy los insumos están en dólares y el cambio ofrece una tranquilidad a quien ya no manipula venenos.

¿Les preocupa la huella de carbono que producen los alimentos importados o que cruzan el país para venderse?

Hoy lo importante es que todos puedan comer. Después podemos planificar cómo disminuir el recorrido de la producción. Hoy nos imponen la misma normativa para faenar si somos grandes o chicos. Habría que tener más en cuenta el abastecimiento local.

El referente de la UTT, Nahuel Levaggi, está en el Gobierno como presidente del Mercado Central y el ministro de Agricultura, Luis Basterra, hasta es criticado por darle más importancia a la agricultura familiar que a la resolución de la inflación. ¿Creen que el Gobierno actual está más atentos a sus demandas?

Creemos que hay un cambio en el Gobierno y en la sociedad, que demanda la discusión no sólo de los precios sino también de los alimentos saludables. Hay más receptividad, pero para discutir el modelo agraria el principal interlocutor del Gobierno es el Consejo Agroindustrial Argentino. Sí vemos que hay un poco más de apertura. Y precisamente la Mesa Agroalimentaria Argentina buscar ser un espacio para unificar voces para tener más incidencia.

¿Los grandes productores, con su mayor escala, no producen más barato que ustedes?

Necesitamos planificación. La escala también se puede lograr por la cooperativización. Hay dificultades para ordenar la cadena de valor, eso es uno de los puntos. Nosotros hemos demostrado con acciones concretas, tanto la UTT como nosotros en Mendoza, que podemos ofrecer precios más bajos porque acortamos la cadena de actores que tienen que obtener rentabilidad. El tema precio es complejo porque hay muchas variables, pero los sectores concentrados trasladan precios internacionales a lo local cuando sus costos no son en dólares. Pero esta diversidad del campo argentino está en condiciones de ofrecer precios más bajos en la góndola.

¿Cómo?

Hay que disminuir el recorrido de la producción. Por ejemplo, en el tema leche a veces hay que hacer 500 kilómetros hasta la usina y después más 1.000 hasta donde se vende. Si el Estado contribuye a facilitar las pequeñas industrias, se reducen mucho las distancias y los costos. Hasta ahora hay dos monopolios que establecen el precio. En frutas y hortalizas, a veces hay mucho recorrido no racional, un circuito muy intermediado. Necesitamos la formalización del sector porque hoy muchos no están formalizados. El Estado debería tener una política para formalizar el sector, para sacar el permiso para circular, el DTV, Documento de Tránsito Vegetal, que hoy necesita autorización del Senasa (Servicio Nacional de Sanidad Agroalimentaria) y el arrendatario necesita que lo firme el propietario...

¿Qué opina de la suspensión de exportaciones de carne vacuna por 30 días para bajar el precio interno?

La suspensión de exportaciones fue una medida acertada en cuanto señal clara del Gobierno de que hay un límite a lo que ocurre: es insostenible que en un país con la cultura de consumo de carne bovina que tenemos los precios se estén remarcando como se vienen remarcando. Hemos hecho experiencias concretas en las que demostramos que el asado, por ejemplo, puede venderse mucho más barato. Por supuesto, la suspensión es insuficiente en términos de equilibrar la cadena de valor. Es fundamental pensar un plan ganadero e instrumentos de intervención directa en la cadena. La producción de carne bovina está estancada desde hace 25 años. Tenemos un promedio de índice de destete en la cría del 60%, es muy bajo. Es fundamental la asistencia financiera y técnica para mejorar la genética y la infraestructura en esta etapa de la ganadería, donde hay muchos pequeños productores y en la que intervienen todas las zonas extra pampeanas. Así aumentaría el índice de destete al 75% y la cantidad de terneros. También queremos recuperar espacios de engorde de esos terneros. Esto tiene que ver con la discusión del precio del maíz y la necesidad de desacoplar el costo interno del valor internacional. Y después hay que pensar en circuitos cortos. Mendoza tiene una producción importante de terneros, pero después se van a otras provincias para ser engordados, a otros lugares para ser faenados y después vuelven a Mendoza como carne. En una provincia con 40% de las tierras con derecho de riego que están improductivas, están todas las condiciones para que los terneros se engorden y faenen acá.

AR

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