El FMI aprobó el giro de US$ 5.400 millones para que la Argentina a su vez le repague el crédito de 2018

El directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI), donde están representados todos los países miembros pero pesan más los desarrollados y China, concluyó este viernes la cuarta revisión del acuerdo ampliado en el marco del Servicio Ampliado del Fondo (SAF) para la Argentina. Como se cumplieron las tres metas del programa, de ajuste fiscal y monetario y acumulación de reservas, en el cuarto trimestre 2022, el cuerpo rector del FMI autorizó un desembolso inmediato US$ 5.400 millones, que se destinarán a repagar dos cuotas en las próximas dos semanas del crédito récord que tomó el gobierno de Cambiemos en 2018. El organismo le llevará girados entonces a la administración del Frente de Todos unos US$ 28.900 millones, cuyo destino es la cancelación de aquel préstamo.

Por ahora el directorio del Fondo no ha comunicado nada sobre la relajación de la meta de reservas para 2023, pero se descuenta que lo hará en las próximas horas dado que ya fue aprobada por el staff técnico hace dos semanas. En cambio, no se esperan anuncios de desembolsos de fondos frescos para atender el impacto que tendrá la sequía en la cosecha gruesa, la de soja y maíz, que ha comenzado. La Argentina deberá buscarlos en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que tiene líneas de financiamiento de emergencia. Por eso es que el presidente Alberto Fernández y el ministro de Economía, Sergio Massa, pidieron este miércoles en Washington ayuda a Joe Biden. Estados Unidos es un socio tan clave en el FMI como en el BID.

El organismo que dirige la búlgara Kristalina Georgieva busca otros medios para reforzar las reservas. Aunque siempre defiende la unificación del mercado cambiario, liberación del cepo mediante, admite que en la Argentina eso no es posible en lo inmediato ni de un día para el otro porque dispararía el dólar oficial y agravaría la inflación, del 102% actual. Georgieva, que es apodada “populina” por sus detractores ortodoxos en Washington, ve con buenos ojos que mientras no se pueda desarmar el control cambiario al menos se acote por ahora la cantidad de tipos de dólar a dos o tres. En teoría hay sólo un Mercado Único Libre de Cambios (MULC), donde opera el comercio exterior y el pago de deuda externa de las empresas, entre otras operaciones. Después está la plaza ilegal, las de las cuevas -que operan en sociedades bursátiles, agencias de viaje y otros negocios legales-, donde se transa el dólar blue. Y hay dos tipos de cambio paralelos financieros legales, donde se obtienen dólares triangulando con bonos: el Mercado Electrónico de Pagos (MEP), para el ámbito local, y el contado con liquidación (CCL), para girar al exterior. La idea del Fondo es que existan dos o tres mercados oficiales de cambio, cada uno para distintas operaciones.

Con dos o tres tipos de cambio oficiales, se buscaría incentivar exportaciones, objetivo que declamaron este miércoles en Washington Massa y la subdirectora gerenta del FMI, Gita Gopinath, tras el encuentro que mantuvieron. Es de esperar que ciertas operaciones como las que involucran exportaciones e importaciones de productos que afecten la canasta básica se encuadren dentro de un tipo de cambio bajo, de modo de evitar impactos en una pobreza que va en ascenso. En cambio, otras ventas y compras externas de bienes y servicios, como el turismo, tendría un dólar más alto. Lo mismo sucedería con el pago de deuda externa de las compañías.

Por lo pronto, el ministro de Economía anunció este jueves en la capital norteamericana que habrá un dólar para ciertas producciones del agro que no impacten en los precios internos de los alimentos básicos, como la soja y los productos de economías regionales, como los cítricos, las manzanas, las peras, las uvas, las aceitunas, el azúcar, el tabaco, la yerba, la miel y el algodón. También prometió que se unificarán algunos de los precios del dólar, como el Qatar, que rige para el turismo en el exterior, el Coldplay, que cobran los artistas que vienen del extranjero, y el tecno, que reciben los grandes exportadores de la economía del conocimiento.

AR