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El guitarrista se presenta con Maria Creuza en Buenos Aires Entrevista

Toquinho: “Hoy todo tiende a ser prejuicio. Lo políticamente correcto se volvió muy aburrido”

Toquinho y Maria Creuza

Claudia Regina Martínez

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Hay momentos en los que los astros se alinean y se producen explosiones de creatividad que marcan toda una época y dejan huella por décadas. En 1970, en pleno invierno porteño, Vinícius de Moraes, Toquinho y Maria Creuza dieron una serie de shows en un bar de Buenos Aires que por suerte alguien tuvo la lucidez de plasmar en un disco. Se llamó La Fusa y fue un hito de la música popular brasileña y una referencia desde entonces.

La movida estuvo liderada por el carismático músico y poeta Vinícius de Moraes, uno de los creadores de la bossa nova, esa música mezcla de samba y jazz con armonías complicadas, sin estridencias, que se distingue por ser alegre, vital, pero también siempre por despertar un poco de saudade.

Cincuenta años después, el guitarrista Toquinho y la cantante Maria Creuza quisieron celebrar el medio siglo de aquellos encuentros luminosos, pero se interpuso la pandemia. Así que lo harán ahora, a 52 años, con una serie de conciertos que comienza el 1 de abril en el Gran Rex de Buenos Aires, la única actuación prevista en Argentina.

Tocarán con un octeto sinfónico y la banda habitual de Toquinho. También habrá invitados especiales, entre ellos la joven artista brasileña Camilla Faustino. No faltarán, claro, clásicos como Garota de IpanemaA felicidadeChega de saudade y Tarde em Itapoã así como otros temas de los repertorios de Toquinho y Creuza.

Pocas semanas antes del show en el Gran Rex, Toquinho, nacido en Sao Paulo en 1946, y Creuza, bahiana de 1944, contaron algunos detalles de la celebración a elDiarioAR.

-¿Por qué eligieron el título “El arte del encuentro” para este show?

-Toquinho: Es una frase muy conocida de un samba de Vinícius con Baden Powell que es Samba da bênção, que dice: “A vida é arte do encontro embora haja tanto desencontro pela vida”. La vida es el arte del encuentro y sabemos que hay tantos desencuentros en la vida. Y el arte del encuentro yo creo que es vivir. Estamos siempre encontrando personas, conociendo gente. Creo que el arte del encuentro es realmente el encuentro mío con Camila Faustino, en esta temporada, y también con Maria Creuza en estos espectáculos previstos.

-Maria Creuza: Y ahora necesitamos mucho reencontrarnos, unir fuerzas, reconstruirnos para festejar los 50 años de algo que tuvimos la suerte de empezar los tres juntos con el aval de Vinícius de Moraes.

-¿Qué significó Vinícius de Moraes como artista para ustedes?

-T: Vinícius fue un poquito el padre de nuestra generación. No solamente para mí. Para todos los artistas que hacen música brasileña hoy. Vinicius es un gran poeta. Cuando inició la bossa nova, él hizo parte de eso con gran calidad en las palabras. 

-MC: Vinícius de Moraes nos definió en nuestros primeros compromisos profesionales, nos dio una importancia extraordinaria, tratándose del mayor poeta, escritor y compositor brasileño referente de toda una generación.

-Cuando piensan en hace 50 años, ¿qué es lo que más extrañan de aquella época?

-T: Cuando pienso en hace medio siglo, yo veo un mundo mejor en cuando al nivel de tranquilidad. No había esa afición de las redes sociales, la afición de la Internet. Las cosas eran más lentas y ahora es todo muy frenético. Y la importancia de las cosas cambió mucho porque cualquier persona hoy tiene voz en Internet. Los inteligentes y también los burros. Todos hablan y todos son jueces de las vidas humanas. Eso es muy triste y muy malo. La vida era más tranquila, con menos prejuicios, porque ahora es increíble. Todo tiende a ser prejuicio. Lo políticamente correcto se volvió muy aburrido. Todo lo que sucede evidentemente es necesario. Los cambios, las precauciones, las protecciones. Estoy totalmente de acuerdo. Pero era una época más tranquila para vivir. Y con mucho menos preocupaciones, porque no teníamos ahí, atrás de nosotros, todo un juicio de personas que pueden dar su opinión para todo el mundo en redes sociales. Es realmente un punto negativísimo. 

-MC: Yo extraño la belleza de los tres en los escenarios, los viajes sin estrés, la novedad de conocer personas y lugares.

El disco se llamó La Fusa porque ese era el nombre del bar de Barrio Norte donde tuvieron lugar los conciertos. Se grabó en los estudios ION, donde se intentó recrear el ambiente del local. En aquel entonces, la bohemia porteña estaba fascinada con estos músicos (véase en la foto de aquí arriba al mismísimo Astor Piazzolla fumando a poca distancia del vaso de whisky de Vinícius) y con la bossa nova. El disco fue un éxito.

Un año después, Vinícius y Toquinho volvieron a la Argentina, pero con Maria Bethania en reemplazo de Maria Creuza. Y La Fusa se había trasladado a Mar del Plata. Volvieron a ION y salió otro disco inolvidable.

Lo que no impidió la pandemia es que en 2020 se reeditara en vinilo el volumen 1 de La Fusa a lo que se sumó la edición especial en CD y plataformas digitales de los dos volúmenes originales con pistas adicionales inéditas de una reunión privada de 1968 en la que participaron Dorival Caymi, el Quarteto em Cy y Oscar Castro Neves.

-¿Se puede decir que el Brasil de hoy es más triste que el de hace 50 años?

-T: No. No lo veo así. Brasil está con los problemas que siempre tuvo. Va cambiando como todo el mundo cambia. Pero no veo tristeza en Brasil en relación a hace 50 años. No veo por qué éramos más alegres y por qué tenemos que estar más tristes ahora. Yo creo que Brasil tiene una fuerza como país muy grande. Tiene una fuerza natural muy grande, con florestas, con agua. Una fuerza de consumo increíble. Y tenemos un poder de adaptación muy grande, siempre. No veo a Brasil triste para nada.

-MC: Si, es otro Brasil. El mundo cambió...

-Esta gira comienza en Argentina, pero sigue en Chile y en España. ¿Por qué eligieron estos países?

-MC: Por todo lo que significan esos países en la cantidad de shows que hicimos todos los años seguidos. Pero hay otros lugares a donde también vamos a volver, en América y Europa, donde hasta hoy tenemos seguidores, fans fieles de nuestra música. 

-¿Cómo ven la música brasileña en la actualidad? ¿Es Camilla Faustino una representante de la generación actual?

-T: La música brasileña hoy, con el advenimiento de Internet, es una cosa muy pulverizada. Tiene de todo. Brasil se quedó mucho más chico. Hoy Natal y Porto Alegre, que son los extremos de Brasil, están más cerquita. Está la televisión, los medios de comunicación, las redes sociales, Internet. Todos saben de todo en el mismo momento. Entonces la música se quedó un poquito más homogénea. Camilla Faustino, sí, representa a la nueva generación. Ya trabaja desde hace algunos años pero es joven. Y está en el espectáculo por la calidad vocal que tiene. Tiene un talento muy expresivo y muy inusitado. Y es ya una gran cantante.

-MC: Hay una diversidad impresionante por todo lo que modificaron las redes, la forma de divulgar trabajos, etc. Hay quien va a quedar y quien no. Hay muy buenas cantantes, una juventud talentosa. Pero no conozco todavía a Camilla Faustino para definirla como representante de la generación actual pues estuve cinco años viviendo fuera de Brasil. La voy a conocer mejor en el show del Gran Rex.

-¿Cuál es su recuerdo más hermoso con Vinícius?

-T: Son muchos fragmentos de recuerdos, muchos fragmentos de memoria. No hay un momento hermoso. Yo creo que nuestro encuentro tiene muchas luces de colores distintos, porque tenían toda una complicidad humana y valores. Hacíamos espectáculos juntos, vivíamos prácticamente uno en la casa del otro. Y hacíamos música, lo que es más importante. Entonces tiene muchos colores distintos: la amistad, la solidaridad, la profesión y la creatividad, todo junto. Hubo muchos momentos buenos: cuando hacíamos una canción nueva, cuando grabábamos un disco, cuando hacíamos un show, cuando teníamos una respuesta del público buenísima, cuando viajábamos y aprovechábamos la vida en restaurantes o con amigos. Todo es como una película. Si me preguntaran qué momentos malos recuerdo, diría: ninguno. No me acuerdo emergentemente de nada malo. Entonces lo que puedo decir es que los recuerdos son buenos. Y todos tienen niveles distintos, pero siempre con una calidad de vida muy buena. Esos son mis recuerdos de casi 11 años con el poeta Vinícius de Moraes. 

-MC: Son tantos lindos recuerdos... Una larga lista de viajes extraordinarios y nuestras largas charlas de madrugada después de los shows... Son muchos recuerdos de una persona que dejó ese gran legado que me inspira a seguir encontrando motivos todos los días y agradecer por la suerte que tuvimos.

-T: El último año no fue bueno. Él tuvo una isquemia cerebral y tuvo consecuencias de eso. Estuve con él hasta el final. Lo vi fallecer. Vivía en la misma casa de él y estaba trabajando en Río. Conviví con Vinicius en los buenos y en los malos momentos. Pero los malos fueron muy pocos y principalmente en el final de su vida. Pero el 90% de todo fue siempre muy creativo, muy solidario siempre uno con otro. Una mezcla de padre e hijo, hijo y padre. Muchas veces él era mi hijo y pocas veces él era mi padre (risas). 

CRM

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