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HOGAR

Estos son los beneficios del bonsái, una forma de cultivo milenaria

Robo de bonsáis, un golpe emocional más que económico para sus cultivadores

Cristian Vázquez

Diario.es —

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El bonsái es una disciplina muy conocida. Consiste en cultivar árboles y arbustos en macetas y controlar sus dimensiones por medio de técnicas como el trasplante, la poda, el alambrado o el pinzado, de forma tal que se mantengan de un tamaño mucho menor al que alcanzarían en circunstancias naturales. 

De lo que no se sabe tanto, al menos en el mundo occidental, es de los beneficios que esta actividad puede tener para la salud de quienes la practican. En el mundo occidental, esos beneficios comenzaron a ser tenidos en cuenta hace no mucho tiempo. Un estudio realizado en la Universidad de Ciencias de la Vida y el Medio Ambiente de Breslavia, Polonia, en 2008 caracterizaba este “arte de la miniaturización” como una “disciplina especial del conocimiento, conectada con la filosofía, la pintura, la escultura, la arquitectura y la jardinería”.

Usos terapéuticos del bonsái

Tales conexiones con otras actividades artísticas han permitido el desarrollo de la llamada bonsaiterapia o terapia de bonsái, en la misma línea que el arteterapia, la musicoterapia y otros usos terapéuticos de las prácticas creativas. Una experiencia de científicos cubanos hace unos años destacaba que la práctica del bonsái como terapia con adultos mayores dio resultados positivos en relación con “la estimulación de la creatividad, la socialización y la percepción de utilidad” de esas personas.

Además de los adultos mayores, esta práctica también se ha empleado en pacientes con problemas psiquiátricos. En este caso, la terapia de bonsái fue beneficiosa tanto a nivel cognitivo y físico, conductual y emocional. Por otra parte, una investigación de 2017 -realizada por científicos japoneses- comprobó que la mera contemplación de bonsáis permite reducir el estrés y contribuir con un estado de relajación fisiológica y psicológica en pacientes con lesión en la médica espinal (cuyas consecuencias incluyen pérdida de movimiento o sensibilidad).

Medida preventiva y reparadora

En 2018, una psicóloga sudafricana publicó un estudio titulado “Influencia del bonsái en la salud y el bienestar como recurso sin explotar”. El texto destaca que esta disciplina “integra la relajación, el ocio y la terapia artística en un medio que puede tener valor personal, emocional, comercial y curativo”.

Este documento subraya que la práctica del bonsái puede ser “especialmente útil como medida preventiva y reparadora” en entornos como hospitales psiquiátricos, residencias de ancianos y orfanatos. Enfatiza que puede tener aplicaciones y beneficios parecidos a las terapias asistidas con animales, con la ventaja de ser más fácil y no implicar consideraciones éticas, como sí puede suceder con las mascotas. Y además es asequible, pues los gastos que representa son relativamente bajos.

Principales beneficios del bonsái

Aunque los estudios se centran en adultos mayores o pacientes con problemas de salud, los beneficios de dedicarse al bonsái alcanzan también, desde luego, a las personas sanas. Algunos de los más importantes se enumeran a continuación.

  • Relaja y reduce el estrés. Como toda tarea que implica atención y concentración, permite desconectarse del ajetreo de la vida cotidiana y bajar los niveles de estrés y ansiedad, con sus consecuentes beneficios para el sistema circulatorio, el estado de ánimo y el bienestar general.
  • Placer estético. La ya citada relación del bonsái con disciplinas como la pintura y la escultura hacen de los árboles y arbustos cultivados de esta forma verdaderas obras de arte. Por tal motivo, proporcionan un placer estético por partida doble: por un lado, mientras se trabaja con ellos, en busca de darles la mayor belleza; por el otro, el resto del tiempo, cuando forman parte de la decoración del hogar.
  • Ayuda a conectarse con la naturaleza. Además de su belleza, tener árboles o arbustos bonsái (igual que las demás plantas de interior) en casa son una forma de relacionarse con la naturaleza, que a menudo se siente tan distante cuando se vive en la ciudad. Y aunque obviamente no es lo mismo que dar un paseo por el campo, contribuye también con la tranquilidad y el bienestar.
  • Mejora la calidad del aire. Está comprobado que algunas plantas contribuyen con la purificación del aire en el interior de los hogares, pues ayudan a eliminar toxinas liberadas por sustancias de uso doméstico, como desinfectantes, insecticidas, ambientadores y pinturas. Es importante, eso sí, controlar la presencia de insectos y otros animales que pudieran aparecer precisamente a causa del cultivo de bonsái.
  • Estimula la percepción, la paciencia y la creatividad. Los tiempos de los árboles y arbustos son muy distintos de los tiempos humanos. Muchas especies pueden vivir cientos de años. Debido a ello, los cambios en el desarrollo de cada ejemplar pueden llevar semanas o meses. La capacidad de percibirlos, así como la paciencia, se ejercitan en la práctica del bonsái. Y también la creatividad, durante el proceso de planificar qué medidas se han de implementar para procurar que cada bonsái adopte la forma deseada.
  • Eleva la autoestima. Como toda tarea que implica un aprendizaje y el dominio de ciertas técnicas, obtener los resultados anhelados es una fuente de satisfacción personal y aumento de la confianza en uno mismo.

Un gran compromiso emocional

Está claro que cultivar bonsái no es lo mismo que tener un perro o un gato. Sin embargo, los árboles y arbustos también son seres vivos y muchas personas entablan un vínculo emocional muy fuerte con ellos. Y además un bonsái puede ser un compañero para toda la vida (e incluso varias vidas). El año pasado fue noticia el robo de varios bonsáis en criaderos de los alrededores de Tokio, entre ellos el de un ejemplar de 400 años de edad. 

Si bien su valor económico se estimaba en más de 100.000 dólares, para sus cuidadores -una familia que lo tenía a su cargo desde hace más de veinte años- la pérdida representó un golpe sobre todo emocional. “Es como si nos hubieran cortado nuestras extremidades”, declararon, a la vez que daban indicaciones públicas para los ladrones, a fin de evitar que el árbol muriera.

A ese punto puede llegar el cariño por un ejemplar de bonsái, una técnica cuyos orígenes se remontan a la China de hace dos milenios, aunque su desarrollo como arte tuvo lugar en los siglos siguientes en Japón. La palabra bonsái etimológicamente quiere decir “planta en un cuenco”. Para los cultores de esta disciplina, sin duda, cada ejemplar significa mucho más que eso.

C.V.

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