Análisis

El mapa invertido: Lula intenta erigir el poder del Sur Global en una cumbre de los BRICS con la cuestión iraní de fondo

Bernardo Gutiérrez

Rio de Janeiro —

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A comienzos de mayo, el prestigioso Instituto Brasileiro de Geoestadística (IBGE) lanzó un mapamundi invertido. Diseñado para celebrar la presidencia brasileña de los BRICS (grupo inicialmente formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), el nuevo mapamundi es toda una declaración de intenciones geopolíticas del gobierno del presidente de Brasil, Lula da Silva. Brasil en el centro, América Latina en posición destacada. Solo aparecen con nombre los países miembros de los BRICS, el Mercosur, la Comunidad de los Países de Lengua Portuguesa (CPLP) y la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) .

El mapamundi invertido, inspirado en la América Invertida (1943) del artista uruguayo Joaquín Torres, continuaba la inercia de la presidencia brasileña del G20 en 2024, que terminó con una declaración conjunta a favor del impuesto a los ricos y el alto al fuego en Gaza. Y preparaba el terreno para 2025, el año más global del actual mandato de Lula: presidencia de los BRICS en su fase expandida (cuenta ya con once miembros y diez países colaboradores), presidencia del Mercosur (arrancó esta semana) y celebración de la COP30 de la ONU en la Amazonia.

Sin embargo, el ataque de Israel y Estados Unidos a Irán trastocó todos los planes de Lula. Después de que el Ministerio de Asuntos Exteriores de Brasil condenara “enérgicamente” el ataque estadounidense y denunciara una violación de las leyes internacionales, The Economist publicó un duro artículo contra el “incoherente” Lula, criticó la irrelevancia de Brasil en la geopolítica global y su postura “cada vez más antioccidental”. Como respuesta, el Gobierno brasileño mandó una carta a The Economist defendiendo la coherencia de Lula en “democracia, sostenibilidad, paz y multilateralismo”.

El ataque a Irán desató la tormenta perfecta para una Cúpula de los BRICS en la que Brasil estaba desplegando todo su soft power conciliador para dotar de mayor peso geopolítico al Sur Global. “No es un ataque solo a Irán, es un ataque al orden internacional, tal como fue diseñado, y el Tratado de No Proliferación Nuclear es parte de ese orden. Ya no existe el Consejo de Seguridad. No existe la ONU. No existe la Organización Mundial del Comercio (OMC). De aquí a poco no va a existir el Banco Mundial”, afirmó Celso Amorim, exministro de Relaciones Exteriores de Brasil y actual asesor presidencial para Asuntos Internacionales, en una entrevista reciente a Agência Pública.

Minimizar daños

A finales de mayo, los once países miembros de los BRICS Sudáfrica, Arabia Saudí, Brasil, China, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Indonesia, India, Irán y Rusiacriticaron los bombardeos de Israel y Estados Unidos. A diferencia del G7, que legitimó el ataque, los BRICS reclamaron una solución diplomática al conflicto. Sin embargo, el cierre de filas de los BRICS con Irán provoca el primer cortocircuito interno: aleja del bloque a Arabia Saudí, enemigo histórico del país persa. El país saudí, que todavía no terminó de entregar toda la documentación para ser un miembro pleno de los BRICS, podría bajarse del barco si la declaración final de la Cúpula menciona explícitamente a Israel o Estados Unidos.

Para evitar tensiones internas durante la Cúpula, la diplomacia brasileña está intentando retrasar la discusión sobre la sustitución del dólar en transacciones comerciales, una apuesta fuerte de Rusia y también de Dilma Rousseff, expresidenta de Brasil y actual directora del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS. Rousseff se reunió el 18 de junio con Vladimir Putin, presidente de Rusia, en San Peterburgo, para estudiar su propuesta de expansión de “liquidez de las monedas nacionales” y la creación de una “plataforma digital para inversiones”. En la actual tesitura geopolítica, Brasil difícilmente abrazará las iniciativas de Moscú. Donald Trump, presidente de Estados Unidos, amenazó con tarifas del 100% a los países de los BRICS que decidan sustituir al dólar como moneda de intercambio comercial o de reserva.

Por otro lado Brasil tratará de mantener a Irán en una posición discreta en la Cúpula de Río de Janeiro, según publica A Gazeta do Povo. La cancelación de última hora del viaje de Masoud Pezeshkian, presidente de Irán, que alegó riesgos para su seguridad, resta algo de voltaje a la cúpula. Brasil cuenta con el respeto diplomático de Irán. En 2010 Brasil medió junto a Turquía un intento de negociación con Teherán sobre el enriquecimiento de uranio.

La gran apuesta de Brasil para la Cúpula de Río de Janeiro es intentar implantar la agenda ambiental y la economía verde para canalizar propuestas de los BRICS hacia la COP30 de la ONU que se celebrará en la ciudad de Belém en noviembre.

Ataque a los BRICS

El analista geopolítico brasileño Pepe Escobar, excorresponsal en Europa, Estados Unidos y Asia, considera el “ataque de Israel a Irán como una agresión a los BRICS”. Ana Saggio Garcia, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal Rural de Río de Janeiro e investigadora asociada del BRICS Policy Center, asegura que la cuestión de Irán coloca más leña en la hoguera de la polarización internacional. “Irán es el reflejo del doble rasero del sistema internacional. Varios países firmantes del Tratado de No Proliferación Nuclear enriquecen uranio con capacidad de armamento nuclear, pero no son atacados”, afirma Saggio Garcia.

La investigadora destaca que los BRICS se encuentran en una encrucijada histórica. “Nació como un grupo heterogéneo para reformular las instituciones financieras de Occidente desde el multilateralismo. Gradualmente, fue migrando hacia una alianza mayor. Crean el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS y se olvidan de reformar el Bando Mundial. Con la expansión de los BRICS de 2023 a países de Oriente Medio productores de petróleo se transforma en una coalición con un peso geopolítico mayor”, asegura Saggio Garcia.

Brasil, que se opuso a la ampliación del grupo inicial de los BRICS para no perder peso, tiene el desafío de buscar una posición de consenso durante la cúpula de este fin de semana. El analista brasileño Gustavo de Carvalho, investigador del Instituto Sudafricano de Asuntos Internacionales, aseguró a O Globo que los BRICS “históricamente no buscan tener un papel fuerte en cuestiones de geopolítica y que esta ocasión no será una excepción”. Los BRICS, según Carvalho, no conforman una alianza de seguridad. Tener uno de sus miembros atacados, en palabras de Ana Saggio Garcia, “impone una nueva situación”.

El duro artículo de The Economist contra la política internacional brasileña reconocía que Lula puso a Brasil en el mapa, pero que no consiguió adaptarse “la evolución del mundo”. En 2009, The Economist publicó una portada con el Cristo Corcovado de Río de Janeiro subiendo hacia el cielo, simulando un cohete, con el titular Brasil takes off (“Brasil despega”). Brasil era recibido de brazos abiertos como potencia mientras se mantuviera en la órbita occidental y bajo la lógica neoliberal. Los desvíos de la hoja de ruta del norte global fueron provocando posteriormente portadas demoledoras en The Economist.

En 2010, cuando Brasil y Turquía mediaban con Irán sobre su programa de enriquecimiento de uranio, las potencias occidentales se irritaron. Irán había aceptado entregar 1.200 kilos de uranio bajamente enriquecido a Turquía, que en el plazo de un año se comprometía a enviar 120 kilos de uranio enriquecido al 20% para investigaciones médicas. En reacción, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó nuevas sanciones contra Teherán.

“Al final, vimos que algunas personas no consiguen aceptar un ”sí“ como respuesta”, aseguró Celso Amorim, entonces ministro de Asuntos Exteriores de Brasil, al Financial Times. En su entrevista recienteen Agência Pública, Celso Amorim califica de error aquel rechazo del acuerdo con Irán: “Fue un gran fallo del lado occidental, de Estados Unidos principalmente, no aceptarlo en aquella época”.

A pesar de las amenazas de Donald Trump, el caos geopolítico abre una brecha de acción geopolítica del Sur Global. Celso Amorim considera que llegó el momento de reconstruir el orden mundial: “Tenemos que celebrar una gran conferencia, como fue Versalles (en referencia a la Conferencia de Paz de París de 1919), como fue San Francisco (la conferencia de 1945 en la que nació la Carta de las Naciones Unidas). Tiene que tenerse más en cuenta a los países en desarrollo. Creo que los BRICS tendrán una importancia muy grande enesa nueva construcción mundial”.