La necesidad de un alto el fuego toma fuerza en la UE tras casi seis meses de masacre en Gaza

Irene Castro

Bruselas —

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Cada palabra se negocia hasta la extenuación. Y más en temas tan divisivos como la guerra en Medio Oriente por la connivencia de la Unión Europea con Israel. Pero la necesidad de contemplar la petición de un alto el fuego fue ganando fuerza entre los 27 tras meses enquistados en una posición de mínimos que se limitaba a solicitar pausas humanitarias. Casi seis meses después de que comenzara la ofensiva contra la Franja de Gaza tras los atentados de Hamas del 7 de octubre y superada la cifra de 30.000 muertos, los líderes de la UE pretenden dar un pequeño paso más.

“El Consejo Europeo pide una pausa humanitaria inmediata que conduzca a un alto el fuego sostenible”, recoge por el momento el borrador de las conclusiones de la reunión de los líderes de la UE que comienza este jueves. Para muchos países, entre ellos España, esa posición es tibia dado que apuestan por un alto el fuego desde hace tiempo, pero es una redacción que puede permitir un cierto equilibrio para todas las capitales, aunque distintas fuentes comunitarias admiten que “las posiciones son difíciles” y no se atreven a dar por hecho que esa redacción figure en el texto final.

Lo cierto es que es un lenguaje que hace unos meses no se pudo utilizar. La última posición consensuada por los líderes de los 27 fue en octubre, cuando pidieron a Israel “corredores y pausas humanitarias”. Los países que rechazaban la petición de un alto el fuego, entre ellos Alemania, argumentaban que iba en contra de la apelación al derecho de Israel a defenderse. Pero a medida que pasó el tiempo, la situación catastrófica de la población civil palestina y el bloqueo a la entrada de ayuda humanitaria a la Franja los obligó a moverse.

“Lo que ahora debe ocurrir lo antes posible es un alto el fuego más duradero para que los rehenes sean liberados y los muertos entregados, para permitir a sus familias un duelo digno”, declaró el canciller alemán, Olaf Scholz, en el Bundestag, según recoge la Agencia EFE. Pero no fue el único. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, cuya posición inicial de alineamiento con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, enervó a muchos socios europeos, defendió ya varias veces que “es fundamental lograr rápidamente un acuerdo sobre un alto el fuego ahora que libere a los rehenes y permita que llegue más ayuda humanitaria a Gaza”.

En la carta que el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, envía a los líderes de los 27 antes de sus citas hace un llamamiento claro al cese de las hostilidades: “Se necesita urgentemente un alto el fuego sostenible para proteger a los civiles, permitir que los rehenes regresen de manera segura y garantizar que se pueda entregar la asistencia humanitaria según sea necesario”. También el secretario general de la ONU, Antònio Guterres, que participará en un almuerzo con los jefes de Gobierno este jueves, se pronunció en esos términos.

Preocupación por Ucrania

El apoyo a la UNRWA figura brevemente en el documento que se está negociando, después de que la Comisión Europea desbloqueara 50 millones de euros que puso en stand by ante las denuncias de que un puñado de miembros del personal de esa agencia participaron supuestamente en los atentados de Hamás. El otro asunto que figura en las conclusiones es la exigencia a Israel de que se abstenga de atacar la localidad de Rafah, “donde más de un millón de palestinos se encuentran actualmente buscando seguridad frente a los combates y acceso a asistencia humanitaria”. “El Consejo Europeo subraya que una operación de este tipo tendría consecuencias humanitarias devastadoras”, señala el borrador.

Otro de los temas que permanece sobre la mesa de los líderes es Ucrania. “Putin no ganó, pero no perdió, y hay razones de peso para pensar que si no aumentamos nuestro apoyo podrían experimentarse retrocesos que nadie quiere”, señalan fuentes europeas. Los esfuerzos por armar al Ejército ucraniano y mantener el apoyo en el campo de batalla se están demostrando insuficientes. De ahí que el alto representante de la UE, Josep Borrell, haya elevado la propuesta de usar los intereses de los activos rusos congelados para financiar la defensa de Kiev, a pesar de que es consciente de que no cuenta con el consenso necesario.

Algunos socios europeos fían la aprobación de esa medida para el medio plazo. Lo que sí se desbloqueó fueron 5.000 millones de euros a través del Fondo Europeo de la Paz que Hungría vetaba. Pero toda ayuda será insuficiente si Estados Unidos cierra definitivamente el grifo. De ahí que este verano vuelva a ser un momento crítico para la guerra.

'Nein' de Alemania al envío de tropas y los bonos para defensa

El otro debate que reabrió Emmanuel Macron y que el polaco, Donald Tusk, no vio con malos ojos fue el envío de tropas a Ucrania, algo que fue una línea roja durante los dos años que pasaron desde la invasión rusa de ese país, dadas las implicaciones que puede tener la participación de miembros de la OTAN en el conflicto. Alemania cortocircuitó rápidamente la idea del francés.

No es el único choque entre París y Berlín. En un momento en el que la UE entró en la “economía de guerra”, Macron lanzó la idea de financiar la industria de defensa con emisión de deuda conjunta a través de bonos. Una vez más, Alemania dijo 'nein'. No estuvo sola en este caso. Holanda y algunos frugales, como Suecia, se oponen rotundamente hasta el punto de que vetaron en las conclusiones una alusión a la búsqueda de “fuentes innovadoras” de financiación. Fuentes comunitarias ponen en duda que la propuesta vaya a tener recorrido.

La otra gran discusión sobre cómo pagar el incremento del gasto militar es la utilización del Banco Europeo de Inversiones (BEI). La entidad que dirige desde enero la exvicepresidenta Nadia Calviño es el gran banco público europeo, que se afianzó como el 'banco verde', pero ahora las miradas se posan en la institución para que financie armamento, algo que actualmente prohíben sus reglas internas. “Se invita al Banco Europeo de Inversiones a adaptar su política para préstamos a la industria de defensa y su definición actual de bienes de doble uso”, recoge el borrador de las conclusiones. Ni España ni Calviño quieren esa opción.

IC/CRM