Borcegos y tacos aguja

No me agreden en Twitter, ergo no existo

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1.Elon Musk, empresario nacido en Sudáfrica y con nacionalidad estadounidense y canadiense, compra Twitter por 44 millones de dólares, va a pérdida y endeuda la empresa, pierde anunciantes, y lo primero que hace como nuevo CEO es reducir personal y echar personal sin indemnizar. Eso pasa en 2022. Musk parece querer adueñarse de todo, nuevas tecnologías, inteligencia artificial, viajes a Marte. Ya está en el top 5 de las fortunas del mundo. Aunque define su ideología de “centro”, es un adalid de la ultraderecha republicana conservadora. Al poco tiempo de asumir, quiso levantarle el baneo a Trump y para eso generó una encuesta que apenas superaba el 50 por ciento de aprobación, aunque él mismo reconoció que pudo haber bots y trolls votando para que el ex presidente volviera a Twitter. Trump, de todos modos, ya había creado su propia red, Truth social, casi un oxímoron o una paradoja, para un constructor de post verdad.

Este año, para figurar primero en el trending topic de su adquisición, Musk hace que los ingenieros adulteren el logaritmo y sube, como es su costumbre, un meme más que polémico y antifeminista. Todo para ganarle a Joseph Biden ¿en popularidad? El millonario famoso paga para seguir siendo millonario famoso, entre otras cosas. Si no fuera porque es una persona real, parecería un personaje sacado de Pinky y Cerebro: “¿Qué haremos hoy, Cerebro? Lo mismo que hacemos todas las noches, Pinky. ¡Tratar de conquistar el mundo!”. Me pregunto: ¿Es Elon Musk una persona o es la acumulación máxima de capital?

 

2.Sobre comprar fama y conquistar el mundo, pero esta vez, de corazones, el heredero de la fortuna FelFort, el argentino Ricardo Fort (1968-2013), supo mucho, y también sobre cómo Internet podía ayudar, aunque su actuación estuvo más vinculada a la TV, en tiempos pre redes. Ser polémico, provocador (el tapado blanco de piel como el de Maradona), exponerse o ser expuesto (las famosas fotos de su columna rota y recompuesta quirúrgicamente), la subrogación de vientre en EE.UU. son parte de su construcción mediática. Desembarcó como millonario en un espacio donde muchos de los que ya copaban la pantalla se habían hecho “de abajo” y siendo profesionales de los medios. Y fue expulsado, también, por eso. De eso habla, en parte, El Comandante Fort | Tráiler Oficial | Star+. Fort tuvo muy en claro que la fama se compra, y lo evidenció con hechos (además de dilapidar ¿o invertir? su fortuna de heredero rico en eso). ¿Quería amor? Sí, claro, quién no.

 

3.Mariana Enríquez, escritora argentina muy reconocida, autora de Los peligros de fumar en la cama, entre otros títulos, se fue de Twitter en 2022, después de ser agredida por mandarle un mensaje comprensivo a su colega colombiana Carolina Sanín, que fue acusada de TERF (feminista transfóbica). Otra escritora argentina multipremiada, Claudia Piñeiro, autora de Elena sabe, entre otros títulos, viene siendo troleada desde su apoyo al aborto legal, seguro y gratuito. En 2021 fue atacada por el estreno de la exitosa serie El Reino | Tráiler oficial | Netflix, en la que ella es coguionista (su colega Marcelo Piñeyro, en cambio, no recibió los mismos ataques), que denuncia oscuridades en las iglesias evangelista y que estrena su segunda temporada en marzo. A diferencia de Mariana, Claudia elige mantenerse en Twitter.

 

4.Miguel Ángel Pichetto, político argentino de Juntos por el Cambio, decide que la mejor manera de hacer ruido preelectoral (en esta puja por ganarse los votos de la reacción conservadora disputada entre Milei y Patricia Bullrich, entre otros) es atacar a una lesbiana. Se sabe: atacar a los feminismos es parte de la estrategia de la derecha. Pichetto lo hace por televisión: critica a la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, Ayelén Mazzina, por no hacer declaraciones sobre el homicidio del niño Lucio Dupuy, por el cual recibieron prisión perpetua su madre y la novia. Y explica ese silencio así: “El Ministerio de la Mujer está en manos de una chica que es lesbiana, podrían haber puesto una mujer”. A lo cual, la Ministra responde con un meme por Twitter, sobre el no reconocimiento de las lesbianas como mujeres. Recibe más de 8000 likes. Pichetto sigue tirando frases para ganar adeptos y generar polémica. Por ejemplo: “Yo seré dinosaurio pero no me arrepiento”. (No aclares que oscurece, Mike). De todos modos, es cierto que hay lesbianas que no se consideran mujeres porque se oponen a todo binarismo. Se piensan disidentes: son expresadas en la primera letra del colectivo en expansión LGBTIQNB+. Pero Pichetto las corre por derecha (esa vuelta no la dio).

 

5.Ahora yo. Publiqué esta columna sobre el caso Lucio Dupuy el 25 de diciembre de 2021 y recibí 5 likes. Me preguntaba por las instituciones que no cuidaron al niño asesinado, empezando por la familia y siguiendo por las instituciones del Estado: educación, salud, Justicia, y también discutía la maternidad como mandato. Nadie me discutió nada, no se armó debate. Si hubo lecturas no me enteré, más allá de mi entorno cercano. Antes, cada vez que escribía algo que podía resultar polémico, le tenía miedo a los ataques. Ahora no: le tengo miedo al silencio, al olvido, a esa no existencia a la que me arroja Twitter cada vez que digo lo que pienso. Como no soy famosa pero trabajo con la palabra, que es mi arma y mi herramienta, y por más que sea preferible a ese ruido atronador, o al troleo, el silencio me afecta. Es más, tengo una palabra en la manga que nunca usé, preparada para el momento en que lleguen los presuntos ataques. Es una recomendación que daba el lingüista estadounidense Noam Chomsky: “Ignoralos”. Mientras eso no ocurra, creo que prefiero seguir inexistiendo.

GS