Recta final

Milei cerró la campaña de Adorni como si fuera la suya: ministros, liturgia y guerra contra el PRO

14 de mayo de 2025 19:00 h

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La frase resplandecía en letras blancas sobre lonas a ambos lados del escenario: “Adorni es Milei”. Detrás, como escenografía, la arboleda prolija de Parque Mitre y, apenas más allá, el tránsito incesante de Avenida del Libertador. El cierre de campaña de Manuel Adorni, vocero presidencial y candidato a legislador porteño por La Libertad Avanza, no sólo marcó el fin de una campaña breve e intensa: también condensó una estrategia y una apuesta personal de Javier Milei, que en esta recta final volvió a ponerse al frente de la contienda electoral, hasta el momento, más importante del año para su espacio.

Aunque el lugar inicialmente elegido había sido Plaza Holanda —donde en 2021 Milei dio su primer discurso como candidato—, la cita se trasladó a pocas cuadras, en otro punto simbólico de Recoleta. La convocatoria era para las 17.30, pero desde mucho antes empezaron a llegar seguidores con banderas violetas, vendedores de remeras con la cara del Presidente y militantes de Las Fuerzas del Cielo y del karinismo, que confluyeron en columnas separadas y se unificaron sobre la vereda norte del parque. A un costado, el merchandising libertario —ya clásico— ofrecía desde libros hasta pines con la bandera de la bandera de Gadsden.

La liturgia ya estaba en marcha cuando, pasadas las 19, Karina Milei subió al escenario, luego de la presentación hecha por la legisladora Pilar Ramírez. Vestida con una campera negra, visiblemente emocionada, tomó el micrófono y saludó con su voz aguda y quebrada: “¡Hola a todos!”. Fue un instante breve, pero significativo: Karina no suele hablar en actos públicos. Esta vez, lo hizo. “Estoy totalmente orgullosa, pero orgullosa de Argentina”, dijo, antes de reforzar el concepto de campaña que la estructura repite como mantra. “Javier Milei instaló las ideas de la libertad y las estamos llevando a cada rincón del país. Gracias a todos por llevar las ideas”. Y lanzó la consigna electoral: “El domingo la Ciudad se tiene que teñir de violeta”.

Karina cerró su intervención con una frase en clave de continuidad simbólica: “El domingo tenemos que votar a Manuel Adorni, que es el candidato de Milei en la Ciudad”. Y, tras un amague de despedida: “Ahora les voy a pedir un fuerte abrazo... ah no, perdón, un fuerte aplauso para el candidato en la Ciudad: Manuel Adorni.

El vocero, que apareció en escena a las 19 en punto, arrancó como lo hace habitualmente en Casa Rosada, pero con tono exaltado: “Hace más de un año el Presidente me ha honrado con ser su voz para sacar esta Argentina adelante”. Lo suyo fue una performance híbrida: parte arenga política, parte parte de conferencia de prensa con público.

“Van a tener que seguir comiendo pochoclos porque acá estamos más fuertes que nunca, señores”, gritó después, en una frase dirigida al “círculo rojo” que, según él, subestimó al Gobierno. Repasó los “hitos” de la gestión Milei, se burló de los medios que lo llamaron “fenómeno barrial” —“terminamos siendo fenómeno mundial”— y apuntó, sin matices: “Hoy todos esos están nerviosos porque si seguimos avanzando no vuelven nunca, nunca más”.

Su discurso tuvo una línea central: trasladar el mileísmo a la Ciudad. “El modelo de Milei tiene que llegar a la Ciudad como a cada rincón de la Argentina”, dijo. Y apeló a la épica del fin de ciclo: “Vayamos a votar y sepultemos de una vez y para siempre al kirchnerismo, se los pido por favor”. Antes de bajarse, hizo lo que ningún vocero hace en su rol habitual: nombró uno por uno a todos los ministros. Los llamó al escenario como si fueran miembros de un gabinete de campaña. Todos subieron. Todos aplaudieron.

A las 19.20, como broche de oro, entró finalmente Javier Milei. Lo hizo como de costumbre: al ritmo de Panic Show de La Renga, abriéndose paso entre la gente. No fue anunciado. No hizo falta. La muchedumbre lo reconoció enseguida y abrió una calle improvisada hacia el centro del escenario. El Presidente tomó el micrófono, arengó al público y volvió sobre su narrativa fundacional: “Hicimos una tremenda campaña a puro pulmón. Decían que no íbamos a formar un partido y que no íbamos a pasar las PASO, pero nos convertimos en la tercera fuerza”. Luego, un guiño a su hermana: “Mi hermana me dijo que iba a ser presidente, yo le dije 'tenés razón, jefe', y acá estamos”.

El tramo más encendido de su discurso, sin embargo, fue dedicado a sus adversarios actuales: el PRO y su jefe de campaña. “En todo ese contexto, enfrentamos la campaña sucia más grande de la historia, diseñada por esa basura humana llamada Gutiérrez Rubí, que hoy es el jefe de campaña de Jorge Macri”, denunció, ante un auditorio entregado.

“Ese asesor trabajó para Cristina, Massa, Alberto, para Petro y cuanto socialista inmundo ande por la Tierra. Me hizo la campaña más sucia del mundo y ahora la repite con el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”, lanzó. Y cerró con una consigna que condensa su relato político: “Mientras que ellos sigan diciendo las mismas mentiras, nosotros vamos a contestarles con las mismas verdades”.

Liturgia libertaria y polémica

Cerca de las 18, una columna de jóvenes ingresó a la plaza desde la esquina de Agüero y Libertador. Venían al grito de “¡Saquen al pingüino del cajón…!”, envueltos en humo violeta, con bombos, banderas y camisetas con la estética de Las Fuerzas del Cielo. Entre ellos, un estandarte de fondo oscuro se destacaba por su leyenda en tipografía gótica: “El comunismo es una enfermedad del alma”. Debajo, estampada en dorado, la cruz orlada del “Nostradamus argentino” Benjamin Solari Parravicini.

La escena, de una teatralidad deliberada, condensaba la religiosidad apocalíptica de un sector del mileísmo juvenil que mezcla mística, anticomunismo y estética digital. Esa liturgia de banderas y símbolos no es decorado: es parte del ADN de una fuerza que rechaza la “vieja política” y encuentra en la épica de la batalla cultural su principal vehículo de movilización. En ese marco, cada cartel, cada consigna y cada ícono remite a un universo simbólico que refuerza la idea de pureza doctrinaria.

Pero el acto no estuvo exento de imágenes que remitieron al “antiguo régimen” que Milei tanto supuertamente denosta. Mientras Karina y Adorni hablaban sobre el escenario, en uno de los laterales de la plaza se produjo un foco de tensión inesperado: un grupo de personas denunció ante las cámaras de TN que habían sido contratadas para trabajar como seguridad durante el acto, pero que luego se negaron a pagarles lo acordado. “Primero nos dijeron 10 mil pesos, después 15 y después 20 mil”, relató una de ellas.

La discusión derivó en algunas corridas, gritos y empujones, hasta que efectivos de la Policía Federal llegaron para calmar los ánimos. “Vinimos acá por 25 lucas y ahora nos quieren dar 20. Tienen que cumplir con su palabra”, reclamaron frente a cámara. El hecho no fue comentado desde el escenario, pero empañó el despliegue ordenado que La Libertad Avanza buscó transmitir en todo momento.

Candidato con atril

La pelea en la Ciudad no es menor. En juego hay 30 bancas de la Legislatura porteña —la mitad del recinto— y un título en disputa: el de garante del voto antikirchnerista en el distrito más reacio al peronismo de todo el país. Para el Gobierno, es una oportunidad para marcarle la cancha al macrismo, que hace 17 años domina la política local. Para Adorni, es su consagración como figura electoral y la prueba de que el mensaje libertario puede trasladarse sin mediaciones.

En la campaña del vocero no hubo promesas de cercanía barrial ni gestión de veredas. Hubo recorridas austeras, caminatas breves, actos improvisados con selfies y frases secas: “Nada fingido”. Adorni no tiene agrupación propia, ni estructura, ni territorio. Tiene, en cambio, el micrófono del Gobierno, la confianza de Karina y el aval de Milei, que lo bendijo en un spot como su “voz en la Ciudad” y “heredero del modelo libertario”. La política libertaria no busca épica de masas: apuesta al mensaje puro. Por eso, incluso desde la Legislatura, Adorni seguirá —formalmente o no— como vocero. “Nosotros queremos que Manuel siga siendo vocero, incluso desde la Legislatura, sin necesidad de su cargo formal”, explicaron a elDiarioAR desde el entorno presidencial.

El contexto económico también juega su papel. El cierre ocurrió apenas unas horas después de que el INDEC informara un 2,8% de inflación en abril, el dato más bajo desde que Milei asumió. En Casa Rosada lo celebran como una validación del rumbo y esperan que el dato funcione como combustible electoral. El Presidente, que en los últimos días acompañó a Adorni en actos en Villa Lugano y Núñez, repetirá su libreto en Parque Mitre: baja del gasto, motosierra moral y eliminación del “kirchnerismo nefasto”, como lo definió en su último discurso. Esta vez, sin embargo, se espera un capítulo especial dedicado al PRO.

La tensión con el macrismo se volvió insoslayable tras el fracaso del proyecto de Ficha Limpia en el Senado, que generó un cruce directo entre Milei y Mauricio Macri. El expresidente calificó como “alucinadas” las declaraciones del mandatario libertario, y dentro del PRO interpretaron la caída de la iniciativa —impulsada por Silvia Lospennato, rival directa de Adorni— como una jugada para impedirle una victoria simbólica a días de los comicios. Adorni evitó meterse en la polémica, pero no desmintió su trasfondo. “El 18 arrasamos”, fue su consigna en el acto de Núñez.

El próximo domingo marcará más que una votación. Para el oficialismo, será una suerte de PASO simbólica en la disputa por liderar el voto opositor no peronista. En los sondeos, Adorni aparece segundo, detrás de Leandro Santoro. Pero su candidatura sufre un obstáculo inesperado: la competencia de Marra, eyectado del bloque pero aún en carrera con Libertad y Orden, le bloquea parte del electorado.

Por eso la participación de Milei en el cierre no fue sólo respaldo: se trató de un intento explícito por cerrar la brecha de identificación. “Increíblemente, hay una parte del electorado que no lo compatibiliza con Javier”, admiten cerca suyo. De ahí también los afiches con la consigna “Adorni es Milei”, una bajada urgente para reforzar una asociación que, paradójicamente, aún no se consolidó del todo, pese a que Adorni es —literalmente— la voz del Presidente.

La de este miércoles fue una de las últimas apariciones públicas de Milei antes de viajar a Roma para asistir a la ceremonia de asunción del nuevo papa. En ese sentido, también funcionó como escena final de una secuencia política que condensa las lógicas del poder libertario: decisiones verticales, figuras simbólicas, gestualidad sobre institucionalidad. Adorni es, en ese esquema, un caso de estudio: no representa un armado, sino una decisión. No habla por un sector, sino por un liderazgo. Y no tiene banca aún, pero ya opera como legislador, vocero y marca.

En definitiva, el candidato libertario no es un político tradicional. Y ese es, para el mileísmo, su principal activo. Pero también su límite. El acto en Parque Mitre, con Javier y Karina a su lado, busca revertir esa percepción con una imagen final que lo enmarque: no como un outsider, sino como lo que es. El funcionario más visible del Gobierno, el candidato más promocionado por el Presidente, y la ficha más valiosa del tablero libertario en la Ciudad.

PL/JJD