Sin avances para una moneda común, Argentina y Brasil acordaron mejorar el comercio bilateral

Si hay algo confuso en los resultados de la cumbre bilateral entre los presidentes Lula da Silva y Alberto Fernández son los resultados y avances en asuntos económicos. La declaración final firmada por ambos mandatarios dice sin ambigüedad: “Decidimos avanzar en las discusiones sobre una moneda común sudamericana, para reducir los costos operacionales y nuestra vulnerabilidad externa”. Cuatro horas más tarde, a las 17:30, los ministros de Hacienda de Brasil, Fernando Haddad, y de Economía, Sergio Massa, daban una versión diferente, menos ambiciosa que la formulada por los mandatarios. 

Para ambos funcionarios, lo que está en juego en la “cooperación en el área financiera” es un proyecto inmediato y más simple –hablaron de que podría comenzar en febrero-- de pago de las operaciones de comercio bilateral. Vale aquí una observación: mientras a los jefes de Estado los presiona el aspecto político del asunto, es decir, la resonancia de tener “una moneda común” capaz de anticipar la máxima integración; a los ministros les preocupa el corto plazo. En las palabras de Massa, “se trata de la ampliación de una línea de crédito, que ya existe, y que hace trepar el plazo a 366 días. Beneficia a las empresas brasileñas que acceden automáticamente a las importaciones desde Argentina; y da ventajas a las empresas argentinas que podrán evitar las complicaciones de financiamiento que exige el régimen SIRA”. El ministro agregó que “se trata de un win-win (gana-gana) para las empresas brasileñas y argentinas, para el Banco de Brasil, para el Banco Nación y, adicionalmente para el Banco Central argentino que se verá aliviado del pago de divisas en el corto plazo”. Haddad, ante las reiteradas preguntas de los periodistas brasileños acerca de los riesgos que esa operatoria puede suponer para bancos estatales de Brasil que financian comercio exterior, específicamente para el Banco de Brasil,  negó que existiera algún peligro: “No habrá ninguna clase de inseguridad por financiar exportaciones a la Argentina por cartas de crédito, ya que estas contarán con un fondo de garantía”. 

El ministro explicó qué significa quedar libre de eventuales adversidades: “Nosotros tenemos un fondo garantizador, que es un fondo soberano, que va a respaldar las cartas de crédito de las exportaciones. Ni el Banco de la Nación ni el BB están sujetos a contingencias. Por eso, estamos acordando con la Argentina ese sistema de garantías”.

En la definición brasileña lo que está en el centro de esa negociación entre los dos gobiernos “es el fortalecimiento del uso de Sistema de Pagos en Moneda Local (SML), a fin de proveer nuevos instrumentos de facilitación del comercio bilateral. Se trata de un sistema que ya está en operaciones, administrado por los Bancos Centrales de los dos países, y que permite el uso en pagos y en cobros, tanto de reales como de pesos”. 

¿Pero cuáles serían los peligros para esos fondos soberanos?  Indagó la prensa. “Lo que está siendo asumido por el fondo garantizador de las operaciones es el riesgo de la conversión entre el peso y el real”.

Este es un debate que tomó cuerpo días antes que el nuevo gobierno brasileño asumiera el 1º de enero último.  Lo que realmente “generó malestar” según los medios del país vecino “fue el debate sobre moneda única”. En cuanto a las aseveraciones de Lula acerca del nuevo papel del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) como financiador del comercio exterior brasileño también tuvieron su peso en la disconformidad de sectores del mundo financiero de ese país.

Un segundo tema quedó sujeto a negociaciones futuras entre los técnicos de ambas partes. Es precisamente la financiación por parte de Brasil, a través del BNDES y otras entidades, del segundo trecho en el gasoducto Néstor Kirchner que lleva gas desde Vaca Muerta. “Si el destino final del gas es Brasil, como en el caso que citamos, nosotros iremos a comprarlo y, en ese sentido, el propio gas sirve de garantía de las inversiones. Pero no necesariamente tienen que ser del banco estatal brasileño; los recursos pueden venir de afuera, dado que el proyecto se sustenta por sí mismo”.

Massa admitió que es preciso trabajar en el tema y que con ese objetivo el Ministerio de Economía enviará una misión, junto a funcionarios del Banco Nación. La delegación llegará en la primera semana de febrero a Brasilia.

EG/MG