La paliza electoral que sufrió el peronismo en las elecciones legislativas del último domingo desató pases de factura internos y reavivó las diferencias de varios sectores respecto de la conducción del PJ, en manos de Cristina Fernández de Kirchner. Si bien la performance fue también mala en Chaco y San Luis, los cuestionamientos se concentraron sobre todo en los casos de Salta y Jujuy, debido a que había atravesado hace pocos meses una intervención partidaria.
Los análisis respecto de los resultados electorales en las cuatro provincias donde se votó el domingo fueron disímiles, aunque la mayoría coincidió en algo: el peronismo tuvo un fuerte retroceso. En Chaco el resultado fue magro, con Jorge “Coqui” Capitanich relegado a un segundo puesto contra la alianza de la UCR y La Libertad Avanza (LLA), mientras que en San Luis el espacio del gobernador Claudio Poggi tuvo un triunfo aplastante por más de 20 puntos contra el peronismo de Alberto Rodríguez Saá.
De las dos provincias con los PJ locales intervenidos, el caso más resonante fue el de Salta. Allí estuvo puesto el principal foco de las críticas, ya que Cristina definió accionar hace unos tres meses y mandó como interventores a Sergio Berni y la camporista “Luchi” Alonso, dos dirigentes de su máxima confianza. El último domingo, el peronismo tuvo allí una derrota histórica, sin lograr meter ni siquiera un legislador.
A partir de allí, hubo quienes apuntaron contra Cristina por el resultado, con el argumento de que no debería haber intervenido al partido local porque generó fugas -en rigor, muchos dirigentes saltaron a las filas del gobernador Gustavo Sáenz- y sobre todo, que lo hizo con mal timing, porque el proceso arrancó muy cerca de la fecha electoral.
“Cristina se equivocó en intervenir justo antes de la elección. Emiliano Estrada y el ‘Oso’ Leavy, sus referentes locales, impulsaron la idea para que avanzara. El problema fue que al intervenir, en lugar de ordenar lo que quedaba les abrió la puerta a que se vayan todos. El PJ es una cáscara vacía en Salta, lo que hizo fue destrozarlo internamente”, reflexionó en diálogo con elDiarioAR un dirigente que proviene del peronismo, pero tuvo un rol clave en la campaña del gobernador Sáenz.
Aunque hubo quienes emparentaron lo sucedido en Salta con el caso de Jujuy, lo cierto es que lo ocurrido en la provincia donde gobierna Carlos Sadir fue muy diferente. La disputa allí se dio entre el oficialismo y los libertarios, que no cerraron filas y quedaron unos 20 puntos abajo del gobernador. Relegado, el peronismo se cayó del mapa, en un incómodo tercer puesto y mirando de lejos la pelea central. El PJ jujeño está intervenido desde 2023, cuando gobernaba Alberto Fernández, mucho antes de que Cristina se hiciera cargo del partido nacional. Sin embargo, hubo quienes le adjudicaron a Cristina avalar esa intervención a cargo de los bonaerenses Aníbal Fernández y Gustavo “Tano” Menéndez, sin preocuparse por torcer el rumbo de la estrategia local. El peronismo terminó dividido en varias listas, con resultados que encendieron las alarmas.
El malestar quedó expuesto en las redes sociales, entre chicanas cruzadas de las segundas líneas. Mientras algunos acusaban a Cristina de haber fallado en su estrategia, del otro lado respondían apoyando la jugada de la presidenta del PJ con el argumento de que, más allá del resultado electoral, el objetivo principal es depurar el partido en los lugares en donde los legisladores votan directamente alineados a la Rosada. “Los diputados nacionales de Sáenz le votaron hasta el RIGI a Milei. ¿Para qué nos serviría ganar si eso es sumarles votos a los libertarios?”, ironizó un dirigente que está alineado al Instituto Patria.
Más allá del debate por las “lealtades” y la caza de traidores que se aceleró en el último año en el peronismo con la línea de “basta de Sciolis y Kueiders”, lo cierto es que los cuestionamientos a Cristina por la intervención de los partidos provinciales, con el ojo puesto en Salta, abren un debate contrafáctico: lo que quedaba del PJ local ya estaba con Sáenz y los dirigentes del kirchnerismo no tenían proyecciones de hacer una buena elección en caso de ir por afuera.
Cristina hará oídos sordos a las críticas internas y seguirá con su plan de reconstruir los PJ provinciales. Justo después de que se rechazara el proyecto de ficha limpia en el Congreso, la expresidenta anunció que viajará en junio a Corrientes para apoyar al intendente de Paso de los Libres, Martín “Tincho” Ascúa, quien se postulará como gobernador.
También se metió en la interna de Tucumán, donde apoyará una lista con Javier Noguera a la cabeza y el respaldo de Juan Manzur para volver a disputarle poder al gobernador Osvaldo Jaldo, muy cercano a la Rosada. Acaso por eso el mandatario provincial, rápido de reflejos, salió este lunes a criticar la pésima performance del PJ cristinista en las provincias. “No hubo nada que festejar. El norte argentino siempre fue peronista y hoy no ganamos en ninguna de las provincias”, dijo en una conferencia de prensa.
En una línea similar, aunque de un modo más sutil, se expresaron desde el gobierno de Axel Kicillof. “No ha sido un día feliz para el peronismo”, expresó el ministro Carlos Bianco, uno de los colaboradores más cercanos al gobernador. “No han sido buenos los resultados… No tengo mucho más para decir, no ha sido feliz”, intentó cerrar el tema. A partir de este martes, luego de votar ayer unidos el calendario electoral reclamado por el gobernador, las dos facciones del peronismo bonaerense retomarán su disputa interna en la búsqueda de un acuerdo de cara a la elección provincial, en la que Cristina promete tener, también, un rol protagónico.
MC