Tensión en el mercosur

Detrás de las chicanas del fútbol, Bolsonaro y Fernández pulsean por la baja de aranceles: Argentina pierde en todos los escenarios

Jair Bolsonaro bromeó con un 5 a 0 en el Maracaná, pero hay otro partido, más denso, que juegan Argentina y Brasil. Con poco público, pero alto impacto. Es la pulseada por la reducción del Arancel Externo Común (AEC) del Mercosur, un expediente que estalló en abril pasado cuando el ministro de Economía brasilero, Paulo Guedes, propuso bajarlos 20% y detonó una crisis que tuvo, como contraparte casi solitaria, al Gobierno argentino.

El tema, hasta ahora en stand by, podría volver al tope de la agenda del Mercosur. Desde este jueves, Brasil tiene la presidencia pro témpore lo que le otorga el manejo del temario del bloque. En Casa Rosada y Cancillería están alerta. La atención, en las últimas semanas, se centró sobre la amenaza de Uruguay de iniciar negociaciones para un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China.

El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, en su exposición en la cumbre mercosuriana de esta semana, ratificó la intención de avanzar con negociaciones bilaterales. Lo hizo de una manera curiosa: aseguró que su país respetará las normas del bloque, respecto a que las negociaciones son grupales y con acuerdo de todas las partes, pero a su vez dijo que avanzará de manera bilateral con China.

Bolsonaro, a diferencia de otras reuniones, fue menos explícito en el respaldo a la posición uruguaya. Un detalle: la Confederación Nacional de la Industria (CNI) de Brasil, expresó su preocupación por los dichos de Lacalle Pou y pidió más diálogo entre los socios del bloque.

En el Gobierno argentino, luego de la respuesta de Fernández cuando Lacalle Pou habló de “lastre”, están entre la crítica y la incredulidad. Interpretan que así como Brasil habló de un acuerdo con Corea del Sur que no avanzó, lo de Uruguay con China puede tener el mismo destino. “Por ahora, son declaraciones. Si avanza, habrá que ver cómo actúa el bloque”, confió a elDiarioAR una fuente de Cancillería.

Aranceles y costos

Bajo la hojarasca del tema Uruguay está la disputa por la baja de aranceles. Es la discusión central entre los dos principales socios del bloque. En Cancillería circula un “paper” interno sobre el impacto que podrían tener sobre el PIB argentino y los sectores industriales cualquiera de las hipótesis de reducción de aranceles que están en discusión.

Está el plan Brasil, que es una baja de 20% en dos tramos, el plan Argentina 1, que reduce 10,5% para el 25% de los productos y una segunda propuesta argentina que contempla una baja de 10% para el 75% de los productos. Un tercer escenario es que Brasil, en alianza con Uruguay y Paraguay, decida una baja de aranceles y que Argentina no modifique el cuadro arancelario. El cuadro es que Brasil-Uruguay-Paraguay apliquen una baja del 20% y Argentina aplique su propuesta 2.

El movimiento entre la primera y la segunda propuesta argentina tuvo un mensaje claro: preservar el bloque. Implicó, en la práctica, un cambio importante: pasó de incluir un cuarto de los sectores a tres cuartos que “fueron acordados con Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura” y, enfatizan en gobierno, “tenían como objetivo la preservación del MERCOSUR como espacio de desarrollo de la producción de alto valor agregado”, en particular los industrial que tiene como principal destino el propio Mercosur.

En abril, en la reunión entre cancilleres y ministros de Economía, se dio un entredicho entre Guedes y Felipe Solá. El ministro de Bolsonaro fue al hueso con su idea de reducir 20% los aranceles y aplicar, de arranque, una baja general de 10 puntos.

- Lo podemos hablar y buscar un punto de acuerdo para comenzar en enero del 2022 -, buscó descomprimir Solá.

- No, nosotros queremos comenzar ya -, dijo Guedes.

- No se puede, hay que armonizar, ver sectores y acuerdos -, contestó Solá.

- Bueno, ustedes empiecen cuando puedan. Nosotros y Uruguay empezamos ahora

La resistencia argentina se explica por una cuestión numérica: es el país que mayor impacto negativo tiene sobre su PIB. Con la propuesta de baja del 20% para todos los productos que hizo Brasil, la caída sería del 0,5% del PIB, según una simulación que se hizo en la Cancillería y que circula, como informe del Centro de Economía Internacional de la Cancillería. Es un insumo para la toma de decisiones.

En todos los escenarios, Argentina es el país de los cuatro del bloque que más pierde. Incluso en las dos propuestas que confeccionó el Gobierno de Fernández. Hay, claro, diferencias: en una, la caída es de 0,17% y en otra es de 0,37%, ambas muy o bastante menores que el aperturismo que propuso Brasil y que, dicen en Cancillería, genera una tensión entre Guedes e Itamaraty, la diplomacia brasilera.

El estudio refleja, según una fuente oficial, la voluntad del gobierno argentino de iniciar un proceso de apertura, escalonado y por segmentos, lo que llaman apertura “inteligente”. “Queda claro que nosotros hicimos una contrapropuesta en la que aceptamos perder, pero lo hacemos para mantener el bloque”, señala.

“Los esfuerzos de acercamiento que hicimos proponiendo reducciones parciales no tenían que ver con ganancia, sino con el objetivo político de preservar el Mercosur, esperando una situación política más favorable para promover los cambios necesarios para lograr mayor competitividad en las cadenas productivas”, explicó un funcionario. Hay una línea política anexa: ¿para qué bajar el AEC de manera general si podría, en cambio, negociarse en acuerdos con otros bloques u otros países a cambio de algo?

Un tramo del estudio es revelador en un punto. Analizado el impacto sobre el consumo interno, la inversión y el gasto del gobierno, en cualquiera de las cuatro alternativas sobre la mesa, Argentina pierde mientras que Brasil, Uruguay y Paraguay tienen, en alguno de esos rubros, mejoras.

Abstención

Una carta que tiene el Gobierno argentino es abstenerse a aplicar la reducción del AEC aunque los demás países lo hagan. Sería, a grandes rasgos, el escenario con menos impacto negativo sobre le PIB, el de mejor daño sobre la balanza comercial pero afectaría el comercio intra Mercosur, lo que se reflejaría en una caída de las exportaciones.

“El impacto en la balanza comercial es negativo en todas las propuestas y para todos los socios, resultando en mayores incrementos en importaciones que exportaciones (excepto para Argentina cuando no modifica su arancel, mostrando una caída del total del comercio)”, indica el paper y especifica que “si Argentina se abstiene de reducir el AEC o implementa su propuesta N°2 –cuando los socios reducen 20%- no aumenta sus importaciones, pero reduce sus exportaciones por pérdida del mercado regional”.

En el segmento exportaciones, el impacto es desigual según la propuesta y pega distinto según el rubro. En todas, los productos químicos muestran una caída substancial. La diferencia se da, en particular, con el tema automotriz que, salvo la propuesta Argentina 1, en todas las demás pierde mercado.

“En todos los escenarios en donde los cuatro miembros del Mercosur reducen sus aranceles, se produce un efecto de sustitución de importaciones desde el bloque por importaciones de resto del mundo. Los sectores más afectados son industriales. Entre ellos: químicos, maquinaria y equipo, metales, vehículos y autopartes, equipamiento eléctrico, farmacéuticos básicos”, precisa el informe.

El paper explora, además, un eventual dilema del gobierno ante la eventualidad de que “los socios implementen la propuesta brasileña (reducción del 20%)”. Frente a eso, indica el texto, “Argentina tiene 3 opciones: aceptar la misma propuesta, abstenerse de reducir su arancel, o bien, aplicar individualmente su segunda propuesta (por nivel arancelario)”.

Según cada una, los resultados serían los siguientes:

Si Argentina adhiere a la propuesta brasileña plena, el impacto negativo es el mayor en términos de PIB, inversiones y balanza comercial, con menor pérdida relativa del mercado regional.

Si Argentina se abstiene, reduce el impacto negativo en el PIB, balanza comercial e importaciones, pero es donde mayor caída de exportaciones resultaría, perdiendo el mercado regional.

Si Argentina implementa individualmente su segunda propuesta (reducción 10% promedio, por nivel arancelario), no incrementan las importaciones totales, aunque con diferencias sectoriales, y reduce el impacto negativo de exportaciones.

PI