Lluvia de obras y fin de las restricciones: el método Insfrán para asegurar el triunfo en Formosa

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De saco azul impecable, corbata y barbijo engamado, Gildo Insfrán cantó el himno y la marcha formoseña. Ambas melodías fueron musicalizadas, el martes pasado a la mañana, por la banda de la policía provincial. Después Insfrán cortó la cinta de inauguración del centro de salud y descubrió una placa que incluía su nombre: “Dr Gildo Insfrán”. Una placa más, en realidad. Formosa, donde el caudillo peronista gobierna desde 1995, está regada de escuelas, hospitales y centros de salud que llevan su nombre tallado en piedra. Los gildistas aseguran que ese es el motivo central de su vigencia. ¿Cuál? Haberse convertido en una suerte de padre protector que vela por el orden, la educación y la salud pública de los formoseños, en una provincia pobre, dependiente del Estado, con reelección indefinida y un 10 por ciento de población que se reconoce aborigen. Prácticamente nadie discute el nivel de la infraestructura provincial. Sobre la calidad del servicio, en cambio, especialmente el de las escuelas, existen reclamos.

El martes, al gobernador lo acompañaron sus funcionarios, diputados, legisladores, candidatos, el intendente local, las autoridades del hospital inaugurado y un grupo de vecinos del barrio Bernardino Rivadavia, ubicado en la ribera de la Capital. En resumen, la comunidad organizada de Formosa. Insfrán suele jactarse de ese modelo con aires anacrónicos. “Más que un gobierno, somos una verdadera comunidad organizada”, repite. Se trata de un mantra que pinta a la perfección su linaje ideológico.

El concepto de la comunidad organizada fue desarrollado por Juan Perón en 1949. Y Gildo intenta ser un perpetuador de ese ensayo, incluso en tiempos post-industriales, de redes sociales y cierta anomia ciudadana. Con un agregado en contra de ese sueño gildista de volver al 45: el gobernador peronista de Formosa fue elegido por Juntos por el Cambio y parte de los medios nacionales como la síntesis del autoritarismo populista en la Argentina. Una descripción que se potenció durante la pandemia, a raíz de las políticas de aislamiento obligado a los enfermos de Covid, la represión contra los manifestantes y los controles a cara de perro que instauró Insfrán en Formosa. La Corte Suprema le ordenó al gobierno provincial permitir el reingreso de los varados. Patricia Bullrich y el diputado Waldo Wolf le hacen marca personal. Y desde La Rosada le pidieron amablemente a Gildo que flexibilizara las restricciones. A partir de marzo pasado, el mandatario empezó a ceder. Ahora, con 1217 muertos por Covid, ya prácticamente no rige la cuarentena. El barbijo obligatorio subsiste como una rémora del aislamiento más duro. La semana pasada, Insfrán y el canciller de Paraguay empezaron a diagramar la apertura gradual de la frontera.

“En marzo teníamos 19 muertos. Y ahora más de 1200. Eso nos duele. Podrían haber sido muchos menos, si sosteníamos la cuarentena por cuatro meses hasta el arranque de la vacunación más intensa. Pero tuvimos que aflojar por las operaciones de los medios, la justicia y la oposición”, se lamenta un funcionario leal al gobernador.

Enemigo acérrimo del estereotipo progresista, a Insfrán no le importa demasiado el qué dirán. Con los medios nacionales directamente no habla. Los ignora. Y a diferencia de otros líderes provinciales históricos, como los Rodríguez Saá, Carlos Menem, José Manuel de la Sota o el más reciente Juan Manzur, él nunca tuvo la ambición de saltar a la escena nacional. No consideró seriamente la posibilidad de competir por la presidencia.

Su objetivo es el mismo que cumple desde hace 26 años: ser el jefe político de la provincia. Un rol que ejercerá por, al menos, dos años más. Porque cerca del gobernador dan por hecho que en 2023, cuando tenga 72 años, Insfrán irá por un nuevo mandato. 

El acto del martes fue uno más dentro de la trayectoria de Insfrán. Según los registros oficiales, por ejemplo, el mandatario acumula 1417 escuelas inauguradas. Pero lo cierto es que, tras la ola cambiemita de las PASO, las señales de alarma también se encendieron en Formosa. Ahora Insfrán pretende blindar su provincia y asegurarse un triunfo el 14 de noviembre. Para conseguirlo, se hizo cargo personalmente de la campaña y aceleró el ritmo de anuncios e inauguraciones. La capital formoseña está empapelada con su cara. Desde el domingo 17 de octubre a la fecha, tras celebrar el Día de la Lealtad y homenajear a Perón, protagonizó seis eventos oficiales. El domingo presentó la pavimentación e iluminación de 91 cuadras. El lunes inauguró tres unidades educativas en el barrio Virgen de Luján. Ese mismo día firmó un convenio con Nación para construir acueductos y plantas potabilizadoras para las localidades de Villafañe, Laishí y Subteniente Perín. El martes se subió a una maratón de anuncios estatales: cortó la cinta Centro de Salud del barrio Bernardino Rivadavia a la mañana; a media tarde recordó el Día de la Lucha contra el Cáncer de Mama, y prometió que el Centro de Medicina Nuclear y Radioterapia funcionará a plena antes de fin de año; y a la noche entregó 31 viviendas en Laguna Blanca.

Si bien el candidato gildista se impuso en las primarias, la oposición nacional y provincial pretende dar vuelta el resultado. JxC quiere sumar un triunfo de peso simbólico el 14 de noviembre: ganarle a Gustavo Fernández Patri, el aspirante oficialista a renovar su banca en Diputados. En las PASO de 2017, Fernández Patri había ganado con el 57 por ciento de los votos. El 12 de septiembre pasado, sacó 48 puntos. El postulante de JxC, el exjuez federal Fernando Carbajal, también bajó la performance electoral respecto a 2017. Ahora el radical Carbajal obtuvo 29 puntos, contra los 35 que había conseguido el candidato cambiemita hace cuatro años.

La coalición opositora, sin embargo, ideó una estrategia para acercarse al gildismo el 14 de noviembre. La candidata del peronismo disidente Gabriela Neme, que había quedado tercera en las PASO con la lista de Estamos con Vos, decidió bajar su postulación. Neme se sumó a la campaña de Juntos por el Cambio. Tras salir tercera con 19 puntos, no tenía chances reales de pelear por una de las dos bancas de diputados en juego. La sumatoria en bloque de los 29 puntos obtenidos por el exjuez Carabajal más los 19 de Neme dejaría a la oposición a pocas décimas de la lista de Insfrán. Pero se trata de un ejercicio de matemática lineal que deberá ponerse a prueba el domingo de la votación. Insfrán además cuenta con una ventaja en el diseño electoral: la ley de Lemas. Hay 53 sublemas anotados para apuntalar la candidatura de Gustavo Fernández Patri.

“Va a ser un desafío duro. Pero esta unidad generó la esperanza de que es posible. Queremos al menos lograr un empate”, afirma ante elDiarioAR la peronista díscola Neme. Y agrega que “Gildo está agresivo e ido, como una persona mayor decadente”. Para la nueva aliada de JxC esta elección marcará el principio del fin de la era Insfrán rumbo al 2023.

El senador nacional por Formosa Luis Naidenoff coincide. Presidente del bloque de JxC e histórico rival de Insfrán, el radical Neidenoff plantea que existe un resultado con final abierto. Y asegura que “el ciclo de Insfrán se agotó. Es un modelo clientelar que atrasa y no genera empleo”. Para el senador de la UCR, “Gildo tuvo una impronta de persecución y hostigamiento desde 1995. Pero esta vez no hubo distinción de colores políticos. Los abusos y el control policial fue general. Lo que antes tenía un fuerte respaldo, dejó de tenerlo con la pandemia. El pueblo dijo basta. Especialmente los más jóvenes”.

Tanto Naidenoff, como Neme y el exjuez Carbajal se anotan para la carrera por la sucesión a Insfrán. Los tres reafirman el valor de la unidad opositora, pero tampoco se bajan de antemano de la carrera rumbo al 2023.

El gildismo, en cambio, encara el futuro con un optimismo a prueba de balas. Cerca del gobernador se aferran a dos datos para marcar un contraste con el clima previo a las PASO: el derrumbe de los contagios y la normalización de la actividad económica. “El único problema que acá subsiste es la inflación. Pero el ánimo es otro completamente distinto. Y hay temas nacionales que en Formosa no existen, como la inseguridad”, se ilusiona un funcionario provincial. Respecto a la posibilidad de que la estrella de Insfrán haya empezado a apagarse, los soldados peronistas de Gildo no encuentran argumentos para sostener tal hipótesis. Afirman que Insfrán todavía tiene metas para alcanzar desde su condición de eterno gobernador de Formosa.

AF/WC