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Aliado al Pro, Claudio Poggi pone fin a 40 años de dinastía de los Rodríguez Saá y es el nuevo gobernador de San Luis

Poggi celebra el triunfo en San Luis.

Julio Rulfo

San Luis —

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Bajo la ley de lemas y beneficiado por la pelea de los hermanos Rodríguez Saá, Claudio Poggi fue elegido como el nuevo gobernador de San Luis. El actual diputado nacional y exmandatario entre 2011 y 2015 se impuso al candidato del oficialismo, Jorge “Gato” Fernández, y le propinó al peronismo la primera derrota en un distrito propio en este desdoblado calendario electoral 2023.

El final de la era Rodríguez Saá era ya un hecho en la previa, ya que el gobernador Alberto no podía ser reelecto y su hermano Adolfo no presentó candidatura, al tiempo que saltó de vereda para unirse al vencedor Cambia San Luis. No obstante, la victoria del bloque opositor es un quiebre en la historia política de la provincia: los Rodríguez Saá alternaron la gobernación desde 1983 hasta la actualidad, con excepción del periodo 2011-2015 cuando ungieron a Poggi, aún aliado y lejos de la ruptura que éste propició en 2017 para convertirse en el principal opositor. En clave nacional: viajaron pronto a la provincia Martín Lousteau y Horacio Rodríguez Larreta para exhibir la cabeza del PJ.

Con el 95% de las mesas escrutadas, el lema Cambia San Luis cosechó un 53,25% con Poggi y Ricardo Endeiza, con el sublema Avanzar como cabeza (el segundo sublema encabezado por Eduardo Mones Ruiz, exintendente de Villa Mercedes y padre del actual vicegobernador de la provincia, le aportó un 1%). Mientras que el lema oficialista Unión por San Luis se quedaba 45,79%,  con votos mayoritarios para el binomio principal Fernández-María Eugenia Catalfamo (actual senadora nacional), al que sumaron otros tres sublemas. “La tendencia es irreversible”, dijo Poggi a las 00.15, con Rodríguez Larreta a su lado. 

Con una participación del 70% del padrón de 418.689 electores habilitados, también se presentaron otros dos lemas: El Frente de Izquierda y de Trabajadores-Unidad, con maestra rural Johana Gómez y el Movimiento al Socialismo, con la fórmula Ítalo Gallardo-Yolanda Abregú no alcanzaban el punto. El escrutinio fue lento, y los resultados iniciales no estuvieron hasta bien entrada la noche, debido al complejo proceso de conteo de votos por la enorme cantidad de sublemas para cada categoría, que llevó a que los puntanos encontraran los cuartos oscuros atiborrados de boletas.

Paradójicamente, pese a los pataleos iniciales, Poggi fue catapultado gracias a la ley de lemas. Es que el retorno de ese sistema como reemplazo a las PAS (primarias abiertas y simultáneas, pero no obligatorias) fue pensado como un escudo para el peronismo… siempre y cuando se uniera Adolfo Rodríguez Saá. Sin embargo, éste rompió definitivamente con su hermano para cruzar a las filas de Cambia San Luis. 

Esto le permitió a Poggi armar un megafrente opositor con el adolfismo, radicales y otros espacios heterogéneos como libertarios, socialistas o Libres del Sur. La única forma posible de polarizar para romper a un oficialismo que contaba con un piso alto. Y, de yapa, contar con fuerza fiscalizadora en especial en el interior, donde el peronismo hace y deshace. No en vano el sábado a la noche el gobernador electo enviaba un audio de WhatsApp a sus fiscales: “Este domingo ustedes tienen que defender cada voto, son los más importantes de esta tarea, que va a implicar un esfuerzo adicional, quizás tengan que quedarse hasta las 3 de la mañana”, dijo a modo de prevención.

Asimismo, el clima de ciclo agotado llegó también a la provincia, como había ocurrido antes en Neuquén que determinó el fin de el reinado MPN. También hubo lógicas geográficas. La victoria de Poggi se construyó desde Villa Mercedes, que junto a la capital provincial conforman más del 70% del padrón. El resto de las localidades, salvo la turística Merlo, son pagos duros del peronismo.  

Asimismo, el “Gato” Fernández, que arrancó como un desconocido, fatigó escenarios, radios, canales de TV para impulsar una instalación contrarreloj. Subió en las encuestas en el tramo final, pero no le alcanzó. Exintendente de Tilisarao, un pequeño poblado de unos 12 mil habitantes, mantuvo el perfil bajo. Este domingo votó en su pueblo, lejos de los flashes, y recién por la noche llegó a la sede del PJ.

Tampoco fue fructífero el silencio del oficialismo en el tramo final de la campaña, en especial con los medios nacionales. Los muros para encerrarse en la puntanidad esta vez no le rindieron al mandatario. Además de ser una estrategia de campaña se ancló en su práctica política: abandono de la liga de gobernadores, dardos al kirchnerismo y a la Casa Rosada, cuestionamiento a todo lo que oliera a porteño. Lo repitió ayer tras votar en el colegio Bernardino Rivadavia: “En todos lados veo mediocridad, todos los dirigentes son porteños, no escuchan las provincias. La agenda es distinta a la de los ciudadanos. Se olvidan de los emprendedores y hay una deuda eterna. Y el peronismo está mal, porque entra en la grieta. El kirchnerismo se maneja como hegemónico, sin planes. El resto del peronismo está avasallado. Las provincias miran a Buenos Aires sin dar respuesta”.

También se refirió al vínculo distante con su hermano: “Duele verlo enfrente, es un enorme dirigente, su historia no se merece estar en el lugar que está”. En la provincia creen que Adolfo buscará ahora dar batalla en el PJ, hoy dominado por el gobernador. Y desde allí lanzarse hacia la renovación de la senaduría nacional.

Antes, Poggi, luego de votar en la céntrica Escuela Normal, afirmó: “Adolfo trajo trabajo e industria a San Luis. Alberto lo reemplazó por planes sociales para un sometimiento electoral”. Será uno de los grandes desafíos de su futura gestión: cómo cumplir con esa promesa de devolver el progreso a la provincia en medio del caos nacional. El otro será ordenar un gobierno de coalición con representación para cada sublema que aportó a la victoria, tras la caída del imperio Rodríguez Saá. Acaso ir hacia un provincialismo con eje en los socios de Juntos por el Cambio.

También se pusieron en juego 17 intendencias con sus respectivos concejos deliberantes; 21 diputados y cinco senadores provinciales. El dato más saliente es que Cambia San Luis también le arrebataba la intendencia de la capital al PJ.

AB

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