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La crisis de los Fernández

Una frase envenenada de Cristina alteró a todos y reabrió el diálogo en el FdT

Cristina Kirchner al salir del CCK

Pablo Ibáñez

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Pocas veces ocurrió: el cristinismo salió a explicar a Cristina Kirchner. Se evitó decir que fue un error y se eligió atribuir a la mala interpretación, maliciosa o no, de los medios que la frase de la vice sobre el bastón no te hace presidente, no era un misil tierra-tierra contra Alberto Fernández. “No lo dijo pensando en el Presidente, no lo dijo pensando en Alberto”, fue el descargo, casi un mantra, desde el entorno a la vicepresidente a elDiarioAR.

El episodio es toda una novedad y tiene varios planos. Primero supone que Cristina, muy metódica y ordenada en sus discursos, no contempló que su frase inducía a una traducción lineal y válida de que se trataba de un dardo envenenado -uno más en estos tiempos- contra Alberto. Es decir: no midió el impacto de sus propias palabras.

En particular, porque la crisis interna del FdT invita a creer que se trató de un golpe premeditado de la vice. Sin diálogo con el presidente, en medio de un tironeo feroz y con críticas explícitas del dispositivo K a Fernández sobre la falta de “consulta” en materia de gestión con Cristina, el comentario l“a banda no te hace presidente” permite un 1 + 1 = 2.

Una biopsia en clave boxística de la frase podría ser así: “que te pongan la banda y te den el bastón no significa que tengas el poder”, es un jab, “ni te cuento si además no se hacen las cosas que hay que hacer” un cross y el “dejémoslo ahí”, la frase que corona la lectura en clave doméstica,, un uppercut.

Pero, según el cristinismo, Cristina no le dedicó ese concierto de golpes a Fernández.

Es cierto que lo del poder real lo dijo antes. Hay, al menos, dos reportajes donde mencionó la idea de que el presidente tiene un poder relativo -a Elizabeth Vernacci y a Victor Hugo, a ambos en el 2017- e, incluso, le puso números: habló del 25% del gobierno y el resto del mercado. Pero si no tuvo la intención de traficar una crítica a Fernández, a quien desde La Cámpora objetan por querer moverse con un exceso de autonomía y olvidar que “Cristina lo hizo presidente”- Subestimó su propia capacidad de fuego. Raro en la vice.

El cristinismo no aceptará que se trató, en ese caso, de un “error” de la vice porque se le otorga cierta infalibilidad a Cristina, a pesar de que en este tiempo circule, velada, casi clandestina, la idea de que se equivocó con Alberto. O, mejor dicho, que acertó sabiamente con el experimento electoral pero, hasta acá, fracasó como experiencia de gobierno.

Reducción de daños

Pero ahí no termina todo. Si el cristinismo explicando a Cristina es un dato inusual, lo es todavía más que el cristinismo se haya movido para tratar de amortiguar el efecto de las palabras de la vice en la interna del FdT. “Fue el discurso de una estadista, habló del contexto internacional, de las disputas de poder real, de la OTAN y del capitalismo como sistema económico. Lo que dijo lo dijo en ese contexto: no era para Alberto”, martillan los traductores y enfocan, en una lectura que quedó velada debajo del ruido de la parábola del bastón presidencial, sobre el pragmatismo de la vice respecto a la relación con Rusia y, además, sobre su consideración del capitalismo como sistema. “Para que quede claro que no es marxista”, ironizó un entornista de la vice.

El efecto colateral fue otro. Apenas rebotó en los portales la frase de Cristina como una metralla a Fernández, hubo contactos entre colaboradores de la vice con funcionarios nacionales para trasmitir que no se trataba de un ataque al presidente. La frase de la vice alteró a todos en el FdT y muy rápido, se unificó la lectura y la explicación de ambos campamentos respecto a que la vice ya lo había dicho antes. “Hubo contactos entre gente de Alberto y de Cristina, y también de Massa, porque no podíamos creer que se malinterprete lo que dijo Cristina, porque era muy claro que no hablaba de Alberto”, le dijo una fuente oficial a elDiarioAR.

Formó parte de un operativo “reducción de daños” que nadie admite que ocurrió en la práctica. Las dos usinas oficiales, y también desde el entorno de Sergio Massa, se trató de desvincular la frase de la vice con la interna del FdT en momentos en que volvieron a intensificarse las gestiones para buscar un mano a mano entre los Fernández, como una instancia orientada a ordenar la crisis frentodista. En algún punto, la frase envenenada de Cristina acortó la distancia en el oficialismo y reabrió un diálogo que veía, sino roto, al menos muy tóxico.

La gestualidad es, entonces, que luego de su frase -intencional o no- Cristina buscó evitar que se entienda como una bomba sucia más en su convivencia, de por sí deteriorada, con el presidente. La conducta de Cristina es más interesante porque en sectores del cristinismo esperaban que la reaparición de la vice sirva para poner blanco sobre negro las tensiones con el gobierno. “Algunos propios esperaban que le responda a Guzmán y Cristina está con otra agenda”, apuntan en el instituto Patria. En ese contexto, la tropa propia de la vice leyó la frase del bastón como otro episodio en la novela de la pelea oficial.

Al final, aunque generó ese ruido, tuvo un efecto inverso: el cristinismo se esforzó por avisar que no era contra Alberto, lo que en una mirada benévola se puede interpretar como un intento de evitar que la crisis siga escalando y enviar alguna señal de reconstrucción.

PI

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