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Entrevista

Maxi Ferraro, de la Coalición Cívica: “Depende de ellos, pero para nosotros el mandato es hasta el 10 de diciembre de 2023”

“Para que haya un diálogo, el Frente de Todos no tiene que trampear ni mentir”, dice Maxi Ferraro, espada legislativa de Elisa Carrió

Mauricio Caminos

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Le tocó redactar el comunicado de la reunión de la mesa nacional de Juntos por el Cambio el pasado martes, y esa misma noche se mostró en Exaltación de la Cruz con Elisa Carrió, quien recibió en su casa a Horacio Rodríguez Larreta, que ya tiene puesto el traje de candidato presidencial. “Lilita está muy, muy preocupada. Ella adelantó hace 20 o 25 días atrás en un documento de la Coalición Cívica la situación que estamos viviendo”, dice Maximiliano Ferraro, diputado nacional y presidente de la CC, en diálogo con elDiarioAR.

Para el legislador, el país vive “una crisis sin precedentes en la historia”, que si bien endilga la responsabilidad en el Frente de Todos, carga las tintas sobre Cristina Kirchner: “La vicepresidenta lleva desde el seno del poder golpes institucionales constantes que profundizan la situación”, apunta.

En ese marco, Ferraro señala que es imposible un diálogo con el Gobierno “ante la imposibilidad de un acuerdo de quienes hoy se están disputando el poder”, y marca que el Congreso es el espacio de JxC hasta las próximas elecciones: “Depende de ellos, pero para nosotros el mandato constitucional es hasta el 10 de diciembre de 2023”, plantea.

–¿Vivimos una crisis más política que económica, o es una combinación fulminante de las dos cosas?

–Estamos atravesando una crisis sin precedentes en la historia política argentina, que por supuesto es una crisis institucional, social y económica, que va acompañada con una fuerte atomización y disgregación del Gobierno nacional, donde se observa desde hace un largo tiempo luchas intestinas que no paran dentro del oficialismo, y que también erosionan la propia figura presidencial y la institucionalidad de la Argentina. Todo, bajo la responsabilidad de la vicepresidenta de la Nación, Cristina Kirchner, que en estos momentos y desde hace tiempo persigue el único objetivo de impunidad, con su agenda vinculada a la reforma judicial, la embestida contra el Procurador General, y la ampliación de la Corte Suprema.

–¿O sea, le otorgan más responsabilidad a Cristina en la crisis?

–No, no, la responsabilidad es compartida. Este es el gobierno de Alberto Fernández y de Cristina Fernández de Kirchner. Este es el gobierno del Frente de Todos. Lo que sí observamos, es una erosión desde el punto de vista institucional, social, económico, sin precedentes, que se acompaña con lo que es la disgregación y atomización propia del gobierno nacional y el debilitamiento total de la figura presidencial. Pero que tiene a una figura, que es la vicepresidenta, llevando desde adentro del seno del poder golpes institucionales constantes que profundizan la situación.

–El cambio de ministro de Economía los obligó a dialogar y se designó a Batakis con el aval de ambos. ¿El plan de la ministra de ajuste fiscal es una búsqueda para salir del laberinto? ¿O empeora las cosas?

–Yo observo, y lo era tanto con Martín Guzmán como ahora con la ministra Batakis, la ausencia de un plan. Asuman el principio de realidad de tener un plan de estabilización. Muchas de las decisiones que toman son recetas que han fracasado en la Argentina y que han fracasado en el mundo. Acá está claro la pérdida de confianza macroeconómica, sumada a la pérdida de confianza en lo que es el gobierno nacional y la figura presidencial. Y hay una vicepresidenta que está acabada, pero empoderada para hacer daño.

–¿Cómo sería eso?

Está acabada en términos de que ella sabe que no tiene el reconocimiento y la legitimidad pública que pudo haber tenido en otros momentos de la Argentina, y se empodera para hacer daño, queriéndonos vender a todos los argentinos que una cosa es el presidente de la Nación y otra cosa es La Cámpora y el kirchnerismo. 

–¿Cuál tendría que ser la salida a la crisis, y qué rol debería jugar JxC ahí?  

–Acá el primer problema es la imposibilidad de diálogo y la imposibilidad de un acuerdo de quienes hoy se están disputando el poder. El lugar de Juntos por el Cambio es el lugar que le asignó la sociedad hasta el 2023, que es el Congreso de la Nación. Ese es el ámbito institucional por excelencia.

–¿Lo decís por una posible convocatoria a un diálogo, aunque eso formalmente nunca existió?

Es muy difícil hablar todo el tiempo sobre trascendidos, pero si eso existe, el lugar institucional por excelencia de la oposición es el Congreso de la Nación. Y acá los que no dialogan y no se ponen de acuerdo, y eso acentúa la erosión desde el punto institucional, económico y social, son Cristina y Alberto.

–Supongamos que convocan a un diálogo en el Congreso. ¿Qué condiciones tendría que tener ese diálogo?

–Yo te diría que a esta altura hay como una imposibilidad de un diálogo, porque para que haya un diálogo primero lo que tiene que haber es no trampear, no mentir y reconocer al que tenés enfrente. Y esto no son ninguna de las cualidades que tenga la vicepresidenta de la Nación. Ni Alberto Fernández, ni el Frente de Todos se vieron.

–¿Cuáles serían las trampas?

Se vio en la agenda del Congreso. La agenda prioritaria del oficialismo tiene que ver con el propósito del objetivo de impunidad de Cristina. Y es donde uno ve el esfuerzo y toda las energías que ellos le ponen para proyectos como la reforma judicial, para los embates y ampliación de la Corte Suprema, para llevarse puesto al procurador Eduardo Casal. Y es así. No es la agenda del Frente de Todos una agenda para resolver los problemas más urgentes que están en la Argentina, que están vinculados a la educación, a la inflación, a la pobreza. Es muy difícil poder encontrar algún tipo de denominador común. Pero como te decía al principio, para que haya diálogo, lo primero que tiene que haber es que no haya trampa y no haya mentira.

–Sobre la agenda legislativa hubo algunas pocas coincidencias en este primer semestre del año, porque la paridad de fuerzas obliga a que tenga que haber acuerdo sí o sí. Sin embargo, fue una agenda muy acotada, como la boleta única que impuso la oposición o el alivio fiscal que salió por consenso.

–Una agenda muy acotada, pero que tampoco se pone a ver en profundidad los temas más estructurales. Te cambio la cuestión de la economía por la educación. Después de la catástrofe educativa que hemos vivido, ¿no podemos sentarnos a discutir seriamente una ley de Evaluación Integral del Sistema educativo? ¿O de qué manera mejoramos el sistema de formación docente inicial y continua? ¿O si podemos decretar o no la emergencia educativa? ¿O ponernos a discutir las prácticas formativas en el nivel medio para ver de qué manera también vinculamos a los chicos, la escuela y el trabajo? Y así puedo ir a otras áreas, como la imposibilidad en la Comisión de Relaciones Exteriores de poder discutir seriamente la política exterior del gobierno de Alberto Fernández y de Cristina, que cada vez nos aíslan en el mundo, con lo que son alianzas peligrosas y erráticas, como se pudo haber visto con Rusia, con China, con Nicaragua, Cuba, Venezuela. No hay posibilidad de entendimiento con el oficialismo. Es más, el oficialismo muchas veces está más tentado de hacernos trampa en las comisiones con tal de sacar dictámenes de proyectos que a ellos les interesan o que persiguen ese objetivo de impunidad de la propia Cristina, que por suerte en la Cámara de Diputados Juntos por el Cambio está siendo eficiente y está siendo un dique de contención y freno a la posibilidad de que ese tipo de leyes que vienen con media sanción del Senado sean bajadas al recinto de diputados.

–Esa posición de bloqueo a la agenda judicial del Gobierno ustedes la dejaron clara en el comunicado en la mesa nacional.  

–En el 2021 a nosotros nos votaron para ser ese límite, ¿no? Y ser eficientes en términos de que estos proyectos no pasen por el Congreso de la Nación y hasta ahora hemos sido eficientes

–También aseguraron impulsar proyectos para garantizar la “autonomía” del Banco Central y frenar la emisión. ¿Cómo sería eso?

–Es fortalecer la independencia del Banco Central y prohibirles la emisión y el financiamiento constante que hace el Banco Central a las propias cuentas del Gobierno. También hay proyectos de distintos diputados de Juntos por el Cambio, como también está el proyecto de congelamiento de vacantes y de acceso al empleo público en los distintos niveles de la Administración Pública. 

¿No tiene similitudes con la agenda de ajuste que anunció Batakatis?

–Bueno, el tema es que lo lleven a la práctica.

–¿No confían entonces?

–Uno puede escuchar a la ministra Batakis y a algunos sectores del oficialismo, pero después escuchás a Grabois u otros diputados…

–Pero la ministra designada es Batakis.

–Pero la firma sobre estas cuestiones no llega. Entonces, ellos tienen una preocupante situación desde el punto de vista fiscal del déficit, que estamos gastando de manera escandalosa más de lo que recaudamos. ¿Quiénes son responsables? Ellos. Bueno, si asumen el principio de realidad, asumen la tremenda dificultad que estamos atravesando como país, y que eso profundiza y va rompiendo cada vez más el tejido social. Las decisiones las tienen que tomar ellos. Los argentinos decidieron que ellos nos gobiernan hasta el 10 de diciembre de 2023. Por eso vuelvo a lo mismo, los que se tienen que poner de acuerdo con el Presidente y la vice. ¿Y cómo se ordena esto, con un PJ que está totalmente descalabrado y atomizado, como lo está el Gobierno?

–¿Cómo ves la situación social en la calle? ¿Teniendo en cuenta que varias figuras de Juntos por el Cambio han sido muy críticos de la movilización o del piquete? 

–No te voy a desconocer la frágil situación social que están atravesando millones de argentinos, pero está claro que que declaraciones o aprietes como los de Grabois responden a lo que te decía al principio, a las guerras y a las luchas intestinas. No pretendo desconocer la situación de pobreza, pero eso no habilita al apriete constante, de un montón de organizaciones sociales que están de los dos lados de la ventanilla. Reciben y entregan en las ventanillas del Ministerio de Desarrollo Social. Y lo peor aún es que dirimen esos conflictos internos propios del Frente de Todos en un distrito que está gobernado por la oposición, por Horacio Rodríguez Larreta, como si el conflicto de esas características fuera de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y ellos mirando para otro lado.

–Bueno, pero eso también es por la vidriera que consiguen y porque en la ciudad están las oficinas del Gobierno. 

–Obvio que por la vidriera que consigue, pero también perjudican la vida a miles o millones de laburantes que vienen a trabajar, a estudiar a la Ciudad de Buenos Aires, o a quienes viven en esta ciudad.

–El martes estuviste con Carrió y Larreta en Exaltación de la Cruz. ¿Cómo ve ella la situación?

–Lilita está muy, muy preocupada. Ella adelantó hace 20 o 25 días atrás en un documento de la Coalición Cívica la situación que estamos viviendo, la peligrosidad desde el punto de vista de la situación macroeconómica, porque en agosto y septiembre el país tiene un vencimiento importante vinculado a los bonos en pesos. Lo que profundiza con muchas de las acciones de la vicepresidenta que hasta son delictivas en términos del orden institucional. Pero, a su vez, eso también requería responsabilidad, consistencia y unidad por parte de Juntos por el Cambio. Porque esta pérdida de confianza al Gobierno, puede extenderse aún más y derramarse a toda la clase dirigente política. Y es ahí donde Juntos por el Cambio tiene que ponerse a la altura de las circunstancias. Somos una oposición que trabaja con responsabilidad. ¿De qué manera? Mostrando consistencia, tanto en el Parlamento, en la Mesa Nacional, en el trabajo que estamos haciendo con las fundaciones para lo que es el armado de un programa para el 2023. Pero lo que conversábamos con Horacio y con Lilita es que el análisis es del día a día, y semana tras semana. No podemos estar pensando y proyectando de acá a 15, 20 días, o de acá a un año y medio, cuando es el vencimiento del mandato constitucional del Presidente. Y eso a su vez también de que como dirigentes de Juntos por el Cambio tenemos que abstraernos de gastar energías en agendas de campaña y promoción de candidaturas. Eso no invalida a que distintos dirigentes, para poder mostrar contundencia, para poder mostrar firmeza, recorramos distintos lugares del país, y poder conversar y ver cómo están los diversos sectores productivos, las pequeñas y medianas empresas. 

–Hay un punto de interna ahí entonces. ¿Tal vez por las recorridas de Macri o las declaraciones de Bullrich casi como candidata?

–Lo digo por todos, lo digo por todos. Pero con la situación que estamos atravesando, que es día a día, y que día a día va empeorando, Juntos por el Cambio tiene que concentrarse más en lo que te digo: no son tiempos, para la Argentina, de promoción de candidaturas y agendas de campaña. Vos me decís, ¿son tiempos de poder mostrar una coalición opositora que puede tener la oportunidad de volver al Gobierno en 2023 y mostrarse con unidad, contundencia y consistencia? Sí, pero es distinto a pensar todas nuestras actividades como actividades meramente de campaña o de promoción de cualquiera sea el dirigente de Juntos por el Cambio.

–En esa interna, ¿ven que la crisis puede ser parecida al 2001, en el sentido de que terminó afectando a toda la clase dirigente?

–Yo creo que el descrédito a la dirigencia política y también el descrédito que puede haber al sistema democrático nos tiene que poner en una situación de alarma y de reflexión, porque es un problema que hoy estamos atravesando en la Argentina, pero que también es un problema regional y global. Donde hay tentaciones de que las salidas o alternativas sean de regímenes, si se quiere, autoritarios, más corridos a las izquierdas o a las derechas. Tiene que ser un llamado a la reflexión para ver de qué manera nosotros enfrentamos las grandes transformaciones que vamos a tener que enfrentar en el 2023

–Marcaste un par de veces la necesidad del plazo del mandato presidencial y de cuándo termina. ¿Hay un temor a que el Gobierno acabe antes?

–No lo sé. Depende de ellos. Pero nosotros tenemos claridad de que el mandato constitucional es hasta el 10 de diciembre de 2023. Si estuviéramos gobernando nosotros, ¿qué hubieran hecho ellos?

–Macri gobernó y terminó a tiempo.

–Bueno. Pero cuando debatimos una reforma jubilatoria tuvimos 14 toneladas de piedra. Y acá por lo menos hay una oposición que esta unidad.

–Que también tiene sus diferencias internas.

Por supuesto es unidad de la diversidad, porque no somos idénticos unos a otros. Y aportamos la Coalición Cívica, el radicalismo, el PRO, el peronismo republicano. Hay muchos líderes, como Elisa Carrió, un ex presidente como Mauricio Macri, y Horacio Rodríguez Larreta, Gerardo Morales, Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal, y los distintos liderazgos que pertenecemos a todos los partidos de Juntos por el Cambio. Entonces, yo no sé cómo termina esto, pero sí que por lo menos del lado nuestro va a estar poder preservar lo que es la institucionalidad y el funcionamiento de la República, y la división de poderes. Y que, en todo caso, la disputa de la alternancia en el gobierno y en el poder sea con elecciones libres, democráticas y disputadas en la Argentina. Pero después del aquelarre en el cual está inmiscuido el Gobierno, el presidente Fernández, Cristina Fernández, La Cámpora y el kirchnerismo, te diría que es una cuestión del día a día y semana tras semana.

–Teniendo en cuenta que fue el gobierno de Macri el que tomó una deuda récord. ¿No tiene JxC un poco de responsabilidad en la crisis actual?

–Juntos por el Cambio cuando tuvo que abordar una situación crítica, la abordó Juntos por el Cambio. No la abordó el kirchnerismo o el PJ. Hoy son Alberto Fernández y Cristina Kirchner los que gobiernan hace dos años. Y la deuda que tomó el gobierno de Cambiemos, el ex presidente Mauricio Macri, fue para también solventar parte de la deuda que había tomado el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Y nosotros, en el momento de renegociación con el Fondo Monetario Internacional, actuamos de manera responsable, como no lo hizo el kirchnerismo con su propio gobierno. Dijimos claramente que había que honrar las deudas y no empujar a la Argentina al default, que era importante lograr un acuerdo y que ese acuerdo sea acompañado en el Congreso, que era la renegociación que llevó adelante Martín Guzmán, pero también que el programa, como corresponde, era una responsabilidad, no del Congreso, sino del Poder Ejecutivo y del ministro. Mirá si no hay una actitud de responsabilidad y de colaboración en ese momento también tan difícil de la Argentina, y que nos costó a la Coalición Cívica un debate dentro de Juntos por el Cambio. Pero la responsabilidad histórica, más allá de donde pertenecemos cada uno de nosotros, tenía que ver con honrar las deudas y no empujar a la Argentina al default, porque hubiera sido una catástrofe para los que menos tienen en nuestro país.

–Ya Macri había dejado una crisis social.

–Es muy chanta y muy facilista por parte del gobierno kirchnerista tirar el fardo solamente a la cuestión de la herencia del gobierno de Cambiemos. Fue dificultoso y nosotros vivimos un proceso de mucha dificultad después de las elecciones y lo pudimos administrar. Pero también acá hay que rescatar que el gobierno de Mauricio Macri pudo terminar un mandato constitucional. Era un gobierno no PJ y le pudo entregar el mandato a otro presidente elegido por la mayoría de los argentinos. Y eso no es poca cosa, en la fragilidad constante y recurrente de nuestra institucionalidad. Y que es evidente que esta es una situación sin precedentes a distintas otras crisis que se han vivido. Ellos empezaron con llevar adelante recetas que fracasaron, se empecinan con no tener un plan y se vanaglorian de decir el plan es el andar, sin reconocer que la Argentina tiene un problema que hace a la cuestión del déficit, así como las cuestiones cambiarias y monetarias.

MC

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