Javier Milei eligió el día en que llegó el primer toro al predio de la Sociedad Rural para enviar una señal política al corazón del agro. Poco antes del mediodía del martes, se sentó durante casi dos horas con la Mesa de Enlace en el restaurante central de Palermo. Llegó con Karina Milei, una carpeta azul bajo el brazo —con los supuestos logros de gestión para el sector— y una promesa que no por repetida dejó de ser celebrada: las retenciones son el próximo impuesto a eliminar “de forma definitiva”. Fue un gesto directo, sin intermediarios, pero sin plazos ni medidas concretas. Una postal de cercanía más que una concesión.
El encuentro se había gestado días atrás en la Quinta de Olivos, donde el Presidente compartió un almuerzo con Nicolás Pino, titular de la Sociedad Rural Argentina. Allí se acordó que Milei se trasladaría al predio de Palermo para reunirse con el resto de los integrantes de la Mesa de Enlace. Fue la primera vez que el mandatario mantuvo un encuentro formal con la comisión agropecuaria, que hasta ahora se había quejado en privado por la falta de interlocución directa con el Gobierno. Las críticas se acumulaban: retenciones altas, falta de obras de infraestructura, organismos técnicos desmantelados y medidas sin previsibilidad.
Del encuentro participaron también Andrea Sarnari (Federación Agraria), Lucas Magnano (Coninagro) y Carlos Castagnani (CRA). Según los presentes, Milei abrió la conversación con un repaso de datos macroeconómicos y una defensa cerrada de su programa de estabilización. Reivindicó el rol del campo y pidió paciencia. En un pasaje que buscó ser provocador, hasta graficó su relación con las retenciones con una frase que dejó impacto: “Tienen el punto rojo en la frente que, en cuanto pueda, les voy a sacudir con todo”. Además, aclaró que no habrá más medidas transitorias como la baja de alícuotas que rigió entre enero y junio. Y que su intención es eliminar el tributo, pero recién cuando las condiciones fiscales lo permitan.
El Presidente ya confirmó que el sábado 26 de julio encabezará la inauguración oficial de la Exposición Rural –la feria comienza este jueves–, con un discurso desde la pista central ante la cúpula del agro y bajo la lupa de todo el arco político. Aunque la muestra comienza mañana, la atención está puesta en ese acto, que el Presidente busca convertir en plataforma simbólica de su alianza con el campo. Pero una incógnita crece en paralelo dentro del predio de Palermo: la posible presencia de la vicepresidenta Victoria Villarruel.
Entre quejas y expectativas
En el sector leyeron el gesto con ambigüedad. Por un lado, valoraron el encuentro y el tono receptivo. Por otro, salieron con la certeza de que no habrá alivio inmediato. Todos reconocieron, sin embargo, la voluntad oficial de recomponer vínculos, tras meses de distancia. Pero también quedó claro que, al menos en el corto plazo, la presión impositiva continuará igual.
Los dirigentes de la Mesa de Enlace llegaron con una batería de reclamos concretos: desde la reducción de los derechos de exportación —que hoy alcanzan el 33% para la soja, el 12% para el maíz y el sorgo, y el 7% para el girasol— hasta la restitución de programas técnicos como el ProHuerta, el Fondagro y el Fondo Algodonero. También expresaron su preocupación por el mal estado de las rutas nacionales y los caminos rurales, la falta de electrificación en zonas productivas, y la eliminación del Consejo Directivo del INTA y del Instituto Nacional de la Agricultura Familiar. A eso sumaron el rechazo a los cambios en la barrera sanitaria patagónica y la disolución de organismos clave como el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), el Instituto Nacional de Semillas (INASE) y la agencia reguladora del cáñamo y el cannabis medicinal.
Desde las entidades aseguraron que Milei tomó nota, pero evitó comprometerse con medidas concretas. “Nos dijo que esa ventana de baja de retenciones fue excepcional, por la sequía, y que nunca se pensó como algo permanente”, explicó Magnano. En el oficialismo insisten en que las principales reformas estructurales para el agro vendrán de la mano de la desregulación —impulsada por Federico Sturzenegger— y no de incentivos fiscales o inversión estatal.
El secretario de Agricultura, Sergio Iraeta, un hombre cercano al titular de ARCA, Juan Pazo, y de perfil más técnico que político, mantiene un diálogo fluido con las entidades, pero aún sin capacidad ejecutiva propia. Iraeta reemplazó a Fernando Vilella, el académico que había llegado al cargo con un enfoque de bioeconomía y terminó siendo eyectado tras recibir ataques en redes por parte del entorno libertario. Fue el propio “Gordo Dan”, influencer oficialista, quien lo acusó de “comunista” por usar términos como biomasa y diversidad biológica.
La incomodidad con la política agropecuaria libertaria crece, y también se proyecta hacia adentro. La gestión de Nicolás Pino como presidente de la SRA está cruzada por tensiones internas, especialmente con Marcos Pereda, su vicepresidente, de perfil más confrontativo. Ese contraste quedó expuesto esta semana: mientras Pino reforzaba los canales de diálogo con el Gobierno, Pereda dejó entrever su malestar. “Yo soy el primero que no me gusta ser amable”, respondió el dirigente rural, consultado sobre la falta de medidas concretas para el sector. La frase resonó puertas adentro como síntoma de un desacople entre la conducción de la entidad y el humor más extendido entre los productores.
Acercamiento frustrado
En paralelo a los gestos con el agro, el Gobierno dejó enfriar otra escena que venía siendo trabajada con cautela: un posible acercamiento informal con los gobernadores en el cóctel que organizará este jueves la Sociedad Rural. Pese a que todos los mandatarios provinciales fueron invitados, la Casa Rosada desactivó cualquier expectativa de reunión política en ese contexto. El jefe de Gabinete Guillermo Francos estará presente solo por la mañana, para participar del corte de cintas. A la tarde no irá. Tampoco Milei.
Hasta ahora confirmaron asistencia al cóctel Carlos Sadir (Jujuy), Sergio Ziliotto (La Pampa), Osvaldo Jaldo (Tucumán), Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Marcelo Orrego (San Juan) e Ignacio Torres (Chubut). En representación de Córdoba y Santa Fe asistirán ministros provinciales. Alfredo Cornejo (Mendoza), por su parte, llegará recién el lunes, cuando se reanude el trabajo del Consejo de Mayo.
Los gobernadores planean reunirse ese mismo jueves por la mañana en la Ciudad para coordinar su estrategia legislativa, en un contexto de creciente tensión con la Casa Rosada. Dos proyectos promovidos por ellos —la ampliación del Fondo de ATN y la coparticipación del impuesto a los combustibles— ya fueron aprobados en el Senado y esperan su turno en Diputados. “Una vez que tengamos en nuestro poder esas leyes, las vamos a vetar. Todo lo que afecte el equilibrio fiscal, se veta”, fue terminante Francos al ser consultado acerca de esas iniciativas.
Es que lo que asomaba como una oportunidad para bajar tensiones entre la Nación y las provincias terminó esfumándose entre gestos ensimismados y pases de factura. En Palermo, Milei optó por blindar su vínculo con el agro y apostar a un interlocutor que no exige fondos, sino señales. Los gobernadores, en cambio, quedaron fuera del cuadro: relegados, sin margen de diálogo ni foto política. La noche del cóctel tendrá brindis y formalidades, pero no reconciliaciones. El campo, al menos, se fue con algo entre manos: la promesa de un Presidente que, aunque no afloja, eligió escucharlos primero a ellos.
PL/MG