La interna en el Frente de Todos
Silvina Batakis, un atajo para pausar la crisis extrema entre Alberto y Cristina
Silvina Batakis conoce, aunque quizá prefiera olvidarlo, la versión más áspera de Cristina Fernández Kirchner porque fue Ministra de Economía bonaerense en la peor hora de la relación de Daniel Scioli con la entonces presidenta. El Gobernador dependía, como del agua, de las transferencias extras de Nación para cubrir el rojo fiscal de la provincia. El punto crítico fue junio del 2012 cuando sin recursos la Provincia tuvo que cuotificar el pago de los sueldos y el aguinaldo.
Ningún factor económico, más allá del déficit estructural, explicaba esa sequía repentina. Era un castigo político: a principios de mayo, por radio, Scioli blanqueó su intención era ser candidato a presidente en el 2015. En Casa Rosada, Cristina lo tradujo como un desafío o una provocación y le ordenó a su ministro de Economía, Hernán Lorenzino, que corte la asistencia financiera a la provincia. El número dos era un economista joven, al que Cristina escuchaba con atención: Axel Kicillof.
Batakis vivió, en esos días terribles, enclaustrada en el viejo edificio de calle 8 en La Plata donde funcionaba el ministerio de Economía bonaerense. Hizo malabares para conseguir fondos hasta que, al final, Cristina validó que la ANSeS le otorgue un préstamo a la provincia. Del otro lado del mostrador, ejecutor presidencial, estaba Diego Bossio, que el fin de semana, sonó como escudero de Sergio Massa en el desembarco, hasta acá fallido, del diputado en el gabinete.
El domingo por la noche, Batakis recibió un llamado de Alberto Fernández, quien le ofreció suceder a Martín Guzmán en Economía. Su nombre, junto a otros varios, circulaba desde el sábado como una posible sucesora de Guzmán, tal como lo consignó elDiarioAR. Ante las versiones, el domingo a las 6 de la tarde, un dirigente la consultó si le habían ofrecido un cargo en el gabinete. Batakis dijo que no. A las horas, la llamaron desde Olivos.
Remake
Vueltas de la vida: en las próximas horas, asumirá un cargo para el que había sido designada, in voce, por Scioli en 2015, prematuro reparto de butacas que el candidato hizo para mostrarse distinto y autónomo de Cristina. Un mes atrás, el mismo día que Alberto le ofreció a Scioli reemplazar a Matías Kulfas, durante un acto en Quilmes, Máximo Kirchner recordó la elección del 2015 y señaló como uno de los errores que llevaron al FpV a la derrota, la decisión sciolista de designar con anticipación al gabinete.
En el cuatrienio macrista, Batakis consolidó un perfil que se visibilizó con los saludos por su designación entre gobernadores y dirigentes del interior. Nacida fueguina, y criada en parte en Chaco, la economista parecía expresar su “de Ushuaia a la Quiaca”: desde el PJ, que conducía José Luis Gioja, articulaba con gobernadores e intendentes. Tuvo, incluso, una aventura electoral: dijo que quería ser gobernadora y confeccionó un plan para la provincia de Buenos Aires, que le mostró a Martín Insaurralde y Sergio Berni -que se movían con intenciones de competir por la gobernación- y que, luego, se convirtió en una llave que la llevó hasta Cristina Kirchner, que la llamó para que le cuente su plan.
En Interior, donde la convocó Eduardo “Wado” De Pedro para que esté a cargo de la relación económica con las provincias, cuentan que Cristina mandó a felicitar a Batakis por las intervenciones periodísticas sobre la discusión entre el Gobierno nacional y CABA por los fondos nacionales, expediente que está en discusión en la Corte.
Los que no
La designación de Batakis en Economía, luego de la renuncia de Guzmán, se configuró en un atajo que permite, a priori, evitar que se profundice la interna criminal entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Con la intermediación de Estela de Carlotto, el Presidente llamó a la vice y pudieron hablar luego de 115 días sin contactos entre ambos. Fue Daniel Filmus quien, desde Amachuma, en Bolivia, llamó a Carlotto para sugerirle que intervenga para que Alberto llame a Cristina.
La designación de Batakis en Economía, luego de la renuncia de Guzmán, se configuró en un atajo que permite, a priori, evitar que se profundiza la interna criminal entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner
El diálogo, luego de un discurso inéditamente duro de la vice contra Fernández, fue para acordar el reemplazo de Guzmán, un problema que le estalló en la cara el sábado al Presidente y que más de 24 horas después, seguía sin solución. La duda, en la medianoche del domingo, era si el ingreso de Batakis es todo lo que ocurrirá con el gabinete luego de la salida de Guzmán.
“No es una crisis económica ni es una crisis de gabinete. Es un cambio de ministro. ¿Cuántos ministros de Economía tuvo Macri? Cuatro. Yo tuve una solo. Macri tuvo tres presidentes del Central. Yo uno”, dijo el Presidente, el domingo temprano, en una de las tantas rondas que tuvo en la Quinta de Olivos. Si Fernández sostiene esa concepción, no habría que esperar cambios en los próximos días, por lo cual Massa no se integraría, como se especuló desde el jueves, en el gabinete nacional.
Es decir: con la designación de Batakis, Fernández daría por cerrado el episodio y no avanzaría con otros retoques de su staff, un planteo que se hacía desde varios sectores del Frente de Todos (FdT) para que la renuncia de Guzmán produzca, además, un reacomodamiento global del gabinete. Aquello que Alberto llamó “gabinete bis”, con menos ministros y figuras más visibles. Es lo que propuso, también, Massa que proponía mover la primera línea del Gobierno: Economía, jefatura de Gabinete y BCRA.
Pero Fernández, en la charla que tuvieron el domingo, le ofreció el ministerio de Economía y Massa le dijo que no porque consideraba que tenía que ser un cambio integral, de todo el equipo económico. Hubo, en ese momento, una consulta con Marco Lavagna, que dijo que no, y con Martín Redrado. A su vez, según fuentes del PJ, se sondeó a Emanuel Alvarez Agis que pidió un scrum político por lo cual debía, antes de cualquier decisión, explicarle a los principales actores del FdT lo que iba a hacer como ministro. No ocurrió.
Al final, tras la charla telefónica entre los Fernández, se produjo la designación de Batakis y quedó en suspenso, quizá indefinidamente, el ingreso de Massa al Gobierno. En el PJ, dirigentes que hablaron con el tigrense, hablan de un malestar de Massa porque siente que Fernández lo convoca en medio de las crisis pero nunca lo incluye entre las soluciones de esas crisis. Le pasó, explican, con la irrupción de Scioli como ministro de Desarrollo Productivo, cuando ya estaba redactado el decreto de designación de Guillermo Michel como secretario de Industria, un lugar clave para en lo referido a importaciones. Llegó Scioli y Michel terminó al frente de la Aduana.
Con el guiño de Alberto y de Cristina, Batakis se convirtió en una atajo para evitar el precipicio de una interna en carne viva entre los Fernández. Pero tiene por delante un problema mayor donde inciden otras reglas: debe tomar el control de la Economía en medio de una crisis cambiaria, una inflación galopante y un problema de credibilidad.
PI
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