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PACHAMAMA
Quién es la Pachamama, la diosa andina con la que se celebra a la Madre Tierra

Imagen del festejo del Día de la Pachamama en Salta, este 1 de agosto de 2022.

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El 1º de agosto se celebra el día de la Madre Tierra. El día previo es el de “la llamada”, cuando se sahúman casas, corrales y huertos para alejar a los malos espíritus. En el Día de la Pachamama hay mucho por hacer: herrar a los caballos, marcar el ganado y señalar a las ovejas con lanas de colores. Por la tarde en un pozo se ofrenda a la Pachamama lo que ésta ha producido: maíz, hojas de coca, frutas, y parte de la comida preparada para la ocasión. La fiesta, con canto y baile, dura hasta el amanecer.

Además, en lo que es un rito ancestral, durante todo el mes se celebra a la Pachamama, y la caña con ruda es uno de los preparados que no pueden faltar para el 1 de agosto. La costumbre señala que hay que beber tres traguitos del brebaje milenario para espantar todos los males y enfermedades, se aleja la envidia y se atrae la suerte, previamente preparado y macerado unos veinte a veinticinco días antes de inaugurar el octavo mes del año.

Los pueblos originarios de América descubrieron sus propiedades medicinales y miles de años después, la tradición se extendió desde Perú, Bolivia, Paraguay y el Nordeste del país y, en la actualidad, pasó por la Ciudad de Buenos Aires para llegar a las zonas más australes del país.

¿Quién es la Pachamama?

Pachamama es una diosa venerada por los pueblos de los Andes. En la mitología Inca ella es una diosa tipo “Madre Tierra”​ y una diosa de la fertilidad que preside la siembra y la cosecha, encarna las montañas y provoca terremotos. También es una deidad siempre presente e independiente que tiene su propio poder creativo para mantener la vida en esta tierra.

Sus santuarios son rocas sagradas o los troncos de árboles legendarios, y los artistas la ven como una hembra adulta que lleva cosechas de papas y hojas de coca.​ Los cuatro principios cosmológicos quechuas: agua, tierra, sol y luna​ reclaman a la Pachamama como su origen principal. Los sacerdotes sacrifican ofrendas de llamas, cuy (conejillos de indias) y prendas elaboradas, en miniatura y quemadas para ella.​

Pachamama es la madre de Inti, el dios del sol y Mama Killa, la diosa de la luna. Se dice también que es la esposa de Inti, su hijo.

Después de la colonización española de las Américas, los conquistadores forzaron a los nativos a adoptar el catolicismo romano. Debido al sincretismo religioso, la figura de la Virgen María se asoció a la de la Pachamama para muchos de los indígenas.

A medida que las culturas andinas formaron naciones modernas, todavía se creía que la figura de la Pachamama era benevolente, generosa con sus dones,​ y un nombre local para la madre naturaleza. En el siglo XXI, muchos pueblos indígenas de América del Sur basan sus preocupaciones ambientales en estas antiguas creencias, diciendo que los problemas surgen cuando las personas toman demasiado de la naturaleza porque están tomando demasiado de la Pachamama.​

Creencias

Encargada de propiciar la fertilidad en los campos. La Pachamama, es un dios femenino, que produce, que engendra.

Para los quechuas, Madre tierra, deidad máxima de los cerros peruanos, bolivianos, y del noroeste argentino. Pacha es universo, mundo, tiempo, lugar, mientras que Mama es madre.

La palabra “pacha” designó en un principio sólo un tiempo o edad del mundo, un cosmos o universo, para pasar luego a referirse a un lugar o espacio, y a la misma tierra generadora de la vida, ya como un símbolo de fecundidad.

La Pachamama es la madre de los cerros y los hombres; la que madura los frutos y multiplica el ganado, pudiendo conjurar heladas y plagas y dar suerte en la caza.

Se la invoca también cuando sobrevienen ciertas enfermedades o se está de viaje, para no apunarse ni rezagarse en el camino. Ayuda incluso a las tejedoras y alfareros a concluir bien sus obras artesanales.

Se la describe como una india de muy baja estatura, cabezona y de grandes pies, que lleva sombrero alón y calza enormes ojotas. Vive en los cerros y a menudo la acompaña un perro negro muy bravo. La víbora es su lazo, y el quirquincho su cerdo. Carga a veces petacas de cuero llenas de oro y plata. Es celosa, rencorosa y vengativa, pero si alguien le cae en gracia lo favorece. Cuando se enoja, manda el trueno y la tormenta.

Interviene en todos los actos de la cría. Se aparece con frecuencia a los paisanos para preguntarles qué andan haciendo por los cerros. A otros los visita en sus chozas para agradecerles lo bien que han cuidado de su hacienda o el no haber matado a las crías de las vicuñas, animales que protege de un modo especial.

Toda la naturaleza es el templo de la Pachamama, pero las apachetas (montículos artificiales de piedras) conforman los centros principales de su culto.

Para algunos su morada está en el Cerro Blanco (Nevado de Cachi), y se cuenta que en la cumbre hay un lago que rodea a una isla habitada por un toro de astas doradas que al bramar emite por la boca nubes de tormenta.

Etimología

Pachamama normalmente traducido como Madre Tierra. Una traducción más literal sería “Madre del Mundo” (en los idiomas aymara y quechua).​ Se puede hacer referencia a la diosa Inca de múltiples formas; siendo la forma principal la Pachamama. Otros nombres para ella son: Mama Pacha, Pachamama y Madre Tierra.

pacha, un término aimara y quechua, significa mundo, universo, tiempo, época’.

pacha kununuy (‘temblor de tierra con fuerte ruido’).

pachamit'a (‘parte del tiempo’, cada una de las cuatro estaciones en que se divide un año).

pacha k'anchay (‘luz del cosmos’, la luz solar, luz de lo alto).

mama: “madre”

Descripción de la Pachamama

La divinidad de la Pachamama (Madre Tierra) representa a la Tierra, pero no solo el suelo o la tierra geológica, como tampoco solo la naturaleza; es todo en su conjunto. No está localizada en un lugar, pero se concentra en manantiales, vertientes, o apachetas. Es una deidad inmediata y cotidiana, que actúa por presencia y con la cual se dialoga, ya sea pidiéndose sustento o disculpándose por alguna falta cometida en contra de la tierra y por todo lo que nos provee.

No es una deidad creadora sino protectora y proveedora; cobija a los seres humanos, posibilita la vida y favorece la fecundidad y la fertilidad. A cambio de esta ayuda y protección, el pastor de la Puna Meridional está obligado a ofrendar a la Pacha parte de lo que recibe, no solo en los momentos y sitios predeterminados por el ritual sino, en todos los acontecimientos culturales significativos, configurándose así una suerte de reciprocidad. Sin embargo, se la considera con una faz negativa: la Pachamama tiene hambre frecuente y si no se la nutre con las ofrendas o si se la ofende, provoca enfermedades.

Historia de su culto

El monolito Bennet de Bolivia o estela Pachamama el día de su redescubrimiento, en junio de 1932.

Los quechuas, los aymaras y otras etnias de la región andina realizan ancestrales ofrendas en su honor, sacrificando entre otras cosas camélidos para derramar su sangre. Entre otros objetos se ofrecen hojas de coca, conchas marinas mullu y sobre todo el feto de la llama, según una creencia para fertilizar la tierra sin que faltara jamás la cosecha. Este tipo de ofertorio suele llamarse en los Andes centromeridionales «corpachada».

La Pachamama,​ más las deidades Mallku y Amaru, conforman la trilogía de la percepción aimara sociedad-naturaleza;​ y sus cultos son las formas más antiguas de celebración que los aimaras realizan. Después de la conquista española y la llegada del catolicismo, la figura de la Virgen María fue equiparada a la de la Pachamama por muchas de las comunidades indígenas.

Se mantiene y conserva el sistema de creencias y rituales relacionados con la Pachamama, practicada por las comunidades quechuas y aimaras, y otros grupos étnicos que han recibido la influencia quechua-aimara, en las áreas andinas de Bolivia, Ecuador, Perú y Chile y en el noroeste occidental de Argentina.

A través de los migrantes, se ha hecho conocida en otros lugares, y se ha expandido a numerosas ciudades y grandes metrópolis modernas como Buenos Aires, por este motivo se puede ver que en tal ciudad (desde los años noventa) a gente que vuelca un poco del vino o la cerveza que está por beber diciendo: «Antes».

La Pachamama y la Religión

La religión centrada en la Pachamama se practica en forma paralela al cristianismo, al punto que muchas familias son cristianas y pachamamistas.

Muchos rituales relacionados con la Pachamama se practican en conjunto con los del cristianismo, hasta el punto que muchas familias son a la vez cristianas y pachamamistas. ​

Según el erudito Manuel Marzal, en el Perú actual, el culto a la Pachamama, en algunos casos, ha adquirido características cristianas o ha sido reinterpretado dentro de un marco religioso católico. Ritos como la ofrenda a la Pachamama han incorporado “ciertos símbolos y oraciones cristianas” y también han sido “objeto de reinterpretaciones cristianas”, tanto implícitas como explícitas. Una de estas reinterpretaciones es que Pachamama representa la generosidad natural creada por Dios. Para algunos andinos, escribe, “la Pachamama ha perdido su identidad original y se ha convertido en un símbolo de la providencia del Dios único, o [...] una realidad sagrada que alimenta a la humanidad en nombre de Dios”.

Un antecedente artístico e histórico de este sincretismo lo constituye la representación de la Virgen Cerro del s XVIII, en la que el Cerro Rico de Potosí es antropomorfizado adquiriendo la imagen de la Virgen.

En la misma línea, el Papa Juan Pablo II, en dos homilías pronunciadas en Perú y Bolivia, identificó el homenaje a la Pachamama como un reconocimiento ancestral de la providencia divina que en cierto sentido prefiguraba una actitud cristiana hacia la creación. El 3 de febrero de 1985 manifestó que “sus antepasados, al pagar tributo a la tierra (Mama Pacha), no hacían más que reconocer la bondad de Dios y su presencia benéfica, que les proveía de alimento a través de la tierra que cultivaban.”​ El 11 de mayo de 1988 afirmó que Dios “sabe lo que necesitamos de los alimentos que produce la tierra, esa realidad variada y expresiva que sus antepasados llamaron” Pachamama “y que refleja la obra de la divina providencia al ofrecernos sus dones para el bien del hombre”.

Marzal también afirma que para algunos andinos, la Pachamama conserva un “papel intermediario” entre Dios y el hombre dentro de un marco principalmente católico similar al de los santos.​ Algunos estudiosos etnográficos también han notado una identificación sincrética de Pachamama con la Virgen María.. En Puno, Perú la Pachamama a veces se sincretiza como la Virgen de la Candelaria.​ En Bolivia, la Pachamama es identificada con la Virgen de Copacabana en La Paz,​ la Virgen de Urkupiña en Cochabamba, y la Virgen del Socavón en Oruro.

Con información de usuarios de Wikipedia y Pueblosoriginarios.com.

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