El “boom” de la costa: en pandemia, más de dos mil familias decidieron mudarse a Villa Gesell

Con la pandemia y los cambios en la modalidad de trabajo, muchas familias se vieron motivadas a dejar las grandes ciudades por una vida más tranquila y en contacto con la naturaleza. En esta línea, en lo que va del 2021, más de 2.000 familias se instalaron en Villa Gesell, confirmaron a elDiarioAR desde el municipio.

En la ciudad balnearia, empezaron a detectar en la temporada baja que quienes solicitaban un permiso en marzo comenzaban a estirar la fecha de salida y realizar una visita más larga y duradera. En abril, 15 mil personas entraron a Villa Gesell, un 40% solicitó quedarse más de un mes y un 15% para el resto del año. El “boom” impactó principalmente a las localidades del sur del Partido, entre ellas Mar de las Pampas, Mar Azul y Las Gaviotas.

Una de las ventajas de la vida en Villa Gesell es el costo de las propiedades en comparación a la Capital o al conurbano bonaerense. Un departamento o duplex de 2 ambientes puede arrancar en US$ 60 mil, mientras que un 3 ambientes parte de US$70 mil y por una casa familiar pueden pedir como mínimo US$100 mil. Pero el factor más citado por los nuevos inquilinos es la tranquilidad.

Pablo Cresci es contador y, con su mujer, tienen un estudio contable en la Ciudad de Buenos Aires. Sostiene que el encierro y “la monotonía” de la pandemia en la ciudad influyó en su decisión: dejar la ciudad y hacer teletrabajo desde la costa.

“Siempre estuvo la idea de venirnos con mi esposa acá, la familia de ella siempre estuvo vinculada a Gesell”, cuenta en diálogo con elDiarioAR. “Esta propuesta que siempre estuvo sobre la mesa la empezamos a madurar. En diciembre vinimos, pasamos las fiestas acá y de a poco fuimos quedándonos y lo confirmamos. Contrasta mucho con el ambiente donde vivíamos nosotros, es mucho más tranquilo, mucho más verde”.

Entre las razones detrás de la mudanza cita a la crianza de su hijo. “Tenemos un nene de 4 años que empezó el jardín acá. Pensando en un futuro, creemos que es un buen lugar para que crezca, fue parte de la decisión”, confiesa.

La pandemia fue un quiebre, dijimos ‘la próxima vez que cierren, que no nos agarre acá’”, dice Federico Heuck, entrenador físico oriundo de San Fernando.

Para Federico, la decisión de reemplazar la ciudad por naturaleza se vio determinada por una necesidad de cambiar de estilo de vida. “Queríamos más tranquilidad. Somos de San Fernando y allá había mucho ruido, había crecido mucho, había mucha circulación de autos y de gente, día y noche. No tenía paz. No sentíamos que estuviéramos cómodos allá y acá siempre nos gustó. En un lugar así, tranquilo, vas al super en hora pico y hay diez personas, es maravilloso”, comenta.

Cuenta que con la mudanza, tuvieron que empezar de nuevo. “Nos vinimos prácticamente de cero. Mi señora es docente de nivel inicial y, cuando nos mudamos, confiábamos en que iba a poder trasladar su cargo pero no. Yo soy entrenador y acá me vine a hacer de cero. Tuve suerte de conseguir trabajo, empecé a hacer una movida muy fuerte en redes para hacerme conocer y por suerte tuve muy buena repercusión. Por suerte estamos trabajando bien, ella en Mar Azul y yo acá [en Gesell] con clientes”.

Como Pablo, Federico destaca que la decisión contempló mejorar la calidad de vida de sus hijos. “Acá los chicos recuperaron una libertad y una independencia que allá era imposible. Creíamos que era el lugar donde queríamos que se críen nuestros hijos y donde nosotros pudiéramos desarrollar una vida más tranquila donde disfrutar más. Ahora tratamos de disfrutar cada momento que tenemos y ver qué nos depara”.

Hugo Rodas tiene un departamento en la localidad de Villa Gesell desde los 21 años. Hoy, con 65 años, siente que ya está “en la edad para vivir en un lugar así”. “La vida son ciclos, etapas, pero no todo el mundo lo ve de la misma manera”, sostiene.

De joven trabajó en un almacén, luego integró un grupo de folklore y tuvo un videoclub 19 años y medio hasta que optó por dejar el caos de la ciudad. “Soy de Haedo. De soltero viví en la ciudad, en Villa Devoto. Pero la ciudad me agotó. Me cansa el tránsito, la gente. Hoy contemplo un pájaro, el mar, me gusta la tranquilidad. Cuando uno es joven vive la vida de otra manera”, afirma.

Hoy, alquila departamentos en Villa Gesell y, durante el invierno, dedica su esfuerzo a mantenerlos. “Para tener algo acá hay que mentalizarse de que es indomable. Siempre hay cosas que hacer por el clima del mar”.

Sin embargo, para Hugo la calma pesa más que el esfuerzo. “Vivir en Gesell es pensar en vivir más tranquilo, apreciar la naturaleza. Es mágico y tiene su historia también”.

MC