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Duelo por nuestra mascota: por qué es importante visibilizarlo y cómo pasarlo

Un perro junto a su amo

Marta Chavarrías

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Muchas personas sienten un intenso vínculo con sus mascotas. No se trata solo de un perro o de un gato, sino que se consideran como un miembro más de la familia que nos brinda compañía, diversión y alegría, nos ayuda a superar contratiempos y nos aporta felicidad. Son nuestros compañeros incondicionales, en las buenas y en las malas, siempre a nuestro lado. Ni juzgan ni critican.

Por eso perder una mascota duele. Incluso, para algunas personas esta pérdida puede llegar a ser traumática. De hecho, algunas investigaciones demostraron que perder una mascota puede llegar a ser tan difícil como perder a un miembro de la familia, como lo demuestra también una revisión sistemática de 17 estudios según la cual los sentimientos que tenemos después de perder a una mascota son casi los mismos que cuando perdemos a un ser querido.

Visibilizar el duelo para manejar mejor el dolor 

En muchos casos, nuestro entorno no suele reconocer la pérdida de un animal de compañía como algo importante. “Era solo un perro”, escuchamos muchas veces cuando hablamos de eso con alguien. Si bien es cierto, eso no hace que la pérdida sea menos válida. “Aunque hay una mayor comprensión y aceptación de la pérdida de una mascota, todavía existe un estigma social que minimiza la importancia del duelo por una mascota”, admite la psicóloga Blanca Fernández Tobar, directora de Psynthesis Psicología.

Es fundamental poder estar triste y manifestarlo a la familia y los amigos de confianza: es normal sentir dolor y llorar por alguien que nos acompañó tanto tiempo y que consideramos como nuestro mejor amigo durante muchos años. Son reacciones muy naturales a la pérdida y no son nada de lo que tengamos que avergonzarnos. “Tenemos que comprender, y aceptar que para muchas personas su mascota es un ser querido, es familia, por lo que el duelo suele ser igual de significativo”, matiza Fernández.

Esta incomprensión muchas veces nos lleva a callar nuestras emociones porque sabemos que no nos entenderán y es cuando pasamos por un duelo silencioso en el que no contamos con ningún tipo de respaldo. Pero, debido a que los procesos de duelo son complejos, el apoyo social juega un papel determinante. De ahí que, como admite Fernández, “hablar sea una parte fundamental del proceso de duelo, ayuda a aceptar la situación y a comenzar el proceso de adaptación a la nueva realidad sin la mascota que perdimos”.

Fases del duelo, de la negación a la aceptación

La pérdida de una mascota puede ir acompañada de varias reacciones, al igual que cuando muere una persona. En ambos casos, y según la experiencia de Fernández, hay similitudes en cuanto a que pueden aparecer emociones intensas como tristeza, angustia y soledad, que pueden llevar a un profundo sentido de pérdida. De acuerdo con Fernández, “ambos tipos de pérdida pueden involucrar un proceso de duelo similar que pueden incluir varias etapas”. El tiempo que pasa entre cada una de ellas puede variar de una persona a otra. Saber qué podemos esperar puede ayudarnos a sobrellevarlo.

La primera fase suele ser la de negación, un mecanismo de defensa por el cual nuestro cerebro nos dice que la pérdida no está ocurriendo. Nuestras antiguas rutinas se pararon de golpe y tenemos que volver a aprender sin nuestro compañero. Tenemos muchas cosas que gestionar, por lo que nuestra mente intenta volver a como estábamos antes. Pero negar la evidencia dificultará que podamos superar el dolor a largo plazo.

La siguiente fase es la de enojo, de ira, que no tiene porqué proceder de ningún recuerdo o hecho concreto. Es posible que tengamos algunos remordimientos y nos aferremos a los recuerdos. La ira es una salida a nuestras emociones, un modo de protegernos porque nos enfrentamos a la verdad. 

Si no podemos dejar de llorar, es muy probable que nos encontremos en la fase de la depresión, que es cuando los sentimientos de tristeza se agudizan y cada pequeña cosa nos recuerda a la mascota perdida. En este caso, es muy importante acudir a un profesional para que nos dé herramientas para controlar nuestros sentimientos.

Bien gestionada, esta fase dará paso a la siguiente, la de negociación, en la que podemos llegar a fantasear con la idea de recuperar a la mascota o nos culpabilizaremos por lo que se podía haber hecho para impedir la muerte del animal. Esta etapa puede retrasar la recuperación en lugar de avanzar a la etapa final, la de aceptación, que nada tiene que ver con la felicidad. 

Llegar a aceptar la muerte significa que estamos listos para seguir adelante con nuestra vida, que no podemos hacer nada y que aceptamos que se fueron y debemos seguir adelante sin ellos. Todavía hay pena, pero se trata de sentimientos de dolor eventuales que se terminarán convirtiendo en aprecio y recuerdos positivos.

Un pequeño estudio de 2019 encontró que la duración del duelo que experimentan los dueños de mascotas varía: el 25% tarda entre tres meses y un año; el 50%, entre un año y 19 meses; y el 25%, entre dos y seis años. 

Cómo superar la pérdida de nuestra mascota

Ante la pérdida de una mascota, no hay forma de borrar el dolor, pero podemos seguir una serie de pasos para atravesar este proceso de duelo mientras dura y no culparnos por sentir lo que sentimos. Aunque no “hay una forma correcta de sobrellevar el duelo, lo importante es encontrar estrategias que mejor nos funcionen”, matiza Fernández, que propone estrategias como:

  • Hablar sobre nuestra pérdida: esto incluye compartir nuestros sentimientos con las personas que comprendan la importancia que tenía nuestra mascota para nosotros.
  • Expresar nuestras emociones: si hablar no es suficiente, podemos buscar otras formas complementarias de expresarnos como escribir un diario, dibujar o crear un álbum de recuerdos.
  • Crear un espacio de despedida: cuando estemos preparados, podemos organizar una pequeña ceremonia de despedida. También podemos escribir una carta de despedida expresando todo lo que sentimos y todo lo que le agradecemos.
  • Cuidar de nosotros: es importante que descansemos los suficiente, comer bien y realizar actividades que nos aporten bienestar.
  • Buscar distracciones: si la tristeza nos abruma, es aconsejable buscar actividades que puedan distraernos y que nos gusten. 
  • Darnos tiempo: no todo el mundo pasa el mismo proceso de duelo y cada persona necesita su tiempo; permitirnos tomarnos el que necesitamos es clave.

Si, pese a todas estas herramientas, vemos que el duelo nos afecta de forma significativa en nuestro día a día, “es importante buscar ayuda profesional que nos ayude a elaborar nuestra pérdida”, advierte Fernández.

MCH

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