ENTREVISTA Responsable de Prácticas Urbanas

Shipra Narang, urbanista jefa de ONU-Habitat: “Menos autos y más árboles significa más felicidad”

Raúl Rejón

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Shipra Narang Suri nació en Nueva Delhi hace 48 años, pero vive en Nairobi (Kenya) como jefa de Prácticas Urbanas de ONU-Hábitat, el programa de Naciones Unidas para los asentamientos urbanos. Narang es urbanista y se pasó más de 20 días en España de gira para intentar dar visibilidad a cómo las ciudades pueden bajar a la realidad los grandes titulares que atañen a las urbes del presente y el futuro, además de su valor como palanca para impulsar la famosa Agenda 2030 y sus objetivos de desarrollo sostenible. “Explotamos los recursos naturales mucho más de lo que deberíamos”, es un poco su resumen.

Narang Suri atiende a elDiario.es poco antes de terminar su periplo y antes de subirse a un avión de vuelta a África. “Voy a tener un día para visitar algo, pero el hogar está donde están los hijos y los míos están en Nairobi”, sentencia antes de meterse de lleno a analizar cuáles son los retos de unas ciudades que son la casa de cada vez más personas: “Es un proceso imparable e irreversible”.

¿Qué elementos debe tener –y deberá tener en cinco años– una ciudad sostenible?

El reto está en que consumimos mucho más de lo que es sostenible. Que nuestros sistemas de producción no están alineados con la sostenibilidad y nuestros sistemas económicos son, fundamentalmente, desiguales y excluyentes en lugar de inclusivos. Explotamos los recursos naturales y los ecosistemas más de lo que deberíamos. Así que la definición clásica de sostenibilidad aún es válida ahora.

Las ciudades son, pues, un campo crucial en este juego.

Son un factor importantísimo cuando se habla de sostenibilidad porque el 50% de la población vive en ciudades y será el 70% en 2050. Los parámetros de la sostenibilidad serán centrales: sistemas energéticos, sistemas para obtener alimentos, la protección social en las ciudades, la educación, el clima, la biodiversidad... todos estos aspectos serán críticos.

¿Para qué acuden las personas a las ciudades? En busca de una oportunidad, de mejores servicios, mejor calidad de vida porque están escapando de algo. La urbanización de la sociedad es imparable e irreversible

¿Considera, entonces, que podría ser una buena estrategia ralentizar el crecimiento de las ciudades?

No creo que sea cuestión de ralentizar ese crecimiento porque ¿eso cómo lo haces? ¿Para qué acuden las personas a las ciudades? En busca de una oportunidad, de mejores servicios, mejor calidad de vida... porque perciben que sus hijos e hijas tendrán mejores oportunidades, un trabajo mejor, mejor sanidad, mejores escuelas. Vienen a las ciudades porque están escapando de algo: el cambio climático, desastres naturales, conflictos y guerras. Existen factores que atraen y que repelen en las ciudades, pero la urbanización de la sociedad es imparable e irreversible.

Lo más sabio es afrontar el problema.

Sería más prudente enfocar nuestra atención en qué tipo de urbanización vamos a hacer. En cómo manejar esa urbanización mejor. Está claro que la llegada de población genera estrés en los servicios y las infraestructuras, pero la solución no consiste en poner una barricada para dejar afuera a las personas, sino proporcionando mejores viviendas, mejores servicios, espacios públicos, movilidad y transporte.

Usted dice que para hacer esto hay que realizar un enfoque regional. ¿En qué sentido?

Por ejemplo, aquí. No se trata solo de la ciudad de Madrid, sino del territorio que lo rodea también: las ciudades más pequeñas, incluso las comunidades rurales fuera de Madrid. Desarrollarlas en armonía. Que todo funcione como un sistema porque solo así funciona para todos. No todo el mundo quiere vivir en una gran ciudad, quieren vivir en una ciudad pequeña, pero también quieren que los servicios funcionen. Es fundamental mirarlo como un sistema.

La llegada de población pone estrés en los servicios y las infraestructuras, pero la solución no viene poniendo una barricada para dejar afuera a las personas, sino proporcionando mejores viviendas, servicios, espacios públicos, movilidad y transporte

¿Existe una relación entre tamaño de ciudad y calidad de vida?

No hay una correlación en el sentido ciudad grande peor y ciudad más pequeña mejor. Eso no funciona así porque, además, el contexto es diferente: lo que en India es una ciudad pequeña no vale para una ciudad pequeña en España. No puedes comparar así. Lo que sí vemos es que, en ciudades de gran tamaño, si se desarrollan de manera que en sus barrios los vecinos pueden encontrar todos los servicios que necesitan con un viaje de 20 minutos, ciudades como Madrid o Londres o Mumbai pueden tener buena calidad.

Un multidesarrollo...

Si no estás obligado a desplazarte dos horas para llegar el trabajo, dejar a los hijos en el colegio o hacer la compra, sino que todo eso está en un radio de 15 o 20 minutos, entonces esas ciudades son las que tienen la mejor calidad de vida.

Eso es, básicamente, lo que se llama ahora 'ciudades de los 15 minutos'...

No deberíamos dejarnos atrapar por las palabras. La frase 'ciudad de los 15 minutos' ha generado todo tipo de reacciones. No se trata de ponerle un nombre sino del concepto: puedo acceder fácilmente a los servicios que necesito. Deberíamos poder dejar a los hijos en la escuela, ir a comer, recogerlos, hacer las compras y, a lo mejor, correr en el parque. Y lo crucial no es si es exactamente en 15 o 30 minutos.

Muchas ciudades están al servicio de los coches, no de los ciudadanos

Por lo que el desplazamiento y el sistema de transporte son puntos claves para una ciudad sostenible y con calidad de vida.

Debería ser casi el punto más importante sobre el que se enfocara la planificación de las ciudades. Muchas están al servicio de los autos en lugar de los ciudadanos. El desarrollo urbano pensado alrededor del tránsito consiste, básicamente, en diseñar el uso del espacio y el transporte integradamente de manera que, por un lado, reduzcas la necesidad de utilizar el auto y desplazarte grandes distancias, y por otro, ofrezcas buenas opciones de transporte público. Y, además, exista la posibilidad de transporte activo para cambiar el auto, el autobús o el metro por caminar o montar en bicicleta. Donde han hecho esto, las ciudades han resuelto muchos problemas al mismo tiempo.

¿Me da algunos ejemplos?

Las ciudades neerlandesas. Muchas personas pedalean o caminan al trabajo. Ámsterdam solía estar llena de autos hace más de 35 años y ahora ha cambiado completamente y la mayoría de desplazamientos son en bicicleta. Pero hay una regla fundamental para conseguir esto: dónde se pone el dinero y la inversión pública. Eso marca la diferencia. Si lo pones en una autovía, estás promoviendo que se conduzca. Si lo pones en transporte público, alentamos esa opción.

Cuando he aterrizado en Ginebra, antes de llegar a la ciudad, el hotel me había remitido una tarjeta de transporte público, así que no tenía ninguna motivación para ir en taxi. Podía tomar el metro o el tranvía sin preocuparme por los billetes

Le pongo otro ejemplo: cuando he aterrizado en Ginebra, antes de llegar a la ciudad, el hotel me había remitido una tarjeta de transporte público, así que no tenía ninguna motivación para ir en taxi. Podía tomar el metro o el tranvía, subir, bajar... sin preocuparme por los billetes o por tener cambio. Se trata de que las políticas públicas que se adopten puedan empujar a la gente en la dirección adecuada. Y lo que necesitas para eso es voluntad, creatividad y una sólida inversión pública. El sector de transporte necesita todo eso.

¿Ve muy importante hacer las ciudades más verdes?

Definitivamente. Menos autos y más árboles significa más felicidad. Reverdecer ciudades es un asunto crucial por muchas razones. Hace unos días estuve en Donostia y recordaba al estar allí que la había visitado antes de la pandemia de covid, cuando estaban reformando una plaza del centro a base de eliminar piedra y plantar árboles porque la plaza no tenía árboles entonces. Era bonita, pero no tenía árboles, así que ¿dónde podía descansar una persona? ¿O una madre con sus hijos? ¿Cómo puedes animar a las personas a que caminen o utilicen un espacio público? Dándoles sombra.

Ustedes mencionan todo el rato las soluciones basadas en la naturaleza para adaptar las ciudades al cambio climático.

Esos mismos árboles, esa sombra, también decrecen el efecto isla de calor de las ciudades. Hacen que pueda caminarse incluso si el día es caluroso porque pueden hacerse descansos. Limpian el aire... así que hacer las urbes más verdes es una de esas cosas que tienen múltiples beneficios.

Además, hay que conectar espacios verdes y azules [láminas de agua urbanas] para hacer las ciudades más resilientes, por ejemplo, ante una inundación o la subida del nivel del mar. Cuando se produce un exceso de agua, puede absorberse si existe una trampa verde que, normalmente, va a ser un parque público o un bosque urbano...

Con todo, se trata de reverdecer de manera igualitaria.

Otra de las cosas que hacemos en ONU-Hábitat es mapear los espacios abiertos y verdes que hay en ciudades concretas porque no se trata de decir: 'Tenemos el 15% de la ciudad con espacios verdes'. ¿Dónde están esos espacios? ¿Se trata de un bosque en el límite de la ciudad o están distribuidos por todos los barrios? Y eso marca una gran diferencia.

¿Adaptar las ciudades al cambio climático debería ser una prioridad para los gobiernos locales?

Absolutamente. Y en todas las partes, porque los gobiernos locales están en primera línea de cualquier crisis. ¿Quiénes son los primeros en responder cuando golpea una ola de calor o una inundación? Los gobiernos locales están en el frente, por lo que crear resiliencia ante estos problemas debería estar en la parte más alta de su agenda.

¿Los ve conscientes de ello?

Son mucho más sensibles de lo que creemos. Son muy conscientes de que tienen que cambiar cómo son sus ciudades, pero veo que muchos de ellos tienen el problema de estar atrapados en inversiones y patrones de uso del espacio y las infraestructuras que hacen que no se vean capaces de cambiar sin grandes costes y polémicas.

Es complicado que miren a largo plazo...

¡Las inversiones en infraestructuras te comprometen durante 50 o 100 años! Es muy difícil. En Seúl (Corea) desmantelaron una autovía y restauraron la ribera de un río en su lugar y han sido muy valientes al hacerlo. No es fácil eliminar una infraestructura que los propios ciudadanos consideran crítica y darles, a cambio, una visión diferente. Les llevó entre cinco y siete años hacerlo y con la gente criticando y protestando contra el gobierno local. Pero ahora es gigantesco el número de personas que utilizan la nueva infraestructura y hay un alto grado de satisfacción con esa decisión.

A lo mejor un gobierno pierde su trabajo, pero la realidad es que hace falta valentía política para hacer cosas a largo plazo, incluso a riesgo de una pérdida en el corto plazo. Debes tener el coraje de hacer lo que es correcto

A lo mejor un gobierno pierde su trabajo, pero la realidad es que hace falta valentía política para hacer cosas a largo plazo, incluso a riesgo de una pérdida en el corto plazo. Pero debes tener el coraje de hacer lo que es correcto y saber que el beneficio llegará en siete años. Mire lo que han hecho en París. En los próximos Juegos Olímpicos pretenden llevar competiciones de natación al Sena... ¿podría haberlo imaginado hace cinco años?

Y además de valentía, ¿qué más hace falta para ese cambio?

Mejor planificación y mejores sistemas de información. Necesitas que las políticas públicas estén bien financiadas y utilizar todo lo que puedas esas soluciones basadas en la naturaleza. Hay que mirar con, al menos, cinco años de antelación. Las proyecciones deben cambiar porque la inundación que antes te llegaba cada diez años ahora va a ser cada cinco años.

También es necesario acumular mejores datos para comprender qué partes de la ciudad son más vulnerables, qué población es más vulnerable: los discapacitados, los migrantes, los niños, las personas sin hogar... estos son los más expuestos porque pierden sus modos de vida cuando se produce un desastre y nadie es consciente de ello. Y si un gobierno local puede proteger a los más vulnerables, puede proteger a todo el mundo.

Los casos de Seúl o de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, que ha mencionado, son una manera de demostrar que hay alternativas, otras maneras de hacer las cosas, ¿no?

Por supuesto. Debemos usarlos como ejemplos e inspiración. Hay riesgos a la hora de tomar esas decisiones, pero pueden gestionarse. Hidalgo es un ejemplo, pero hay más alcaldes así. Por otro lado, hay que tener en cuenta que los ciudadanos en todas partes son cada vez más conscientes de que estos asuntos son críticos. La calidad de vida, la calidad del aire y el agua, la contaminación... por lo que los gobiernos locales van a tener que construir alianzas con la sociedad civil y otros niveles de gobierno. Allí donde los ayuntamientos han construido estas coaliciones han sido capaces de hacer lo que era correcto y mitigar ese riesgo político.

En España el acceso a la vivienda es un problema, pero además es uno de los asuntos primordiales a la hora de afrontar la crisis climática.

La vivienda es un tema central para adaptarse y mitigar el cambio climático. Los edificios son una de las fuentes más importantes de emisiones de gases de efecto invernadero, pero cuando llegan los desastres naturales que provoca ese cambio, los primeros que se ven afectados por esos desastres son los que no tienen una casa en condiciones. Calculamos que unos 1.000 millones de personas viven en barrios marginales de algún tipo, otros mil millones en casas inadecuadas y más de 350 millones no tienen hogar. Finlandia es el único país del mundo que ha solventado esto y no es una broma.

¿Cómo?

Con un programa que se llama 'La casa primero'. Se proporciona una vivienda en primer lugar y a partir de ahí se ligan los servicios a esa casa: la salud mental, protección social, apoyo al empleo... porque es muy complicado acceder a esos servicios si no tienes una dirección. Por ejemplo, la oficina de desempleo te pregunta: ¿dónde vives? Y si tienes que decir en la puerta de un McDonald's o en ese banco del parque o en en la pequeña entrada del Banco de España... eso no es una dirección. Finlandia ha roto ese círculo vicioso al colocar a las personas en una casa. Ese es el enfoque que hace falta.

¿Considera que los responsables de las ciudades saben lo importantes que son para combatir la crisis climática?

Sí, sí. La cuestión es si los gobiernos nacionales son conscientes de lo importante que son las ciudades. Me temo que la respuesta no es satisfactoria: los hay que sí y los hay que no. Si los gobiernos nacionales fueran conscientes de lo que tienen que aportar las ciudades si realizan las inversiones adecuadas, las políticas adecuadas, deberían estar haciendo algo más para ayudarles y trabajar mano a mano.

Una pregunta algo diferente: ¿Cree que en algunas ciudades se están despertando del sueño de la gallina de los huevos de oro que supone el crecimiento sostenido del turismo por el peligro de 'gentrificar' sus barrios y expulsar a los habitantes?

Tenemos que afrontar este asunto en el contexto de procurar vivienda adecuada y equitativa. Todo lo que esté llevando el precio de la vivienda más allá de la capacidad de los ciudadanos debe ser visto críticamente. Sin embargo, el turismo supone unos ingresos importantes para muchos países, no podemos perder de vista que eso es una contribución importante para la economía. Y si es significativo, ¿cómo vas a negarlo? Así que sí, es un desafío.

Tiene que hallarse un equilibrio entre las necesidades de los que viven y trabajan en las ciudades y aquellos que hacen las prestaciones para los visitantes y aún no disponemos de un mantra para solventar eso. Pero, en todo caso, el derecho a una vivienda adecuada es nuestra base y asegurar ese derecho es la prioridad número uno. A partir de ahí podemos hablar de cualquier otra cosa.