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El Volcadero, el basural donde un nene de 8 años fue aplastado por un camión

Unas 300 familias viven de la basura arrojada en El Volcadero, donde el domingo murió Chicha.

Sandra Miguez

Paraná —

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“Chicha” tenía 8 años, su nombre era Víctor Sebastián Barreto, y como tantos otros nenes y nenas que viven en el Barrio San Martín de Paraná, esperaba la hora en que llegan los camiones para descargar la basura en “El Volcadero”, como se conoce popularmente a esta zona de la ciudad. El domingo pasado cerca de las 8 de la noche, Chicha salió detrás de uno de los camiones recolectores de basura que estaba ingresando, se colgó de un costado, perdió estabilidad, cayó y fue arrollado por el vehículo.

Lo que para “Chicha” era como un juego, no es otra cosa que una forma más de supervivencia de familias enteras que recogen allí cosas que pueden servir para reciclar, para vender, o para alimentarse.  

¿Quién tiene la culpa? Nadie y todos. La pobreza es un problema estructural. El barrio San Martín hace décadas que es una de las zonas más vulnerables en donde se concentra la pobreza, en los márgenes de la ciudad. Situado a unos seis kilómetros de la plaza principal, “El Volcadero” es el corazón del barrio y es el área donde se depositan unas 300 toneladas de basura que a diario sirve de fuente de ingresos para aproximadamente unas 300 familias del lugar, muchas de ellas integradas al programa de recicladores, que juntan metal, vidrio, plástico, cartón y cobre para vender en centros de acopio, y buscan así una salida laboral.

Un reflejo 

“El caso de Chicha, no es solamente él. Es el reflejo de muchos gurises” dice consternada Anabella Albornoz, referente de la organización Suma de Voluntades, que conoce la realidad del Barrio San Martín, uno de los lugares donde la ONG brinda acompañamiento. “Lamentablemente él pagó con su vida; es una tragedia para su familia, para el chofer del camión, pero no es la única vez, los chicos están en peligro porque suelen jugar o estar cerca de los camiones”, agrega.

“Hoy Chicha está en todos los programas, todos el mundo quiere hablar del tema, pero ¿y el resto del tiempo? ¿Y los tantos otros que se han perdido en el camino por la droga que está haciendo estragos?” se pregunta Anabella para reseñar el problema estructural que hace décadas se cierne sobre estos barrios y que se ha cobrado la vida de otros chicos, y donde no es ajena la problemática de las adicciones, la pobreza y  la vulnerabilidad. “La salida es la integración, ese es el camino”.

Según la última Encuesta Permanente de Hogares, el área Gran Paraná, tiene un 27 por ciento de hogares bajo línea de pobreza,  un 35,3 por ciento de personas en esta situación y un 7.3 bajo línea de indigencia.

El barrio San Martín, está a 6 km del centro de la ciudad. En el lugar se encuentra la Planta de Residuos Urbanos. Allí viven unas 300 familias, muchas de las cuales vive de la gestión de los residuos. 

Las respuestas sociales que desde organizaciones sociales como Suma de Voluntades -que trabaja en el barrio con la intención que las vecinas y vecinos puedan salir de la situación de vulnerabilidad con sus propios esfuerzos- vienen realizando desde hace años no alcanza a dar una respuesta integral al problema, como tampoco son suficientes las limitadas intervenciones del Estado a través de programas asistenciales.

“Estamos muy consternados. La situación es compleja en el barrio y sentimos que no llegamos a tiempo, que hay cosas que no pudimos cambiar” dice Albornoz. “Estamos muy limitados por falta de las herramientas necesarias, el voluntariado tiene un límite. No queremos hablar desde la bronca, ni desde la indignación, ni buscar culpables, simplemente queremos que este sea un momento de reflexión y un llamamiento porque el objetivo es claro, todos queremos cuidar a la niñez, pero tenemos que ver la manera de poder construir juntos un presente y un futuro mejor para los gurises”.

Anabella habla de la responsabilidad que tiene toda la comunidad y fundamentalmente el Estado, porque “es el único capaz de traccionar para trabajar coordinadamente en una política pública”. Y aclara que “el primer paso es no juzgar, sobre todo en momentos de tanto dolor para la familia, porque no estamos en los zapatos del otro. No vivimos y no transitamos el dolor del otro. A veces crecer en un barrio carente de los servicios básicos y con un montón de otras problemáticas, no es fácil, porque se empieza todos los días de nuevo”. Para Albornoz, para poder destrabar esta complejidad es necesario el acompañamiento, sobre todo del Estado. “Mientras más presencia haya, más se le gana a la adversidad” apunta y señala que no es lo mismo tener equipamiento urbano a que no lo haya, que se cuente con una cancha a que los chicos no tengan espacio para jugar.

Otro punto, dice Albornoz, es atender un viejo reclamo de los vecinos: la falta de cierres de contención para delimitar áreas donde maniobran vehículos y máquinarias que ponen en mayor riesgo a las personas que viven o trabajan ahí.

De ninguna manera, un chico de 8 años, un día domingo, en la oscuridad tiene que estar en ningún lugar solo”.

Adán Bahl Intendente de Paraná

Por su parte el intendente de Paraná, Adán Bahl, se refirió recién el martes al ser consultado periodísticamente, sobre lo sucedido el domingo anterior. “Vamos a seguir trabajando en seguridad, pero quiero que quede muy claro que como Municipio nunca vamos a sustituir las responsabilidades de los padres en cuidar a los chicos. De ninguna manera, un chico de 8 años, un día domingo, en la oscuridad tiene que estar en ningún lugar solo”. 

El intendente reprochó que no cause indignación social el cobro del Plan Potenciar  por parte de quienes no son los reales destinatarios. “También están los vivos que se aprovecharon de esta herramienta. Como sociedad, ¿no decimos nada de esos 250 mil vivos que se aprovecharon de una herramienta para los más pobres? En este caso lo mismo, venimos trabajando, esto fue un accidente que le arruinó la vida a la familia de Víctor Sebastián pero también le arruina la vida a nuestro chofer que estaba trabajando, llevando la basura a un lugar que está programado para hacerlo de esta manera”.

Respecto al reclamo por parte de los vecinos de establecer un muro de contención, Bahl insistió en la responsabilidad parental y manifestó no saber si “cerrarlo o amurallarlo de una manera física puede llegar a resolver y sustituir la responsabilidad que tenemos cada uno de nosotros, los padres con nuestros hijos”.

SM/MG

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