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Sin corrida cambiaria, pero con mayor presión sobre el dólar: el pronóstico de los analistas en la previa electoral

Los argentinos y argentinas suelen volcarse al dólar en momentos de incertidumbre política

Delfina Torres Cabreros

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En las últimas semanas, con la fecha de las elecciones de medio término cada vez más cerca, el dólar blue comenzó a moverse después de meses de relativa calma y se ubicó en  valores no vistos desde octubre de 2020. Al mismo tiempo, se escucharon voces que alertaron sobre una nueva crisis cambiaria y la posibilidad de que el Gobierno avance con una devaluación. La pregunta que surge entonces es si efectivamente hay riesgo de una corrida y, si en ese caso, el Banco Central tiene espaldas suficientes para hacerle frente. 

Consultados por elDiarioAR, analistas coincidieron en que no ven una corrida cambiaria en puerta, pero sí esperan una profundización de la demanda de dólares vinculada, por un lado, a factores estacionales y, por otro, al blindaje que los argentinos y argentinas buscan cada vez que el clima político se enrarece por el llamado de las urnas. 

Para Lorena Giorgio, economista jefa de Equilibra, hay dos elementos centrales que hacen que este año sea diferente a otros años electorales en cuanto a la posibilidad de una corrida cambiaria. Por un lado el “cepo XXL”, que limita con fuerza el acceso al mercado formal reduciendo al mínimo la exposición a movimientos especulativos, y en segundo lugar, el hecho de que el sector privado tenga portafolios que ya fueron parcialmente dolarizados a partir de las PASO de 2019, antes de que se reforzara el cepo. 

“Por eso por el lado del mercado oficial no hay preocupación. En cambio, en los mercados financieros, las presiones van a ser mayores”, agregó Giorgio. Los pesos que se están volcando a la calle en estos días por aguinaldo, subas salariales y compensaciones podrían sumar una presión adicional similar a la intervención oficial en el mercado de bonos durante todo junio. Es decir, en torno a los US$200 millones.

Sin embargo, para la economista al Banco Central “no le va a temblar el pulso a la hora de quemar cartuchos”, algo que ya se vio en las últimas semanas cuando el organismo que conduce Miguel Pesce reaccionó a la profundización de la brecha y gastó unos US$20 millones diarios en los momentos de mayor presión. “Esto no quiere decir que no veamos jornadas en las que la brecha trepe al 85% o 90%,  pero creo que serán subas transitorias. En el caso del mercado informal, en el cual el sector público no tiene forma de intervenir directamente, la volatilidad podría ser un poco mayor. Pero tampoco deberíamos ver brechas disparándose”, concluyó. 

En el mismo sentido Guido Lorenzo, director de LCG, aseguró que no vislumbra una corrida. “Sí se ve algo más de cobertura lógica por acercarse al calendario electoral”, dijo, y agregó que el Gobierno tuvo un muy buen primer semestre en materia de acumulación de reservas y pudo sumar alrededor de US$4.000 millones. “Esos dólares le permiten estar un poco más tranquilo, no porque los vaya a usar todos, pero le da cierta cintura para evitar que el paralelo haga picos”, completó Lorenzo, para quien en el caso de una verdadera corrida no hay espalda que aguante: “No alcanzaría ni con US$4.000 ni con US$20.000; se acomodaría vía precio”. Es decir, vía devaluación del peso. 

Para el analista, “no debería verse un movimiento brusco”, aunque sí una mayor tensión y mayor intervención. “Creo que la intención del Gobierno es no devaluar y es entendible; una devaluación desde este nivel de inflación y con este nivel de pobreza podría ser traumático”, añadió. 

Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina, coincidió en que en el mercado oficial “está todo muy controlado y los márgenes para que haya una corrida son acotados”, sin embargo señaló que se podría gestar una corrida “más real que financiera” si los importadores adelantaran pagos especulando con una suba del dólar.

“De todos modos, el Gobierno ya demostró en la primera mitad de este año que no le va a temblar el pulso para mandar a los importadores al paralelo, donde el Banco Central y Anses mostraron que pueden operar ahí con bonos y tampoco me sorprendería que lo vuelvan a hacer, sobre todo cuando estamos cerca de las elecciones y es el momento donde más conviene tener el dólar a raya”. Según datos de Equilibra, además de los US$4.000 millones de reservas netas que sumó este año, el Banco Central cuenta con un stock de bonos AL30 y AL35 de US$4.200 millones, que son los que utiliza para intervenir en el mercado de dólar MEP y “contado con liqui”. 

Por el lado de los ingresos, el Banco Central pudo robustecer su posición de reservas debido a la gran liquidación de divisas del sector agroexportador, a lo que muy probablemente se sumen los Derechos Especiales de Giro (DEG) liberados por el Fondo Monetario Internacional a partir de fines de agosto. Para Diego Martínez Burzaco, Head of Research de Inviu, eso le da al Gobierno un abanico de oportunidades para cancelar el pago con el organismo internacional sin debilitar tu posición de reservas. 

De igual manera, apuntó que en la segunda parte del año habrá más demanda de dólares por importaciones, si es que la economía toma impulso, además de pagos a otros organismos internacionales y una dolarización “propia de todo proceso de mayor demanda de los argentinos cuando hay elecciones”. 

“Por otro lado, hay más pesos dando vueltas en la economía, la inflación sigue siendo relativamente alta y el tipo de cambio oficial corre bastante por detrás. Eso te da la sensación de que si bien en términos relativos el tipo de cambio es bastante adecuado, hay una tendencia a la apreciación real que te juega en contra para las expectativas de devaluación a futuro”, apuntó. Todo ese cocktail de elementos, sumado al condimento político de 2021, permite prever un segundo semestre con mayor dolarización de las carteras. 

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