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Entrevista

Martín Rapetti, economista de Manes: “No es necesario un ajuste de 8 o 13 puntos del PBI”

Martín Rapetti, economista asesor del precandidato presidencial Facundo Manes.

Alejandro Rebossio

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El economista Martín Rapetti, formado en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y doctorado en Massachussets, investiga desde hace más de diez años en el Centro de Estudios Estado y Sociedad (CEDES), a la par del radical Roberto Frenkel, y en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). En 2021 cofundó una consultora con Diego Bossio, Lorena Giorgio, Gabriel Delgado y Lorenzo Sigaut Gravina. Ahora asesora en economía a uno de los precandidatos presidenciales de la UCR, Facundo Manes.

¿Por qué se metió en política?

Trabajé mucho tiempo con Roberto Frenkel, hice mi doctorado en Estados Unidos y todos los temas que siempre trabajé fueron muy vinculados a la política macroeconómica. Para la persona que estudia política económica, el intervenir políticamente en algún momento es una aspiración. Siempre tuve vocación política. Lo que pasa es que yo volví de Estados Unidos en 2011 y la política argentina estuvo muy definida por la grieta. Y yo no la habitaba. Hasta el día de hoy habito ese mundo muy complejo que es Corea del Centro. Con ninguno de los dos polos te identificás, tenés punto de contacto con los dos. En ese contexto tengo una relación de hace muchos años con Facundo, lo conozco por motivos personales y siempre me consultó temas de economía. Fui acompañando ese proceso gradual en el que Facundo finalmente se involucra en política. Una vez que entró como diputado, de forma más sistemática. Y ahora que finalmente él tomó la decisión de ser precandidato a presidente, me impulsó a mí a tomar esta decisión de acompañarlo como economista.

¿No estuvo a punto de entrar al equipo de Sergio Massa en 2022?

Con lo de Massa se generó una gran confusión. No es que tenga algo que objetarle a Massa. Simplemente participé de una cena que después trascendió. Me llamaron como economista para consultarme. La persona que me había invitado fue Roberto Lavagna, con que tengo un muy buen vínculo. Me dijo: “Che, Sergio está preocupado por la economía, quiere escuchar gente. Y yo le sugerí tu nombre”. Eso de que había un equipo económico detrás fue puro show. Obviamente al ser amigo y socio de Diego Bossio, que estuvo muy vinculado mucho tiempo con Sergio, se hizo esa asociación. Pero Diego también ya estaba desvinculado de Sergio. Está trabajando con (Juan) Schiaretti.

¿Cuáles serían las principales medidas económicas que tomaría un gobierno de Manes?

Dejame empezar antes explicitarte un poco cómo estamos viendo nosotros el problema económico de la Argentina. Lo más relevante para iniciar un proceso económico virtuoso es estabilizar la macroeconomía. Cuando digo estabilizar la macroeconomía, en esencia me preocupan tres variables que nos gustaría estabilizar. Una es el riesgo país. No se puede tener una economía sana que funcione bien con 2.500 puntos básicos de riesgo país. Se tiene que bajar por debajo del mil. ¿Fácil? No, no creo que puedas ir a 200 rápido, pero sería deseable ir a 700 relativamente rápido. Lo otro que es indispensable es bajar la la inflación, fuerte y rápido. Tampoco se puede crecer con 150% de inflación. No hay experiencia histórica en el mundo que vos encuentres un proceso de crecimiento sostenido por dos o cuatro años con 150%. El otro gran problema es el cepo. No podemos vivir con 20 tipos de cambio diferentes. En este contexto vuelvo al tema que te decía de Corea del Centro y la grieta. Uno de los aspectos que a mí me parece centrales de por qué la Argentina no puede bajar el riesgo país y, al no poder bajarlo, le es casi imposible unificar el sistema cambiario, es que hay un enorme escepticismo e incertidumbre sobre todo de los mercados respecto a la capacidad política de un gobierno. En el caso del kirchnerismo, el mercado sencillamente no le ve vocación de querer resolver el problema. Este gobierno y el último de Cristina (Fernández de Kirchner) vivieron con cepo. El caso actual es un cepo heredado producto de las circunstancias complejas que le tocó administrar, tal vez es más justificable que se haya mantenido, pero en el segundo gobierno de Cristina Kirchner la introducción del cepo y su mantenimiento fue pura decisión voluntaria del gobierno en un contexto donde no era necesario implementarlo. Y en Juntos por el Cambio hay un sector que plantea que la resolución del cepo se hace con coraje, ser valientes y y audaces. No es por menospreciar ese aspecto, pero a cualquier persona que tiene que tomar una decisión económica relevante le genera incertidumbre saber que se proponen hacer esto a lo guapo, pegando un golpe en la mesa y diciendo “yo lo voy a hacer”. ¿Van a tener la capacidad política de hacerlo, sobre todo si son una minoría, por más intensa que sean? Entonces acá aparece un aspecto muy crucial de la estrategia política de Facundo y del diagnóstico político. Por eso, entre otras cosas, lo estoy acompañando. Él entiende que es muy importante construir un conjunto de acuerdos básicos sobre el funcionamiento de la economía argentina que tengan una aceptación política más bien amplia. Si vos sos capaz de mostrarle al mundo y a la sociedad argentina que la dirigencia se ha puesto de acuerdo en cuatro o cinco cuestiones relevantes sobre el funcionamiento de la economía, eso le va a dar más credibilidad a las políticas que se implementen y eso va a contribuir a que se genere más confianza y ayude a a la estabilización, a bajar el riesgo país y a facilitar el proceso de unificación cambiaria.

O sea que la clave es política...

Ese punto central no es una medida económica, pero es el plafón. La dimensión política que es súperrelevante siempre para la ejecución de la política económica. Cuando uno quiere hacer un plan de estabilización, que es lo que nosotros queremos hacer, mostrar vocación, capacidad y musculatura política, los acuerdos políticos, crean confianza de los agentes. Además creemos que el proceso es de estabilización y crecimiento, dos patas que van en simultáneo. Porque la estabilización con ajuste y reforma es la otra visión que uno encuentra en algunos sectores de Juntos por el Cambio. Son palabras claves que transmiten visiones diferentes del funcionamiento de la economía. Nosotros creemos que no se puede estabilizar si la economía no encuentra rápido un sendero de crecimiento. Para el crecimiento, lo es central es dar señales claras con algunas leyes marco para la inversión de algunos sectores clave como pueden ser la minería y la energía, que pueden rápidamente generar dólares, que es parte crucial de la estrategia económica nuestra para estabilizar. Son capaces de generar fuertes inversiones y, en poco tiempo, fuertes flujos de exportación.

¿Y cómo es un plan de estabilización?

Los planes de estabilización macroeconómica son integrales y combinan la política monetaria, la fiscal, la cambiaria y la de ingresos. Y tienen un gran componente comunicacional, en el que uno le explica a la sociedad que el régimen de inflación alta en el que vive se va a dejar atrás. Tiene que haber un gran shock para afectar a las expectativas y a los comportamientos de las personas, que se han adaptado a vivir con alta inflación. Vos tenés que generar un quiebre así muy importante en el funcionamiento de la economía. El aspecto central en un plan de estabilización es tener la capacidad de estabilizar el tipo de cambio nominal, o sea, estabilizar el precio del dólar. Eso no necesariamente significa fijarlo. Podría ocurrir, pero no necesariamente. Para tener la posibilidad de dar certidumbre a la gente de que el dólar va a estar estabilizado, vos necesitas tener una economía que está generando dólares comerciales, que tiene un superávit comercial, que no tiene precios que estén desajustados. O sea que hay que hacer un proceso de corrección de precios que puedan estar desalineados. Y también tenés que mostrar que el fisco no depende crucialmente del financiamiento monetario para pagar sus cuentas. Entonces tiene que haber también un ordenamiento fiscal para dar claridad de que la emisión va a estar controlada. Esa es la esencia del plan en el que estamos trabajando. Entre los sectores generadores de de divisas también pensamos en la economía del conocimiento, la agroindustria y los sectores manufactureros, pero sobre todo energía y minería porque vemos capacidad de rápido despegue.

Yo hice una nota sobre el plan de Horacio Rodríguez Larreta e incluye un ajuste del gasto público de ocho puntos del PBI, entre cinco puntos de transferencias a las provincias que van a gastos de educación, salud y planes sociales, dos puntos de los subsidios energéticos, es decir aumento de tarifas para la clase media y un punto de eliminar el déficit de las empresas públicas. Hay gente dentro de Juntos por el Cambio que quiere cerrar Aerolíneas, privatizarla o no entregársela a los gremios, pero Larreta quieren ajustar el déficit, aunque también pone la mira en los 30.000 empleados de los trenes. ¿Usted qué haría para buscar el déficit? ¿Buscarían déficit cero desde el primer año, como Larreta o Patricia Bullrich? Javier Milei habla de ajustar el gasto público en 13 puntos...

La economía argentina necesita llegar en algún momento una situación estable de superávit primario por algunos años. ¿Ahora el tema es cómo vas ahí? El diagnóstico puede ser parecido respecto a la necesidad de tener primero un equilibrio y después un superávit primario (antes del pago de deuda) de un punto del PBI. Creo que el déficit primario de este año va a ser de 3% del PBI. Con lo cual no, no parece necesario hacer un ajuste de ocho o 13 puntos. No solo es moralmente cuestionable, sino que es políticamente impracticable. El que lo dice o está mintiendo o es tan naif que no se da cuenta que va a una crisis política y social. No sé qué es más preocupante. ¿Qué me parece importante? Vuelvo el tema de los acuerdos. Una cosa que tiene que hacer el próximo gobierno es mostrar un sendero al cual queremos converger, la trayectoria del resultado fiscal. Algunos colegas han planteado la idea de que hay una bomba fiscal. Cuando uno mira los números con tranquilidad, uno ve que no hay una bomba. Hay una situación que obviamente es más compleja que la que había en 2015. Hoy la economía argentina tiene más deuda que en 2015. Pero hoy bien medida la deuda neta del Estado está un poco por arriba del 40% del PBI. Los estudios del Fondo (Monetario Internacional) te dicen que para una economía como la argentina es deseable no pasarse del 40%. O sea, no estás en un nivel que digas es un delirio, está un poco sobrepasada. Hay que dar una señal fiscal contundente, nítida. Pero no es que vos tenés que hacer una cirugía mayor. Tenés dos estrategias. Das un golpazo en el primer día y decís “mirá, voy a reducir el déficit de forma inmediata, radicalmente”. ¿Cuál es el problema? Vas a darle un gran golpe recesivo a la economía que te va a perjudicar el propio objetivo de la consolidación fiscal. Porque si la economía entra en recesión, también te caen los los recursos fiscales. Además entrás en un proceso de agite o de situación social y política álgida, de alta conflictividad.

¿Cómo haría para empezar a bajar el déficit fiscal? ¿Qué medidas tomaría? ¿Qué gasto bajaría, qué impuestos subiría?

Es muy importante mostrar cuál es la trayectoria a la que vos querés ir. Por ahí vos decís más suave al principio, el año que viene de esta manera y finalmente en tres o cuatro años podés estar en superávit fiscal. Pero mostrar esa trayectoria y el primer tratar de acercarse al equilibrio primario, no necesariamente tenés. El acuerdo con el Fondo ni te pide que llegues al equilibrio el año que viene. Para la corrección fiscal de tres puntos que vamos a heredar, una parte relevante que es la sequía se va a ir y vas a tener una recomposición de ingresos por retenciones a las exportaciones. Ahí entre 0,5% del PBI y un punto. Tenés que hacer algo en materia de transferencias a las provincias porque efectivamente es una parte muy importante de la expansión del gasto público en los últimos 15 años. En provincias hoy tenés mayormente situaciones de equilibrio o superávit fiscal. En un país con dudas respecto a la sostenibilidad fiscal, vos no podés tener a las provincias en situación de holgura fiscal que terminan dependiendo de la Nación. Entonces tenés que tocar las transferencias no automáticas a las provincias. También tenés que hacer algo con subsidios, sobre todo a la energía. No me parece que tengas que dar un golpazo de vuelta un saque brutal y inicial. De vuelta acá tenés que mostrar la trayectoria a una situación donde los subsidios terminen estando solamente para para los sectores que los necesitan. Lo mismo tenés con las empresas públicas. No puede ser que que tengas empresas públicas enteramente deficitarias. Vos mencionaste dos: Trenes y Aerolíneas Argentinas. Necesitás una racionalización para que tengan un presupuesto equilibrado.

¿Qué gastos transferencias a provincias habría que recortar? ¿Hay que privatizar alguna empresa pública?

No vemos en principio que haya una necesidad de privatizar empresas públicas. No puedo descartarlo. Pero creemos que es posible manejarlas con transparencia y equilibrio presupuestario.

¿De las provincias qué gastos dejarían de financiar?

Hay una variedad de partes que pueden estar vinculados a algunas obras no esenciales, gastos que no son esenciales del funcionamiento de las provincias. Hay que ir caso por caso.

¿El cepo cambiario se elimina el primer día o a qué plazo?

No te puedo dar el detalle, pero sí la orientación. Hay cuatro opciones que se están barajando. El mantenimiento del cepo es la estrategia kirchnerista. La dolarización de Milei, que solo es practicable con una hiperdevaluación e hiperlicuación de los ingresos de la gente, además de alteración de los contratos. Puede involucrar incluso una crisis financiera. Dentro de las opciones de Juntos por el Cambio hay dos. Una es la eliminación casi inmediata del cepo, con la que que estoy en desacuerdo porque te va a generar una hiperdevaluación y una aceleración inflacionaria que te puede llevar a una hiperinflación, que es innecesaria porque, a diferencia de otros cepos, el valor del tipo de cambio libre es un valor hiperdevaluado. La Argentina no necesita de un tipo de cambio de Argentina recontra alto porque implica salarios innecesariamente bajos. Y está la estrategia donde vos tenés un período inicial de normalización que puede involucrar un desdoblamiento cambiario, donde tengas un dólar a un tipo de cambio para el comercio internacional, con una corrección cambiaria inicial no exagerada. Por ejemplo, el Fondo piensa que el tipo de cambio está entre un 15 y un 20% retrasado. Y en este esquema de desdoblamiento vos tenés un dólar libre donde le das incentivos a los sectores exportadores para invertir y traer dólares. Seguramente, producto de la confianza, de la llegada de dólares, de que Argentina efectivamente está muy barata, hay muchas oportunidades de negocios y conviene traer dólares dándoles la certidumbre con acuerdos políticos como ancla para la credibilidad del proyecto económico, la brecha caería, bajando el libre.

¿La salida del cepo cambiario sería en un plazo de cuánto tiempo?

Es difícil precisarlo. Creo que sería durante el primer año, casi con certeza. El acomodamiento de esto para que puedas ir a una convergencia te puede llevar cuatro o cinco meses. A partir de ahí ya podés unificar, en parte porque hacés una corrección del dólar comercial, pero el dólar libre te cae porque justamente estás generando credibilidad, estás dando más oportunidades de inversión en los sectores que generan dólares y eso generaría un achicamiento muy fuerte de la brecha. Y cuando la brecha sea muy chica, ahí podés unificar.

Por último, quería preguntarle por las reformas estructurales: laboral, previsional, tributaria...

Partamos de una mirada general. Hay temas en la legislación laboral, sobre todo lo vinculada a los conflictos, los juicios, en los que hay un relativo consenso respecto a que son problemáticos, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas. Hay también una noción de que, producto de la inteligencia artificial, del trabajo remoto, de las nuevas tecnologías, está habiendo una revolución a nivel global de las formas de trabajo, hay que adaptarse a esa nueva dinámica. Es obvio también que Argentina tiene una presión tributaria para el que está en blanco que es muy alta. Entonces ahí hay un tema para corregir. Y es obvio también que el sistema previsional tiene una debilidad y que así como está no se puede sostener en el tiempo. Dicho esto, ninguna de esas tres reformas son un obstáculo para que la economía se ponga a crecer lo antes posible. Son cosas estructurales, relevantes, para atacar, pero no son la traba que impide que la economía argentina crezca. O sea, la economía argentina ha crecido con estas instituciones hasta 2011 sin ningún problema. Entonces creemos que que hay que pensar en reformas, pero no de forma inmediata, me parece que forman parte de una segunda etapa. Una vez que hayas estabilizado la economía, que la economía haya empezado a crecer, deberíamos hablar sobre esas reformas. En cuanto a lo fiscal, es impensado hacer rebajas de de impuestos cuando hay dudas respecto a la sostenibilidad de las cuentas fiscales. O sea, nosotros vamos a bajar impuestos una vez que la economía argentina ya esté estabilizada desde el punto fiscal. Y en cuanto a la reforma laboral, tenemos un diálogo muy fluido con buena parte del sindicalismo. Entendemos que el sindicalismo argentino entiende que el mundo laboral está cambiando, que hay algunos aspectos de la legislación laboral específicos que se tienen que mirar, pero no creemos que que se dé vuelta el problema de la Argentina con la regulación laboral. Hay que escuchar al sindicalismo y las empresas. Hay que empezar a diseñar un sistema en donde haya que corregir las cosas que puedan generar algún problema específico y también ir pensando en cómo adaptarse a las nuevas realidades del siglo XXI de la economía, la industria 4.0, la inteligencia artificial, la economía del trabajo remoto. Pero me parece que hay que ir atacando esto probablemente en la segunda mitad del próximo mandato.

¿El impuesto a los bienes personales hay que eliminarlo, reducirlo o mantenerlo? ¿Hay que retrasar la edad de jubilación?

Bienes Personales, en principio, me parece no veo por qué cambiarlo. Y el retraso de la edad jubilatoria depende mucho de cuáles son los convenios colectivos. Lo que está clarísimo es que la esperanza de vida ha ido creciendo con el correr de los años y que la gente de hecho trabaja más años de lo que está en muchos convenios, con lo cual uno podría efectivamente repensar el tema de la edad mínima para jubilarse. Eso es muy probable.

AR

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