ENERGÍAS RENOVABLES

El rol cambiante de China en la transición energética de Argentina

Javier Lewkowicz

Dialogue Earth —

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Durante la última década, las empresas chinas han desempeñado un papel fundamental en la expansión de la infraestructura de energía limpia de Argentina, tanto a través de la financiación como de la participación directa en grandes proyectos.

Sin embargo, recientes cambios geopolíticos y económicos, como el estrecho alineamiento del actual gobierno argentino con Estados Unidos y el alejamiento de China, la falta de inversión pública para el desarrollo de infraestructura en Argentina y las tensiones comerciales a nivel global plantean dudas acerca de en qué medida puede mantenerse el impulso hasta ahora observado.

Esto se da en un contexto de inquietud respecto del futuro de las energías renovables en la Argentina a partir del fin del actual marco regulatorio. La ley 27.191, sancionada en 2015, estableció incentivos y contemplaba que las renovables representen el 16% de la generación eléctrica para finales de 2021, pasando al 18% a finales de 2023 y hasta el 20% a fin de este año.

De acuerdo a datos oficiales, el peso de las renovables en el sector eléctrico se ubicó en el 13% en 2021, ascendió hasta el 14,3% en 2023 y en el primer cuatrimestre del presente año está en un promedio del 17,2%. De la energía renovable generada en 2025, el 70% se explica por el sector eólico, seguido del solar, con el 19%.

“La inversión china en energías renovables en Argentina ha mostrado una evolución sostenida y una diversificación tanto tecnológica como geográfica”, explica Oriana Cherini, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en Relaciones Internacionales.

“Empresas como PowerChina y Envision han desarrollado proyectos eólicos y solares en varias provincias, en un marco de cooperación impulsado inicialmente desde el nivel nacional y articulado a través de instrumentos la adhesión de Argentina a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI)”, agrega.

La Iniciativa de la Franja y la Ruta

Entre los proyectos chinos solares más relevantes, se encuentra el parque solar Cauchari, de 312 MW instalados de potencia que se espera poder ampliar hasta los 500 MW. La planta fue financiada en su mayoría por el Export Import Bank of China y construida por Power China, Shanghai Electric Construction y Talesun. También se destaca el parque solar Cafayate, construido por PowerChina e inaugurado en 2019, de 97,6 MW.

En el sector eólico, China también tiene una participación relevante a partir de los cuatro parques eólicos de Loma Blanca, en Chubut, construidos por PowerChina y operados por la firma china Goldwind, con una potencia instalada eólica de 355 Mw, junto al parque eólico Miramar, al sur de la provincia de Buenos Aires, con 96 MW de potencia, entre otros.

Factores en juego

Para Stella Maris Juste, doctora en Relaciones Internacionales e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET), uno de los principales factores que impactan en el desarrollo de nuevos proyectos es la disponibilidad de fondos de los grandes bancos chinos, como el Eximbank y el China Development Bank, “que son los que normalmente financian inversiones en lo que es renovables”.

De acuerdo a un reciente informe de Global Development Policy Center de la Universidad de Boston, si bien China destinó US$ 472.000 millones en financiación pública y con garantía pública hacia los países de ingresos bajos y medios de todo el mundo entre 2008 y 2024, actualmente el nivel de préstamos está muy por debajo de los máximos registrados entre 2015 y 2017. Los préstamos de las dos instituciones a América Latina y el Caribe promediaron soloUS$ 1.300 millones al año entre 2019 y 2023.

En cambio, avanza la inversión extranjera directa (IED) de parte de las empresas chinas. “La IED china se ha disparado, tanto en términos absolutos como en relación con la financiación para el desarrollo. Este cambio podría reflejar una maduración de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), a medida que las empresas chinas adquieren experiencia en el extranjero y pueden asumir la gestión de proyectos por sí mismas”, indica el reporte. La tendencia es evidente en otros lugares donde invierte China, como Indonesia.

Para Juste, programas de gobierno de estímulo a las renovables en Argentina, como lo fue el RenovAR en 2016, facilitaron la movilización de recursos en una etapa previa. A ello se suma el factor político. “Cuando la vinculación política pasa por un buen momento, hay más sinergia en la cooperación financiera”, agrega.

Juste y Cherini coinciden en el creciente peso que están tomando los gobiernos subnacionales en las inversiones de China en Argentina en el marco del mayor alineamientodel gobierno del presidente Javier Milei con Estados Unidos.

Mientras que hasta 2023 el gobierno nacional jugó un rol facilitador del vínculo con China, favoreciendo acuerdos estratégicos, eso ya no ocurre y ahora son las provincias las que toman la iniciativa. “A través de agendas subnacionales, muchas de ellas están promoviendo vínculos directos, transformándose en actores fundamentales de la cooperación energética”, sostiene Cherini.

Perspectivas a futuro

Uno de los elementos que impacta sobre las perspectivas a futuro del sector renovable es la finalización, a finales de este año, de la Ley de Energías Renovables de 2015.

Gustavo Castagnino, director de Asuntos Corporativos, Regulatorios y Sustentabilidad de la empresa de energía renovable Genneia, sostiene que se está impulsando una prórroga de la ley, que mantendría la meta del 20% junto con una protección jurídica y fiscal para las inversiones en el sector.

“La demanda de energía se mantendrá en los próximos años, y la energía renovable es muy competitiva hoy, por lo que esperamos que la penetración crecerá fuerte de todos modos”, agrega.

Camila Mercure, coordinadora del área de Política Climática de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), sostiene que, si bien este año muy probablemente no se alcancen los objetivos de la ley, la misma fue una herramienta importante para el desarrollo del sector. “No tener una actualización de la ley pone barreras y desafíos para la transición en nuestro país. Sobre todo, genera una gran incertidumbre de cómo será la política energética en materia de renovables en los próximos años”, sostiene.

Otro factor clave a la hora de analizar el futuro del sector de las energías renovables en Argentina es la falta de desarrollo de infraestructuras para el transporte de electricidad, necesarias para dar soporte a fuentes como la eólica y la solar. Se han realizado importantes inversiones chinas en proyectos de este tipo en países vecinos como Brasil y Chile, mientras que en 2022, la empresa china State Grid anunció sus planes de invertir US$ 1.000 millones en la mejora de la red eléctrica en los alrededores de Buenos Aires. Sin embargo, estas deficiencias en la red eléctrica argentina han limitado las oportunidades de crecimiento en los últimos años. En mayo, el gobierno presentó un plan para que el sector privado financie 16 proyectos prioritarios de transmisión.

En tanto, para Mercure, de FARN, la limitación en infraestructura de transporte de electricidad del país hace que la generación distribuida —por ejemplo, paneles solares instalados en una vivienda o que alimentan una microrred— sea una opción atractiva. Actualmente, Argentina cuenta con solo 78 MW de capacidad eléctrica distribuida instalada y aproximadamente 2.900 usuarios generadores de electricidad. Casi todos estos usuarios dependen de paneles solares, en su mayoría importados de China, aunque la primera fábrica nacional del país tiene previsto comenzar a producir este año.

Estos retos en torno a la transmisión, según Mercure, son “una invitación para avanzar hacia esquemas de generación distribuida que justamente permitan acercar la generación a los centros de consumo”.

JL

Este artículo fue publicado originalmente en Dialogue Earth